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Capítulo 27: El Verdadero Problema

Sólo tres pasos fue capaz de dar el homúnculo antes de que del piso apareciera una lanza de hielo atravesando uno de sus pies. Tras notar aquel daño, tanto el cambiaformas como el castaño que estaba junto a él se sobresaltaron.
 
—¡¿Qué es esto?! —Se quejó el homúnculo. La nieve que salió junto con la lanza de hielo lanzó a Gerald hacia atrás, cayendo de espaldas sin comprender qué ocurrió.
 
Sólo cuando Zampano reemplazó su silencio por risa, Gerald y Envy notaron que era una trampa para el homúnculo. Así que esa era la razón por la que los amigos del castaño habían estado tan sospechosos, seguro fue May la que creó esa lanza con una transmutación a distancia.
 
—¡Zampano! —Le gritó Envy esperando una explicación.
 
—Buena actuación ¿verdad? —respondió Marcoh hablando en lugar de la quimera—. Nuestra intención desde el principio era atraerte aquí. Imaginamos que vendrías tú si sabías que Gerald y yo estábamos con vida.
 
Envy mostró molestia, pero se forzó por sonreír.
 
—¿Oh, si? ¿Y qué harán? No importa cuántos sean ustedes ¡La basura sigue siendo basura!
 
Nuevamente corrió hacia ellos y de nuevo la nieve formó algo; ahora era una especie de puño de hielo gigante que lanzó al homúnculo por los aires. Él soltó un leve grito por la sorpresa y el golpe que se llevó.
 
Las quimeras y Marcoh sonrieron al ver que el homúnculo caía, pero al mayor de ellos se le hacía extraño que Gerald no se les acercara, no porque creyera que estaba de lado de Envy, sino porque tampoco parecía querer huir, como si no supiera que a él no le pasaría nada si él trataba de cruzar.
 
—¿Por qué él sigue ahí? —cuestionó el doctor señalando al moreno más adelante, pero poco a poco empezaba a entender lo que pasaba—. ¿Acaso no sabía del plan?
 
Las quimeras se extrañaron un poco al ver que Marcoh se preocupaba, habían decidido que no era seguro contarle al castaño porque creían que seguía trabajando para el Alquimista Carmesí.
 
—No lo vimos beneficioso, él estuvo con Kimblee y creímos que...
 
—Él es también un prisionero —interrumpió el mayor a Jerzo. Los tres se pusieron algo tensos al ver su único error en el plan, no haberle avisado podía jugarles en contra; Gerald estaba cerca de Envy y si éste llegaba a atraparlo, todo habría fallado.
 
El homúnculo de la envidia cayó a la nieve otra vez, apenas pudo asomar la cara, mostró sus ojos llenos de furia hacia el doctor.
 
—Es un campo minado, lo último en alquimia —anunció Marcoh a Envy mientras este se molestaba más. El moreno sospechaba que no era así, lo más seguro era que May estuviera detrás de eso.
 
El de largo cabello largo y negro negó mientras mantenía su expresión molesta, ni siquiera intentó levantarse aún.
 
—¡Ese tipo de alquimia ni siquiera existe! —Apenas había logrado terminar la frase cuando golpeó la nieve con frustración y otra vez surgió una explosión, sólo que ahora la nieve lo dejó encerrado, por suerte salir no le era difícil. Él tenía razón, las minas de alquimia no existían, pero al no poderse explicar las explosiones y al estar tan molesto no podía pensar con claridad—. ¡Malditos sean!
 
Envy se negaba a creer la existencia de esas minas, pero sí podía ser que habían minas normales.
 
—Bien, si hay minas lo que debo hacer es seguir sus pasos y no caeré en ninguna.
 
Tenía sentido, había huellas marcadas en la nieve, si pisaba ahí en teoría no pasaría nada. Pero no sirvió; nuevamente terminó volando por los aires.
 
—¡¿Qué demonios?! —gritó aún sin caer al suelo. Una vez que cayó miró a Marcoh otra vez.
 
—Sólo reaccionan a homúnculos y no puedes verlas porque la nieve las cubre —Con aquello último, Marcoh esperó que Gerald captara que era seguro que él viniera, sin embargo éste permaneció en su posición.
 
Envy se levantó y miró el suelo algo asustado. No tenía sentido, algo así no podía existir.
 
—¿Y bien? ¿Qué se siente ser ridiculizado por la gente que miras con tanto desprecio?
 
Envy nuevamente lo miró enojado, pero lentamente una sonrisa fue apareciendo mientras desviaba su mirada al moreno, éste seguía en el suelo luego de caer la primera vez y asintió de una manera disimulada manteniendo una fingida expresión de miedo al homúnculo. Tras notar que el homúnculo fijaba toda su atención en aquel que estaba dentro de su alcance, los demás empezaron a preocuparse.
 
—Como quieras, Marcoh... Si no puedo alcanzarte ¡Entonces te haré venir! —Iba a ir por Gerald, pero como desconocía si volvería a salir volando al aire otra vez, lo que hizo fue transformarse en su forma real antes de ir tras él—. Venga o lo haré pedazos.
 
Tal como habían acordado Gerald sólo se dejó atrapar, aunque aparentaba librarse.
 
—¡Suéltame, maldito! —gritó moviéndose como si estuviera desesperado.
 
Los demás, aunque ya se habían asustado, aún así no iban a acercarse, no porque no quisieran ayudarlo, sino porque confiaban que podría librarse sin necesidad de exponer a Marcoh.
 
—¡Ascuas, lánzale fuego! —Le gritó Zampano con la intención de recomendarle ayuda.
 
—¡Aún si tuviera mis guantes no serviría de nada! —contestó el menor volviendo a tratar de soltarse—. Me cayó mucha nieve, basta con que dispare una llama y se derretirá, eso me mojaría y ya no podría hacer nada más —Era verdad que la nieve se derretiría, pero era tan poca que casi no le afectaría.
 
—¡Basta de charla! ¿Creen que es sólo una amenaza? —Envy no tenía intención de hacerle daño al castaño, pero si quería hacer la amenaza más realista, y como estaba enojado, apretó un poco su agarre en el castaño. El de claros ojos soltó un grito ahogado y escupió sangre, esta cayó al suelo rápidamente tiñendo la nieve de rojo con su sangre.
 
El moreno se sorprendió, esperaba que lo hiriera un poco, que el daño fuera apenas el suficiente para hacerlo ver real, pero aquello le habría roto una o dos costillas, luego pediría una explicación. Marcoh y las quimeras se asustaron más, no obstante seguían sin moverse.
 
—¡Si no va a venir, entonces...! —Usando su cola, el homúnculo atacó el punto en donde estaba Marcoh, las quimeras le daban igual, a Envy no le importaba si llegaba a matarlas, sólo le importaba capturar al doctor.
 
Mucha nieve subió debido al golpe, esto redujo la visibilidad del azabache por un tiempo, cuando pudo ver otra vez, vio que Jerzo había logrado apartar a Marcoh de su camino.
 
Jerzo y Zampano tomaron sus apariencias de quimeras para defenderse. Como la forma de Zampano era un puercoespín, le arrojó púas cerca al ojo de Envy, aunque esto no le causó mayor daño, peor aún, varias de estas se desviaron por error y causaron tres rasguños en la mejilla izquierda del moreno.

—¡¿Qué diablos, Zampano?! ¡Si vas a lanzar cosas, apunta bien!

—¡No nos subestimes! —gritó él luego de lanzar las púas, ignorando totalmente el grito del moreno.
 
—¡Vete al infierno! —gritó el homúnculo yendo a atacarlo.
 
May, sin estar presente, volvió a usar la transmutación remota, aunque no tanto como le gustaría pues Gerald estaba ahí también ahora, sin embargo, esto no pareció ningún problema para Envy en esa forma.
 
—¡¿Creen que esos patéticos ataques funcionarán?! —El supuesto "campo minado para homúnculos" ya no le hacía mayor daño así que ya podía despreocuparse de él, por ahora sólo se enfocaba en golpear, logrado dañar a Zampano.
 
—¿Y qué te parecen estos? —cuestionó alguien que antes no estaba ahí; Scar.
 
Así como Envy tenía a Gerald por si las cosas no salían como quería, Marcoh tenía al ishvalano. Cuando vio que había problemas, saltó a la espalda del gran ser verde con almas y lo atacó con su alquimia que aún no acababa de comprender del todo. A él no parecía importarle atacarlo aunque tuviera un rehén, después de todo Gerald era un Alquimista Estatal y Scar eventualmente quiso matarlo.
 
De cualquier modo, el menor no resultó dañado de ese ataque, pero no se podía decir lo mismo de Envy, él cayó al suelo inmediatamente después de todo el dolor mientras que el moreno sólo sufrió el golpe cuando ambos cayeron, eso sólo lo dejó algo aturdido, pero aún en las manos de Envy.
 
—¿Lo logró...? —murmuró Marcoh sin poder ver la condición del homúnculo o la del chico debido a la cantidad de nieve en el ambiente, pero antes de obtener respuesta alguna, unas de las almas del cuerpo se Envy se aproximaron a él a toda velocidad y lo atraparon. Estas no eran verdes, eran algo rojas; las de la lengua.
 
Cuando la visibilidad fue buena, se escuchó una corta carcajada del cambiaformas, a pesar de haber perdido una o dos vidas con el ataque de Scar, no era nada que no pudiera regenerar.
 
—¡Ya te tengo! —expresó mientras Marcoh trataba de librarse sin éxito.
 
Ahora con dos rehenes el resto no podía arriesgarse a atacar, ni siquiera Scar.
 
—Doctor ¿No le había dicho que destruiría su precioso pueblo si hacías cosas innecesarias?
 
—No lo permitiré... —Se apresuró a decir Marcoh aún sin darse por vencido, pero con otra mano el gigante golpeó al doctor. Él aún seguía consciente, pero dejó de luchar.
 
El mayor miró hacia el pueblo en el que se quedaban.
 
—Supongo que destruiré esa basura de ahí —comentó sin despegar su vista de la aldea. Marcoh se sobresaltó; aunque en ese pueblo no hubiera nada sentimental, todos los habitantes eran inocentes—. Pero sólo hacerlo no será divertido, así que me llevaré algunos humanos para hacer Piedras Filosofales.
 
El doctor lo miró aterrorizado.
 
—¡¿Aún hacen esas cosas?! —Envy volvió a sonreír al ver el pánico absoluto en el rostro ajeno—. Deja a los investigadores... ¡Deja a mis compañeros en paz!
 
Envy lo acercó un poco a él, como estaba en su forma gigante no se notaba, pero lo miraba con intriga.
 
—¿Qué dices? Pero si a todos ellos los convertimos en Piedras Filosofales. Oh... ¿No te lo había dicho? —cuestionó con sarcasmo fingiendo lástima pues sabía perfectamente que era información que Marcoh desconocía.
 
El doctor había investigado las Piedras Filosofales con sus subordinados ¿Y ahora resulta que todos ellos habían muerto? Algunas lágrimas se acumularon en sus ojos, pero no dejó que ninguna cayera, simplemente bajó la mirada.
 
—Pero no tiene sentido entristecerse ahora, doctor, ya que usted también hizo lo mismo en el pasado.
 
El homúnculo volvió a reír, esta vez con más ganas, mientras todos, excepto por uno, miraban frustrados sin saber qué hacer.
 
—Tienes razón... —murmuró el doctor cuando las risas acallaron—, sacrifiqué a mucha gente para hacer las piedras. Sé mejor que nadie cómo elaborarlas —Marcoh podía estar atrapado sin la capacidad para soltarse, pero tenía ambas manos libres—, y si sé cómo hacerlas... ¡También sé cómo destruirlas!
 
Lo que pasó después, nadie se lo esperó, ni Scar, ni las quimeras, ni May, ni Gerald, ni el mismo Envy lo vio venir. Sin más tiempo que perder, el doctor tocó a Envy con su mano, esta tenía un extraño círculo de transmutación. Al instante, un brillo azul por la transmutación apareció y Envy sintió un dolor que nunca antes había experimentado.
 
Sentía como si todo su poder le estuviera siendo arrebatado, su energía se agotaba rápidamente y daba la sensación de estarse quemando desde dentro. Era un dolor indescriptible e insoportable que le resultó inevitable reprimir un grito muy fuerte que, incluso en el pueblo se escuchó.
 
Gerald miraba desde la mano de Envy y se sintió mal por él, no sabía aún el por qué pero le disgustaba verlo sufrir. El castaño no sentía dolor por lo que sea que sea que Marcoh estuviera haciendo, pero sí le dolían dos cosas; La mano de Envy apretándolo con más fuerza para resistir el dolor del ataque y el grito lastimero del homúnculo.
 
Todo acabó con una explosión en el lugar donde estaban y una intensa luz roja indicando su ubicación. Envy se fue desmoronando poco a poco, soltó a Marcoh y a Gerald que cayeron con brusquedad en la nieve, y las quimeras los movieron de inmediato para que no sufrieran más daños siendo que ninguno se podía levantar.
 
—¡Duele! ¡Duele! ¡Duele! ¡Duele! —gritó el homúnculo repetidas veces mientras su cuerpo se empezaba a deshacer.
 
Se podía distinguir la forma que siempre utilizaba pero estaba en muy mal estado, tratando de arrastrarse hacia ellos, cuando no pudo más, trató de estirar su brazo hacia Gerald pero sin éxito.
 
—¿Cómo pude ser... vencido por seres tan inferiores...?
 
El moreno se sorprendió con lo que estaba viendo; lo que había en las mejillas del malherido homúnculo eran lágrimas. Conociendo a Envy, él nunca lloraba, verlo así era preocupante.
 
—No... No me mires... —Eso último lo decía específicamente hacia el castaño, pero nadie más aparte del mencionado lo captó, aún así el menor no pudo obedecer—. No me miren... ¡No me miren!
 
La parte que se reconocía como su cuerpo no tardó en colapsar y volverse nada más que polvo entre toda la nieve, dejando en su lugar un pequeño ser verde similar a una lagartija, con ojos saltones color violeta, ocho patas y lo suficientemente pequeño para cargarlo con una mano.
 
—Maldición... No me miren, gusanos... —dijo el ser con la voz temblorosa. Sonaba como Envy, pero con una voz más aguda de lo que realmente era.
 
Scar fue el primero que se acercó a la criatura y la sostuvo desde la cola.
 
—¿Esto es lo que nos manipuló desde el principio? —cuestionó algo sorprendido pues no se esperaba que el homúnculo tuviera en realidad esa apariencia, pero no demostró su sorpresa.
 
Después desvió su mirada a los dos heridos respirando agitados.
 
—Ya está. Hemos ganado.
 
O al menos ellos lo habían hecho... pero para Envy y, en parte, Gerald, fue una derrota total. Marcoh y los demás habían planeado todo desde el principio y ni el homúnculo ni el moreno se dieron cuenta hasta ya estar metidos en medio.
 
Ya era hora de regresar, el doctor trató de levantarse y caminar pero no pudo.
 
—No se preocupe, doctor, yo puedo cargarlo —propuso Jerzo. El mencionado agradeció y aceptó la ayuda.
 
Gerald se puso de pie igualmente con dificultad, no debería estar haciendo esfuerzos pero le daba igual, sostuvo con un brazo la zona herida de sus costillas y caminó, pero al primer paso sintió un agudo dolor que lo hizo frenar en seco. Zampano notó esto y se le acercó mientras volvía a su forma humana, mas el moreno puso su otro brazo a un lado, indicando que no se acercara más.
 
—No necesito tu ayuda... —murmuró el menor entre dientes, las palabras sólo le salían por el esfuerzo que hacía.
 
Seguía respirando agitado y volvió a caminar soportando el dolor, pero aún así no aceptó la ayuda, la derrota y el hecho de que no le hayan contado del plan le hicieron negarse.
 
Estaba molesto; lo más probable era que de haber sido incluido en el plan desde el principio también habría decidido estar de lado del homúnculo ya que, después de todo, había otros superiores a Envy y si algo llegaba a pasarle tendrían que enfrentarse a ellos, sin embargo, Jerzo y Zampano ni siquiera le dieron la posibilidad de elegir porque lo creían un soldado de Kimblee, y si él de verdad hubiera estado pasando por la situación que le inventó a todos, esa de ser el prisionero que escapó y ahora estaba con el Alquimista Carmesí, lo habrían entregado a Envy sin dudarlo.
 
Y ahora que todo había acabado las quimeras le ofrecían ayuda como si nada hubiera pasado, tal vez era genuina, pero Gerald no la sentía así, más bien se sentía como el que recibió todos los daños que ni siquiera le correspondían con tal de concretar la estrategia, dicho en otras palabras, daños colaterales, y eso sí que no estaba dispuesto a tolerar.
 
Scar fue quien llevó a Envy siempre sujetándolo fuerte de la cola, éste último tampoco parecía muy animado.
 
Winry y Yoki los esperaban a la entrada de la aldea. Al ver su estado, la rubia se acercó al grupo.
 
—¡Señor Marcoh! ¡Gerald! ¿Cómo terminaron así? —preguntó ella preocupada pero ninguno le contestó, sólo notó como el castaño desvió la mirada.
 
—¿Qué es eso? —cuestionó Yoki esta vez, notando la nueva apariencia de Envy.
 
Marcoh se encargó de contar todo de camino a una de las casas que los ishvalanos les prestaron. Winry y Yoki pensaban que sólo habían ido a buscar leña, nunca esperaron que algo así llegara a pasar.
 
—¿Por qué hicieron algo tan peligroso como eso? —cuestionó la rubia mirando a su amigo moreno.
 
—No lo sé, a mi nunca me contaron el plan —respondió Gerald sentado en el suelo mientras soltaba quejido, aún le dolía mucho la herida—. Quizás tengas suerte preguntándole a Jerzo y Zampano. Ah... no espera... Ellos no le cuentan las cosas a cualquiera ¿No es así, quimeras...? —La ironía reinaba en su voz, y la molestia también fue captada por los receptores.
 
—No puedes culparnos. Como estuviste con Kimblee no podíamos arriesgarnos a que nos traicionaras, es más, si hubieras sido un buen chico e ido a la montaña cuando te lo pedimos las cosas hubieran sido diferentes, estuviste a punto de arruinarlo todo cuando apareciste a mi lado—replicó Zampano.
 
—¿Y su forma de evitar que yo los traicione es traicionándome primero? —Gerald no pudo contenerse más y se puso de pie aunque sabía que no debía—. Sin decírmelo me hicieron ser la carnada, y pusieron mi vida en riesgo porque "tal vez" los traicionaría... Bien hecho... —Su voz empezaba a alzarse—. ¿Qué se supone que soy esta vez para ustedes?  ¿El señuelo?, ¿El chivo expiatorio?... ¿El daño colateral? Además... ¿Qué diferencia hay entre nosotros, eh? ¡Ustedes también trabajaron para Kimblee!
 
Sabía que no tenía derecho a quejarse pues él había hecho lo mismo, pero nunca ocultó un plan a nadie que él consideraba su aliado. Miró hacia el homúnculo en las manos de Scar y suspiró llevando una mano a su costado, recordó la voz suplicante pidiendo que no lo mirara, así que esta vez, quitó la vista de él con preocupación.
 
—¡Entiende! ¡No teníamos motivos para confiar en ti!—Los demás sólo veían la discusión entre Gerald y las quimeras, y pelearse entre ellos sí que sería un problema.
 
—¡Ni yo en ustedes! —replicó el Teniente Coronel—. ¡Pero bien! ¡Cómo quieran! ¡Si desean verme como el problema, no duden que seré el verdadero problema! ¡Buena suerte tratando de detenerme!
 
—Lo siento, Gerald... Yo no era partidario de no decirte, pero era el método más seguro... —Al estaba convencido de que su amigo sólo lo decía porque estaba molesto.
 
—¿El más seguro, Al? ¿Entonces me explicas por favor porqué estoy tan herido? —Con quien menos Gerald quería pelear era con Alphonse, pero no podía sólo dejar pasar esa situación.
 
—Si ibas a la montaña y permanecías con el doctor Marcoh, Envy habría tenido que capturar a dos, la probabilidad de que salieran heridos era la mínima —explicó el menor relajando un poco el semblante molesto de Gerald—, pero no pude convencerlos de que decirte sería seguro así que tratamos de hacer que fueras a la montaña sin saber nada... No funcionó bien y lo lamento... Lamento que salieras tan lastimado...
 
El moreno suspiró quitando otra vez su mirada del grupo, podía estar más tranquilo pero no estaba menos enojado.
 
—Ahora que lo pienso ¿Me dejarías ver tu herida...? —cuestionó Marcoh acercándose después de ver a Gerald adolorido, como era doctor él podía ayudarlo—. Yo puedo...
 
—No —Aún no quería aceptar ayuda de ellos—. No necesito ayuda, estoy bien...
 
—Pero vi que escupiste sangre... —insistió Marcoh—. Detrás de eso puede haber un daño mayor. Por ejemplo, se te pudieron haber roto...
 
—¡Dije que no! —gritó golpeando la nieve junto a él con el ceño fruncido.
 
Todos lo miraron, había ocurrido lo que hace mucho no pasaba; otra vez perdió la paciencia. No les dio explicación, sólo se quedó callado y Marcoh dejó de insistir.

De cualquier modo, los demás dejaron de mirarlo tan pronto como Yoki gritó. Desde que llegaron había estado molestando a Envy y este perdió la paciencia al igual que Gerald, así que mordió el dedo del hombre de bigote con fuerza. Pese a que Yoki trató de quitárselo de encima, no pudo, y el homúnculo acabó llegando a su cuello.
 
—Ayúdenme —dijo Yoki desde el suelo.
 
Como nadie sabía qué pasaba, los que podían moverse bien se acercaron un poco.
 
—¡Ja! ¡Me he apoderado del cuerpo de este tipo! Así que más les vale hacer lo que les digo —En el cuello de Yoki se podía ver que era Envy el que hablaba. El moreno apenas volteó a mirar pues esa habilidad del cambiaformas no la conocía, por lo visto podía controlar cuerpos si los mordía—. Si quieren salvar a su amigo...
 
—No, está bien. Has lo que quieras con él —interrumpió Jerzo sin darle posibilidad de seguir.

A ninguna de las quimeras le preocupaba la situación, eso exaltó a Yoki.

May Chang se limpió unas pocas lágrimas mientras Alphonse movió un pañuelo en señal de despedida.
 
—Nunca olvidaremos su sacrificio —dijo él con tono de tristeza, y ya para que Alphonse perdiera la esperanza era porque no había nada que hacer, Yoki no sabía si estar molesto o aterrado.
 
Sólo quedaban Scar y Gerald. Scar no parecía interesado en Yoki, y este no se atrevía a preguntarle a Gerald si lo ayudaría ya que su rostro aún lucía furioso.
 
—No sigas con esto, Envy —dijo Marcoh detrás de Yoki—. A este punto no nos importa lo que pase. Si sigues así los destruiremos a ambos.
 
Con eso dicho, Envy lo soltó de mala gana y Alphonse lo atrapó, dejando en el cuello del hombre de bigote sólo la herida y finas gotas de sangre que cayeron al suelo. Por suerte para Yoki, todos habían fingido que no le agradaba para que el cambiaformas pensara que su plan falló, de cualquier modo Yoki se había ofendido, aunque de una manera bastante cómica.
 
Para asegurarse de que no hiciera nada más, encerraron a Envy en un frasco y entraron todos a la casa, ahora que lo tenían a él de prisionero podían sacarle información. Sin embargo, por muy cautivo que lo tuvieran, a Envy no le sacarían ni una sola palabra, no tenía sentido si seguro lo matarían después, así que se abstuvo de decir cualquier cosa referente al plan de los homúnculos.
 
Dentro de ese frasco no había nada divertido que hacer, así que sólo se puso a dar algunas vueltas en el espacio disponible tal como un león enjaulado mirando a los que estaban en libertad, como a Alphonse leyendo la investigación del hermano de Scar, o a Gerald tratando de calentarse junto a una fogata que él mismo había encendido, parecía desinteresado, no obstante, seguía viendo chispazos de furia en esos ojos celestes.
 
—Oh, cierto... ¿Dónde está el Enano de Acero?
 
Alphonse desvió su atención de la lectura para mirar al frasco.
 
—Debe estar en Briggs ahora —respondió volviendo a fijar su atención en su lectura nuevamente.
 
—Yo escuché que estaba desaparecido —El ser pequeño volteó hacia la armadura.
 
Al escuchar eso la armadura no pudo seguir leyendo y corrió hacia Envy tomando el frasco entre sus manos. No sólo él se alertó, todos los presentes también ¿Cómo que desaparecido? La última vez que lo vieron estaba bien.
 
—¿De qué hablas? Dímelo.
 
—Una mina colapsó en Baschool. No se sabe si está vivo.
 
Todos se asustaron, incluido Gerald que miraba desde su fogata, sin embargo, a decir verdad, no le preocupó tanto porque aún si fuera cierto, Envy podía estar exagerando para generar dudas.
 
Pero... ¿qué iban a hacer si así era? ¿Volver a Baschool para buscar a Ed? No, en una situación así Edward confiaría en que los otros están bien y seguiría adelante, así que ellos harían lo mismo por él.
 
—Yo se bien qué haré —dijo Scar llamando la atención del resto, por unos segundos les hizo olvidar la supuesta desaparición del rubio—. Planeo trabajar para cambiar el odio de los ishvalanos a la gente de Amestris —reveló finalmente para la sorpresa de todos.
 
Al final podía decirse que no era una mala persona, sólo era alguien que cayó en las garras de la ira y la venganza, y ahora parecía que finalmente dejaría de matar Alquimistas Estatales, eso alegraba al resto.
 
—Para eso necesitaré tu ayuda, Marcoh.
 
—Bien. Iré contigo —asintió el mencionado luego de unos segundos dejando de lado un par de vendas que le sobraron luego de vendarse sus heridas.
 
Luego de escuchar su respuesta, Scar se acercó al frasco de Envy y luego de tomarlo se lo acercó a la princesa. Ella no comprendió de inmediato así que sólo ladeó la cabeza.
 
—May, toma esto y regresa a tu país —Gerald se sobresaltó después de escucharlo pero nadie lo notó—. Son los restos de un homúnculo inmortal. Es posible que salves a tu gente.
 
Al principio, la pequeña no quería aceptarlo ya que aún tenía que enseñarle la alkahestria a Alphonse para que pudiera ser usada en caso de ser necesario, pero el ishvalano la convenció de que no tenía que preocuparse por el asunto de otro país siendo que el problema que ella tenía que resolver era igual o más importante ya que la confianza de muchos estaba en ella; el destino del clan Chang dependía de su princesa. Eso acabó por convencerla, y entre muchas lágrimas, agradeció.
 
Ya era tarde para seguir despiertos y tras todo lo que pasó durante ese día estaban agotados, así que se fueron a dormir. Como no podían dormir todos en una casa porque estas eran bastante pequeñas, se separaron en dos grupos; las quimeras, Marcoh, Scar y Yoki dormirían en una casa, mientras que Gerald, Alphonse, May y Winry en la otra, Envy estaba en la casa en la que May dormía pues partiría con ella a primera hora de la mañana a Xing.
 
—Al... Alphonse...
 
Envy rara vez trataba de conciliar el sueño, por no decir que jamás lo hacía, sin embargo estar en ese frasco era increíblemente aburrido como para estar despierto y por eso es que ahora lo intentó.
 
Pero dada a su poca costumbre a dormir cualquier cosa lo despertaba, en esta ocasión se trató de la voz del moreno susurrándole a la armadura. Cuando Envy abrió los ojos para mirar lo que ocurría era más o menos media noche, no se escuchaba más que las suaves respiraciones de las chicas durmiendo y pudo notar que Gerald parecía algo nervioso.
 
—De verdad lamento molestarte a esta hora...
 
—No pasa nada... Recuerda que no puedo dormir... —contestó Al en voz baja tratando de no despertar a las chicas, aunque estas estaban tan cansadas que no parecía que fueran a despertar pronto—. ¿Necesitas algo...?
 
—¿De casualidad has visto un collar con un rey de ajedrez? —Envy se sorprendió al ver que de hecho ese collar había desaparecido del cuello del castaño—. Hace poco me di cuenta de que no lo traía y estoy empezando a desesperarme...
 
Antes de responder, Alphonse negó.
 
—Lo siento, no lo he visto...
 
—No... No pude haberlo perdido...
 
El castaño lucía desesperado, eso claramente podía ser notado, tal vez se contenía un poco para no despertar a May y a Winry pero estaba notablemente intranquilo. Al se preocupó, sin embargo, había algo que no fue capaz de ver, algo que sólo cierto tipo de personas podría notar; y Envy era una de esas personas...
 
Gerald lucía desesperado, sí, pero... ¿Por qué al homúnculo le parecía que detrás de su apariencia intranquila Gerald ocultaba una maliciosa sonrisa?
 
—No está aquí... y si no esta aquí se me pudo haber caído en el pueblo... No... La montaña... Se me debió caer ahí... —decía mientras caminaba de lado a lado mientras Al no sabía cómo tranquilizarlo—. Claro, con tantos golpes y tanta nieve es lógico que se me haya caído ahí... ¿Qué hago ahora...? Era lo único que tenía de...
 
—¿Del Coronel...? —intervino el menor colocando una mano en el hombro del moreno.
 
Con la mirada gacha Gerald asintió.
 
—Sí... —contestó—. Es lo último que me dio antes de que los homúnculos me llevaran... Es realmente importante para mi y si lo pierdo... Necesito encontrarlo... —comentó dirigiéndose a la puerta.
 
—Gerald, no... hace más frío de noche... Tú no aguantas bien el frío, está oscuro y además estás herido. Mejor ve mañana...
 
—No. Un poco de viento y podría quedar enterrado.
 
—Pero, Gerald...
 
—Por favor... No puedo dejar que se pierda...
 
Alphonse miró al castaño y sintió lástima, incluso parecía que en cualquier momento el moreno se pondría a llorar, aunque conociéndolo, no lo haría.
 
No lo había visto así antes, pero sabía que el Coronel era importante para Gerald y comprendía que le tuviera tanto aprecio a ese collar, hasta le parecía tierno que se arriesgara a ir a buscarlo de noche. No obstante, no permitiría que su amigo se expusiera a eso si estaba herido, además no podía evitar sentirse culpable de que si le hubiera contado el plan de la captura de Envy no se hubiera lastimado tanto.
 
—Déjame a mi ir por él... —El moreno frenó en seco sus pasos y volteó— No me voy a congelar y no será mucho problema para mi ver aunque esté oscuro...
 
—¿De verdad lo harías...? —Al ver a la armadura ponerse de pie y dirigirse a la puerta, Gerald lo abrazó— Gracias, Al... No tienes idea de lo mucho que te lo agradezco... Eres el chico más amable que he conocido... Por favor... Nunca cambies...
 
Esta vez fue Al quien volteó sorprendido.
 
—No hay de qué, Gerald... pero... ¿Lo imaginé o tu forma de agradecer sonó similar a una despedida...?
 
Tras notar el tono levemente melodramático que utilizó, el moreno negó.
 
—Para nada... Es que... No tener ese collar me hace actuar como estúpido...
 
—Entiendo... Bueno, tal vez tarde un poco así que intenta dormir otra vez ¿bien? —dijo dándole la espalda a Gerald en lo que salía por la puerta—. Volveré apenas lo encuentre...
 
Y finalmente cuando Alphonse había dejado de mirarlo por completo, la sonrisa que por tanto tiempo Gerald le ocultó, la misma sonrisa maliciosa que Envy había descubierto escondida hace unos minutos, había salido a la luz.
 
—Sí... Muchas gracias, Al... —Luego de cerrar la puerta, el moreno miró hacia el frasco de Envy quien había presenciado todo—. Siento decir que no lo vas a encontrar, pero muchas gracias por irte... —añadió acercándose al frasco mientras metía su mano entre su ropa... Entonces Envy se dio cuenta de que Gerald tenía el collar ahí guardado.
 
—¿Qué acabas de hacer...? —cuestionó el homúnculo viendo al menor a través del cristal.
 
—Necesitaba que se fuera... Él es el único que habría visto si algo pasaba esta noche... —susurró el menor—. Nos vamos, Envy... Voy a sacarte de aquí —Eso sorprendió al mayor mientras el moreno quitaba despacio la tapa del frasco.
 
¿Las quimeras veían a Gerald como un posible traidor? De acuerdo, entonces eso era exactamente lo que se volvería. Ya lo había dicho; él sería el verdadero problema y esa misma noche se iría con Envy sólo para causarles inconvenientes a los demás.
 
—Pero, koinu... ¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer...?
 
—Sí... —respondió sacándolo del frasco—. Ustedes me querían sólo para proteger a los homúnculos ¿no? Pues salvé tu vida... Evité que vayas a Xing...
 
—Y manipulaste a tu amigo...
 
Gerald entonces empezó a sentir algo de remordimiento.
 
—Hiciste que hiciera algo que querías... Engañándolo... Tú mismo lo dijiste... Es el chico más amable que jamás conociste y lo traicionaste... Eso es... Genial...
 
Gerald no respondió. Tal vez no era correcto haberle hecho eso a Alphonse, además estaba quitándole a May la oportunidad de salvar a su clan... pero suspiró y colocó a Envy en su hombro decidido a seguir en lo que estaba. Ya había decidido, no había vuelta atrás.
 
Demasiadas cosas en el Norte que habían alterado su actitud, y si sus cercanos le dieron la espalda una vez, él también lo haría sin remordimiento alguno. Después de todo... No era que le importara demasiado el destino de todos los humanos de ese país si él sería el único que sobreviviría...
 
¿Qué otra cosa podría esperarse del chico que no tenía nada que perder?
 
Luego de sacarlo, dejó la tapa del frasco sobrepuesta y se hizo un pequeño corte en un dedo para dejar unas gotas de sangre en donde él dormía, de ese modo parecería que Envy se las arregló para salir del frasco y controló el cuerpo de Gerald para huir tal como antes lo hizo con Yoki.
 
—No me quejo ¿sabes...? No me desagrada este nuevo "Gerald manipulador" —dijo Envy ya estando fuera de la casa. Por suerte May y Winry tenían el sueño muy profundo—. Entonces... si accediste a protegerme... ¿Significa que ya no tienes problemas con ser el Alquimista de los Homúnculos?
 
El castaño se tomó unos segundos antes de responder, y antes de hacerlo sólo sonrió.
 
—Puede ser...
 
Pronto el castaño empezó a caminar, sus huellas quedaban marcadas en la nieve pero daba igual, eventualmente se confundirían con las de otras pisadas.
 
—¿A dónde vamos?
 
El moreno sonrió con dificultad mientras posaba su mano sobre sus costillas mientras el homúnculo empezaba a notar su dificultad al caminar.
 
—A un hospital...

I got a brand new attitude
And I'm gonna wear it tonight
I wanna get in trouble
I wanna start a fight
Na-na-na-na, na-na, na
I wanna start a fight
Na-na-na-na, na-na, na
I wanna start a fight!
 
So, so what?
I'm still a rock star
I got my rock moves
And I don't need you.
 
And guess what?
I'm having more fun
And now that we're done
I'm gonna show you tonight.
So What? / Pink

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