Capítulo 17
La noche ha caído, para cuando abro los ojos, la luna cuarto creciente me da la bienvenida por la ventana y al mismo tiempo me indica que dormí aquí, otra vez. A pesar de que es de noche, él no está, pensé que solo desaparecía de día. Otra sorpresa del momento, por otra parte, si la señora Bloom notó mi ausencia todo este tiempo por no atender el hotel, estaré en un buen lío. Por no mencionar que de la forma en que Deven se ha referido a... lo que sea su problema, como una maldición, me ha dejado con mal sabor en la boca. ¿Puede ser una enfermedad tan horrible hasta el punto de designarla como maldición? Ya de por sí es un hecho muy raro que no hayan registros del chico en ningún archivo de Reshville o el país.
Ruido. No es el mismo sonido de mis pesadillas o la ilusión de la habitación de Aubree. En vez de latidos profundos como los de costumbre, esta vez son golpes estridentes detrás de las paredes. Como si desde dentro las golpearan. Me eriza la piel que de repente salgan brazos y me atrapen como en ese maldito sueño. Estoy pensando que este tercer piso está tan maldito como el tanque de agua donde encontraron el cadáver de Annie, pero aún así doy unos pasos siguiendo el estrépito.
De repente comienzan a oírse también murmullos, quejidos, llantos. En mi cabeza todo se vuelve imposible de asimilar, contando cada paso que doy en las penumbras y con el miedo latente en mi pecho. Entre dos puertas a ambos lados del pasillo y antes de llegar al dormitorio de la niña, escucho como todo ese ruido se hace más grande.
Directamente escucho un golpe en la puerta a mi derecha, con esta moviéndose al ritmo del estruendo. Al final del pasillo una figura que no puedo definir con precisión, se retuerce de una forma elástica, haciendo crujir sus huesos y articulaciones. A pesar de la poca luz en el fondo del corredor, el contorno de algo grande en el lomo de la criatura, como espinas amenazando cuales sables, se logran discernir. Arrugo la nariz por el olor pútrido que desprende su presencia.
Emite un alarido espantoso aún de medio lado, del cual no entiendo si intenta hacerme huir o transmitirme su dolor. Solo logra consternarme, más aún cuando se gira completamente de espaldas hacia mí, para dejarme ver un cuerpo ensartado en las numerosas púas. Tras taparme la boca para ahogar un grito, las paredes comienzan a alargarse de forma distorsionada haciendo más difícil mi compostura tanto mental como física.
Los pasos para huir de allí se hacen más pesados, impidiéndome avanzar demasiado. Por instinto producto de mi horror, miro hacia atrás para saber si esa cosa me está siguiendo, pero no hay nada. Logro asegurar mi mano en el barandal de la escalera para salir pitando de esta planta maldita. Abajo las luces están apagadas por completo (lo que no me hace estar más calmada), pestañean unos segundos después y vuelven a la normalidad.
La falsa excusa para la señora Bloom sobre que me había quedado dormida por exceso de trabajo, es lo que menos ronda en mi mente en este momento. No puedo dormir, no importa en qué posición me reacomode en esta cama, algo me dice que no puedo cerrar mis ojos, o tal vez estoy demasiado atemorizada como para hacerlo luego de lo que ví allá arriba. Juro que no fue una alucinación. Hasta hace unas horas sólo temía a las acciones del hombre, con toda la bondad y maldad haciendo de una sola lo que son las personas. ¡Rayos!
Atravieso el comedor con pasos suaves para llegar a la cocina por un vaso de agua. La silueta de los objetos en la penumbra es lo único que puedo percibir, pero ya me he acostumbrado al camino como para chocarme con algo.
Oigo algo entre el silencio sepulcral de la noche, como si alguna olla o utensilio de cocina hubiera caído al piso. Al abrir la puerta frente a mí, dejo de respirar, la luz de la luna que se cuela por la ventana hace un juego de sombras con cada uno de los objetos que sobre la meseta y la isla habitan. La puerta del refrigerador está abierta en su totalidad y una figura se alza detrás de ella, quiero gritar por encontrarme con esa criatura de olor putrefacto otra vez, hasta que levanta la cabellera rubia y sonríe.
—Hey amiga, eres tú —saluda llevándose a la boca un pequeño trozo de algo.
—Kiersten, hey... —dejo salir una bocana de aire con alivio.
—¡Oh esto! —señala el pastel con el honor mancillado por sus dedos—. Últimamente siempre estoy muriendo de hambre a estas horas, debe de ser porque la comida de estos días ha decaído demasiado. ¡Necesito hablar con el cocinero! —el estómago se me revuelve de recordar lo que estábamos comiendo.
—Es un cambio de carne, supongo —me apoyo en la isla.
—¡Pues necesitamos más de la otra, por todos los cielos! —saca el pastel por completo ya que su misión de encubierta está en confianza conmigo (o eso cree)—. Aunque este pastel sí que está divino, escuché que la propietaria misma lo horneó con una carne de venado que le trajo su hijo hace unos días. ¡Ay, me va a matar si se entera de que asesiné su obra de arte! —se oye con entusiasmo a pesar del significado problemático de sus palabras.
—¿Caiden? —recuerdo como la madre halagó sus cualidades de caza en la cena con la alcaldesa.
—Sí sí, ese mismo, el rubio. Anda, prueba un poco —desliza la bandeja con el pastel de carne hacia mí.
—No, te agradezco, pero no correré el riesgo de que me despidan —rio un tanto nerviosa.
—¡Ah no te preocupes, Heath! —demasiada confianza para el diminutivo de mi nombre, usualmente solo los más allegados lo usan—. Es solo un pastel, además ya tendrá más carne con lo que le traiga su hijo de la cacería.
—¿Va a participar? Creí que no les interesaba entrar en el maldito juego —finalmente arranco un pedazo del pastel.
—Es tradición para los Bloom, una que no habían llevado a cabo desde la muerte de los familiares de Rose, los muy afamados campeones de la cacería —hace una media sonrisa hacia el lado del rostro que ilumina la luna, me da un tanto de escalofrío. De algún modo me hace creer que sabe sobre lo que pasó con esta familia exactamente—. De hecho, he escuchado rumores de que la señora Bloom se ofreció a patrocinar esta caza. También dicen que este año pondrán nuevas tácticas sobre la mesa, ¿no es emocionante? Nash va a participar, desde el año pasado había tenido esa idea, pero éramos recién llegados al pueblo y ya era demasiado tarde para inscribirse al Red Hunt —se encoge de hombros.
—¿Hace un año? Pensé que habían llegado hace poco, ya sabes, por lo de recién casados.
—De hecho, cuando escapamos de casa fue... —suspira con pesar—. Hace tiempo que estamos huyendo del viejo loco de nuestro padre, hace un año aproximadamente, llegamos aquí donde la propietaria nos acogió sin preguntar nada o mirarnos mal por nuestra relación. Nos hizo sentir de la familia, como un hogar donde no se juzga y se recibe a quien lo busca. Más tarde nos ayudó a conseguir nuevas identificaciones hasta poder casarnos un mes atrás —sonríe plenamente.
—Cuando lo dices así... la señora Bloom parece ser una persona muy hospitalaria —que cocina perros y esconde cadáveres—. Luces muy agradecida con ella.
—¡Todos! —abre los ojos para acompañar su exagerada sonrisa—. Todos estamos agradecidos con ella, haríamos cualquier cosa por devolver lo maravillosa que se ha portado con nosotros —introduce un gran pedazo de carne en su boca, inclusive con sus dedos, por un momento creí ver que los masticara salvajemente. Mi mente me está volviendo loca.
—Ya veo —limpio en el pantalón de mi pijama, mis dedos grasientos que antes tocaron el pastel.
—¡Tengo una idea, Heath! ¿Por qué no vamos al Red Hunt juntas para apoyar a Nash y Caiden? —sus ojos brillan como el de una niña.
—No soy muy fan de esos eventos, Kiersten.
—Venga, no dejes sola a tu amiga con un montón de hombres ricachones y estirados que solo esperan esas oportunidades para tirarse a las chicas jóvenes —pone ojitos de cachorro y envuelve mi muñeca con los dedos que casi se comió.
—¡Sí, vale! —prácticamente lo digo para que me suelte y luego lanzar un resoplido mientras ella casi chilla de alegría.
El Red Hunt o la Cacería Roja para los habitantes de procedencia latina, es un evento que se celebra cada mes de julio, una semana antes de luna llena. La tradición ha perdurado desde los inicios de Reshville, siendo llevada a cabo por los fundadores para extenderse a los poseedores de importantes propiedades en el pueblo o raramente visitantes foráneos. Viéndolo así, ahora no me extraña la participación de la maldita familia dueña de este hotel, me imagino que el padre de la propietaria tenía muchas influencias después de todo. Supongo que tanto como para su hija querer patrocinarlo, ¿por qué este año exactamente?
Cada uno de estos eventos anuales, parte de inicio en la cúpula construida en las afueras del cementerio. Hace años amenazaron con demolerla ya que, el sitio era solo una piedra en el camino para demás industrias, pero por respeto a la tradición se luchó para mantenerla. El juego de la Red Hunt consiste en que cada heredero de estas familias importantes que rodean Reshville, partan hacia el bosque con el equipamiento necesario para llevar a casa la mayor cantidad de animales, dejando en suspenso a los espectadores que se reúnen de todo el pueblo a esperar los resultados. Entre venados, jabalíes, hienas e inclusive lobos, estos cazadores luchan por arrancarle la presa al otro y así ser coronado como el campeón anual.
Siempre se celebra una semana antes de luna llena, porque según los presagios de los viejos fundadores, en el cuarto creciente, los animales presentan una mayor facilidad para cazar. Sus atributos salvajes se vuelven débiles, están vulnerables a ser matados sin dar mucha pelea. Lo que no significa que por ello, jóvenes cazadores o incluso algunos viejos experimentados, no hayan desaparecido entre las profundidades del bosque para tras días, ser encontrados desgarrados y colgando de las ramas de los árboles que perforaron sus extremidades. Posiblemente unas cinco veces en estos últimos diez años.
Algunos de los más veteranos creen en la famosa leyenda del hombre lobo, que ensarta a sus víctimas en las puntiagudas ramas de los árboles hasta que se desangran, dado a que tal crueldad no puede ser obra de un simple animal. Muchos de ellos, esperan a esa noche para darle caza y ser reconocidos en el pueblo como héroes que asesinaron a la bestia. Para otros son solo leyendas como muchas otras del jodido pueblo.
♦♦♦
—¡Venga Heath, vamos tarde! —por un momento creo que es la voz de Karol si no es por el cabello rubio reluciendo bajo la noche—. ¡Santo cielo, espera aquí! Se me ha quedado la bufanda en el dormitorio —se gira por donde mismo venía para entrar de vuelta al hotel.
Me encojo de hombros porque ahora soy yo la que tengo que esperar. El teléfono de Kiersten suena, y cuando observa quien la llama, su rostro normalmente risueño, de inmediato se torna preocupado. Me mira para disculparse por la demora, tomando un suspiro mientras sigue sin contestar.
—Yo... Es papá —se muerde un labio observando la pantalla.
—Iré a por tu bufanda, contesta tranquilamente —solo quiero dejarla sola con su momento incómodo.
—Gracias, linda. Creo que la dejé en la cama, no sé cómo pude olvidarla —suspira y finalmente pega el móvil a su oreja—. Dime, papá.
Subo las escaleras para dejarle privacidad mientras arregla lo que vaya a arreglar con su padre, lo que creo que es imposible dado el hecho de que también es suegro, pero en esos asuntos familiares no hay quien meta las narices. Los participantes de la cacería han tenido que avanzar al cementerio desde más temprano para prepararlo todo y pagar de antemano por su constancia. Sí, hay que pagar por participar, por algo es un evento de los poderosos, cosa que me hace creer que el padre de estos hermanos es realmente adinerado como para haber heredado cantidades que le permiten pagar la comisión.
Entro a la habitación de Kiersten, chocando con el viento helado que entra por la ventana. ¿Por qué rayos no la cerró antes de irse? Esta chica no puede ser más descuidada. Tomo su bufanda de la cama como ella mencionó que estaría, y me enfoco en cerrar la ventana. Una sombra se escurre por las afueras de esta, dejándome pasmada por un segundo.
Si no me equivoco, esta cosa se dirigía hacia arriba, es decir, a la tercera planta, desde donde mismo estoy escuchando varios golpes que resuenan por todo el techo de la habitación. Debería de huir, debería de restregarle esa idea a mi mente, pero no, lo que mis pies hacen es todo lo contrario con tal de subir para comprobar que Deven esté bien. ¿A quién engaño? Necesito comprobar si sus palabras no eran tan solo en metáfora, y si... ¿Él tiene algo que ver con lo que en esa cacería persiguen más que a los animales propios? ¿Es ese “monstruo” que él dice?
Empujo la puerta entreabierta de su celda para detener mi impulso frente a él. La luz de la luna a la que le falta una pizca para esta completa, impacta en su espalda desnuda como de costumbre, mientras está arrodillado con su mismo pantalón desgastado. Sus brazos están abiertos de una forma tan tirante como si se fuera a partir a la mitad, con sus muñecas aprisionadas por grilletes que dan paso a gruesas cadenas enterradas en la rota pared como si se mezclaran con el concreto de esta, para así jamás separarse.
La mitad de su cara, está cubierta por un tapabocas metálico que a simple vista parece imposible de quitar, extendiéndose por ambos lados de su rostro hasta por detrás de la cabeza, con una extraña maquinaria. Podría jurar que se parece a una de las creaciones en las películas de horror de uno de mis directores favoritos, con la diferencia de que esta máscara no parece que se fuera a abrir como una trampa, sino que lucha por contener algo. El cabello oscuro cae sobre sus ojos que expresan dolor, transmitiéndomelo de la misma forma de siempre, acompañado de unos quejidos a través de las gruesas fibras de hierro que hacen pesar su rostro.
—¿Qué demonios...? —extiendo mi mano para tocarlo, pero en cambio se retuerce tensando todos sus músculos, como si intentara retroceder, pero le es imposible por lo obvio—. ¿Qué es esto, Deven? —me arrodillo a su lado—. ¿Por qué te hacen esto? —contra su voluntad toco la máscara, pero aparto mi mano de inmediato por el sufrimiento que sus ojos derraman.
Suelta un quejido acompañado de un brusco movimiento por el que suenan las cadenas que lo mantienen en esa posición tortuosa. Los ya contraídos músculos de su abdomen, pecho y brazos, se aprietan más entre sí, hasta que de esa inhumana vista, me distraigo con el líquido rojo que pinta su cuello y se desliza hasta manchar el pantalón. Lo que sea que esté ocurriendo, pasa debajo de esa maldita máscara que no sé cómo diablos quitar.
—¿Cómo lo hago? —niega con la cabeza cerrando los ojos fuertemente—. ¿Qué quieres que haga? ¡Intenta indicarme algo! —hace una pequeña seña con la cabeza hacia la puerta detrás de mí—. ¿Qué? No puedo dejarte así, ¿qué te están haciendo, Deven? ¿Es tu madre? —asiente pesadamente—. ¿Te quiere hacer daño? —vuelve a asentir—. ¿Por qué? —produce un ruido como único puede hacer, indicando con efusividad a la puerta—. Maldición... Me iré, está bien, pero... ¿vas a estar bien?
Un golpe fuera me hace sobresaltar espantosamente, está viniendo. Su madre está subiendo, escucho las pisadas de sus zapatos más fuertes que nunca. No está sola, escucho otras pisadas viniendo con determinación, que amenazan con no poder escapar hacia ningún sitio.
La ventana detrás de Deven se abre dejando entrar la brisa a estas alturas. Como un indicio, y única oportunidad, le doy una mirada al chico frente a mí, para luego escubullirme debajo de sus cadenas hasta la ventana. Intento no mirar hacia abajo mientras me aferro a las enredaderas de la mohosa pared de piedra, con las puntas de mis pies sosteniéndome en el pequeño filo del marco sobresaliente de la ventana. La respiración acelerada me hace imposible no resbalar un par de veces con una lucha incesante de mantener el equilibrio.
Desde el interior de la habitación, escucho el azote de la puerta, y más movimiento de las cadenas que aunque no puedo ver (tratando de mantenerme con vida desde una tercera planta más alta de lo normal), sé que son producto de alguna reacción de escape por parte de Deven.
—¡Te dije que te detuvieras, John! —escucho la voz de la señora Bloom más exaltada de lo normal.
—Eres tan estúpida, Rose. Voy a acabar con este bastardo, y no quieras detenerme —contesta el señor Black con tono amenazante.
—¡Aléjate! ¡No te acerques! —puedo imaginármela poniéndose frente a su hijo—. No vas a tocar a mi hijo.
—¿Qué hijo? ¿De qué porquería estás hablando, mujer? ¿Acaso te has escuchado a ti misma? Te has vuelto una maldita enferma.
—No me importa cuántas veces me maldigas, pero tienes que entender que no vas a tocarlo. Solo por encima de mi cadáver, ¿entendiste?
—Pues tendré que matarte a ti también, ¿o qué crees? ¿Voy a dejar sufrir a mi hijo por culpa de una mujer enferma, o sacrificar a mi hija para cubrir los asquerosos pecados de tus queridos huéspedes? Este... monstruo nos va a destruir, a todos. Inclusive a ti, Rose.
—Es inevitable, John. El destino ya está trazado, todos los hilos en su lugar —creo oír una pequeña risa debido a un cambiante estado de humor—. ¿Qué crees? ¿Planear todo esto por una vida para limpiar nuestros pecados y que un maldito como tú vaya a arruinarlo?
—Jamás debí de haber seguido contigo, desde un inicio debí tomarla y largarnos de este podrido sitio y tu asquerosa familia.
—¿Y dejar a tu querido hijo?
—Él... No tiene salvación, está de lleno en esto. Pero ella no correrá por el mismo destino que has trazado.
—No. Su destino es peor...
—¿Dónde estás, linda? ¡Vamos, que ya llegamos tarde! —se puede escuchar la estruendosa voz de Kiersten por el segundo piso.
—¿No dijiste que para esta hora el hotel estaría vacío?
—Eso creí, pensé haber visto a Kiersten salir con Heather a la cacería.
—Tan típico de la señora Bloom, planear toda una cacería diferente para salirse con la suya —habla en tono burlesco—. ¿Qué pensará su hijo de no tener un apoyo maternal a su lado?
—Eso no le afectará, es un chico fuerte, además, está haciendo lo que mejor se le da: cazar —hay un pequeño silencio precedido por una risa—. No se me hace extraño que supere tan pronto la muerte de su padre.
—¿Qué...?
—Lo siento, John —se siente un impacto acompañado de un quejido tras sus palabras.
Aprieto los ojos con fuerza por no poder taparme la boca ante el hecho de que he presenciado el asesinato de alguien. Me corro rente a la pared, para poder hechar un vistazo al interior de la habitación sin que me descubran o caerme. En este momento, veo el cuerpo inerte y sangrante de John Black, caer a un lado de Deven.
—Me pregunto si habrá ido al cielo o al infierno, ¿qué opinas tú, cariño? —saca un pañuelo negro y lo pasa por la hoja de su daga para limpiar la sangre.
___________________
Nota de la autora: Wa! ¿Preparados para la cacería, huéspedes?
¿Teorías?
¿Qué creen que es lo que nuestra tenebrosa propietaria ha estado planeando toda su vida?
Si les gustó este cap, no olviden votar y comentar, que me encanta leer sus opiniones! ;)
Se les quiere <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro