Taehyung volvió a las nueve de la noche.

— Traje dumplings — anunció abriendo la puerta de la casa. Dejó las cosas en la mesa y se sentó.

Jungkook apareció recién levantado de una buena siesta. Taehyung lo miró y pensó que se veía súper tierno.

— ¿Qué tal el día Jungkook? Vi el cartel en la pizarra de anuncios... en el elevador y por todos lados.

El menor se alzó de hombros.

— Nadie me llamó.

Taehyung le puso tres dumplings en el plato y Jungkook se sentó a su lado. Empezó a comer con más ánimos.

— Era obvio que nadie te llamaría el primer día. Debes tener paciencia.

Jungkook asintió con la cabeza y siguió comiendo.

Taehyung encendió la televisión y conectó el YouTube a la tele. Buscó música de anime en piano y le dio play al video.

Jungkook al oír las melodías levantó la cabeza y miró la tele, con atención.

— ¿Por qué no suena igual?

— ¿Que? — Preguntó Tae.

— Hoy usé tu piano. Pero no suena igual.

— Eso es porque no sabes tocar — le dijo riendo. — Si quieres aprender yo no tengo mucho tiempo para enseñarte pero hay videos en YouTube que pueden servir. Luego te los mostraré en la computadora.

Jungkook asintió con la cabeza y siguió comiendo sus dumplings deliciosos. Taehyung comia con una sonrisa mientras lo veía disfrutar.

Quizás sus buenas acciones no fueran recompensadas con dinero, pero ver a ese chico más animado, era la mejor recompensa que podía pedir.

O tal vez sus buenas acciones fueran recompensadas por algo mejor, al más grande. Algo que Taehyung y Jungkook  necesitaban con urgencia:

Amor.