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La cabaña

—Al parecer alguien quiere que no vayamos allá. —mencionó Mira

—O que no salgamos de acá.—supuse estupefacto acercándome a la cerca

—Adam, no vayas hacia ella. —alcance a escuchar a Kai en un susurro.

Me acerqué cautelosamente y vi hacia todos lados con el fin de percibir si corríamos peligro, mas al parecer hemos estado en este bosque por unas horas, supongo, y no se ha visto alma alguna en todo esto.

—Vengan chicos no hay peligro.

—¿Qué creen que haya al otro lado? —preguntó Mira examinando la cerca y posicionándose a mi lado.

—No lo sé, puede que sea peligroso.

—Yo no sé ustedes chicos pero yo comenzaré a subir —Kai caminó hasta ella y al poner las manos en la cerca este sufrió de un horrible choque eléctrico que la misma energía eléctrica lo hizo impulsarse hacia atrás.

—¡KAI! —gritamos al unísono.

Corrimos hasta él, observaba sus manos con una expresión confusa en su rostro, al verlas no daban señal alguna de un solo rasguño o alguna quemadura o alguna lesión.

—Hey, mis manos deberían estar quemadas. —expresó sorprendido.

—Que extraño, esto es mucho más extraño de lo que pasó con la lechuza —mencionó Mira.

La verdad es que no era únicamente lo de la lechuza algo raro, sino el suceso en que ella comenzó a cambiar, sus ojos y su respiración se entre corto, eso en verdad me aterró. ¿Será normal? No me había dado cuenta antes pero desde ese momento, las puntas de su cabello negro se tornaron azules. Al parecer ella tampoco lo notó, mucho menos Kai.

—¿Qué pasó con la lechuza? —interrumpió Kai mis temidos pensamientos.

—Vamos por acá, hay que seguir la cerca, debe haber una salida, tan siquiera una puerta por aquí. —comencé a caminar aun lado de la cerca, gracias a que la cerca era eléctrica había lámparas que iluminaban alrededor y a lo largo de ella y nos daban vista suficiente para continuar sin temor.

Después de caminar por un largo tiempo, perdí la esperanza de encontrar una salida, como si la hubiesen cerrado desde el otro lado con el objetivo de que nunca saliéramos de aquí.

—¿Así que dices que entendiste lo que ella dijo? —confundido Kai, seguía interrogado a Mira con un sinfín de preguntas, unas más absurdas que otras; ella le había contado sobre la lechuza y que ella había entendido todo lo que aquella lechuza en su ciega soledad había expresado.

-Si fue algo muy extraño, sólo paso. —confirmó Mira encongiendose de hombros sin dar mayor explicación al asunto y eludiendo las incesantes preguntas de Kai

—Tú eres más extraña aún —concluyó Kai.

Mientras oía sus parloteos, tenía la impresión de que estábamos cerca de algo, un pequeño sonido me instaba a seguir caminando, era como un hilo muy delgado de sonido, tal como si el viento lo estuviese acarreando. Llamaba mi atención, que no podía dejar de escucharlo.

Efectivamente encontramos una salida

—¡Oigan, por ahí chicos! —señale una puerta de acero forjada, al parecer también estaba electrificada. Tome una rama y al tocar la puerta pequeñas chispas de energía saltaron ante tal acción.

Al lado de la puerta había una caja de metal, supuse que protegía los cables eléctricos que mantenían activa la electricidad en la puerta y por toda la cerca. Si lograba desactivarla, tal vez podríamos abrir la puerta sin miedo a sufrir un choque eléctrico o alguna lesión mayor.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Mira.

—Trataré de no morir —tome una roca y comencé a golpear la caja de electricidad.

—A menos que ya estemos muertos, eso no funcionará. —comentó Kai. No preste atención a su comentario pesimista y seguí golpeando la caja.

Era inútil, la caja era más dura que la roca; tal vez fue muy pequeña la roca o muy frágil gracias a que está se partió en dos luego del golpeteo constante contra ella, que al parecer también estaba hecha de acero.

—Esto es un martirio... —expresé suspirando decepcionado.

—Sshh... ¿oyen eso? —interrumpió Mira.

—Perece música —contestó Kai con motivación.

—Hay que ir —corrió de improvisto Mira.

—¿A dónde te vas? ¡Vuelve! —grité al ver que fue repentina su reacción y como se alejaba adentrándose nuevamente a la oscuridad y la espesura del bosque.

Kai la siguió.

—¿Tu también? —grité de nuevo.

—Puede ser gente —gritó, no volteo en dirección a mi sino que siguió corriendo tras Mira, siguiendo la música.

No estaba seguro y qué tal si todo esto es una trampa.

—Podría ser mala gente —pensé en voz alta mientras me resignaba a seguirlos para no perderlos de vista.

Cuando llegue a alcanzarlos se encontraban frente a una cabaña.

¿Es enserio? Nada más tétrico o espantoso que una vieja cabaña en el bosque, más si estás atrapado en este bosque.

—Entremos —tomó la iniciativa Mira y se dirigió a la puerta.

—Mira no creo que sea buena...

—Muy tarde -abrió la puerta y entró. "Necia" pensé, "es demasiado terca en verdad".

Bufé y refunfuñe en voz baja.

—¿Qué pasa Adam? ¿asustado? Oh, no el gran Adam está aterrado, ¿tienes miedo a una simple cabaña? —Se burlaba Kai. "¿Era esto acaso una especie de broma?" —Vamos Adam, tranquilo sólo entra, ¿o a eso también le tienes miedo? —concluyó Kai antes de entrar a la cabaña.

La música seguía sonando, era una especie de melodía arcaica muy irritante, de esas que sientes que el relajarte no va cuando quieres escuchar esa canción, era tranquila, era lenta y suave, no obstante no era una buena pieza musical, al menos para mi gusto, sentía que todo mi cuerpo la rechazaba.

No era evidente que quedarme ahí afuera fuese una buena opción, aunque me sentía seguro de mí mismo, no estaba seguro de lo que hacía, tenía miedo como Kai así que opté por entrar, tal vez encontrábamos algo que nos ayudará a salir de aquí.

Abrí la puerta y finalmente entre, pise unos vidrios y unos papeles que estaban tirados en el suelo, había muchas cosas, frascos de vidrio rotos con líquidos de colores extraños, platos rotos, sillas rotas, un televisor, muchos cajones deteriorados y fuera de su lugar. Parecía un chiquero, como si un tornado hubiese azotado con algunas cosas por acá.

Un olor desagradable impregnaba mis fosas nasales, podía respirar, no obstante no era recomendable estar ahí, por las circunstancias ambientales tan desagradables y menoscabas que se podían presenciar.

—Este lugar es un desastre —pensé en vos alta de nuevo.

—No te quejes al menos aquí hay más calor -contrarrestó Kai.

—Chicos traten de buscar un interruptor o algo que desactive la cerca eléctrica. —hablo Mira apartando pedazos de sillas rotas y vidrios de las ventanas.

—Wow, este lugar parece ser muy viejo, vean las vigas, estas todas desgastadas y caídas. Y mira la columna —Kai tocó mi hombro y me hizo ver una columna junto a una pared muy sucia y dañada. —Está tan agrietada que está cerca de partirse a la mitad. —Se acercó y tocó la pared con detalle.

—Adam ven a ver esto —escuche a Mira llamarme. La luz era escasa y era difícil saber por donde pisar y donde no. Así que para acercarme a ella tuve que pisar, patear y tropezar con muchas cosas.

Llegue hasta ella y me percate que estaba frente a una mesa llena de frascos de diferentes tamaños, me llamó la atención muchos tubos pequeños que contenían nombres muy extraños, no sé con exactitud para qué podrían ser útiles pero sin duda sería arriesgado y peligroso.

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