Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23

He dejado de gritar porque es en vano, no me va a bajar hasta que no le de la gana, no le ha molestado llevarme hasta el segundo piso, pero no a mi habitación, sino a otra desconocida. Debe de ser su habitación, donde finalmente me baja dejándome sentada sobre la cama.

—¿Esto es todo? ¿No vas a pelear contra tu madre? ¡Ha matado a una niña inocente, Caiden! —me pongo de pie.

—¿Qué se supone que voy a hacer? ¿Viste a toda esa gente? Los mismo perros falderos que se hospedan en este hotel, son devotos como ella misma dijo. No dudarían en arrancarte las entrañas para complacer a su Dios —echa su cabello para atrás.

—¿Qué Dios? ¡Ellos le sirven al diablo! ¿Y qué más? ¿Pretenden traer a la vida a esa chica con ese espantoso ritual? ¡Su cuerpo está podrido! —sujeto mi cabeza en ambas manos debido a que comienza a doler.

—¡Lo sé, Heather! ¡Su puta fé es ciega y piensan que lo van a lograr! A mi madre no le es prioridad darle vida a esa chica, su objetivo es depurar sus asquerosos pecados así como los demás. Lo de Annie... —suspira—, es para compensar a los Schmidt por la pérdida y así tener su confianza y devoción por siempre, si no funciona, ellos apoyarán el jodido esfuerzo. Pero ya sabes cómo son los padres, se aferran a las mínimas posibilidades cuando se trata de sus hijos...

—¿Y cómo murió Annie? ¿Por qué la perra de tu madre se hace cargo de ello? —no me mueve ni un pelo haberla ofendido.

—Quiere redimir sus pecados, hacerse cargo de los ajenos como si fueran propios... —mantiene la vista fija en el suelo.

—¿Qué quieres decir con eso? —silencio—. ¡Caiden! ¡Explícame de qué se trata toda esta mierda! Porque te juro que si no me das alguna razón lógica para aceptar esta porquería y estoy segura de que no la hay, me largaré de aquí y le contaré al sheriff toda las cosas repugnantes que hacen aquí. ¡Te lo juro!

—¿Vas a contarle lo de mi hermanito también? —sin lugar para momentos cínicos, esboza una sonrisa con esa característica.

—¿Te preocupas por alguien de tu familia ahora? ¡Impresionante! ¿Sabes qué? Me harté de tus jueguitos de saber todo y estar ocultándolo por miedo a tu madre. ¡Me largo! ¡Le contaré todo al sheriff! —emprendo camino hacia la puerta.

—No harás nada de eso, Heather —me agarra por detrás antes de girar el pomo de la puerta.

Vuelve a dejarme sin tocar el piso y me lanza en la cama de espaldas, quedando sobre mí con la mirada desafiante y llena de deseo como si no le importara nada.

—Déjame, Caiden —intento apartarlo, pero por cuestiones de fuerza, es imposible—. ¿Ahora vas a asesinarme para guardar los secretos de tu querida madre? —mis manos quedan sobre sus fuertes brazos al intentar liberarme.

—Oh no, pelirroja. Te voy a llevar al infierno —en un movimiento rápido coloca mis brazos extendidos a ambos lados de la cama.

Vulnerable ante su peso y agarre, no me queda otra que dejarle paso a mi cuello como una feroz bestia que quiere devorar todo a su paso. Su boca pasa a la mía, mordiendo mis labios para hacerme gemir, hasta que baja por el camino entre mis pechos y suelta mis muñecas para retirar el suéter por encima de mi cabeza. De forma rápida e incluso antes de darme cuenta, ha retirado el sujetador de un tirón para dejar mis pechos al descubierto.

Muerde y lame mis puntos sensibles, hasta que rodeo su torso con mis piernas y agarro su cabeza para arquearme hacia atrás. Su cabello se siente suave entre mis dedos y su contacto asfixiante y delicioso. No me detengo a pensar que es algo incorrecto, sino algo que necesito, basta de ponerme restricciones como una estúpida, sabiendo que esta podría ser mi última respiración en mi último día. Uno que no quiero pasar sintiendo pesar por cosas que no me incumben, pero sí despejando mi mente y llevándola al otro mundo de maravillas que solo él me puede dar.

Pronto nuestras ropas caen al suelo sin el mínimo orden, solo siendo testigos de nuestra lujuria y perversión, de cómo se efectúa nuestro pecado seguido por gritos incoherentes, sudor y el pequeño lapso en que escapamos de la realidad. Con cada uno de sus besos y fuerza ejercida sobre mí, me aseguro de la abertura de las puertas directo al infierno, solo para mí. Sin embargo, estoy dispuesta a entrar allí, sin importarme que no haya salida.

♦♦♦

Me recuesto sobre su pecho desnudo, sintiendo como sube y baja en agitación, sintiendo sus latidos acelerados como sé que también siente los míos. Sin sentir esa extraña sensación de la primera vez como un error de una fiesta en el pasado con Parker, cosa que jamás me he perdonado y que hemos evitado recordar para no sentirnos incómodos con ambas partes, finalmente permito sentirme bien conmigo misma. Recuerdo que en segundo año, el equipo de fútbol ganó uno de los partidos más importantes en un encuentro con los jugadores de Shadeview, como de costumbre, el capitán hizo una fiesta en celebración por su victoria y allí todo pasó. Esa noche Shayna y Parker habían tenido una pelea, él quiso desquitarse y yo estaba bajo los efectos del alcohol. El rostro guapo de uno de los jugadores estrella, hormonas al cien y un panorama caótico en una casa llena de adolescentes. Cuando dije que todos eran unos falsos, definitivamente me incluía en ello.

Con la punta de mis dedos, acaricio su abdomen marcado, en un silencio absoluto, cosa que no es para nada incómodo estando con él. Su mirada está perdida en la puerta frente a nosotros, mientras pasa su mano por mi cabello que se esparce en cualquier dirección de la cama.

—Cuando te dije por primera vez que te tendría entre mis brazos, no bromeé por ningún segundo, pelirroja.

—Sé que no, me impresiona como tu paciencia no se fue por el borde —hago un círculo en su abdomen—. Aunque sí has tenido placer de medio tiempo —suelta una risa ronca.

—¿Qué? ¿Otra vez con lo de la maestra? Heather, no sé por qué tanto lío con eso, solo nos conocimos hace tiempo por... ya te dije, por unos amigos y sí tuvimos algo de una noche, pero no la volví a ver hasta ese día en la graduación, donde solo hablamos y tomamos ponche por un rato.

—¿Entonces qué era lo del baño? —me siento tratando de ser distante dándole la espalda.

—¿Qué rayos hablas? —se apoya en el codo con el cabello cayéndole en el rostro para hacerlo irresistible.

—Como sea, dejemos de hablar de ello —resoplo volviendo a recostarme, porque creo que es imposible debatir sobre un tema del que parece muy seguro, tanto que se me hace extraño—. De lo que deberíamos estar hablando es sobre...

—Heather —me corta de inmediato—. Si dices una palabra de esto a alguien y llega a los oídos de mi madre y sus devotos, te matarán. No sólo a ti, sino a tu tía también, créeme, no se les hará tan difícil. Debes de mantenerte alejada de todo esto.

—Kiersten nos vio.

—Ella no dirá nada.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Ella ama a su hermano demasiado como para arriesgarse a delatarte, ya que sabríamos que fue ella y no alguien más.

—Caiden... No me digas que herirías a su hermano.

—Yo no, Deven.

♦♦♦

Recién despierto y estoy sola, genial. ¿Dónde rayos se habrá metido? De todas formas, necesito ir a mi dormitorio o le tendré que dar una buena explicación a mi tía. Me pongo la ropa y salgo al pasillo. Aparecen de pronto, subiendo las escaleras, los Schmidt. Justine trata disimular sus sollozos a la par que esquiva los intentos de su esposo por hacerla parar ante mi inesperada presencia. Todo seña de que el ritual para traer a su hija de vuelta, por razones obvias, no funcionó.

Solo me limito a seguirlos con la vista hasta que se encierran en su dormitorio con la cara que refleja su amargada vida. Tengo claro que su hija murió por algo que Caiden no quiso decirme, cosa que Rose quiere remendar como parte de quitarse sus tantos pecados, ¿será que ella causó su muerte de alguna forma indirecta o por la chica ser asistente, haya muerto debido condiciones malas del hotel? Cualquiera de esas variables pueden ser tan reales como no, con tal de que la propietaria se sienta culpable. Y otra de las cuestiones que aún no me entra en la cabeza respecto a ese matrimonio, es el hecho de que hayan mentado algo sobre otro hijo, pero en ningún registro se encuentre rastro de este. Las posibilidades de que fuera Aubree, son nulas, dando paso a mi deseo de que su padre se la hubiera llevado como se propuso enfrentándose a Rose.

Escucho gritos de alguna pelea viniendo de la habitación de la propietaria, la voz de una mujer por supuesto y lo que se me asemejan a la voz de su hijo. ¿Es Caiden discutiendo con ella? Eso creo, pero para estar segura me arrimo a la puerta cerrada herméticamente y lo primero que oigo es algo rompiéndose.

—¿Qué crees que haces? ¿Quieres provocar a tu hermano con tus aventuras de una noche? Sabes lo que significa ella —el tono de esta mujer diabólica se escucha fuerte y demandante.

—Mamá... Ella no es una aventura...

—¡Cállate! —se escucha otro golpe, ¿le habrá dado una bofetada?—. No te atrevas a decir que te has enamorado de esa chica, ¿me escuchas, Caiden? Tu hermano cree que intentas molestarlo como de costumbre y solo por eso he logrado persuadirlo para que no te mate, pero si te ve como un obstáculo superior, no dudará en hacerlo. Yo no estaré ahí para impedirlo, porque entoces ya habrá acabado con todos nosotros.

—Entonces que lo haga, madre —hay un silencio de unos segundos—. Porque yo no pienso sacrificar a alguien más por mí mismo como tú sueles hacer —otro golpe y algunas cosas rotas.

Me alejo de la puerta con pasos suaves para no hacer ruido, ¿ahora qué tiene que ver Deven en todo esto? ¿Cómo tiene el poder para destruirlos por mí? ¡Maldición! Black estaba hablando de esto la primera vez que me vio, y luego se refirió a Deven. Hoy es luna llena o al menos lo que queda de ella por ser las tres de la madrugada, ¿lo que pasa con él será igual hoy que en el cuarto creciente? ¿Su estado de humor será tan vulnerable como aquella vez para darme alguna explicación, alguna jodida clave? No tengo ni idea, pero necesito verlo de una forma imperiosa.

—Deven —no cierro la puerta, sino que la dejo entreabierta para que entre un poco de luz del segundo piso.

Doy dos pasos y la silueta en la esquina ni siquiera levanta la cabeza para verme. La distancia y frialdad que circula entre nosotros en este momento, sacude mi pecho de una forma pesarosa. Siento la necesidad de que me mire y diga su palabra de bienvenida, sin sentir esta atmósfera pesada que indica que no estamos bien. No sé por qué lo siento tan latente, pero quiero hacerlo cambiar.

—Deven... —me agacho junto a él.

—Dime, Heather, ¿cómo es estar en el infierno? —levanta la cabeza de repente para mirar hacia delante.

—¿Qué?

—Formularé la pregunta de otra forma: ¿te gustó pasar por el infierno sin quemarte? —cambia la mirada hacia mí, con repugnancia.

—¿Qué dices, Deven? ¿Por qué me miras así? ¿Qué he hecho?

—Sal de aquí, no quiero verte —murmura por lo bajo y sombrío de su voz.

—Dime qué hice para que me trates así, ¿se debe a esto de la luna...?

Antes de decir otra palabra, se levanta y me agarra por el cabello de una forma brusca. Me arrastra hasta estampar mi espalda con la puerta, cerrándola de una vez para sumirnos en una oscuridad aún más absoluta. Rodea mi cuello con una mano, con agarre fuerte y la mirada impenetrable, amenazante. Pronto siento que no puedo respirar por más que abra la boca, no existe el aire que llegue a mis pulmones y a él no parece importarle en lo más mínimo.

—Te dije que te fueras, será mejor que actúes según esas palabras o te mataré —pronuncia entre dientes y afloja el agarre para que pueda salir.

Gira el pomo a nuestro lado y empuja la puerta para darme paso, con las manos temblando, salgo tosiendo para volver a tomar aire, bajo la orden inmediata de su mirada. Desde fuera veo la puerta correrse incluso sin él tocándola o haciendo algo para cerrarla, hasta dejarnos de ver mutuamente. Me queda la misma sensación desde que entré, no siento furia porque se haya mostrado violento e incluso llegado hasta hacerme daño, sino que tengo la extraña sensación fuera de mi normalidad, de querer estar bien con él. No quiero que me odie, ¿por qué siento esta atracción anormal?

Reacciono, debo de largarme de este piso de pesadillas e ir a dormir o... ¡cualquier cosa! Solo que no doy un paso para ser sobresaltada por el estruendo de una puerta al fondo del corredor, si no me equivoco, era la habitación donde se encontraba Aubree. Acaba de sonar como si alguien la hubiera golpeado y me encuentro sola... creo, esa habitación debería de estar vacía, no creo que en este pequeño momento alguien hubiera subido y entrado allí.

Mis ojos se abren como platos cuando unos dedos helados se deslizan sobre mi boca, los vellos de mis brazos de erizan en el pasmo. Siento como el olor pútrido llega a mi nariz lentamente y acorde a la presencia que se pega a mi cuerpo desde atrás. Lo que sea esto, arrima su rostro a mi oreja para decir lo que termina de petrificarme:

—Hola, impostora.

_________________
Nota de autora: Wenas wenas después de tanto tiempo (bueno tampoco es para tanto, pero sí más de lo normal). Es que el comienzo de la f*cking escuela me tiene al 100 de ocupada y no he podido dedicarle mucho tiempo a un cap hasta ahora.
Espero que les haya gustado y den su estrellita sí es así.
Se les quiere, no tomen mucho café y escuchen K-pop <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro