Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¿Y ahora...?

¿Porque me duelen las muñecas? Wow, mi espalda está torturándome como nunca.

Abrí los ojos, una pared de piedra marrón yacía frente a mi. Trate de mover mis manos pero un dolor intenso invadió mis muñecas y el ardor insoportable hizo que soltara un pequeño quejido.

Estaba atado de manos. La incomodidad me inundaba. Lo bueno era que estaba recostado sobre una pared.

Moví mi cabeza y el crujido de mis huesos se hizo presente seguido de un dolor impotente. Visualice el entorno, nos encontrábamos en un cuarto pequeño, sus paredes completamente hechas de piedra. La luz llenaba ese mediocre cuarto por medio de una gran abertura a nuestra izquierda; la única forma de salir era a través de la puerta de madera que impedía el paso: tablas unidas con clavos y tornillos, un poco separadas entre sí.

Sentí un peso en mi hombro izquierdo, voltee con dificultad y encontré a Kai recostado sobre mí.

—Kai despierta —dije moviendo mi hombro tratando de moverlo y despertarlo para que se quitará de sobre mí. —Kai —hablé más fuerte.

—¡Ay! No me grites —exclamó sin abrir los ojos y se recostó hacia el otro lado, sobre Mira.

—Chicos —susurre. —Despierten.

—¿Qué quieres? —Kai abrió los ojos. —Wow, no fue solamente un sueño —expresó al ver a Mira. Carraspee dos veces, con el fin de que me prestará atención y no delirara. —Quiero decir que fue una pesadilla —refuto secamente. —¿Qué es esto? ¿por qué mis manos están atadas? Adam dime qué pasa —Se retorció como pudo para zafarse de las cuerdas que ataban sus muñecas.

—¡Oye! —Se quejó Mira cuando recibió un golpe brusco de parte de Kai —ten más cuidado ¿quieres? —su ceño se frunció seguido de ese acto, no obstante este se rindió al darse cuenta de que no podía zafarse de las cuerdas tampoco. —¿Qué sucede? ¿Por qué estamos atados?

—No lo sé...

—¿Y ahora qué? ¿En dónde estamos? —cuestionó Mira.

—Que ironía ¿no? Pasar de una habitación escuálida y tediosa, con grandes paredes blancas y sin ninguna salida, a una mísera celda de piedras, con una gran oportunidad de escapar pero no poder hacerlo porque estamos atados a estas torpes sogas. —expresó Kai. Suspiro —¿Saben chicos? Estoy cansado, me siento súper molido, como si alguien me golpeó con una bolsa de tortugas enojadas.

Reí ante esa tonta y remota idea. Estos chicos son muy graciosos, molestos a veces, pero graciosos.

—Eso no tiene nada de sentido kai

Luego el silencio reinó por unos minutos entre nosotros.

—Yo también me siento débil chicos. —Mira rompió el molesto silencio que rondaba por todos lados.

Eso explicaba mi debilidad y el dolor en mi cuello. Eso explicaba el cansancio que sentí cuando desperté y el instante en que caímos por el vórtice, si así podría llamarse, las fuerzas se me habían agotado, y no era el único, Kai y Mira también habían sufrido por esa misma situación y fue la razón por la que nos desmayamos antes. Ese es el motivo por el cual estamos aquí ahora, encerrados otra vez.

—Creo que el pasar por el vórtice agotó nuestras fuerzas.

—¿Pero en sí, quién era ese tipo raro de antes? —cuestionó Mira una vez más, con la mirada perdida al frente, seguramente recordando la inusual imagen de ese hombre, su podríamos considerarlo como un hombre o una persona. —Parecía un payaso extraño, con su ropa tan colorida y su cabello, ni hablar, era espantoso; sin duda aterrador.

La verdad no me quejaba, pero su atuendo era raro, llevaba una camiseta verde bajo una chaqueta morada a su medida, sus pantalones eran azules y muy ajustados, una bufanda celeste de ceda, su piel era morada también, sus zapatos no se quedaban atrás eran amarillos al igual que su cabello. En verdad podría decirse que parecía un payaso, sin mencionar que sus gafas oscuras no lo hacían ver tan mal.

—No importa cómo se veía, lo que importa es que nos ayudó a escapar de los perros demonio...

—¿En serio? ¿A estas cuerdas les llamas ayuda? Estamos atados Adam, cómo escaparemos de esto ahora ¿diciéndole al tipo de cabello rubio? No. Él no está aquí. - se sobresaltó Kai de pronto.

—Calmate kai, buscaremos una forma de salir de aquí, de nuevo.

—¿Pero qué nos paso, cómo llegamos hasta aquí? —me interrogó Mira de nuevo.

Que manía de preguntarme todo a mi, yo no tengo todas las respuestas.

—No lo sé, lo único que recuerdo son bueyes hablando en un idioma extraño.

Me observaron incrédulos ante mi declaración acerca de los bueyes parlantes, yo también lo haría en su lugar. La verdad ni siquiera sé si es verdad lo que vi o solamente una ilusión del agotamiento que me cargaba era mayor, así que no podría especular con certeza si era real o no. Sus risas no tardaron en presentarse después de unos segundos.

Unas risas fuera de la habitación en la que estábamos nos hicieron callar, opacando las risas de Kai y Mira. Pronto la puerta se abrió dejando entrar a dos bueyes, de cuerpos robustos, con gran estatura, el doble de la mía tal vez; vestían pequeños pesados de telas ceñidas a sus cinturas, dos cinchas de cuero que atravesaban sus pechos en forma de equis y sujetaba en sus espaldas dos espadas con perfecta fijases. Llevaban cascos de guerra sobre sus cabezas, con perfectos orificios apropiados para sus cuernos y cintas atadas a sus muñecas.

—Susula catarakou —hablo una.

—Catarqua solu, garalal —le respondió la otra.

Algo está seguro, bueno dos cosas, no fue una ilusión o un sueño el hecho de que eran los mismos bueyes que había visto antes que no podíamos entenderle nada porque hablaban en un idioma ajeno al nuestro.

Últimamente he sido curioso y me preguntaba que estarán conversando o discutiendo entre ellos.

—¿Qué crees que estén diciendo? —automáticamente pensé en voz alta.

—¡Ay! Lo siento, reprobé la materia de minotauro para principiante en quinto grado —odiaba el sarcasmo de Kai.

Eso eran, minotauros, no bueyes aunque tuvieran un gran parecido.

—Sshh... cállense —shito Mira. —Ellos están enojados por todos los invasores humanos que aparecen aquí, y al parecer somos los más feos.

¿Qué? ¿Otra vez?

No entendía cómo ella podía hacer eso.

—¿Cómo puedes entenderlos?

—No sé, es algo que simplemente puedo hacer, no es mi culpa —musitó al final.

Era evidente que algo harían con nosotros, a ellos no les gustaban los humanos, según entiendo, y ahora no sabíamos qué hacer, estábamos atrapados.

Un tiempo después caminábamos a empujones a través de un pueblo neoclásico lleno de ellos.

Todos nos veían con mofedad, todos riendo de nosotros. Otros ni se inmutaban ante nuestra presencia, tal vez ya acostumbrados a los invasores humanos que pasaron anteriormente por estos lares.

—Chicos —susurró Mira tras nosotros, nos estuvimos y volteamos a su dirección —trataré de hablar con ellos.

—¿Tú, sabes hablar minotauro? —hablo Kai.

—No —reconoció Mira —pero puedo tratar.

—Ella está en lo correcto, vale la pena intentar. Vamos Mira, hazlo —la motive.

Volteo hacia ellos y la vieron expectantes, esperando su movimiento.

—Vanyagu, numala ruki, pasjena olagua tumo —gritó para que la escucharan, ellos se vieron aterrados ante las palabras de Mira.

—Tucana ma. —la señaló uno con una expresión de horror, todo su cuerpo temblaba, se podía ver su sudor en su frente y en su cuello.

—Taluta —expresó el otro de igual forma, nervioso.

—Talaga, moti rarnu —hablaron por última vez y nos comenzaron empujar, haciéndonos caminar a fuerza hacia adelante. ¿A dónde nos llevaban? Ni idea pero no se sentía una buena vibra.

—¿Y bien, qué fue lo que dijeron? —cuestione.

La expresión de su rostro no era buena. Su preocupación no podía esconderse, era mala mintiendo, era mala escondiendo sus sentimientos de alerta y tristeza.

—Hey —mencioné suavemente —¿Qué pasa?

—Me acusaron de ser una bruja

Inclinó su rostro, eso me dolió hasta a mí.

—Eso es muy grosero —mencionó Kai, para animarla creo. —Pero tú qué les dijiste.

Ella levantó su cabeza lentamente y vio a Kai.

—Solamente les dije que no éramos peligrosos y que podían confiar en nosotros. Al menos eso creo que les dije.

—No tiene nada de malo, ellos no lo entendieron bien. No te sientas mal, estamos contigo ¿No Kai? —me dirigí a él, sé sustrajo viendo a los demás que nos veían mientras caminábamos. —¿no Kai? —masculle más alto.

—¿Ah? Si, si, claro —respondió.

—Gracias chicos —vi la sonrisa que siempre resplandecía en ella, esa sonrisa que me hacía sentir tranquilo.

—Oye ¿no van a comernos o si? —Kai rompió ese instante mágico en que la observaba con ternura.

—Ellos no lo harán. —dijo preocupada.

—Eso es un alivio —expresó Kai en un suspiro.

—Pero alguien llamado Torux, al parecer si.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro