Escape
—Ah... Tenemos un problema —escuche decir a Kai.
Voltee y vi que de un agujero en el suelo salía humo verde. El vapor que emanaba de este era insoportable y ardía cuando respirabas. Picaba la garganta y sentías un dolor en el pecho, diferente a alguna enfermedad creo.
—Debemos salir pronto de aquí. Vamos —señalé el conducto.
Corrí hacia la pared y salte para alcanzar el bloque más cercano al suelo, que por cierto, estaba un poco más alto de mi estatura.
Subí el primer escalón y como si algo me impulsará salte de pronto al otro que estaba un poco más arriba de ese pero hacia un lado y salte al tercero hasta llegar al último escalón justo en donde se encontraba el conducto.
No recuerdo poder hacer eso antes, aunque la verdad es que no recuerdo nada de nada, ni siquiera mi verdadero nombre, así que no creo que importe
—Chicos suban —grite.
—Yo también puedo hacer eso pero no soy presumido. —escuche a Kai.
Vi como corría y saltaba para alcanzar el primer bloque, para su desgracia no podía alcanzarlo.
—Tal vez solo eres un gran mentiroso —gritó Mira y corrió para ayudarlo a subir.
Reí ante esa respuesta. Voltee para averiguar como abrir la rejilla del conducto. La tome y comencé a halar, pero no funcionaba, me percaté de que estaba atornillada.
—No puedo abrirla —grité en dirección a ellos. Kai ya estaba en el tercer bloque y Mira en el segundo. —esta atornillada.
—Entonces qué hacemos —preguntó Mira.
—Podemos bajar e ir a la máquina de escribir, tomar una tecla de la máquina de escribir, convertirla en un destornillador y darle un par de vueltas. - Kai finalizó en forma de duda.
No era un buen plan.
El humo comenzaba a ascender y era terrible el ambiente en el cual nos encontrábamos, así que en la desesperación, me concentré en golpearla y al hacerlo varias veces con fuerza la rejilla se zafo. Nunca creí tener tanta fuerza.
—¿Cómo hiciste eso? —pregunto Mira.
—No sé —grité.
Tiré la rejilla y vi el interior del conducto, se sentía una brisa fría y refrescante.
—Kai —lo llame, pero no respondía. —Kai —lo llame de nuevo.
Al parecer no entendía.
—¡Kai! —lo llamo Mira también con un tono aún más alto pero lo suficiente para que entendiera.
—Ah, si yo soy Kai. ¿Qué quieren? —reaccionó en forma relajada.
—Kai salta para acá, toma el ladrillo y yo te atrapo.
—No, claro que no, no voy a llegar. —Se rehusó, la idea al parecer no le agradaba.
—¿Cómo quieres que te ayude entonces?
—Dejen de discutir, y apresúrense el humo es insoportable. —dijo Mira algo molesta y preocupada a la vez, mientras se cubría la nariz y la boca son una mano para evitar la excesiva inhalación de la toxina.
—Oh, sí lo siento. Kai solamente salta y te atrapare, confía en mí.
—No lo hago completamente pero no tengo opción.
Kai saltó con todas sus fuerzas para alcanzar el bloque y lo sujeto, sin embargo estuvo a punto de resbalarse.
—¡Adam! —grito.
—Te tengo
Mira saltó al siguiente bloque.
Era algo difícil estar los dos en el mismo bloque, porque no era lo suficiente grande.
—Bien, tu ayuda a Mira y yo iré al frente. —dije a Kai.
—No hermano, yo iré al frente. —reclamo.
—¿Por qué?
—Porque no quiero tu trasero frente a mi cara.
—Chicos basta, ayúdenme de una vez. —interrumpió una vez más Mira.
Bien, salta y te atrapo. —dije extendiendo mis brazos.
Ella saltó y de la misma forma que Kai, se aferró al bloque de ladrillo y la subí.
—Este espacio es muy pequeño. —comentó Mira, la cercanía entre nosotros era algo incomoda.
Sentí un escalofrío al darme cuenta que todavía seguía sosteniendo sus manos.
"Suéltala Adam" pasó por mi mente el pensamiento como un relámpago que fugazmente se desvaneció.
Tosí en dirección contraria a ellos, sentía que el pecho arder como si un fuego me quemará por dentro, algo que retorcía mis pulmones.
—Vamos no perdamos tiempo, tengo un poco de nauseas y me siento mareado. —entré al conducto, era estrecho y la única forma era gatear a través de él.
—¿Qué estás haciendo? —Escuche a Mira otra vez.
—Atravesando el conducto —respondí.
—Tú no, Kai. ¿Qué está haciendo? ¿Por qué vas al revés?
—Créeme es la mejor forma, así si nos atacan, yo seré el primero en retroceder. —rodee los ojos al escuchar su especulación tan absurda, a mi parecer.
Se sentía la brisa fría y refrescante, acariciar mi rostro y los vellos de mis brazos se erizaban con el roce del mismo, sin embargo había otra rejilla que nos impedía el paso.
—Parece que hay otra rejilla al frente —anuncie, me detuve y sentí que alguien chocó conmigo.
"Kai" fue mi pensamiento inmediato.
Me acerqué a la rejilla y la golpee con la misma fuerza en que golpee la primera y cayó por un vacío.
Parecía ser un escondite subterráneo. Frente a mí había una escalera, que al ver hacia arriba tenía fin, una puerta, tipo válvula, pero al ver hacia abajo, el vacío, donde había caído la rejilla, solo continuaba rodeada por una oscuridad espesa y opacadora, no tenía fin al parecer.
Me estire y alcance la escalera.
—Apresúrense, el humo ya se filtró en el conducto —Mira tosió ferozmente.
Subí lo más rápido posible y llegue a la puerta, la empujé, obviamente estaba cerrada. Gire la válvula y pude sentir un fresco aire que acariciaba mi rostro, al abrir la puerta con dificultad, ya que su peso era grande.
Veía un bosque, era de noche pero no me atreví a abrir toda la puerta circular, por temor a algún peligro. La poca luz que iluminaba el bosque era lo único que me dejaba ver lo más cercano, la oscuridad se apoderaba de él en los lugares donde mi vista no podía alcanzar.
—¿Y bien? ¿qué encontraste? —pregunto Kai.
—No creo que sea seguro subir —respondí.
—No sabe si es seguro subir —grito Kai en dirección a Mira.
—Pero seguro que es más seguro que quedarnos aquí, así que muévanse. —ordenó Mira.
Abrí toda la puerta y sentí que Kai, con su ligereza de salir me pateó la cabeza.
—Ten más cuidado —reclame.
Subí y se respiraba aire confortador.
—Debemos cerrar la puerta antes de que el humo llegue hasta acá. —Empuje la puerta, pero era algo pesada.
—Ayúdenme chicos —dije esforzándome.
Al cerrar la puerta y girar de nuevo la válvula, sentí como un vapor me envolvió y sin evitarlo, inhale del humo. Me ardía la nariz y me dolía profundamente el pecho. Debió ser por la mucha exposición a ese humo toxico y el lugar encerrado en que estábamos.
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