Capítulo 39: Sanando Heridas
A pesar de todos los problemas que habían tenido que enfrentar el día anterior esa noche fue cálida y reconfortante para los dos una vez que ambos se quedaron dormidos. Envy se despertó primero y salió de la cama antes de que los primeros rayos de luz se asomaran por la ventana aunque esto sin dudas habría sido mucho más fácil de no ser por el cuerpo abrazado a él todavía durmiendo.
Envy decidió que le daría a Mustang la razón cuando dijo que a veces Gerald se dormía sin ropa puesto que casi le pasó a él, sin embargo Envy no pensaba cometer los mismos errores que Roy cometió y él mismo le recordó al castaño que se volviera a colocar la ropa del hospital antes de dormirse, este accedió a hacerlo algo de mala gana ya que para ese entonces no le quedaban energías para nada más. Al menos ambos recordaban lo que había pasado esa noche y aparte de ellos nadie más lo sabría.
La primera persona en llegar a su habitación fue un enfermero de cabello rojizo sólo para cambiar los vendajes de Gerald y para saber si sentía alguna clase de dolor. Él sabía bien que el castaño no podía escuchar así que se aseguraba que el menor lo mirara fijamente mientras le hablaba.
—¿Todavía estás exhausto...? —cuestionó el pelirrojo viendo que Gerald todavía estaba con los ojos medianamente cerrados y el cuerpo totalmente tapado por las sábanas de la camilla. Por respuesta el moreno asintió—. ¿Pasó una buena noche? —preguntó esta vez dirigido a Envy.
El homúnculo estaba sentado en el sofá que estaba en la habitación para las visitas.
—Supongo que sí —respondió Envy reprimiendo la sonrisa al pensar en el otro sentido que tenía esa pregunta—. Me desperté un par de veces en la noche y él seguía durmiendo así que creo que sí.
—Tal vez todavía estás bajo los efectos del calmante que te di ayer —pensó el enfermero a lo que Gerald sólo asintió nuevamente—. Bueno... volveré esta tarde a ver cómo sigues, ¿de acuerdo? Mientras tanto intenta descansar lo que más puedas.
—Está bien... —respondió el menor.
—Bien. Nos vemos... —Y dicho esto se retiró.
El castaño suspiró estirandose un poco, no era ninguna mentira que sentía su cuerpo todavía cansado y decaído, aunque ya no podía culpar al Día Prometido ni a los calmantes suministrados por el enfermero debido a que él bien sabía que el responsable de su estado actual era otro.
El cambiaformas mantenía una mirada neutra mientras había alguien y apenas esa visita se iba volvía a mirar a Gerald sólo para notar que este lo miraba con ojos acusadores. Al verlo con esa mirada fulminante Envy no podía hacer más que sonreir con picardía, tal vez ahora era pareja de Gerald pero no se le podía pedir a la bestia que dejara de actuar como tal de la noche a la mañana.
—Y ahora por tú culpa no me puedo mover... —Se quejó Gerald. Tan sólo estaba jugando pues el cambiaformas veía como la comisura de los labios del de ojos celestes temblaba como si estuviera aguantándose una sonrisa.
—Sí, sí... —empezó Envy con un tono irónico mientras se acercaba a la cama—. Hoy te quejas... pero anoche me rogabas ¿debo recordarte como?
Gerald parecía estar a punto de replicar pero se detuvo al ver que Envy dejó de sonreir y se llevó el dedo índice por delante de los labios indicando silencio y señaló la puerta; alguien estaba tocando.
Envy regresó al sofá mientras que Gerald se forzaba a si mismo a borrar esa sombra rosa que insistía en expandirse por su rostro. Sólo cuando vio que el castaño parecía menos sonrojado es que el homúnculo dijo "adelante" para que quien sea que haya llegado a interrumpir, bajo la perspectiva de Envy, entrara.
Ni siquiera el mismo Coronel supo porqué esperó a que fuera específicamente Envy quién le permitiera el ingreso cuando seguía pensando que debería ser él mismo el que debió quedarse cuidando a Gerald en primer lugar, sin embargo, como él también tenía heridas, aunque de menor gravedad, también era un paciente y, por tanto, tenía su propia habitación en la que descansar. Tuvieron suerte de que la audición de Mustang no fuera tan buena como la de Gerald antes de perderla como para escuchar la conversación que estaban teniendo previo a que llegara, no, la suya no era tan buena.
—Oh. Buenos días, Roy —saludó el menor al verlo ingresar.
—Buenos días —respondió Roy acercándose al moreno—. Tu enfermero me dijo que seguías cansado... ¿Todo bien?
Gerald se apresuró a asentir.
—Todo perfecto —Mustang lo notaba nervioso por lo rápido que hablaba—. No es por no descansar, de cualquier modo, tuve una noche bastante buena.
Envy alcanzó justo a tiempo a reprimir la risa que se le pudo haber escapado, por suerte el sofá en el que estaba sentado se ubicaba detrás del Coronel así que no corría el riego de ser visto realizando alguna acción extraña o sospechosa.
—Así que llegamos a la conclusión de que fue porque aún estoy bajo los efectos del calmante... —concluyó el menor.
Roy recostó su espalda contra la pared, se le hacía algo extraño que ese fuera el motivo de su cansancio siendo que no parecía tener demasiados problemas para hablar.
—De acuerdo —Finalmente acabó por asentir ante lo escuchado aunque no del todo convencido—. También vine a decirte que tus amigos de Xing empezaron su viaje de regreso anoche, prefirieron no perder tanto tiempo más aquí.
Al encontrarse sólo ellos tres en el mismo lugar Envy sintió un ligero temor que intentó esconder en lo más profundo de si mismo, no quería que se notara, no quería que Gerald lo viera ahora como un idiota cobarde, sólo se quedó sentado ahí quieto y tenso a esperar que Mustang se fuera y los dejara solos otra vez.
La parte de Xing no la había comprendido de los labios de Roy pero Gerald ya la había supuesto desde hace un par de horas, después de todo la carrera para ver quién se convertiría en el próximo emperador era algo que Ling quería e iba a ganar, y May lo había aceptado.
—¿Qué tal están tú y Riza?
—Estamos bien. Ella tardará más que nosotros en recuperarse pero por suerte su vida no está en riesgo.
La herida que Riza tenía cerca del cuello iría sanando lentamente y no podría salir fuera del hospital hasta que estuviera curada pero siempre que Hawkeye fuera cuidadosa su recuperación sería más rápida.
Lentamente la sonrisa que traía Roy fue desapareciendo hasta tornarse un rostro serio mientras entrecerraba los ojos aunque ya no estaba mirando a Gerald directamente a los ojos, el castaño se sorprendió ¿había pasado algo? Por el silencio formado Envy trató de seguir la mirada de Mustang y se sobresaltó, el castaño lo miró sin comprender.
—¿Qué es eso? —cuestionó Roy con seriedad.
—¿"Eso" qué...?
Gerald trató de bajar la mirada para tratar de ver qué era eso que Mustang veía pero su vista no llegaba hasta ahí ¿Acaso estaba en su cuello? ¿Por eso Envy se señalaba su propio cuello con nerviosismo?
—Esa marca... pareciera que te han impedido respirar.
El mayor se había tardado en decirlo como si le costara creer lo que él mismo decía mas la mirada la mantenía tan seria como un detective en un interrogatorio de una de esas películas antiguas y sólo por esos ojos Gerald se sentía como el interrogado, sólo faltaba que todo estuviera en blanco y negro. Lo bueno era que por más policíaca que se viera esa situación el castaño agradecía ser él el interrogado y no el cambiaformas que ya lucía lo suficientemente tenso.
—...respirar —El moreno repitió en voz baja las palabras del Coronel como si todavía estuviera tratando de decifrar las palabras, esto era totalmente falso ya que había entendido a la primera, sólo trataba de hacer tiempo hasta saber como zafarse del asunto.
Despues de hacerlo abrió la boca e hizo un sonido de comprensión hasta finalmente emitir una pequeña risa.
—De modo que te referías a esto. Bueno, no es como que no puedas saberlo —respondió el castaño tocando su cuello sin siquiera saber que tenía esas marcas.
Envy miró a Gerald sin saber qué diablos planeaba decir; no iba a menospreciar todo y decirlo como si no hubiera importado... ¿cierto?
—Tú la dejaste.
Tanto Roy como Envy miraron con sorpresa. Gerald lo dijo con tanta seguridad que hasta el homúnculo por poco se lo cree. Ninguno se esperaba que Gerald señalara a Mustang.
—Cuando me... me golpeaste contra la pared. Me sostuviste muy fuerte del cuello.
El Coronel lo miró sin entender bien, él lo recordaba de otro modo.
—¿No te sostuve de la ropa? —El moreno negó con la cabeza—. Vaya... no creí que había hecho eso...
–Tranquilo, está bien... Va a borrarse algún día, mientras tanto no me molesta.
El mayor ahí soltó un suspiro relajado y por suerte casi inaudible después de ver que Mustang se creyó esa mentira, sin embargo, dejó de estarlo al sentir ahora la seria mirada de interrogatorio en él ahora.
—Homúnculo —El cambiaformas se sobresaltó tras escuchar ser mencionado específicamente por Roy pero trató de reincorporarse rápidamente—, ¿se está acostumbrando a entender, verdad?
Al ver los ojos calmados, aunque serios, en su mirar, Envy suspiró.
—Sí... Él...
—El "Homúnculo" se llama Envy por si no lo sabías —interrumpió Gerald al cambiaformas aunque lo dijo dirigido a Mustang. La gran sonrisa en su rostro ocultaba la seriedad con la que sonó su voz.
Roy lo miró de inmediato ¿Entonces se dio cuenta que lo había llamado "homúnculo" aún cuando no lo estaba mirando?
—Y sí, estoy acostumbrándome pero sólo si son frases cortas.
El Coronel estaba sorprendido, el avance que Gerald había hecho en menos de un día fue más de lo que creyó, había entendido algo que no le decía a él.
Mustang volvió a sonreír una vez que empezó a acercarse al castaño, Envy nuevamente suspiró más relajado.
—Aprendes rápido, aunque eso no es nada nuevo... —comentó sentándose a los pies de la cama—. Mira, hay algo que necesito que entiendas. Si voy muy rápido sólo dímelo —Gerald asintió una vez comprendió—. Sabes que mi meta es convertirme en Führer pero hay algo que me gustaría hacer antes.
Se detuvo unos segundos al notar que el menor enfocaba mucho la mirada llegando incluso a fruncir el ceño así que pensó que necesitaba más tiempo.
—Quisiera mejorar las cosas con Ishval —Aquello sorprendió un poco al castaño, nunca había escuchado a Roy interesarse por algo así.
Sabía que él estaba afectado por todo lo ocurrido en la guerra aunque hayan pasado muchos años desde ella pero no creyó que quisiera redimir sus acciones de ese modo.
—¿Cuento con tu apoyo? —cuestionó finalmente.
El moreno no sabía exactamente qué tendría que hacer, o mejor dicho no sabía qué podría hacer estando sordo, pero no tardó en asentir.
—Sabes que sí, estaré para lo que necesites —aseguró éste.
Mustang le sonrió de regreso y revolvió su cabello desordenando un poco la coleta que ya de por sí estaba desordenada.
—Gracias, no esperaba menos de ti —respondió separándose y caminando a la puerta—. Bueno, ahora te dejo. Seguro pronto te traerán el desayuno así que descansa otro poco y ven a vernos a nuestra habitación luego de que comas. Nos vemos —movió su mano a modo de despedida.
—Te veo luego —contestó el más joven del mismo modo.
—Y tú, cuídalo bien, homúnculo... Quiero decir... Envy... —Se corrigió el mayor con cierto fastidio mientras los ojos del mencionado se abrían en sorpresa. Sólo entonces Roy abrió la puerta y se fue.
Pasados unos segundos, Gerald desvió sus celestes ojos hacia los violetas. Al fin Envy pareció relajarse una vez que la puerta se cerró y los pasos de Roy se alejaban.
—Vaya... Eso de mentirle a tu padre... no me lo esperaba de ti, la verdad. Qué vergüenza —Se rió el mayor.
—Es inusual tu modo de decir "gracias" —respondió el castaño con sarcasmo—. Bueno, supongo que eso de mentir se me quedó pegado de ti. Ahora... ¿por qué habré tenido que mentirle en primer lugar, eh? ¿Qué me hiciste en el cuello?
Envy miró hacia el moreno con la misma sonrisa pícara de antes.
—Nada que tú no quisieras... —contestó acercándose a la cama—. Aunque, en serio, me sorprende que le mintieras... ¡A Mustang! Antes no hacias nada en su contra y ahora le mientes en su cara. Estoy muy orgulloso de ti —Envy lo decía medio en broma pero sí que estaba agradecido de que mintiera para evitar que lo descubrieran.
—Pero a ti te aterra... —Envy dejó de sonreir tan pronto escuchó a Gerald hablar con seriedad.
El castaño había notado ese comportamiento sumiso desde que Roy entró y se le hacía raro; siempre había visto a Envy con la actitud de un depredador pero con Mustang cerca él parecía ser la presa.
El homúnculo se recostó en la cama buscando comodidad sobre esta.
—No puedo evitar pensar que me matará en cualquier momento.
El miedo en su voz era prácticamente inexistente y aún si sonara temeroso el castaño no lo sabría, pero Gerald sabía que Envy indicaba cómo se sentía a través del lenguaje no verbal, como los gestos, ahora podía notarlo por el ligero temblor en sus manos. Él le tenía miedo, de eso no tenía duda.
—No lo hará, sólo busca tenerte... controlado. Lo conosco, conmigo no fue tan diferente al principio—intentó que las manos contrarias dejaran de temblar colocando las propias sobre estas.
—Es broma ¿verdad? Porque él nunca te trató de matar.
Gerald suspiró pues en eso tenía razón pero aún así no se detuvo.
—Sólo dale algo de tiempo y todo irá bien...
Envy quiso contestar pero nuevamente fue interrumpido por el sonido de la puerta siendo golpeada. El mayor suspiró, ¿que acaso no podían dejarlo en paz a él y a su pareja por al menos cinco minutos? Aún así se extrañó, si Hawkeye y Edward tenían heridas que requerían de mucha atención dudaba que fuera alguno de ellos dos...
¿Entonces quién?
—Ehh... ¿Adelante...? —dijo Envy mirando a la puerta. Sólo entonces Gerald notó que había alguien ahí.
—Hola, soy yo otra vez. Lamento molestar nuevamente —dijo el enfermero mientras entraba a la habitación—. Dejaron esto en la recepción así que creí que sería mejor traerlo.
El joven pelirrojo dejó un pequeño sobre en la mesita junto a Gerald. Este era blanco y tenía escrito con una perfecta letra cursiva "Para Gerald Katsaros". Esa clase de detalles eran usuales en Armstrong, principalmente por la elegancia de la letra, pero no sabía qué era lo que quería decirle a travez de una carta.
—¿Quién lo envía? —cuestionó Envy quién desconocía aquellos gestos del Alquimista del Brazo Fuerte.
Gerald miró al enfermero para confirmar que se trataba de Armstrong sin embargo se equivocó.
—No lo sé, no nos dijo su nombre, sólo dejó el sobre y se fue —contestó dirigiendose a la puerta, aunque volteó antes de cerrarla pues había recordado algo—. Lo que sí sé es que se trataba de un caballero vestido totalmente de blanco —Y se marchó cerrando la puerta.
Pasaron unos segundos en total silencio, ambos se miraban con total asombro por varios segundos. Gerald fue el primero que trató de hablar mas Envy lo interrumpió.
—¡¿Kimblee?! ¡¿Es una broma?!
—Vaya... ¿Quién habría pensado que volvería a saber de él...? —murmuró bajando la vista mientras veía ambos lados del sobre.
El homúnculo frunció levemente el ceño y se aproximó a Gerald para ver el sobre. No sabía qué podría decir el sobre pero el sólo hecho de que le envió una carta a su pareja ya no le hacía gracia.
—No deberías ni siquiera gastar tu tiempo en leer esta basura...
Gerald sonrió levemente mientras lo miraba con ironía, conocía lo suficientemente a Envy para saber que también lo estaba matando la curiosidad, era sólo que había celos de por medio.
—La leeré de cualquier modo... aunque juro que la romperé si dice algo estúpido —respondió el castaño rodando de ojos finalmente abriendo el sobre y tal como imaginó Envy de inmediato se acercó a ver lo que decía.
"Querido Gerald:
Espero te encuentres bien. Sé que justo ahora debes estar pensando que el motivo de esta carta es para tratar de conquistarte, es más, me atrevería a decir que rodaste de ojos al saber que fui yo quien te envió esto. Bueno, sólo déjame decirte que estás totalmente equivocado si pensabas que esta carta era para cursilerías estúpidas, no pequeño, tú y yo sabemos que mi modo de actuar es totalmente distinto.
El motivo de mi carta no es otro mas que despedirme de algun modo. Habría querido entrar personalmente pero me enteré de lo que te pasó ayer y no tengo idea si entenderías una palabra de lo que diga de modo que preferí hacer esto por escrito, además si te soy sincero no tengo ni el más mínimo interés en lidear con tu nueva mascota ahora.
Oh sí, ya me enteré de lo tuyo con Envy, felicidades, honestamente me lo esperaba, son el tal para cual. Sólo hay algo que debo decir respecto a tu relación; cuídate, te diría de qué pero no quisiera arruinar el misterio, bueno, si pasa algo eventualmente te enterarás, pequeño.
Como sea, yo no pienso..."
—Bla, bla, bla... Mucho texto.
—Pero, Envy, estaba leyendo —Se quejó el moreno al sentir que la carta que leía era arrebatada de sus manos para luego volverse un montón de pequeñaa tiras de papel ilegibles.
El homúnculo se cruzó de brazos luego de terminar su trabajo al romper la carta.
—Apenas un cuarto de la carta y él me llamó mascota, cree que eres lo suficientente idiota como para no entenderlo, no tiene el coraje para venir aquí a decirte esto él mismo y ni siquiera te da toda la información —dijo Envy enumerando con sus dedos—, ¿"No quiero arruinar el misterio"? ¿En serio? Si no iba a decirnos nada entonces no tiene ni siquiera que empezar a nombrarlo.
—Creo que mínimo debíamos terminar de leer, quiero decir, es lo último que sabremos de él, aparentemente.
—Pues es la despedida más lamentable que he visto, y vaya que he visto muchas despedidas cuando he matado gente... —negó el cambiaformas—. Como sea, haré como que no he leído nada... ¿Qué decías antes que ese idiota de traje llegara a joder? Oh, sí, lo de Mustang... Realmente no creo que la relación mejore.
Y extrañamente la relación pareció mejorar, o por lo menos habían aprendido a tolerarse mejor.
Pasaron unas dos semanas desde el Día Prometido y ellos seguían en el hospital. Mustang y Envy no se habían vuelto amigos ni nada remotamente parecido, tampoco habían hecho el intento por hablar y conocerse mejor pero al menos podían estar en una habitación juntos sin ponerse a discutir, aunque aún así a veces se escapaban miradas recelosas de parte de Roy pero cada vez eran menos.
—En Ishval cada año suelen realizar una cosecha doble...
Riza, Mustang, Gerald y los demás subordinados de Roy se encontraban en la habitación de los dos primeros, incluso Envy se encontraba con ellos. Si Mustang quería mejorar relaciones con Ishval primero tendría que saber un par de cosas sobre ella, eso incluía su cultura. La mujer rubia ya estaba mucho mejor de su herida, pero prefería permanecer en el hospital hasta sanar completamente.
Heymans Breda alzó su vista, quitándola de los papeles que tenía en sus manos y negó.
—No, no es así. No se llama cosecha doble, es bianual.
Al ver una expresión ligeramente frustrada en el rostro de Roy debido a su equivocación, una risa se escapó de los labios del moreno.
—¿Cómo esperas que la gente confíe en ti si no usas los términos correctos? —Gerald sólo estaba molestándolo como era su costumbre cuando estaba calmado.
Con el pasar de los días se había acostumbrado a entender mejor a las personas leyendo sus labios aunque había veces en las que por error se equivocaba.
También, ya todos en el equipo sabían sobre su relación con el homúnculo así que ya no se les hacía tan extraño ver que este estuviera abrazado al castaño por la espalda igual que ahora.
—Ya verás que acabaré aprendiéndolo, tú también deberías —respondió Roy cruzándose de brazos.
El menor en la habitación suspiró y luego levantó la mirada.
—De acuerdo... Breda ¿Podrías interrogarme a mí, también?
El de cabello anaranjado asintió mirando nuevamente los papeles.
—¿Qué es lo que se cosecha bianualmente? —cuestionó asegurándose que el menor pudiera ver bien el movimiento de su boca.
—¿Qué se cosecha bianualmente? —repitió para verificar haber comprendido bien, Breda movió la cabeza en afirmación—. Trigo y algodón.
—Correcto.
El Coronel miró con sorpresa al castaño, él también sabía que esa era la respuesta correcta pero no sospechó que Gerald igualmente tuviera conocimiento.
—¿Cómo sabes? —preguntó una vez que obtuvo la mirada del castaño.
—Estar día y noche en una habitación de hospital rodeado de silencio es jodidamente aburrido así que preferí pasar el tiempo estudiando y leyendo libros acerca de Ishval. Algo positivo de ser sordo es que no me puedo distraer por el ruido —contestó el menor haciendo su cuerpo un poco más hacia atrás de modo que su espalda quedara apoyada en el pecho de su pareja, este sólo reforzó un poco el abrazo.
Tenía suerte que uno de sus pasatiempos favoritos fuera la lectura o de otro modo de verdad no sabría cómo habría sobrellevado el tema de la sordera.
—Le pedí a Envy que pidiera los libros de la biblioteca a mi nombre, y él me iba explicando lo que no entendía —El homúnculo había vivido desde que Ishval se estaba formando, eso sin mencionar que él fue responsable del último hito histórico así que era una fuente de información de primera
Tal vez cuando había estado ahí no había sido la mejor persona pero había visto varios aspectos de la cultura ishvalana que recordaba hasta la fecha.
—¿Así que quieres resolver los problemas antes de volverte Führer? Tienes objetivos bastante ambiciosos, Mustang —dijo una voz proveniente de la puerta.
Cuando Mustang volteó a mirar hacia la entrada, Gerald imitó su acción, dándose cuenta del recién llegado.
Llegando junto con María Ross y Denny Brosh venía un hombre que había visto alguna vez en el pasado; mediana edad, anteojos y cabello negro; el doctor Knox, el hombre que ayudó a encubrir el pseudo asesinato de la mujer junto a él. Envy no dijo nada al ver a Ross ahí, Mustang ya le había dicho el Día Prometido que Gerald no la había matado.
—¿Doctor? —murmuró Roy algo sorprendido. No esperaba que él viniera.
—Hola —saludó éste adentrándose más a la habitación—. A pesar de todo lo que pasó ustedes tres parecen... ¿cómo decirlo...? Bastante animados.
Al ver a la Teniente, al Teniente Coronel y al Coronel enfocándose pronto en otras cosas pese a los daños que sufrieron le era admirable.
—Sí. Este montón de escandalosos no me dan ni un respiro —Mustang sólo estaba exagerando ya que él mismo sabía que lo necesitaba y se forzaba a sí mismo para no descansar.
El mayor asintió.
—Así veo —murmuró mirando los alrededores de la habitación, posando sus ojos en cada uno de los presentes hasta detenerse en el castaño—. También supe lo de tu audición, ¿estás bien con eso?
El moreno parpadeó un par de veces tras ser mencionado y suspiró soltando una corta sonrisa al final.
—¿Quién sabe? —Aunque esa respuesta, o más bien pregunta, pudo haber sido sarcástica no lo fue, fue sincera—. Pero debo seguir adelante de cualquier modo así que no dejaré que esto me detenga.
—¿Y piensas ayudar a Roy a convertirse en Führer...? No... Ishval está primero.
El castaño iba a responder afirmativamente a la primera pregunta aunque había sido interrumpido por el mismo doctor. De todos modos acabó asintiendo puesto que iba a ayudar a Roy con ambas cosas.
—La masacre de Ishval. Ahí fue donde todo comenzó —dijo Mustang.
Quería explicarle al doctor la razón de su interés en resolver esos asuntos.
Aunque ya había pasado mucho tiempo Gerald nunca le dijo a Roy que el responsable de esa guerra fue Envy. Llámenlo mentiroso nuevamente pero no quería que otro conflicto entre ellos iniciara debido a un evento que no tenía porque conocerse.
—Me haré responsable de eso. Primero pienso eliminar el área de confinamiento ishvalano. Luego permitiré que los ishvalanos que viven escondidos por Amestris regresen a su tierra sagrada. Aún queda mucho por hacer.
Una sonrisa apareció en los rostros de Fuery y Breda.
—Gracias a Scar y a los ishvalanos pudimos salir de este problema —comentó Fuery mientras Heymans apoyaba sus palabras—. Tenemos pensado devolverles el favor.
—No expiará nuestros pecados pero empezaremos por lo que podamos hacer —añadió Hawkeye sentada en su cama.
El doctor Knox miró a todos con cierta seriedad, todos tenían la misma mirada de determinación aún cuando sus heridas no habían terminado de sanar.
—Oye, Marcoh —Al escuchar, o entender, ese nombre, Envy y Gerald se miraron mutuamente, ninguno había visto a Marcoh desde hace mucho y esperaban que su visita no significara un problema—, creo que no hay nada más que decir por mi parte.
Los pasos del doctor no tardaron en aparecer. El de ojos claros seguía estando algo nervioso, más aún cuando el recién llegado se detuvo a sólo unos pasos mirándolo a él y al homúnculo detrás con atención y algo de sorpresa.
—Teniente Coronel Katsaros —empezó Marcoh buscando algo en su chaqueta, cuando finalmente lo alcanzó, lo sacó y se lo enseñó al moreno—. Tengo aquí una Piedra Filosofal.
El suave brillo rojo que esta emitía hizo que Gerald reconociera el objeto incluso antes de que fuera nombrada. Al verla, la sorpresa en sus ojos fue mayor.
—Podrás recuperar la audición si la usamos.
Los ojos del de cabello rizado temblaron con sutileza al comprender lo que dijo, después, permitió que una risa algo sarcástica y un tanto forzada se escapara de sus labios.
—Sin embargo, no la merezco...
Aquellas últimas palabras sorprendieron mucho a Marcoh y al resto.
—¿De qué estás hablando? —cuestionó Envy sin comprender.
No iba a reclamarle nada, no obstante, se le hacía extraño que el moreno había pedido que lo mataran por sentirse un inútil al no poder escuchar y ahora que podía recuperar su audición decía que no lo merecía.
—Tú más que nadie...
—Había ido al Norte con Kimblee dispuesto a capturarlo, doctor, y como no lo conseguí simplemente me retiré —interrumpió el menor al homúnculo aún manteniendo una sonrisa irónica. Algunos de los soldados desconocían esa parte de la historia así que se sobresaltaron—. Dígame... ¿Aún quiere ayudarme?
Marcoh tomó la piedra con un poco más de fuerza y suspiró.
—Siempre supe que ibas tras de mi —Esta vez fue el moreno quien se sorprendió y dejó de sonreír—. Tu versión de los hechos tenía algunas fallas y no resultó tan difícil saber porque no querías que te curara. También, siempre supe que tú dejaste a escapar a Envy y luego huiste con él, aunque eso tardé más en descubrirlo y preferí mantenerlo en secreto.
Los ojos del menor querían mirar hacia abajo por algo de vergüenza que sentía pero sabía que no podía hacerlo o de otro modo no entendería a Marcoh.
—Aún así, hice esta piedra con la vida de ishvalanos. Sé que lo que te digo es absurdo pero independientemente de lo que hayas o no hayas hecho estas almas querrían ayudar a alguien dispuesto a revivir Ishval. Desde mi punto de vista, mereces esta ayuda.
El castaño suspiró mirando a Envy por unos segundos, luego volvió a mirar a Marcoh.
—No... No puedo oír sus voces. Así que más bien es mi propia petición. Quiero curarte por el bien de Ishval —Marcoh sonaba convencido con lo que decía.
El castaño nuevamente sonrió, aunque era una sonrisa más pequeña y calmada que antes.
—Edward va a molestarse por esto... —mencionó él en un suspiro, pero nuevamente había usado un todo algo sarcástico—, pero por favor permíteme usarla y yo haré lo mejor que pueda por Ishval.
Los mayores sonrieron un poco al oírlo decir esas palabras.
—Aunque... —paseó su vista por todos los miembros del equipo de Mustang hasta detenerla en Roy—. Creo que todos sabemos que hay alguien que necesita la piedra más que yo, así que la usaré después de él.
Roy y Hawkeye se miraron entre sí luego de su respuesta y asintieron.
—Breda. Por favor llama a Havoc y dile que venga a Central de inmediato —El mencionado sólo con un firme "Sí" se retiró a realizar la acción pedida.
—Ahora... ¿Podría alguien decirme qué está haciendo él aquí? —cuestionó Marcoh nuevamente esta vez señalando al homúnculo.
Envy soltó una risa algo forzada e irónica seguido de una sonrisa del mismo tipo. No iba a hacerle nada pero seguía disfrutando de algunas cosas como ocasionar miedo, y esa sonrisa acabó por asustar un poco a Marcoh.
—¿Qué sucede, doctor? ¿No se alegra de verme? Aún después de todo lo que hemos pasado... —La mirada de Marcoh se entrecerró, el cambiaformas parecía disfrutar de eso.
Envy recostó ligeramente su cabeza sobre el hombro del castaño aunque no demasiado para que su peso no fuera a dañarlo, y sonrió nuevamente de manera desafiante.
—¿Por qué esa cara, Marcoh? Tengo mejores cosas que hacer... mucho más interesantes que dañar a un patético humano como tú, arriesgándome a morir en el intento. No te creas tan especial.
El doctor estaba sorprendido, no estaba seguro de si Envy había o no cambiado; sus acciones no eran las mismas que realizaba cuando lo había conocido pero hablar con él se sentía exactamente igual que antes y su personalidad no había cambiado en lo más mínimo.
Marcoh seguía sin una explicación razonable, así que Gerald decidió dársela.
—Doctor Marcoh, si lo ayudé a escapar y a recuperar su forma ¿cree que habría dejado que muriera? —El mayor permaneció en silencio—. Adelante, ahora puede llamarme egoista, pero no me arrepiento de nada. Confío en él.
Claro estaba que Marcoh no, pero estando en un sitio pequeño como ese rodeado de muchas personas que lo atacarían si hacía algo se sentía más seguro.
La tienda de abarrotes en la que Havoc había estado trabajando desde que perdió la capacidad para caminar estaba en un pequeño pueblo al este de Ciudad Central así que tardó un poco más de una hora en llegar a la ciudad. Fuery y Breda fueron a buscarlo para llevarlo al hospital en donde el resto se encontraba.
Jean se había dejado crecer un poco de barba pero aparte de eso y de la silla de ruedas que ahora debía usar no tenía ninguna otra diferencia, seguía siendo el mismo hombre fumador que todos conocían.
—Un gusto verte de nuevo, Havoc —comentó el Coronel a modo de saludo.
El que alguna vez fue Teniente sonrió al ver los rostros de todos sus amigos y compañeros nuevamente, al homúnculo no lo conocía pero tampoco conocía lo que ocurrió con él por lo que también lo saludó.
—Ha pasado mucho tiempo y es bueno verlos a todos —respondió al saludo—, pero espero que tengan una buena razón para sacarme de mi puesto de trabajo tan de repente.
La sonrisa de Mustang se ensanchó antes de hablar nuevamente.
—Por su puesto —respondió el de cabello negro—. Te dije que iba a esperarte cuando estuviera en la cima y es hora de que te nos unas nuevamente.
La mirada de Havoc paso de ser una divertida a una confundida.
—Si tan sólo pudieras cargar con alguien en silla de ruedas hasta la cima... —Su suspiro fue largo y nostálgico, no quería ponerse a discutir por eso nuevamente.
—No recuerdo haber dicho que yo iba a llevarte —Roy hizo una pequeña seña a Marcoh quien sacó de su bolsillo la Piedra Filosofal—. Vas a caminar tú solo hasta ella.
Los ojos de Jean se abrieron de par en par, no lo podía creer. Aunque fue de mucha ayuda al enviar las municiones y armas importadas se sintió un inútil cuando supo que ya no podría volver a dar un paso, y ahora le estaban diciendo que podría volver a hacerlo nuevamente. Estaba muy emocionado, demasiado como para hablar.
—¿Qué dices? —cuestionó el castaño. Los ojos de Havoc brillaron tras escuchar las palabras del joven que cuidó de niño—. Sería un placer tenerte de nuevo en el equipo —Havoc miró a Kain y a Heymans con los ojos llenos de ilusión.
—De verdad, muchas gracias —Con la mirada rebosante de un brillo que mostraba nada más que felicidad Jean asintió mirando al doctor.
El mayor avanzó unos pasos hacia él y colocó una mano en sus rodillas mientras que en su otra mano sostenía la Piedra Filosofal. Havoc sintió como un leve cosquilleo recorrió su cuerpo desde su cintura hasta los dedos de sus pies mientras un brillo rojo apareció en la piedra.
Cuando Marcoh retiró la mano y el brillo se desvaneció el rubio no intentó levantarse, bien sabía que para volver a caminar necesitaría ejercicios constantes y no hacerlo tan precipitadamente o caería, pero era un hecho de que volvería a caminar. De todos modos había algo que hace mucho tiempo no sentía; él podía sentir sus piernas nuevamente, el sistema nervioso de estas había sido restaurado, no pudo evitar derramar unas lágrimas por la emoción.
—Entonces, ¿ahora sí estás listo? —cuestionó Envy mirando al moreno. Muchos de ahí miraron al mencionado.
—Sí. Ahora sí.
Después de escuchar esa respuesta Marcoh se acercó a él. Seguía incomodándole la presencia de Envy, este al notarlo, rodó de ojos y se alejó unos pasos pero aún así lo tenía muy cerca.
Cuando la piedra emitió el suave resplandor rojo, Gerald cerró los ojos por lo directo que este le llegaba a la vista mientras el cosquilleo cerca de sus oídos empezaba a hacerse presente. Una vez que la luz desapareció volvió a abrir los ojos con dificultad.
—¿Puedes oírme? —cuestionó Roy algo ansioso una vez que Marcoh se alejó del menor.
Los ojos de Gerald pronto empezaron a formar finas lágrimas y corrió a abrazar a Roy, el sonido había regresado.
—Casi olvidaba el timbre de tu irritante voz... —murmuró el menor bromeando, sintiendo a Mustang algo sorprendido por su repentino abrazo—, pero me alegra que haya sido lo primero que escuché...
El Coronel sonrió cálidamente y correspondió el abrazo luego de escuchar esa respuesta.
Unos segundos después, el castaño se separó y secó las escasas lágrimas que habían conseguido bajar por sus mejillas. Podía escuchar nuevamente y escuchaba mejor que nunca, no podía estar más feliz.
Por el rabillo de su ojo notó que Envy estaba a sólo unos pasos de él así que volteó rápidamente y se lanzó a abrazarlo casi igual que como había hecho con Roy sólo que esta vez predominaron risas y las lágrimas restantes que ya habían caído.
El cambiaformas lo abrazó de regreso apenas notó su intención y acarició el rizado cabello del menor. Poco le importaba que todos en la habitación miraran.
—Me alegra verte verdaderamente animado otra vez...
—¿De qué hablas...? Siempre estuve animado...
Envy sonrió al recibir una respuesta sin que haya tenido que mirarlo.
—No es verdad... Aunque no me lo dijeras y fingieras estar bien, cuando tus ojos se decaían notaba que estabas deprimido sin escuchar...
El menor cerró los ojos sin separarse del abrazo, sonriendo con tranquilidad total una vez más.
—Me habría acostumbrado —respondió el menor—, pero extrañaba las voces de todos... O los sonidos —La mano del cambiaformas recorrió su espalda con lentitud—. Extrañé tu voz... Y saber que me decías "koinu" no era lo mismo que oírte decirlo.
Al menos había escuchado las voces de todos justo antes de abrir la Puerta de la Verdad pero había pasado tiempo, dos semanas en absoluto silencio.
El homúnculo amplió su sonrisa y cerró los ojos quedando muy tranquilo en ese reconfortante abrazo. Cuando abrió los ojos de nuevo dirigió su violeta mirada al doctor.
—Hey, doctor Marcoh —El aludido miró algo sobresaltado al ver el rostro serio en Envy otra vez—. Usted dijo que conocía mejor que nadie las Piedras Filosofales, ¿es eso cierto? —Marcoh asintió sin comprender y más confundido quedó al ver al ver que la sonrisa amplia de Envy regresaba—. Interesante... —dijo acercando a Gerald a su pecho sólo un poco más.
Sé que
el pasado no podré borrar
ni el futuro evitar.
Me quedaré,
gracias a la tristeza puedo crecer.
Fuerte seré, te protegeré.
Aunque mi
mundo quieran derrotar
puedo recordar porqué luchar.
Destino que enfrentaré.
Destello de loto carmesí
¡Florece!
~Gurenge / LiSA
Cover: The Covers Duo
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