Capítulo 19
—¿Qué ha sido eso? —pregunto poniendo los pies en el piso con la respiración acelerada.
—Alguna estúpida gritando debido a que no está acostumbrada a esto o un imbécil con grito de niña —responde con hastío acompañado de un gruñido al separarnos.
—No bromees sobre eso, es... Puede que sea alguien en peligro.
—No todos pueden ser salvados, pelirroja —suspira mirando hacia abajo—. Si quieres meterte en los asuntos de otros, adelántate —suelto una pequeña risa por su evidente erección.
Se escucha un estruendo desde el mismo sitio, luego varios disparos potentes combinados por la mala onda que dan los aullidos de otra dirección. Un grito ahora más fuerte y desgarrador hace que una bandada de cuervos con incesantes graznidos, se asome en el cielo. Caiden y yo nos miramos tomando el asunto con seriedad, algo está pasando. Algún presentimiento y la anterioridad de los acontecimientos, me dicen que esa leyenda de caza es más que cierta.
—¡Ven aquí! —me agarra del brazo para detenerme.
—¿Qué? ¡Venga ya, Caiden! ¿Vamos a dejar que algo les pase a quién quiera que está pidiendo ayuda? —acerca su rostro al mío.
—No está pidiendo ayuda, Heather, sabe que no tiene salvación —aprieta los dientes.
—¡No quiero ver a otra persona morir por este día! —de un tirón brusco me zafo de su agarre para correr en la dirección contraria a la que van los cuervos.
—¡Yo no voy a dejar que tú salgas herida! —lo oigo detrás de mí a la par que recoge su equipamiento—. Heather, no me obligues a usar la fuerza, abandonemos la cacería y vayamos directo al hotel —donde mataron a tu padre, ¡maldito recuerdo!
—Oh por Dios —susurro y me detengo de golpe detrás de unos arbustos que solo cubren la mitad de mi cuerpo.
—Maldita sea —Caiden prepara su arco y apunta con una flecha al medio del bosque.
Allí entre las hojas secas moviéndose con el viento de este pueblo otoñal hasta en verano, una figura humana nos da la espalda estando de cuclillas y produciendo ruidos extraños como si estuviera ingiriendo algo. La luna se refleja en su cabello negro mientras mueve sus brazos agarrando algo del suelo frente a él: una silueta larga que es opacada por su cuerpo, a la cual se está comiendo. Está rodeado por un círculo marcado por un líquido carmesí, tan sombrío como la silueta del ritual inexistente. Por segundos ver su espalda desnuda y pantalón desgastado, me recuerda cada vez que he estado con Deven, ¿acaso este es el monstruo que se prohíbe ser? No hay explicación lógica, pero no quiero que su hermano lo mate.
Un disparo pasa cerca de nosotros e hiere levemente el hombro del individuo. El viejo cazador a nuestro lado maldice por fallar mientras vuelve a recargar el arma con su hijo tembloroso detrás, efectivamente quien tenía el deseo de atrapar al monstruo de la leyenda. Ante el impacto que parece no importarle demasiado, se gira para observarnos, lo que hace de nuestra vista algo más espantoso, debido a las vísceras en sus manos y su pecho y rostro manchados de sangre que toma un tono negruzco por la oscuridad.
En todo momento, sus ojos nublados con la crueldad y demencia antihumana, han permanecido en un hilo con los míos. Con sus manos goteando el líquido espeso, estruja las entrañas de una forma salvaje. Su rostro no es del todo definido entre la penumbra, pero la intensidad de sus ojos solo me hace pensar en una persona: Robyn.
—¡Espera, Caiden! —empujo su arco justo en el momento que dispara la flecha, provocando que esta se estrelle en un árbol.
—¿Qué rayos, Heather? —grita volviendo a tomar una flecha de su espalda.
—¡Maldita seas, niña! —habla el viejo gruñón.
La silueta que creo mi hermano, ha saltado en la mínima oportunidad, dirigiéndose a lo alto de los árboles y perdiéndose como una jodida sombra. El hombre con su arma recargada, da un paso adelante apuntando hacia todos lados, su hijo le sigue como un maldito perro faldero que necesita la aprobación de su padre.
—¡Sal maldita bestia! ¡Te cazaré y pondré tu cabeza en la cafetería del pueblo! —cree que algo se mueve en una zona sobre los árboles y dispara, ¿por qué se aferra a un simple azar cuando tiene un arma tan incapaz?
Distraídos por lo que hace el sujeto, nos toma por sorpresa el grito del muchacho que ahora no encontramos por ningún lado.
—¡Quédate aquí! No te muevas —dice Caiden dispuesto a ir, pero lo agarro de la manga de su chaqueta antes de que de un paso.
—No le hagas daño, creo que es mi hermano.
—¿Te oyes a ti misma? Tu hermano está internado en un psiquiátrico, ¿cómo es eso posible? —se entera de mi vida y yo no tengo ni idea de la suya.
—Sé que no tiene sentido, pero lo ví...
Otro grito se hace presente y el viejo cazador desaparece en nuestras narices. Entre los árboles más lejanos vemos algo saltar como si fuera un animal, ¿está huyendo? ¿Qué rayos? ¿Dónde están los demás? Ahora sólo quedamos nosotros dos, la luna de testigo y el silencio absoluto.
Doy un paso dentro del círculo rojo, caminando hacia lo que estaba comiendo ese ser para comprobar si es un humano.
—Heather... —intenta detenerme, pero no paro hasta soltar una bocanada de aire por saber que la víctima de trata de un venado descuartizado.
—Es un venado —a pesar de estar claro con ello, mi voz no muestra menos preocupación al seguir hacia arriba la marca del círculo—. Dios —tapo mi boca para no gritar.
—¿Qué sucede? —él de acerca a donde mismo estoy.
—Están... Están todos muertos.
♦♦♦
—Sheriff Walsh, ¿cómo alguien pudo hacer algo así? —pregunta Kiersten con su exagerada preocupación.
—Esa explicación se la tendré que dar más tarde cuando agarremos a esa bestia, señorita Vaughn. Si me disculpa —responde el sheriff terminando de escribir en su block de notas.
Al sheriff le debe de parecer igual de extraño que la pareja de hermanos que residen en el hotel, hayan salido ilesos de ese bosque cuando todos los demás participantes del Red Hunt ahora se encuentran siendo bajados de los árboles por los bomberos. Él... los colgó a todos en las más altas ramas de los árboles, con sus cuerpos perforados por ellas y haciendo de sostén, trazando un círculo perfecto con sus gotas de sangre, donde en el centro del suelo se encontraría un inofensivo animal demostrando indicios de algún tipo de ritual o sacrificio. Con esto, dando a entender que es el mismo que en años anteriores había asesinado a los otros cazadores, solo que esta vez decidió actuar en grande. Una gran y nueva masacre que se le añade a las horripilantes historias de este asqueroso pueblo.
En estos momentos, numerosas familias lloran las pérdidas de todas estas personas que fomentaron la leyenda del estúpido hombre lobo con sus muertes. Madres que perdieron a sus hijos y esposos o tal vez hijos que perdieron a alguno de sus padres. Además de miradas de odio a los que salimos intactos de ese sitio, hacen bien en tener sospechas, cuando ni yo estoy segura de quién es en realidad mi hermano. Necesito llamar al Sanatorio Mental de Shadeview para escuchar las reconfortantes palabras de las enfermeras afirmando que Robyn se encuentra allí.
Ni siquiera señal hay en este maldito sitio que hace de vecino con el cementerio, presagio de la muerte y donde nunca nada bueno puede pasar. Tengo que volver al hotel donde la pesadilla continúa, pero al menos sé que recibiré respuestas. Mi cabeza suena como un martillo, realmente necesito escapar.
—Heather, ¿tienes un momento?
—Claro, señor Walsh.
—Las cosas están empeorando, creo que es mejor que te mantengas lejos de todo esto, fue una idiotez de mi parte involucrarte en mi enfermiza investigación. Mientras más fuera de todo esto estés, más conservarás tu vida... y tu cordura.
—Lo entiendo, pero no será tan fácil —de hecho, imposible.
—Vivir en ese lugar no ayudará para nada, Heather. Sé que no es fácil encontrar un buen lugar donde vivir, ni sus ingresos son muy buenos, así que sugiero que Joelle y tú vengan a vivir a mi casa —pone su mano en mi hombro—. Tu familia siempre ha sido muy cercana y además eras la mejor amiga de mi hija, sabes que puedes contar conmigo.
—Eso lo sé, señor Walsh, pero no puedo aceptar su oferta y no cambiaré de opinión. Mi tía está trabajando y yo soy asistenta en el hotel, creo que reuniendo un tiempo, seremos capaces de alquilar algo por nuestra cuenta. No soportaría ser una carga, espero que lo entiendo.
—Vale, como digas, sin más que decir, recuerda que siempre son bienvenidos. Por cierto, sobre lo que me dijiste que buscara —abre la puerta de su coche de policía para agarrar algo en la guantera—. Esa niña no tiene nada que ver con los Schmidt —¿por qué puedo jurar que estaba confundiendo los apellidos todo este tiempo?—, ya que ellos solo han tenido una hija y está registrada como Annie Schmidt, tu amiga de la preparatoria que solía ser asistenta en el Bloom Hill Hotel —me entrega unas fotos donde sale el matrimonio con su hija de cabello rojizo, en efecto, Annie y unas copias de su registro.
—Pero... No entiendo, escuché a Justine Schmidt hablar de dos hijos, como que lo había perdido y no estaba dispuesta a perder otro más —y pues claro que estoy omitiendo que Annie ya estaba muerta, ¿o en realidad se estaba refiriendo a ella cuando no quiere perder a la niña?—. La niña... ¿No encontró algo sobre Aubree?
—De hecho, alguien con ese nombre fue registrada en el hospital de Shadeview hace nueve años, pero su madre desapareció y no hay huella del padre —a la par de su revelación, paso a observar el registro de la niña entre los demás documentos.
—Eso significa que puede ser ella, ¿cierto? ¿Qué hace entonces en el hotel? —me pregunto si Rose habrá sido capaz de secuestrarla.
—No podemos saberlo a ciencia cierta, Heather, sin embargo, como ya te expliqué, es peligroso que sigas en esto. Déjaselo a los profesionales —sí ya, buenos para nada.
—Entiendo... —suspiro arreglando los archivos en mis manos, totalmente dispuesta a hacer lo contrario que indica el sheriff.
—¿Te llevo a casa... al hotel del demonio mejor dicho? Debes de estar deseando salir de aquí pitando, así era mi hija cuando no quería estar en algún sitio —créame, lo sé...
—Se lo agradecería mucho —pronuncio mientras mi mirada choca con la de Caiden despreocupado, mientras es interrogado por otro oficial.
Como sea, mi prioridad es llegar al hotel.
♦♦♦
La penumbra viste a la edificación, ¿han cortado la electricidad otra vez? Me alegro de que el sheriff no insistiera mucho en acompañarme hasta la entrada, ya que logré persuadirlo con que últimamente pasan estas cosas en el hotel. También creo que el recuerdo de que la alcaldesa desapareció en una noche parecida, era algo de lo que se quiso alejar. Las nubes ahora han cubierto la luna casi en su totalidad y el aire se vuelve denso como si estuviera a punto de llover, cosa que también confirma el relámpago que ilumina todo el cielo.
Entro al vestíbulo buscando indicios de vida, sabiendo que el teléfono no funciona sin electricidad, lo que me obliga a buscar mi celular para además alumbrarme. Antes de prenderlo, una sombra junto a la ventana me da la bienvenida. Comprimo la respiración hasta que oigo el conocido llanto.
—¡Gemma! —exclamo con alivio finalmente prendiendo la luz.
—Gracias al cielo que estás aquí, Heather —se me acerca desesperada con su hijo en los brazos—. De un momento a otro no encuentro a nadie en este hotel y se corta la electricidad en cuanto hay anuncio de tormenta.
—Se encuentran en la cacería... o en lo que queda de ella —excepto la propietaria homicida y su hijo encadenado como un perro.
—¿Qué cacería? —cierto que ella no es de aquí.
—¿Puede esperar un segundo, Gemma? —digo ya con el móvil en la oreja marcando hacia el psiquiátrico, ella asiente y vuelve a mirar hacia la ventana que ilumina el contorno con otro rayo.
—Buenas noches, Sanatorio Mental de Shadeview —dice la voz femenina a través del teléfono.
—Buenas, ¿podría verificar la estadía del paciente Robyn Steinwedel?
—¿Quién habla?
—Soy su hermana, por favor, apresúrese.
—De hecho, estábamos a punto de llamarla, señorita Steinwedel —trago grueso—. Su enfermera entró como cada noche para suministrarle el somnífero acostumbrado, y la habitación estaba vacía. Su hermano ha escapado.
El teléfono se me resbala de la mano hasta hacer un ruido sordo contra la madera del piso. Comienza a llover llenando el sitio con el sonido de las gotas contra la ventana. Mi mirada se pierde en la nada de la pared oscura, todos los temores y recuerdos vuelven a mí. Ya no me remuerde la conciencia por enterrar a mis padres vivos, pero el daño que puede provocar ese...
—¡Por Dios! —grita Gemma alejándose de la ventana y sacándome del pasmo.
—¿Qué pasa?
—La ventana... Hay alguien ahí. Era como una sombra, pasó demasiado rápido, aunque puede que solo sea mi imaginación —le da un beso en la frente al bebé que llora.
Un golpe azota la puerta y el fuerte viento y lluvia entran moviendo los cuadros del pasillo. Corro directo a cerrarla para que esta pobre mujer y su hijo dejen de asustarse o pesque el pequeño un resfriado. Pongo el seguro tras verificar que no hay nadie allá fuera, y es cuando me encuentro un pedazo de papel mojado en el suelo. Lo tomo en mis manos solo para aumentar los latidos de mi corazón.
Enfoco la luz para ver las palabras allí escritas, con la misma caligrafía y temor que infunden. ¿Cómo pude olvidarla? ¿Cómo olvidé su letra? Este tiempo estuve cegada por el hecho de que mi hermano era solo un enfermo mental, cuando siempre fue más que ello, con la capacidad de escaparse siempre que pudo y ahora anda por ahí esparciendo muerte a su paso. Leo el contenido una y otra vez:
“¿Me extrañaste, hermanita?”
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Nota de autora: Annyong-haseyo! ¿Qué tal el capítulo? Si les gustó no olviden darme su opinión y pinchar la estrellita :)
Se les ama <3
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