Nuevamente sucumbo a la oscuridad, donde siento que es el único lugar donde puedo reflejar mis miedos aunque sea en el silencio. La ventana vuelve a estar entablada y cubierta por la vieja cortina, como el primer día. Busco en el suelo alguna marca o quizás el cuerpo, pero obviamente se lo ha llevado y limpiado el rastro, ¿qué creías, Heather? Por otra parte, el chico pálido que levantó su mirada a mi llegada, se encuentra en el mismo sitio, esta vez con todo su torso, barbilla y cuello, manchados de sangre seca. Noto que entorna sus ojos y tuerce sus labios en una sonrisa maligna, tanto me recuerda a las primeras veces que lo ví.
—¿Estás bien? —con impulso me tiro a su lado, derrochando preocupación inexplicable.
—¿Por qué tanta preocupación, Heather? ¿Disfrutaste de la cacería? —sin importarme sus crudas palabras, agarro su rostro ensangrentado para comprobar que esté bien.
—¿Crees que no me voy a preocupar después de ver lo que ví esta noche? —trazo con mis dedos su definida mandíbula buscando sin éxito algo que le haya hecho esa máscara de hierro.
—No respondiste mi pregunta —agarra mi muñeca con fuerza para mirarme fijamente—. Dime, Heather, ¿disfrutaste de la cacería? —su frialdad me azota como un golpe.
—Murieron... ¿Es eso lo que querías escuchar? —lágrimas se asoman a mis ojos a medida que aprieta mi muñeca.
—Lo siento —me suelta para poner ambos brazos en sus rodillas—. Te dije que no podía evitarlo.
—¿Por qué? ¿Porque eres un monstruo? ¿Es eso? —las gotas descienden lentamente por mis mejillas—. Deven... ¿por qué te tenían encadenado como un animal? —sé que debería de sentir rabia en este momento, pero lo único que siento es tristeza al ver que me trata así y que de alguna forma pudiera estar sufriendo, ¡maldita sea!
—No sufras por esto, Heather, no debería verte sufrir —se gira hacia mí haciendo más vistoso su pecho ensangrentado y su olor extraño combinado con el líquido seco—. Deberías de sufrir por ti misma y no por los demás, o ello te puede llevar a la tumba —agarra una de mis lágrimas y se la lleva a la boca.
Sus palabras suenan como cuchillas en mis oídos, ¿por qué cambió? Recuerdo perfectamente que tenía esta actitud sombría y despiadada en mi llegada al hotel, hace un mes y justo en la semana que lleva el cuarto creciente para convertirse en luna llena. En ese entonces las ventanas también estaban selladas y su aura más sombría que nunca, lo que me lleva a deducir que se está repitiendo. Es como un ciclo que se repite como las fases mensuales de la luna, todos los meses el mismo proceso, la misma actitud variando con las etapas, como una bestia rebelde que con el paso del tiempo va adquiriendo la forma de un humano real en su interior, ya que, su hermoso exterior puede engañar hasta al ojo más perspicaz.
No debo de sufrir sus cambios, solo esperar a que sea el chico que me mostraba su mejor perfil para trazar sobre el papel, el que en vez de juegos macabros me pedía una historia. Tiempo, es lo único que necesita. Si pudiera hacer algo... ¿Por qué? ¿Por qué este interés genuino cuando sé que me atrae alguien más?
—Deven —sus ojos sombríos caen sobre mí—. ¿Qué puedo hacer para ayudarte? Cualquier cosa...
—No puedes hacer nada, Heather, no puedes romper una maldición cuando queda tan poco tiempo —mira al techo y suspira—, y te has pasado toda la vida intentándolo —sé que con pesar se refiere a sí mismo—. Olvídalo.
—¿Qué? ¡No! Dime qué tengo que hacer, ¿tu madre? ¿Ella tiene la respuesta? ¿Hay que dañar a alguien? —ni siquiera soy capaz de manejar mis palabras.
—¡Olvídalo, Heather! Dije que lo olvidaras, haz como que no viste nada de lo que sucedió esta noche —en su rostro percibo el enojo antinatural que provocan sus facciones.
—No lo puedo olvidar... Estoy dispuesta a hacer lo que sea para sacarte de este sufrimiento —¿qué? Esta no soy yo, ¿qué me está pasando?
—¿Hasta matar? —me mira con una ceja levantada, pero sin un punto de diversión en su rostro.
—Hasta matar —confirmo, entendiendo que no es alguien más que ha tomado mi mente, sino mis pensamientos más profundos.
No responde nada, solo se queda mirando a un punto en la oscuridad frente a él. Un trueno se escucha en el exterior rompiendo el silencio inmundo que habita entre nosotros. Mi confesión hasta a mí me ha dejado impactada, no de una mala forma, sino de un shock de emoción y confusión al ser sincera conmigo misma, ser capaz de tanto por una sola persona. ¿Qué ha hecho conmigo? ¿Será capaz de destruirme o solo lo harán mis arriesgadas acciones?
—¿Quieres tomar un baño para quitarte esta... sangre? —lanzo, mirando su torso desnudo.
—Hazlo por mí —ladea la sonrisa.
♦♦♦
¿Acaso es incapaz de bañarse por sí solo? A eso se deberá su raro olor, o es que nunca se baña o puedo estar equivocada, pero para oler tan extraño y no solo por la sangre, no creo que tenga que ver con no bañarse. ¿Por qué acepté hacerlo? Ah claro, porque Heather es una estúpida que no puede negarse a nada de lo que Deven le pida, incluso si eso está relacionado con matar. Rayos, tan solo no pude evitar verlo tan demacrado y aunque sus expresiones y palabras están impresas en su aura siniestra, puede verse cuánto su cuerpo necesita de una ayuda, un apoyo. El semblante de un niño con un resfriado del cual su madre no se encarga de cuidar.
Observo el pantalón ensangrentado en el suelo, para apartar la vista de su cuerpo completamente desnudo. Tengo que hacerme la idea de que estoy frente a un pequeño niño descuidado con la apariencia de un hombre de veinte que me sobrepasa de altura, necesito despejar la mente en otras cosas. Como por ejemplo que no lo puedo dejar usar ese pantalón manchado otra vez, por lo que ya me encargué de conseguir uno, colándome en la habitación de los gemelos, después les explicaré el tomar prestado uno de Nash, me parece que Kiersten entenderá de sobra.
Me permito solo mirar su torso mientras se posiciona debajo de la ducha, giro el grifo y enseguida un chorro de agua cae mojando su cabello para hacer que se le pegue más a la cara y al cuello. Se estremece y suelta un quejido por el primer impacto frío que de a primeras baja por la tubería.
—Espera, pronto se pondrá caliente —poco a poco va relajando los músculos con la calidez del agua, la cual gotea de forma incesante de su cabello aún más oscurecido. Tomo una esponja—. ¿Qué herida te hizo esto? —la deslizo suavemente por su pecho para manchar de rojo el agua que cae al suelo—. No la veo.
—A veces hay heridas que son internas —pasa su vista de mí a mi mano sobre él, que justo está en el lado izquierdo de su pecho—. Heridas que no pueden sanar.
—Con el tiempo lo hacen —sigo la mirada de sus ojos casi invisibles bajo todo el pelo mojado.
—¿Cómo estás tan segura, Heather? Si tú aún no has sanado.
—¿Qué sabes tú de lo que pasa en mi corazón o no? —cada vez las mangas de mi suéter, arremangadas hasta el codo, están más empapadas.
—Lo escuché —extiende su sonrisa como si se tratara de una broma—. Escuché que no eres tan fuerte como aparentas, vaya cliché, ¿no crees, Heather?
—Puedes hacerlo tú solo, ya no hay sangre como para hacer de repelente —estampo la condenada esponja en sus manos—. Será mejor que te apresures si no quieres que mi tía nos pille.
Doy la vuelta para largarme del baño, pero me detengo por una de sus risas macabras y un ruido de un estruendo en la pared de losa siendo un poco atenuado por el golpe del agua. En un segundo estoy siendo jalada por un brazo, al mismo tiempo resbalando para parar la caída de espaldas contra la pared de la ducha, acorralada frente a él y el chorro empapándome esta vez por completo.
—Tu tía no llegará hasta tarde, Heather —susurra pegándose a mí, con sus manos a cada lado de mi cabeza y clavándome esos ojos aterradores—, porque es una ramera, ¿qué pensabas? —finge sorpresa—. Oh, sí lo sabías, solo que preferías dar por hecho que tenía un jodido trabajo honrado en una tienda del pueblo. Qué pena, la señora Joelle Steinwedel siendo una dama de la noche para pagar la estancia de un hotel endemoniado —ríe en mi cara.
Aprieto los puños a mis costados para no lanzarle un golpe a la entrepierna que si no fuera por la rabia del momento, tendría las mejillas ardiendo junto con el fuego interino. Solo son los cambios de luna, tengo que esperar por el ciclo, eso, debo de ser fuerte y aguantar hasta entonces. ¡Maldición!
—No es asunto tuyo, así es como me alejas de todo, ¿no es así, Deven? —finjo una pequeña sonrisa en nuestra cercanía—. Como sea, no ganará demasiado como para irnos de inmediato, por algo trabajo en el hotel y cuando tenga lo suficiente, me largaré de aquí para siempre.
—¿Perderte la fecha más trágica de nuestro querido pueblo? Eso sí no me lo esperaba —alza solo una comisura de sus labios mostrando desaprobación al referirse al fatídico primero de septiembre—. ¿Qué crees de esa pobre mujer que huye de su psicópata ex-esposo? Tiene un bebé muy lindo, es una pena que ese acontecimiento esté tan cerca.
—Tienes razón, Deven. Está muy cerca, deberías de ir preparando tu regalo para mi cumpleaños —sin quitar la sonrisa, no dejo que me siga pisoteando con sus comentarios desalmados.
—Lo mismo digo, Heather. Ve preparando tu regalo —acomoda más sus manos en la pared detrás de mí, con las gotas de agua de su cabello estampándose en el puente de mi nariz—. O no, ya le he echado el ojo a algo, una ventaja para ti, no te tienes que romper la cabeza buscando el regalo perfecto.
—¿Qué quieres de regalo? —trago grueso comprimiéndome por su cercanía desnuda y lo pegada que está la ropa a mi cuerpo como para ser más revelador.
—Tu corazón —suelta sin una pizca de humor en su rostro, helándome la sangre—. Aunque si encuentras algo mejor, lo aceptaré —vuelve a su cinismo original y extiende una mano detrás de mí para cerrar el grifo.
Mi corazón latiendo de forma apresurada, aún no se acostumbra al nivel de bromas tétricas de Deven, pero es solo eso, una broma con toda su mala gana. Por otro lado, el hecho de que cumplamos años el mismo día del mismo mes, es algo que me pone los pelos de punta, debe de ser la impresión que causa en todos las desapariciones de los bebés. Es un hecho que hasta ahora no ha sido superado por ninguno de esos padres y jamás lo será mientras no encuentren a quien sea el miserable que comete estos secuestros.
Sale del baño con seguridad, sin importale que hubiera alguien que lo viera desnudo. Toma el pantalón de Nash y se lo pone de forma rápida, dando un tambaleo que lo hace apoyarse en la cama. Me sobresalto por el hecho de que puede encontrarse mal, y a punto de preguntarle e ir a husmear sobre su situación, escucho su cínica risa mientras apoya los codos en sus rodillas, exprimiendo el cabello con sus manos. Viendo el charco que deja en el piso, agarro mi propia toalla y me encamino hacia él.
—No hagas eso, mi tía... —me detengo en ese instante porque ya no puedo fingir con nadie.
—¿Qué? —mira hacia arriba, divertido mientras sostengo su cabello con la toalla en mis manos—. Deberías de secarte a tí misma, no vayas a pescar un resfriado —la aparta de él.
—Si es así, sería por tu culpa —me siento a su lado y procedo a agitarme el cabello.
—Nadie te obligó a meterte al baño conmigo —siento mis mejillas arder e intento ocultarlo con la jodida toalla—. Heather, no me gustan los comentarios con doble sentido como a los que estás acostumbrada —sé que se refiere a Caiden, lo que me pone aún más alerta—, cuando quiero expresar algo, lo hago y ya, sin rodeos.
—¡Entonces hazlo! ¡Dime por qué los cambios de luna te afectan de una manera antinatural o la razón por la que mi hermano ha creado todo este juego maldito! ¿Por qué demonios tu madre mató a ese hombre a sangre fría como si su vida no valiese nada?
—Su vida no valía nada —se levanta con una frialdad acorde a sus palabras y se dirige a la ventana.
—¡Pues explícame por qué, para poder entenderlo! —también me pongo de pie y él ni siquiera mira hacia atrás.
—La próxima luna llena se acerca, deberías tener cuidado... o no, eso ya te lo dijeron antes, pero tú nunca haces caso —con la mano en el marco de la ventana, se impulsa para perderse fuera.
—¡Eh! —me asomo de prisa para no encontrar nada en la oscuridad.
Se ha esfumado... ¿Qué...? Un fuerte toque en la puerta me sobresalta, me giro nuevamente para abrirla, pero ya ha deslizado lo que quería que viera: otra nota. De todas formas, abro la puerta para ver si hay rastro por el corredor, pero la electricidad que recién llegó hace dos horas, falla en cada uno de esos bombillos que alumbran el sitio, haciéndolos pestañear por unos segundos. Vuelvo a cerrar la puerta para leer el contenido de esta nota que sin cambio de caligrafía, me hace comerme el cerebro con un montón de preguntas.
“¿Imitando a mamá, impostora?”
Por muchas cosas que no entiendo de su significado, me llama la atención que por primera vez en mucho tiempo, llama a mamá como tal y soy yo la “impostora”. En otro punto, me deja paralizada, porque con esto definitivamente se confirma que está aquí. Mi hermano se encuentra en el hotel.
_________________
Nota de autora: Annyeong! Jal chinaeseyo (¿cómo están?)?
¿Qué tal el capítulo? He de admitir que es uno de mis favoritos :) ¿qué voy a decir? Siempre me han atraído los villanos jsjs ;)
No tomen mucho café y cuídense, se les quiere <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro