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Capítulo 22: El Cachorrito Menos Dócil

ADVERTENCIA❗
El capítulo presenta una escena +18 entre dos personajes masculinos. Cabe destacar que es la primera vez que redacto este tipo de contenido así que es posible que no haya quedado muy bien, de cualquier modo preferí dejar el aviso.

—¿Cómo que muerto? Dijiste que hasta lo amenazaron para que no se quitara la vida.

Gerald estaba al tanto de cómo era la estancia de Marcoh con los homúnculos. Él era visto como un posible sacrificio y lo necesitaban para colaborar con ellos, si no lo hacía destruirían el pequeño pueblo en el que lo conoció, sin embargo, si les ayudaba todos en el país morirían. Podía ser una decisión difícil, pero sólo tenía que sacrificar ese pequeño pueblo para salvar un país entero, no era un concepto tan complicado, sin embargo, el doctor era una persona demasiado sentimental como para aceptarlo.

—Todo apuntaría a que fue Scar —respondió el mayor cuando se decidió finalmente a entrar—, lo encontré sin cabeza, era como si hubiese explotado, y con la sangre escribieron "venganza" en la pared —explicó el homúnculo caminando de lado a lado en la habitación—. Como va también tras los Alquimistas Estatales, preferí venir a ver que todo aquí estuviera en orden —Eso último dejó al moreno pensando por unos segundos.

—Algo no me cuadra... Según tú, la habitación de Marcoh y la mía no están tan alejadas. Si lo hubiera matado habría escuchado al menos un grito, pero nadie gritó en toda la noche. No, espera, alguien sí gritó... Tú para despertarme —El homúnculo sólo dejó pasar el comentario, tenía mejores cosas de las que ocuparse.

—Otra razón para creer que tal vez no esté muerto —pensó Envy en voz alta. Perder un recurso no le hacía ninguna gracia, pero al menos era tranquilizante pensar que estaba vivo en algún lugar.

—Ahora que lo pienso bien, no fue un grito, pero sí escuché algo; escuché pisadas anoche a este lado de la pared —comentó el muchacho dando dos golpes a la pared junto a su cama—, pero creí que eran quimeras.

Nuevamente el rostro del mayor se mostró pensativo.

—Hablando de quimeras, y suponiendo que escapó, hoy sólo había una de las dos quimeras que dejamos en su habitación.

—Marcoh es doctor, se especializa en organismos vivos, pudo haber usado transmutado la quimera para que se pareciera a él, confundirte con eso y escapar. Tiene sentido —opinó el castaño.

Del modo que haya sido, a los homúnculos no les servía que Marcoh estuviera fuera de su vigilancia, tenían que traerlo de vuelta a ellos y Envy ya se iba formando una idea para encontrarlo, pero necesitarían ayuda extra.

—Vamos, hay alguien que podría ayudar —dijo él avanzando hacia la puerta mas Gerald se mantuvo en su lugar, como no había recibido detalle alguno no se movería hasta que fuera explicado—. ¿Quieres dar una visita al exterior o no? —Fue lo único que cuestionó el mayor, de cierto modo explicando su intención, pero no su plan.

—¿De verdad? —el moreno se sorprendió ligeramente, pero acabó sonriendo.

—Vámonos antes de que cambie de opinión —respondió a lo que Gerald se apresuró y lo siguió—. Sólo permito esto con la condición de que no te alejes de mi lado. Además, tampoco es que podamos entrenarte hoy, aún estas herido por la batalla de ayer.

Caminaron por los largos pasillos hasta el ascensor hacia el Cuartel General y subieron a la superficie, Envy se disfrazó de Gustaf y siguieron caminando. Pudieron haberse encontrado con alguien conocido, sin embargo, no había nadie por ahí. Llegaron hasta los vehículos militares y subieron a uno.

En todo el camino, desde la habitación subterránea hasta ahora, Envy no le había dicho nada sobre su plan.

—Entonces... ¿Esperas que adivine tu idea o qué?

El cambiaformas, que aún seguía disfrazado, sólo fue frenando el vehículo de a poco mientras negaba sutilmente.

—Espérame aquí, te lo diré cuando regrese.

Cuando Envy dejó solo al chico, el joven miró por la ventana que Envy había dejado abierta hasta perder al mayor de vista.

Estaban afuera de la prisión junto al Quinto Laboratorio de Investigación, sin embargo, no podía hallar relación entre la prisión y encontrar a Marcoh. Luego desvió su mirada hacia la calle y suspiró, aún podía recordar cuando podía caminar por ella con total libertad mas ahora esa simple rutina le parecía como un recuerdo lejano, algo que ya no podía hacer.

—¿Katsu? Hey... Realmente eres tú.

Un ligero sobresalto recorrió la espalda del moreno quien miró rápidamente hacia la fuente de aquella voz. No creía que fuera a volverlo a ver.

—¿Ed? No puedo creerlo —sonrió el castaño tras ver al de rubia cabellera sonreírle de vuelta-—. Ha pasado una semana... ¿Qué tal estás?

La mirada del rubio pareció decaer ligeramente, quizás debido a recordar el tiempo que habían pasado sin verse.

—Estoy bien... Tú... ¿Tú cómo estás? Tienes varias marcas en la cara —La pregunta salió con timidez ya que no estaba cien por ciento seguro de que respuesta esperarse.

El rostro de Gerald estaba como Edward siempre lo había recordado; imperturbable, mas un suspiro se le escapó.

—Sobreviviendo, supongo... Ayer, invité a la muerte a visitarme, pero la muy idiota no quiso venir. En fin, al menos la comida que me dan no está mal —contestó el moreno sobresaltando al menor con su respuesta, pero a Gerald no le importó—. ¿Alphonse no está contigo?

—No. Otra vez tenemos que investigar, él se adelantó a la biblioteca —respondió tratando de quitarse de encima la impresión anteriormente causada.

Después, el rubio notó que el castaño miraba demasiado por la ventana hacia atrás del vehículo, trató de seguir su mirada celeste con sus ojos color ámbar, pero lo único con lo que se encontró fue con la prisión.

—¿Ocurre algo?

Tras ver que lo descubrió volteando tanto, Gerald sólo negó.

—Envy me trajo, pero no sé porqué y ya se está tardando.

—¿Él está aquí? —Apenas escuchó el nombre del homúnculo, Edward volteó con rapidez creyendo que tal vez aparecería en cualquier segundo.

—Lo más seguro es que no tarde mucho más en regresar. Tal vez deberías irte —respondió sin parecer muy alterado, luego volvió a mirar la entrada de la prisión, pero aún nada.

Pudo notar en el rostro de Edward algo de duda y a Gerald le pareció que quería decir algo más por lo que, para apresurarlo, le dirigió una mirada de más urgencia.

—Ven conmigo ahora que Envy no está.

La mirada del moreno se abrió de par en par, no se esperaba esa propuesta de ninguna manera.

El rostro de Edward se mostraba algo nervioso aún creyendo que el homúnculo se aparecería de repente, sin embargo, ese nerviosismo pasó a confusión cuando vio al chico negar dentro del vehículo.

—No. No llegaremos tan lejos antes de que me atrapen —contestó con una sonrisa calmada—. Sé que suena extraño que me rinda tan fácil, pero no tengo nada que hacer; estoy atrapado.

—Katsu, deja de decir tonterías y vámonos. De ser necesario nosotros te cuidaremos la espalda.

Mas el castaño volvió a negar.

—No insistas, no lo lograré —repitió el castaño—, y suponiendo que realmente logre escapar, todos estarían en peligro, incluida Winry ¿en serio quieres que algo le pase? No es sencillo para mi aceptarlo así que te agradecería que dejemos de hablar de eso para no empeorarlo. Ahora, si no quieres tener problemas, vete ya, enano.

—¿Tener problemas? No me digas que le tienes miedo —Se quejó Edward mirando otra vez a la prisión, en cambio, Gerald lo miró con sorpresa recién comprendiendo lo que pasaba—. Vamos, yo no le tengo miedo ¿Qué te han hecho para no querer escapar? Bájate y vámonos. Ese no es el Gerald que conozco.

—Y ese no es el Edward que conozco, Envy.

El rubio iba a reclamar nuevamente, pero se detuvo sobresaltado justo cuando iba a hablar.

—No fue una mala imitación, lo admito. Tienes la forma, la voz y me llamaste "Katsu", pero se te olvidó algo importante; Edward se enoja luego de llamarlo "enano".

En lo que Gerald regresaba a recostar su espalda totalmente en el asiento, el ya descubierto homúnculo subía al auto regresando a la apariencia de Gustaf.

—¿Cómo diablos se me olvida algo así...? —suspiró luego de sentarse otra vez—. Así que... ¿Esa tal Winry es la debilidad del enano? No está de más saberlo...

—Supongo que no es ningún secreto, en realidad —contestó el menor encogiéndose de hombros una vez que desaparecieron los rayos rojos—. Quisiera saber qué querías lograr, pero primero lo primero ¿Qué estamos haciendo aquí?

—Creí que entenderías una vez que vieras la prisión junto a nosotros —respondió Envy señalando la prisión moviendo la cabeza hacia atrás—. Como te dije antes, hay una persona que me puede ayudar con la búsqueda de Marcoh. Estamos aquí para encontrarnos con esa persona.

Con eso, el de cabello rizado no pudo deducir mucho, no obtuvo mayor detalle.

—Por otro lado, veo que has mejorado.

El de claros ojos ladeó la cabeza sin comprender.

—¿Mejorar? ¿En qué? —cuestionó confundido. No podía hacerse alguna idea de en qué mejoró para que el cambiaformas se lo dijera precisamente en ese instante.

—En obedecerme —Sonrió sólo para fastidiar—. Te quedaste en el vehículo y ni siquiera tuve que amenazarte. Hasta traté de convencerte convirtiéndome en uno de tus amigos y aún así te negaste a huir.

Gerald soltó un suspiro antes de negar suavemente. Por lo menos ahora comprendía porqué se había transformado en Edward.

—Creo que aún no entiendes que tus amenazas no me importan —volvió a suspirar el menor rodando de ojos—, pero sí, supongo que finalmente comprendí que de esta ya no salgo —La actitud relajada y desinteresada de Gerald había regresado luego de varias semanas perdida, mas sabía que su situación no meritaba bajar la guardia—. Ya está ¿no? Supongo que has querido escucharme decir eso desde hace tiempo.

Ver al castaño en esa actitud le causaba cierta gracia a la envidia, así que no pudo evitar reír.

—Toma —dijo este estirando una mano al moreno. Gerald recibió lo que le entregaba con curiosidad—. Un trato es un trato, koinu.

—¿Mi guante izquierdo? —Se cuestionó el de ojos celestes.

Envy se lo había quitado luego de la pelea con Lust y la promesa era que se lo entregaría si se comportaba.

Sin embargo, luego de ponérselo, empezó a sentir un pequeño aumento de temperatura en sus mejillas y frunció el ceño levemente tras darse cuenta que esto era porque se había sonrojado.

—Oye, ya basta con eso de "cachorro."

—A ver, primero, no es "cachorro", es "koinu" porque es más corto y tú de estatura también estás corto —aclaró Envy con una voz relajada.

El moreno, por su parte, rodó de ojos.

—No más que Ed, de cualquier modo... Y, sinceramente, no sé con qué derecho lo dices tú.

—Tengo todo el derecho de llamarte corto porque eres más bajo que yo. Segundo ¿Cuál es el problema? En sentido figurado eres uno, físicamente pareces uno y tampoco suena tan mal —aclaró el homúnculo a medida que el castaño desviaba la mirada—. Hace un tiempo te llamé perro y te enojaste, así que te conformas con koinu.

El menor lo miró con una cara de fastidio.

—Ser llamado koinu por ti es más humillante que "perro de los militares" —explicó cruzándose de brazos.

—Digamos que esa es la idea —Rio.

Sólo se burlaba buscando que el castaño se molestara, sin embargo, a Gerald le parecía tan fácil regresar sus burlas que con él le costaba perder la paciencia.

—Eres aún peor que Mustang... "suspiró el menor cerrando los ojos. Luego, volvió a incorporarse, con una sonrisa similar a la que Envy mantenía—. Bien, si no tienes problemas en llamarme "koinu" tampoco tendrás problemas en que te diga "yashinoki*".

-—No te atrevas a llamarme así —dijo Envy severamente, pero esta vez fue el moreno quién sonrió.

—¿Y qué harás al respecto? ¿eh, yashinoki? ¿O acaso prefieres que sea como Pride y te diga inútil lagartija? —cuestionó el de cabello rizado entre un par de risas.

Envy suspiró irritado, resignado a que ahora escucharía ese apodo más seguido, pero por otro lado, él lo molestaría con su otro apodo así que ambos acababan ganando, o al menos ambos estarían a mano.

El mayor miró unos segundos a través del espejo retrovisor y al ver a la persona que esperaba, tocó la bocina dos veces y le hizo señas para que se acercara.

—Ahora compórtate, ya llegó.

La puerta trasera del vehículo se abrió, dejando subir a un hombre de vestimenta bastante elegante de color blanco, una coletilla sujetando su largo cabello negro bajo un sombrero que combinaba a la perfección con el traje y unos ojos azul eléctrico que fácilmente se podían comparar con un rayo.

Cuando Gerald desvió la mirada hacia atrás para ver a la persona, su sorpresa no pudo ser mayor.

—¿Qué demo...? ¿Kimblee? —Se sorprendió el castaño al reconocer al individuo.

—Oh. Pero si eres el Alquimista de Ascuas, Gerald Katsaros —Al hombre sólo le tomó unos segundos recordar su rostro mientras se sentaba en los asientos traseros del vehículo—. Tiempo sin vernos.

—Felicidades por tu liberación —dijo el homúnculo regresando sólo unos segundos a su forma natural.

—Así que ustedes fueron los que me dejaron salir —comentó el de traje blanco mirando al homúnculo.

Ahora Gerald finalmente empezó a unir las piezas; estaban ahí para liberar a Kimblee, y la única razón lógica que le veía era para que este atrapara a Marcoh.

—Si hicieron eso, significa que tienen trabajo para mi ¿no? —Acababa de ser liberado, pero Kimblee ya parecía estar entusiasmado aún cuando ni le habían dicho lo que debía hacer.

Envy asintió regresando a ser Gustaf y empezó a conducir.

—¿Recuerdas al doctor Marcoh? Es posible que haya escapado.

—¿Posible? —preguntó Kimblee sin comprender. No le parecía lógico que alguien "posiblemente" haya escapado, eran sólo dos opciones; o había escapado o no lo había hecho.

—No lo tenemos claro —empezó el homúnculo aún sabiendo que sonaba extraño—. Encontré un cuerpo en su habitación pero una de las quimeras que pusimos como guardián desapareció, y Marcoh es un alquimista especialista en transmutación orgánica, así que es posible que el cuerpo sea un sustituto —explicó sin quitar sus ojos del camino—. Y para rematar, todo apunta a que se fugó con Scar, un ishvalano.

—Un ishvalano que se las arregló para escapar de mis manos... No puedo dejarlo ir tan fácilmente —Por cada palabra, Kimblee parecía emocionarse cada vez más y más, pero no lo demostraba.

Envy sonrió aún tras su disfraz.

—A Scar puedes matarlo, pero trae a Marcoh con vida. Y una vez que lo captures, destruiremos su preciado pueblo para que sepa con quién se está metiendo -concluyó el homúnculo mirando de reojo al asesino de la guerra—. ¿No es un trabajo genial?

Kimblee lo miró, en su rostro se mostraba un extraño tipo de felicidad.

—Al fin podré volver a usarla... —murmuró apreciando un objeto entre sus manos.

Gerald volteó unos segundos por mera curiosidad y se sobresaltó al ver el objeto del que hablaba; una piedra pequeña y tan roja como la sangre; la Piedra Filosofal. Al notar su mirada en él, el de traje blanco miró al homúnculo con algo de seriedad.

—¿Está bien hablar de esto frente a él?

—Sí. Es nuestro aliado. Un buen chico, creo —respondió Envy pasando un brazo por los hombros del moreno indicando que se podía confiar en él y molestándolo a la vez—. Sin embargo, no me parece que sólo una de esas sea suficiente si pensamos destruir una ciudad entera —El cambiaformas estiró su mano hacia atrás y le entregó al recién liberado prisionero otra piedra roja, sólo que esta era esférica.

—¿Siguieron usando ishvalanos para crear piedras? —cuestionó Kimblee recibiendo la pequeña piedra redonda. Envy negó esta vez sin dirigirle la mirada para concentrarse únicamente en el camino.

—Esta se hizo con los investigadores que ayudaron a Marcoh.

El castaño suspiró recostándose en la ventana para mirar a través de esta. Aún después de un tiempo, seguía teniendo la misma opinión sobre algunas cosas.

—Pudieron haberla hecho con más ishvalanos...

—Aún los odias ¿no, pequeño? —observó el Alquimista Carmesí mirando a Gerald desde atrás, sólo recibiendo un sutil asentimiento de cabeza por respuesta.

Tal vez había pasado el tiempo, pero se le hacía curioso que Gerald siguiera siendo de ese modo, no, más que curioso se le hacía intrigante, algo que quería ver de más cerca. Además de todo, el chico era su aliado, no podía ser más interesante. Por otro lado, recordaba que una vez llamó al castaño "pequeño" y este no manifestó molestias, así que por eso volvió a hacerlo.

—Acepto el trabajo, pero quisiera que Gerald me acompañe —El homúnculo se sobresaltó mientras el mencionado miró hacia atrás mostrando sorpresa.

—¿Por qué? —cuestionó Envy tratando de que su estado de alerta no se notara demasiado.

Kimblee soltó una suave carcajada antes de responder.

—Recuerdo haberle oído mencionar que le gustaría escuchar gritos de ishvalanos, ahora podría tener incluso la oportunidad de matar a uno, eso, claro, si lo dejas venir conmigo.

Envy desvió su mirada e inmediatamente se topó con los ojos celestes de Gerald brillando sin despegarse de los suyos, lo que podía resultar algo cómico es que en esos momentos realmente parecía un cachorrito rogando a ojos del homúnculo.

Scar era un oponente difícil así que algo de ayuda no le vendría mal a Kimblee, pero también podía correr el riesgo de que el castaño muriera y eso le traería varios problemas a él y al resto de homúnculos.

—Lo pensaré, pero no les prometo nada —suspiró resignado el mayor de todos.

—Con eso basta, aunque casi siempre significa que no —comentó el menor volviendo a distraerse mirando por la ventana-. Pero admito que sería interesante ver de lo que es capaz un asesino de guerra en libertad.

Aprovecharon el viaje para dejar a Kimblee fuera del Cuartel General, y luego de eso, los otros dos regresaron al subterráneo. En el camino, Gerald se encontró por milisegundos con la mirada de Roy, el primero sólo hizo un pequeño gesto con la mano por lo bajo a modo de saludo y el mayor, como respuesta, le dedicó una pequeña, pero nostálgica sonrisa y un movimiento sutil con su mano.

—No sabía que tú y Kimblee ya se conocían —dijo Envy una vez que llegaron al ascensor. Ya que no había nadie más aparte de ellos, regresó a la normalidad—. ¿Cuándo fue?

—Exactamente el mismo día en que te conocí a ti y a Lust —contestó el menor recostando su espalda en las paredes del elevador, tuvo que cerrar los ojos unos segundos para recordar—. Cuando salí del laboratorio, un oficial de la prisión me pidió ayuda por falta de personal y me encargó cuidar su pasillo. Es un sujeto muy interesante.

—Un elegante desquiciado —observó el mayor imitando la acción del moreno.

—Tal vez demasiado elegante para ser un desquiciado —contestó el más pequeño. En la opinión de Gerald, Kimblee seguía siendo alguien digno de admirar, aunque el hecho de que fuera elegante le parecía extraño, no en el mal sentido de la palabra, pero extraño—. De algún modo se parece a ti, ambos están igual de dementes, sólo que tú eres menos elegante.

—Puedo ser elegante. Puedo ser quién tu quieras que sea ¿Recuerdas? —Envy hizo una mueca, notablemente falsa, haciéndose el ofendido.

—No, por favor —Gerald se apresuró a decir también actuando de un modo muy falso—. Kimblee es la excepción, pero no me gustan las personas tan elegantes —Envy se sorprendió un poco durante el camino a la habitación del moreno. Ambos estaban bromeando, pero sin saber bien porqué, se sintió halagado por las palabras del castaño.

Así era últimamente, todas las discusiones amistosas que tenían acababa con uno de los dos sin habla por sentirse de esa manera, pero usualmente no captaban la razón de ese "sentimiento", si es que así se le podía llamar.

Apenas el mayor abrió la puerta, el menor se adelantó hacia la cama y se recostó.

—¿Cómo siguen tus heridas? —preguntó Envy, adivinando la razón de la acción del de ojos celestes.

—Quedaron sólo las marcas, pero aún duelen —contestó el menor mirando sus piernas por sobre su ropa y palpando delicadamente su estómago mientras hacía una mueca por aquella última acción—. Tanto Pride como Lust usaron la misma estrategia contra mi, ambos atacaron mis piernas para reducir mucho mi movilidad.

—Al menos lograste darte cuenta de eso. Supongo que ya no caerás en lo mismo ¿no? —El castaño sólo asintió mientras veía al de largo cabello regresar a la puerta—. En seguida traeré tu almuerzo. No alcanzaste a desayunar hoy y eso no está bien.

—Bien. Aquí espero.

No pasó mucho tiempo hasta que Envy regresó, y tal como todos los días, se quedaron hablando de cualquier tema.

—¡¿Un círculo de transmutación rodeando Amestris?! -exclamó el moreno casi gritando, pero al ver al homúnculo hacer un gesto para que se callara, se cubrió la boca de inmediato-. ¿Por qué...? —cuestionó apenas en un susurro.

—El plan de Padre involucra usar todo el país, por eso es que los sacrificios son necesarios. Hasta ahora los únicos confirmados son el enano y su hermano —dijo el homúnculo mirando hacia la puerta de vez en cuando como si le preocupara que alguien más fuera a entrar—. Sólo te digo esto porque eres nuestro aliado y siento que puedo confiar en ti, pero si Pride se entera que te conté, ambos estamos muertos, así que por tú bien, y principalmente por el mío, ni siquiera se te ocurra abrir la boca.

—¿Pero qué harán exactamente? —cuestionó el menor, no iba a decir nada pero esa duda aún la tenía.

No obstante, el de piel pálida permaneció en silencio, sin responderle, entonces Gerald comprendió que era algo que no se podía revelar, o al menos algo de lo que él no podía enterarse.

—Bien, entiendo... Pero al menos dime... ¿Los humanos moriremos?

—Tú no —respondió Envy con algo de seriedad luego de unos segundos.

Así pasaron unos tres días más.

A pesar de sus heridas, Pride ordenó que Gerald siguiera con sus entrenamientos. Iba mejorando, pero no tan rápido como en su entrenamiento militar y cada vez se le iba haciendo más difícil. Si era el aliado, debía protegerlos, así que sus entrenamientos se basaron en tácticas de defensa y evadir, además, siempre tenía a un compañero para practicar. Él se tomaba los entrenamientos en serio porque había decidido que sí iba a proteger, pero no del modo que ellos pensaban, eso sería estar del lado de Pride y Padre, y él nunca estaría de su lado.

Pasando esos tres días, Envy aún no le daba una respuesta de si podía o no acompañar a Kimblee en su misión, sin embargo, aunque aceptara, ya no lo habría empezado desde el principio.

A la mañana del cuarto día, Gerald se había despertado temprano y fue a tomar una ducha en el pequeño e improvisado cuarto de baño que tenía en su habitación, de algún modo, todo ese subterráneo conectaba con un sistema de alcantarillado así que por suerte tenía agua limpia. No había tantos problemas si tardaba más pues el entrenamiento del día anterior fue duro y sólo por ese día le permitieron descansar, sin embargo, calculaba que era temprano y que aún quedaba al menos una hora para que Envy entrara a su habitación con el desayuno, con lo que no contó fue que no sacó un buen cálculo.

Como creía estar solo, salió del baño únicamente secándose el cabello con una toalla pero sin nada para cubrir el resto de su cuerpo, y no fue hasta que salió que notó que Envy ya estaba ahí, sentado, esperándolo y con el desayuno en la mesa.

—Oye, ya era hora...

—¡¿Qué haces aquí?! —chilló el castaño volviendo a meterse rápidamente al baño luego de tomar su ropa para que ya no estuviera dentro del alcance de la vista del homúnculo. Un fuerte sonrojo teñía sus mejillas mientras cerraba fuertemente los ojos con vergüenza—. Primero ves a Ed y ahora me ves a mi ¿Qué acaso no sabes avisar que vas a entrar?

El mayor se sorprendió un poco esta vez, la verdad no entendía qué había hecho.

—¿Me estás culpando por algo? Te tardabas tanto ahí dentro que decidí esperarte, es todo. Sí alguien debería estar molesto, debería ser yo; llevo cerca de una hora esperando.

Desde el baño la voz de Envy sonaba tan tranquila que Gerald se molestó un poco más ¿Acaso no se arrepentía de haberlo visto desnudo?

—¡La próxima vez avisa que estás afuera para al menos vestirme! —Estaba tratando de colocarse la ropa lo más rápido que podía, pero ya ni siquiera quería salir.

—¿Vestirte? No puedo creerlo, tú sí que haces un escándalo. La semana pasada viste al enano, él te vio y no dijiste nada.

—¡Es diferente! —regresó el castaño—. Con Ed estoy acostumbrado de bañarnos juntos desde que me quedé en Resembool.

Sólo pudo escuchar que Envy chasqueó la lengua.

—Te he tenido que vigilar durante cinco años ¿recuerdas? ¿Acaso crees que es la primera vez que te veo sin ropa?

El sonrojo de Gerald no desapareció aún cuando ya se había vestido totalmente, fue por eso que decidió no salir aún y se acercó al lavabo para intentar enfriar su rostro con más agua, funcionó un poco pero al notar gracias al espejo que seguía con las mejillas coloradas sólo suspiró frustrado.

Sin embargo, también pudo notar otra cosa al mirarse, algo que le hizo acercarse más al espejo para asegurarse de estar viendo correctamente, no sabía si era porque el cambiaformas insistió tanto que ya estaba viendo cosas que no quería o bien se debía a que siempre habían sido así, pero el hecho era que verdaderamente cuatro de sus dientes, más específicamente los cuatro caninos, eran un poco más alargados y filosos que el resto de sus dientes, dando la apariencia de colmillos.

—Vaya... ¿Quién lo diría...? Él estaba en lo cierto —Se sorprendió el castaño tocando con cuidado sus dos dientes superiores con la lengua.

—¿Piensas quedarte a vivir ahí dentro? —cuestionó el mayor de repente, afortunadamente el castaño había logrado calmarse un poco—, porque necesito tu ayuda.

El menor desvió la mirada a la puerta con cierta intriga, pero aún no salió, aún tenía algo de vergüenza.

—Sí que debe pasarte algo malo para que me pidas ayuda a mi —molestó aún sin salir. Aprovechó de usar el tiempo para revisar si su cabello ya estaba seco—. ¿Qué ocurre?

—Eres el único aquí y ustedes, humanos, tienen de esas relaciones todo el tiempo —respondió el mayor—, así que, servirás.

Justamente cuando había escuchado esas últimas palabras, el menor, que estaba a punto de tomar la manilla de la puerta para salir, detuvo su mano a mitad de la acción con los ojos abiertos de par en par.

—¿Relaciones...?

Finalmente Gerald decidió salir sin estar del todo seguro si debía o no salir, finalmente dándose cuenta del porqué Envy necesitaba ayuda, volviendo a sonrojarse al instante mientras apartaba la mirada. Pero no, no, y mil veces no, no tenía problema en que Envy fuera otro chico, el moreno hace un tiempo ya había notado que no sentía atracción hacia las chicas, mas no iba a hacerlo con alguien así como así por primera vez siendo que ni podía decir si Envy era amigo, enemigo o un simple aliado.

—Sí, relaciones. Tú lo sabes mejor que yo —insistió Envy.

El menor se mordió el labio sutilmente. Si se seguía taladrando la mente con "No, no y nada más que no", Gerald bien sabía que el mayor físicamente no estaba nada mal, la tentación era demasiado fuerte, tal vez mucho como para resistir siendo él un simple mortal. Mas, nuevamente seguían sus inquietudes; Envy no era humano... pero aún así su cuerpo reaccionó como si fuera el de uno tras ver esas gotas de agua deslizarse por el delgado cuerpo con musculatura que empezaba apenas a desarrollarse.

Era como esa historia de Adán, Eva y la serpiente, sólo que aquí no existía una Eva, así que aquel que era tentado por la serpiente no era nadie más que Adán.

—Bendita Salamandra del Fuego ¿Por qué me pasa esto a mi...? —musitó el menor—. Olvídalo. No lo haré.

Envy se sobresaltó levemente.

—Oh, vamos —se quejó mientras se acercaba a él con calma—. Conosco esos rumores desde que te uniste a la milicia y no te pienso juzgar...

—¡No es por los rumores! —chilló sonrojandose nuevamente al verlo aproximarse— ¡No me jodas, Envy! ¡Si algo no voy a hacer...!

—Cállate... —El sonrojo en el rostro de Gerald se incrementó más aún al sentir el contacto de la mano del homúnculo pasearse por la parte posterior de su cuello—. ¿Seguro...? —susurró cerca de su oído, con eso, el moreno dejó de razonar—. He visto humanos hacerlo, se bien cómo funciona... y créeme cuando te digo que no la pasarás tan mal como crees... si es que es por las buenas, claro.

—Pero, yo no...

—Aún tienes el valor para mentirme ¿no es así? —se anticipó Envy a sus palabras, todavía mantenía una mano en su cuello manteniendo el contacto para que al castaño no le resultara tan fácil recuperar el aliento—. ¿No eres de chicos? Eso ibas a decir, ¿no? Pues sé que no es así... Te he visto, sé cosas que ni el mismo Coronel sabe sobre ti. Por ejemplo... tus últimos años de escuela, te vi escapando de clases para juntarte con un chico. Vaya, ¿qué hubiera pensado Roy si supiera que su niño de diez años andaba viendo a escondidas a un niño de dieciséis?

Las mejillas del menor no podían estar más rojas, jamás creyó que alguien más supiera ese detalle de su vida.

—Bien, sí, soy de chicos... —murmuró finalmente—. Pero sólo me besé con él un par de veces, no pasó nada más.

—Y yo no he dicho lo contrario —rio—. Puedes besarte con quien quieras, pero no digas que no eres de chicos.

Con lo último de razón que Gerald pudo acumular, miró al mayor, intentando retroceder.

—¿Cuál es tu propósito...?

El homúnculo apartó varios cabellos del cuello contrario, causando que el menor suspirara.

—Nada más que quitarme lo que tú causaste... —respondió—. Sólo ahora, claro está, no busco contigo nada más.

—No es culpa mía, estúpido. No soy de los que se crean esa basura de que yo te provoqué o algo por el estilo —El menor suspiró—. ¿Y si decidiera negarme...?

El mayor esbozó una sonrisa.

—Sé honesto contigo... —sonrió Envy—. No te vas a negar.

Gerald frunció el ceño levemente apretando con fuerza los dientes pues no quería admitir que tenía razón. Estaba claro que Envy tentativamente acercaba una manzana a los labios de Gerald... Y Gerald, cual Adán...

—Bien...

... la mordió.

Ya completamente resignado, el castaño dio una última mirada a la puerta de su habitación y caminó hasta ella para cerrarla.

—Estamos solos, al menos, ¿verdad...?

Envy asintió casi al instante.

—Gluttony vigila la parte más superficial de este lugar, Greed sabe que no tendría que entrenarte hoy así que pasará el día en la ciudad y Pride se encuentra jugando a la familia feliz con Wrath y la señora Bradley —respondió—. Eso nos deja solos.

Eso relajaba un poco al menor... ¿A quién quería engañar? Todavía estaba con los nervios de punta, pero dejó de darle vueltas al asunto; tal vez sería mejor para él mientras menos lo pensara, ya después tendría tiempo de arrepentirse.
Lo cierto fue que ese sentimiento de arrepentimiento no llegó jamás.

Eso era un mero favor, no había sentimientos de por medio por parte de ninguno, no obstante, aquel roce entre ambos, las manos sobre la piel del contrario, el movimiento y la constante e intensa sensación de la inexistente separación entre un cuerpo y otro, causaron en la habitación un aumento notable en la temperatura, logrando que lentamente aquel favor se convirtiera en una necesidad por parte de ambos.

La verdad sea dicha, Gerald no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba haciendo, mas le bastaba oír al homúnculo, y a sí mismo, para sentir que hacía las cosas bien, incluso estaba sorprendido pues Envy era un homúnculo cruel; sabía que lo que conocía de él no era ni lo más mínimo, y aún así, ahora se veía tan a su merced que le generaba al castaño un extraño sentimiento de superioridad, uno que deseaba ver qué tanto podía lograrlo dominar.

Por su parte, Envy fue cediendo poco a poco ante cualquier impulso como si de instinto se tratase, intentando sentirse lo mejor posible, aunque estaba claro que por su fuerza y rudeza era él quién llevaba las riendas de la situación, y eso al moreno sí le dolía, pero no se quejaba, tal vez el homúnculo estaba siendo muy brusco con él realizando aquellos movimientos y tirones de cabello, mas eso sumado a las firmes manos del mayor en su cintura, le causaban a Gerald una sensación que ni él mismo sería capaz de describir ni en su sano juicio.

Ese resultó ser un momento para ambos, mas en todo su momento no hubo ni un sólo beso, aquello sí sería ligado a lo sentimental, no obstante, lo de ellos no era sentimental ni racional, sólo era físico, nada más, y ambos mantenían aquel pensamiento en mente mientras trataban de calmar sus agitadas respiraciones recostados en la cama.

—Vaya... Tal parece que aquel rumor sobre ti es más que sólo un rumor... —Fue lo primero que pudo decir Envy.

Gerald se mantuvo en silencio por unos segundos antes de responder. No le parecía raro tener un sabor extraño en la boca luego de lo que acababan de hacer, pero le resultaba una sensación tan familiar que sí le extraba.

—Me has vigilado prácticamente toda mi vida, sabes bien que es falso —respondió el menor levantándose de la cama para empezar a recoger su ropa lanzada sin cuidado del suelo—. Hasta deberías considerarte con suerte; cumpliste la fantasía de muchos militares del Cuartel General. Como sea, esto muere aquí, ¿oíste? —recalcó colocándose su ropa—. No volveré a hacer esto contigo, así que no vuelvas a entrar sin avisar.

—Lo que digas, niño presumido. De cualquier modo, admito que eres bueno en esto —respondió el mayor sin moverse de la cama. No necesitaba recoger su ropa, era un cambiaformas, bastaba con crear nueva y ya—. Ahora que lo pienso, hace un par de días dijiste que no sabías si era un gusto conocerme, tal vez no sepas si sea un gusto, pero creo que sí podrías decir que es un... placer.

Mientras abotonaba el último botón de su camisa, Gerald se volvió a sonrojar.

—Cállate...

—Niégalo cuanto quieras, pero vi en tus ojos la misma mirada de Lust cuando creías tener el control —esbozó Envy con una sonrisa—. Acepta que lo disfrutaste y ya, no te culpo. Por favor, tu rostro ahora comparado con el de la vez que lo hiciste con el Coronel tiene varias diferencias, hasta me atrevería a decir que conmigo lo disfrutaste más.

—¿De qué estás hablando? —Se sorprendió el castaño.

Esta vez sí que Gerald se sobresaltó ¿"Hacerlo con el Coronel"? Bien, varias noches invernales había dormido con Roy en la misma cama, inclusive abrazados si el frío atacaba demás, y tampoco era extraño que se bañaran juntos para ahorrar tiempo, pero eso y acabar en algo lascivo eran dos cosas muy distintas.

—¿De qué hablo? Bueno, podríamos decir que el primero en cumplir la fantasía de los militares fue Mustang.

Y sólo entonces las sospechas que le causó el comentario anterior del homúnculo le dieron un duro golpe de realidad que Gerald simplemente no quería aceptar. Negó repetidas veces con el ceño entre fruncido y asustado, ni siquiera sabía bien cómo sentirse al respecto.

—No juegues conmigo, Envy —negó nuevamente el de cabello ondulado ahora bastante desordenado. En su rostro estaba plasmada una expresión de pavor que fue aumentando a cada segundo.

Gerald sabía bien que el cambiaformas era un experto mentiroso, pero había pasado algo de tiempo desde la última vez que le mintió, además, lo decía con tanta calma que no parecía ser mentira, y en todo caso ¿Qué ganaría Envy inventándose algo así tan de repente, y justamente luego de lo que hicieron? Tenía que ser verdad... mas no podía aceptar esa idea.

—No... No lo he hecho con Roy... Nunca antes yo... Esta es la primera vez. —Cada vez las palabras salían más rápidas y desenfrenadas, como si el aire con el que las decía no fuera suficiente.

—¿En serio no recuerdas? Bueno, es probable, esa noche bebiste alcohol como si tu vida dependiera de ello —El homúnculo no sabía porqué el menor se veía en ese estado, menos sabía que con cada palabra que salía de su boca lo hacía sentir peor—. Fue después de que mataste a esa chica. Fuiste a beber con el Coronel, regresaron a casa, empezaron a besarse, tomaron una ducha y...

La supuesta muerte de María Ross... Gerald se llevó ambas manos a la cabeza sin ser capaz de seguir escuchando la historia, tampoco era que necesitara seguir escuchando pues los recuerdos, aunque aún estaban muy confusos, empezaban a aclararse... Y todo era tal y como Envy lo relataba.

Un escandaloso alarido proveniente del menor sobresaltó a Envy luego que Gerald pasara varios minutos en silencio mientras repetía en su mente ese momento una y otra vez.

Ahora entendía todo; el porqué le dolía todo su cuerpo, entendió que las marcas amoratadas no eran de golpes sino de alguna mordida o marca resultante, ahora sabía porqué se despertó con la chaqueta de Roy y no con la suya, y finalmente notó que la sensación en su boca que le quedó esa mañana cuando se despertó era la misma que sentía ahora. En fin, todo.

Sus ojos estaban abiertos al máximo, su cuerpo temblaba mucho y su respiración no era normal. Envy se asustó, pero no pudo evitar sonreír un poco, ver a los humanos sufrir siempre le pareció divertido y aunque fuera "cercano" a Gerald, él era un humano también.

—¡Fuera de aquí! —chilló el moreno al ver su sonrisa—. ¡Déjame solo!

—¿Por qué te pones así? No puedo entender... —murmuró el cambiaformas sin ser capaz de quitar la sonrisa—. Los humanos siempre lo hacen, no debería afectarte. Además ¿No eras la pareja de Mustang?

—¡Cállate de una vez! ¡Tú no sabes nada! —gritó apenas dejando espacio entre sus palabras.

Se había visto antes al moreno perder la paciencia, pero esto... Esto estaba a otro nivel.

—¡No eres nadie para decirme cómo debo o no debo sentirme! ¡No puedes entenderme! ¡No puedes porque no eres humano!

No pensaba con claridad, no le importaba que todo a su alrededor llegara a colapsar, sólo disparó la llama, aunque quizás hubo otra cosa que lastimó al homúnculo más que el fuego. Aunque Envy corrió fuera de la habitación, las llamas lo alcanzaron y gritó, pero no lo dañó lo suficiente como para quitarle alguna vida.

Prefirió no volver a entrar hasta traerle el almuerzo, tal vez ahí estuviera más calmado. Pero se equivocó, a pesar de que al entrar con el almuerzo el de cabello rizado estaba con una expresión distinta, la comida que había traído para el desayuno estaba en el suelo, los platos y algunos muebles estaban rotos, y su mano izquierda, sin el guante, tenía los nudillos llenos de sangre y la pared a su lado tenía más del líquido rojo de estos, eso sin mencionar que su respiración seguía sin ser normal.

—Oye, koinu... Traje tu...

—No lo quiero —interrumpió Gerald apenas levantando la mirada. Estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared. Parecía calmado, pero en su cabeza seguía habiendo una tormenta incontrolable—. Si vienes a molestar, vete.

Envy dejó la bandeja sobre la mesa y se acercó al menor, pero este no quería aceptar ningún tipo de contacto, ni siquiera el visual.

—No te librarás de mi tan fácilmente —respondió el homúnculo causando que el menor entrecerrara la mirada.

—Entonces sí viniste a molestar... —suspiró negando con la cabeza, aún así el mayor no se retiró—. ¿Realmente crees que esto es divertido?

El moreno sabía que estaba mal reírse de desgracias, pero de cualquier modo lo hacía, mas ahora que era a él a quien le ocurría algo malo empezaba a ver que de hecho eso no se sentía bien.

El mayor contestó sin pensárselo ni un segundo.

—Sí, mucho —Aquello sólo causó que Gerald levantara la mirada hacia él entrecerrando más sus ojos. Envy no sonrió esta vez, pero al menos había conseguido que lo mirara—, pero lo que no me parece gracioso es que te sientas mal por culpa de alguien que no soy yo.

Los ojos celestes del menor cambiaron un poco su aire de molestia por uno de confusión.

—El que ha querido causarte miedo y desesperación he sido yo, pero no, tú vas y te alteras por el primer mal comportamiento que el Coronel tiene contigo. Eso, en mi opinión, ni siquiera tiene sentido.

—¿Y eso qué...? Fue su culpa —murmuró el castaño con la voz temblorosa en lo que movía lentamente su cabeza en señal de negación—. No... fue mía. Fui un ciego al no notar lo que Roy... lo que el Coronel me hizo...

Era cierto que Envy no comprendía la importancia que los humanos podían darle a esas situaciones, sin embargo, él había estado ahí todo el tiempo cuando eso ocurrió, sabía cosas que el castaño aún no deducía.

—No sólo eres un sin sentido, estás equivocado —Nuevamente Gerald le dedicó una mirada confundida—. El Coronel estaba tan ebrio como tú en ese momento, no pienses que fue algo que él planeó o algo por el estilo, fue una serie de sucesos que se fueron desencadenando. Y cuando despertó y recordó todo, no supo qué hacer, trató de vestirte rápido con tal de que no te dieras cuenta para que así no lo odiaras.

A Envy le convenía no decir nada al respecto, hacer que Gerald odiara a Roy le facilitaría el trabajo de hacerlo su aliado, pero al ser Mustang quien logró guiar al castaño por tanto tiempo era natural tomarlo como el principal pilar de su estabilidad emocional, y hacer que lo odiara podía resultar ser un arma de doble filo y aquel al que el moreno acabaría destruyendo sería a sí mismo.

Al menos eso era lo que su razón le decía al homúnculo, y como siempre haría caso, sin embargo, su lado emocional, ocultamente, también estaba actuando.

—Te puso su chaqueta por error, él todavía estaba algo mal por la resaca y no se dio cuenta hasta que fue a ducharse —retomó el mayor—. No decirte estuvo mal, en eso podemos estar de acuerdo, pero se notaba en su cara que no fue intensión suya. Aunque, claro, no soy humano, así que no entiendo —respondió con el mismo tono que el castaño había usado.

Sólo entonces Gerald notó que esa frase le había afectado de algún modo al homúnculo ¿Envy lo tomó como una ofensa? Y siendo así ¿acaso lo había percibido así... por envidia?

—Pero no soy tan imbécil, y si te estoy diciendo que Mustang no te quería dañar es porque eso vi —El castaño volvió a agachar la cabeza, Envy se sorprendió al ver que no estaba llorando—. ¿Vas a dejar que un incidente destruya la amistad que han tenido por tanto tiempo? ¿Tan patético eres como para hacer algo así? Bueno, es tu decisión a fin de cuentas ¿Qué va a ser, entonces?

—Supongo que puedes tener razón en algo, pero él ya me odiaba... No se si él me siga considerando su amigo desde que me uní a ustedes... —respondió el menor luego de un suspiro, a pesar de que sabía que eso era mentira.

Aún así, Envy tenía un punto que lo había terminado por convencer; eran muchos años de amistad y eso sólo fue un incidente al que fácilmente se podría culpar a los tragos de más que ambos tomaron.

—Sueñas si lo que quieres es que me calme tan pronto porque no puedo... —El moreno miró sus manos, estas estaban temblando todavía, una más que otra ya que una de ellas estaba ensangrentada—. Por cierto... Lamento haberte quemado... Necesitaba...

—Desahogarte, lo entiendo... aunque necesitas más que ascuas para dañarme seriamente, niño —respondió Envy bajándole la gravedad al daño recibido pues sí lo había dañado—. No obstante, está claro que aún necesitas desahogarte, así que ya sé que haremos al respecto... Vas a ir con Kimblee y te vas a desquitar todo lo que quieras.

—¡¿Ah?! —Gerald se sorprendió—. ¿Lo dices en serio?

Envy no había alcanzado a asentir cuando el castaño lo abrazó repentinamente. El homúnculo no supo cómo reaccionar, nunca antes lo habían abrazado realmente, además ¿Por qué el abrazo? ¿Acaso lo había logrado hacer sentir mejor? Pero si sólo había sido directo y rudo como siempre ¿Cómo fue eso capaz de ayudar a un humano?

El cambiaformas no abrazó de regreso al joven puesto que no pudo reaccionar, pero sí sonrió cuando este se separó.

—Y yo que creí que ya conocía todo de ti —murmuró el mayor nuevamente esbozando una sonrisa irónica, pero una pequeña—. Ahora ve a comer lo que te traje antes de que se te ocurra quebrarte la otra mano.

El castaño sólo asintió y se aproximó a la mesa, tuvo que comer usando su mano derecha ya que su izquierda le dolía mucho, seguramente Envy tenía razón y se quebró algo.

—Oye, ¿podría pedirte un favor? —cuestionó el moreno antes de empezar su comida—. Lo que pasó hoy... ¿podemos dejarlo entre los dos?

—Eso muere aquí mismo —respondió el mayor caminando a buscar unas vendas y sentándose a la izquierda del menor. Mientras el castaño comía, el homúnculo iría vendando su mano herida—. Oh, por cierto, hoy cumpliste dieciséis años.

El castaño dejó de comer y lo miró. Era verdad, ese día era doce de Febrero; su cumpleaños.

—Y considerando tu actitud de hace poco... No puedes negarme que eres un cachorrito ¿Verdad, koinu? —Una vez vendada su mano, le acarició la cabeza, reforzando la burla.

—Ya me da igual, di lo que quieras de mi o llámame como quieras —volvió a suspirar el menor mirando nuevamente su comida—, pero creo que ya notaste que de ser uno, yo sería el cachorrito menos dócil.

Voy caminando sin saber
Nada de ti
Ni siquiera el agua que rodea mis pies
Puedo sentir

Lo intento cada vez mejor
Y no estaré
Satisfecho hasta olvidarme al fin de ti
Como soñé

Tengo tantas cosas que decir
Que no puedo recordar
Pienso que es muy tarde para mí
Pienso que es momento de olvidarme ya de ti

Llueve sobre la ciudad
Porque te fuiste
Ya no queda nada más
Llueve sobre la ciudad
Y te perdiste
Junto a mi felicidad
~ Llueve Sobre la Ciudad/Los Bunkers

*Yashinoki: "Palmera" en japonés

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