KAI

La extraña mujer estaba furiosa, podría decirse que hervía en ira; seguido de eso, tomó su cabeza entre sus manos y comenzó a halar su cabello y a mover frenéticamente la cabeza mientras reía, como una loca desquiciada, todo en ella cambio, su vestido se volvió harapiento, sus manos, pies y uñas tomaron un color oscuro y asqueroso, sus piernas, anteriormente tan delicadas y finas se desfiguraron, manchas y arañazos marcaban en sus brazos sin mencionar que sus carcajadas maniáticas cada vez más hacían eco en mi mente.

La hice enojar, la hice perder la cordura, si tan solo Mira no hubiese dicho nada al respecto sobre mi desconfianza, todo hubiese estado normal. Todo fuese como antes, cuando ella no se veía como una loca desquiciada.

La mujer levantó su cabeza y sus risas eran aún más penetrantes, su mirada se clavaba en mí, o no sé con seguridad si era así, ya que Adam estaba frente a mi y no sabía si me veía a mi o a Adam, pero aún así, su rostro era horrible, su dentadura amarillenta y su risa rebota por todas las paredes de la pequeña cocina en ese extraño pasaje.

Mi corazón se aceleraba, el aire me faltaba y grandes gotas de sudor corrían por mi frente y espalda, mis manos temblaban, como si aún siguiera en aquel bosque frío y fúnebre.

De la nada la mujer se lanzó sobre mi, haciéndome caer de espaldas, golpeando mi cabeza contra el suelo y haciendo que un dolor inminente se hiciera presente en la parte trasera de mí cabeza y que mis sienes comenzarán a golpearme con el bombeo de mi propia sangre.

Abrí los ojos y la expresión de aquella loca me aterraba al ver su sonrisa perversa y ruin, sentía su aliento fétido y desagradable directamente sobre mi, en sus ojos negros podría expresarse la malicia y la maldad que emanaba de su alma, su verdadero ser, y expectante ante sus movimientos, trate de zafarse de su agarre; todo esfuerzo por lograrlo fue inútil, completamente en vano, sentía su peso descomunal sobre mi abdomen al percatarme que estaba sentada sobre mi; mi espalda sufría, ya que la silla se encontraba debajo y para variar no era nada cómoda, mis brazos a mis costados, completamente inmóviles, y de pronto comenzó a abofetearme con fuerza una y otra y otra vez; escuchaba a los chicos gritar detrás de ella para que me soltara, sin embargo trataron de quitármela de encima y fueron repelidos por un rayo de luz que los expulsó al otro lado de la cocina.

El dolor de cabeza aumento, acompañado de un ardor en mis mejillas gracias a las fuertes bofetadas de la loca. En un instante tomó bruscamente mi cabeza y comenzó a recitar un cántico siniestro y tétrico que me helaba la sangre con solo escuchar los desgarradores alaridos.

Todo intento que Adam o Mira hicieran para quitarme a esa loca de encima eran en vano. Poco a poco perdía el conocimiento, las luces iban opacándose y mi visión se tornaba borrosa y oscura a la vez, mi cuerpo dejó de reaccionar y mis manos dejaron de forcejear. Sentía un vacío en el pecho y mi audición fallaba; cada vez escuchaba a los chicos más y más lejos y el cántico sádico de la loca se perdía en una innumerable serie de estática que inundaban mis oídos.

Lo daba por perdido, ya me había rendido cuando, pasados unos minutos, al parecer, el ajetreo de mis hombros comenzó a traerme de vuelta a la realidad.

Gradualmente la voz de Mira se hacía más nítida y clara.

—¡Kai! ¡Kai, despierta por favor! —las súplicas y llamados de Mira me daban esperanza, mi vista se recuperaba y mi respiración era constante y tranquila. - Vamos levántate, Adam golpeó a la bruja loca y no sé cuánto tiempo va a estar inconsciente - Se puso en pie y extendiéndome la mano, me invitó a levantarme, aunque con dificultad logré sentarme.

—¿Qué esperan? Vámonos antes de que despierte. —La insistente voz de Adam retumbó por todos lados.

Me puse de pie y camine a zancadas hasta llegar a Adam, el cual se encontraba frente al pasaje por el cual habíamos llegado.

—Les dije que era una trampa, pero ¿quisieron escucharme? No. ¿acaso sospecharon de algo extraño? No, nunca le prestan atención a Kai. —reclame molesto, por su culpa casi pierdo la vida.

—¿Alguien quiere postre? —el eco de la extraña voz de la mujer se hizo presente por todos lados incluyendo el espantoso pasaje que debíamos atravesar.

La silueta de una mujer se distinguía ante nuestros ojos y al asomarse a la luz pudimos ver a la misma mujer risueña, coqueta y elegante frente a nosotros. Sostenía un pastel de moras en sus manos mientras nos veía con malicia.

—¿Cómo?

—¿Qué?

Gire a ver a la loca que estaba tirada un en el suelo, desmayada. No entendía cómo estaba ahí, si había sido noqueada por allá. Aún preservaba su apariencia horrible. La mujer al ver a la otra en el suelo desfallecida, presentó asombro y comenzó a hacer los mismas cosas que hizo la bruja antes de convertirse en lo que ahora era. Una desquiciada, está no reía, se dedicaba a mirarnos mal.

—¿Qué le hicieron a mi hermana? —Gritó furiosa y rápidamente se lanzó contra Mira, haciéndola caer al suelo, golpeando su espalda y cabeza contra la cerámica y de la misma forma, se sentó sobre su abdomen y la abofeteó repetidamente.

El sonido era sonoro, los quejidos y jadeos de Mira iban en aumento. Se detuvo y tomó su cabeza, tal cual lo había hecho conmigo, y comenzó a recitar el mismo cántico haciendo que los ojos de Mira quedarán viendo al vacío y que su forcejeo cesara. Poco a poco perdía fuerzas y se rendía.

—¡Déjala en paz! —Gritó Adam y se abalanzó sobre la segunda bruja, está al escucharlo, soltó brutalmente la cabeza de Mira, golpeándola de nuevo contra el suelo. Sufriremos contusiones y grandes dolores de cabeza después de esto.

Adam y la bruja comenzaron a golpearse y a forcejear. No perdí tiempo y tome un hueso que estaba en la mesa, era grande y un poco pesado, me subí a ella y comencé a golpear algo.

—Deja de golpearme —gruñó Adam, seguía luchando con aquella bruja.

—Deja de moverte entonces —me defendí.

Abalance un golpe más y si, directamente di hacia ella.

—Genial, pero no era necesario que me golpearas tanto —reclamó Adam de nuevo.

No le tome importancia.

Corrí hacia Mira tratando de despertarla, la sacudí llamándola para que regresará en sí. Abrió los ojos asustada y comenzó a sacudir sus manos y pies en el aire.

—Mira, Mira, tranquila, soy yo, Kai —la tome del rostro y la obligue a mirarme para que parará de golpearme.

—¡Ay! Lo siento, creí que eras la bruja loca. —Se sonrojó y una sonrisa nerviosa se escapó de su boca.

Un alarido desgarrador daño mis oídos, de pronto vi a Adam girar la perilla del horno y pronto se sintió un horrible olor, acompañado de un humo negro y sofocante. Los gritos asediaban todo el lugar, todo de mí se estremeció ante esa situación.

—Vamos, antes de que algo más pase. —sugerí.

—Muy bien hecho Hanzel —escuche a Mira tras de mí, se refería a Adam.

—Corre Gretel, será mejor que nos apresuremos. —Adam corrió hacia el pasaje, sin pensarlo lo seguimos.

"¿Hanzel? ¿Gretel? ¿Qué es eso? ¿De dónde lo sacaron?"

Quise preguntar pero mi aliento se agotaba con cada paso que daba al correr.

Me detuve un instante para respirar, no sirvo para correr, sentía que pronto me descartaría.

—Chicos esperen, puede que haya —respire profundo, recuperando el aire que me faltaba —una tercera bruja por aquí, en plena oscuridad. —continúe exhalando con fuerza, temeroso a que así fuera.

—¿Qué te hace suponer que haya una tercera bruja por aquí? —mencionó Mira, entre respiraciones cortas.

—Espera ¿Cómo no recuerdas dónde está tu casa pero si supones que puede existir una tercera bruja? —interrumpió Adam antes de que respondiera la primera pregunta.

Iba a responder pero un ruido de pasos y arañazos por ese pasaje tenebroso me estremecieron hasta contener el aliento y escuchar atento. Se escuchaba cada vez más cerca y más y más, hasta que de pronto atacó a Adam por la espalda.

—¿Ves? Les dije que había una tercera —mi réplica, llena de triunfo no tenía cabida en ese momento, la verdad mientras Adam luchaba por quitarse a esa bruja de sobre él, Mira tomó el hueso de la mochila y la golpeó repetidamente, hasta que cayó inconsciente.

Corrimos, de nuevo, por aquel pasaje apestoso, atravesando la penumbra que inundaba el lugar y llegamos hasta el mismo lugar, el mismo agujero, si, el mismo que estaba bajo el hábitat de Torux, el mismo por el cual escapamos, pero no nos detuvimos continuamos, aún con la poca luz que emanaba de aquel agujero y pronto encontramos otra luz brillante, resplandeciendo al final de ese pasaje.

Disminuir la velocidad, porque pensé que sería otra trampa de las brujas, pero al instante de detenerme sentí como una mano me hizo caer y me haló del tobillo, adentrándome a él, me halaba hacia atrás, vi la silueta de aquella bruja y los ojos negros que brillaban cual neón en la oscuridad.

Patalear y empujar con mi otra pierna era lo único que podía hacer; Adam y Mira, al escuchar los quejidos y los jadeos entre la bruja y yo, tratando de escapar de ella, regresaron, tomaron mis muñecas y hablaron con fuerza a su dirección, no lo pensé dos veces y, al zafarse del agarre y cae al suelo, me levanté y comencé a correr hacia la luz sin importarme que fuera.

Entre más me acercaba, más me parecía ver una montaña amarilla a lo lejos. Al fin habíamos encontrado la salida de ese horrible lugar, Adam y Mira no tardaron en seguirme el paso y al salir del pasaje, no volteamos por miedo a que la bruja nos estuviera siguiendo.

—Recuerden —reía maliciosa —La muerte es su mejor amiga. La muerte —río aún más —es su mejor amiga —descabellado, pero cierto, seguido de un grito desgarrador de su parte.

Me detuve por falta de aire, mis pulmones ardían de tanto correr y mi corazón podía escucharse en mis oídos.

Voltee para ver qué pasaba, al hacerlo la bruja ya no estaba por ningún lado. Tome grandes bocanada de aire, tratando de recuperarme y cerré mis ojos por el inmenso calor, que emanaba del suelo y el potente sol que provenía del cielo.