JiMin

Es raro cómo es que me mira, ¿Qué es eso? ¿Miedo? ¿Preocupación? ¿Alerta?

No.

Es curiosidad.

Toma mi mano y se pone de pie, va a caer pero tomo su cintura para que se apoye de mi cuerpo, ¿Por qué no quiere verme? Mantiene los ojos en el suelo.

──Oye, veme a mí ──pido tomando su barbilla y lo obligo a verme a los ojos── que niño tan grosero.

──D-Disculpa ──susurra de forma nerviosa── tú... ¿En serio eres Lobo?
──Sí, es difícil de explicar, no quería que me conocieras así pero necesitabas ayuda ──digo alzando los hombros── en fin, no creo que le digas mi secreto a nadie, si el bosque confía en ti yo igual.

Asiente pero está muy sonrojado, debe ser el dolor de su pie.

──Debo vestirme ──avisa suspirando alto── no tardo.

──¿Quieres ayuda?

──No, estaré bien.

Camina hacia la roca y empieza a usar esa ropa, es una lástima, ha sido bendecido con un cuerpo tan estético y se empeña en cubrirse.

Termina y me mira con una sonrisa, que bien, al menos no ha cambiado mucho, espero que me siga tratando como antes de enterarse de lo que soy, me gusta que sea así.

Sus ojos van hacia abajo y su mirada cambia por completo... ¿Qué es lo que tanto mira?

──Cierto, tu herida ──nota agachándose── debió abrirse por el esfuerzo, tengo que volver a tratarla.

──¿Crees que sea un problema?

──Es normal que se abra tomando en cuenta lo que pasó pero mejor hay que hacer algo ya ──insiste poniéndose de pie de nuevo── muchas gracias por salvarme, Lobo, te lo agradezco mucho.

Sonrío y le resto importancia porque no fue nada, me gusta cuidar de él.

JungKook

Bueno... no esperaba esto.

El lobo que salvé y luego me ayudó resulta ser mitad hombre, había oído de hombres lobos en los cuentos infantiles pero esto es otro nivel.

Abro la puerta de la cabaña y entro, mi botiquín debe estar por aquí, lo busco debajo de la cama y...

──Aquí está ──le aviso sonriendo y me doy la vuelta pero no entra, me observa con curiosidad y también ve a los lados── anda, ven.

Asiente y da un paso al frente muy lentamente, ahora da otro, es muy lento y cauteloso.

──Siéntate en la cama ──pido señalándola── estarás más cómodo.

Asiente de nuevo y se acomoda elevando la pata, el pie o ya lo que sea.

Me acerco y me agacho para poder ayudarlo, quita la venda y como sospechaba, está sangrando, la herida se abrió.

Saco mi termo de agua y humedezco su pierna para limpiarlo, al terminar saco la botella de alcohol y mojo una tela.

──Medicina ──dice señalando el frasco.

──Oh, sí, medicina ──afirmo entregándole la botella porque la mira con curiosidad── solo no lo bebas, te hará daño.

──¿En serio? ¿Entonces porque me lo pones?

──Puede usarse así, aplicado más no bebido ──informo acercando el paño a su herida── esto dolerá, ¿Lo recuerdas?

─Sí... ten cuidado con eso ──pide cerrando los ojos.

Asiento y paso la tela sobre su herida.

──¡Mierda! ──maldice con un grito── arde mucho.

──Lo sé, espera un poco ──pido terminando y ahora paso la anestesia, creo que funciona porque al instante veo su rostro relajándose── ¿Mejor?
──Sí, muchas gracias ──dice abriendo los ojos── vaya, eso se siente horrible, pero me ayudó el otro día.

Lo cubro con una venda siendo muy cuidadoso, no quiero lastimarlo, una vez termino me pongo de pie y sonrío.

──Ya está ──aviso sentándome a su lado── ¿Se siente mejor?

──Sí, está mucho mejor, ¿Qué hay de tu tobillo?

──Igual está bien, no hay pro...

Cielos.

Me toma de la cintura y hace que me acueste, coloca sus brazos contra la cama manteniéndome prisionero y empieza a lamer mi cara y mi cuello.

Puedo escuchar un par de gruñidos viniendo de su garganta, su lengua y sus labios no descansan ni un poco.
Tomo sus mejillas ya hago que me mire directamente.

──¿Q-Qué fue eso? ──pregunto nervioso.

──Te agradezco, como la primera vez que lo hiciste ──responde alzando una ceja en muestra de su confusión── por eso te pregunté por tu tobillo, para no lastimarte, ¿O te hice daño?

──N-No.

──Oh, genial ──dice y vuelve a lo suyo llenándome de lamidas, de acuerdo, tal vez antes me dio ternura.
Era un lobo que mostraba gratitud, pero ahora es un chico desnudo restregándose con mí.

──¿Por qué no me acaricias? ──pregunta sobre mi oído── ¿Ya no me quieres?

──N-No... no es eso ──aviso tragando grueso── sí, sí te quiero.

──¿Entonces?

Llevo mi mano a su espalda y la toco levemente, es firme, fuerte, empiezo a acariciarlo y su boca vuelve a llenarme de atención.

Incluso pasa su lengua por mis labios, me pregunto si eso cuenta como un beso.

Mi primer beso, sonrío y me tomo más libertad con mis manos, lo sobo siendo más efusivo, me gusta demasiado, el que no tenga ropa solo hace que lo sienta mucho mejor

No tiene ropa... cierto.

──Espera ──pido muy rojo recordando la situación actual, pongo mis manos en su pecho y lo empujo sin ser rudo── estás desnudo.

──Pues, sí, los lobos no usamos ropa ──dice con obviedad── tu tampoco deberías hacerlo, tienes un cuerpo muy bello, ¿Quieres que te la quite?
──¿Qué? ¡No! ──grito quitándome de encima y me levanto── Lobo, es que, ammm, tengo algo de ropa que creo que puede servirte, ¿La quieres?

──¿No te gusta mi cuerpo? ──pregunta entrecerrando los ojos.

──Claro que me gusta ──tal vez mucho── pero es que... no me siento muy cómodo así, ¿Sabes? Soy un hombre y bueno, me siento algo raro viendo a otro hombre desnudo, no quiero ofenderte, solo que sigue siendo extraño para mí.

Ya no parece molesto pero medita mis palabras, se pone de pie y asiente.
──Bien, vísteme.

Asiento y busco algo de ropa que me queda grande, tendré que hacerle ciertas modificaciones con más tela porque no creo que le quede.

Es enorme.