¡AYUDA POR FAVOR!
Un silencio se hizo presente luego del susto causado por el extraño sujeto que estaba a metros de nosotros.
—¡¿Y tú quién eres?! —interrogó Mira al sujeto. Podía sentir su miedo, estaba alterada.
—¿Dónde estamos? —pregunté sin pensar.
—¿Es tuya la cabaña? Si lo es, nunca estuvimos ahí —expresó Kai de pronto.
El sujeto nos daba la espalda y reía como si hubiéramos dicho algo sumamente gracioso.
—¿A qué vienen tantas preguntas? —continuó luego de parar de reír. —Se nota que no tienen idea de nada.
—¿Qué quieres decir? —mencioné confundido.
—Ah, chicos no hay mucho tiempo —Mira señaló hacia la cerca y los perros escarbaban con mayor rapidez, deseosos de salir y atraparnos.
—Aunque no me sorprende, no siempre tienen tiempo —hablo de nuevo el sujeto.
Comenzó a caminar lentamente hacia nosotros.
—¿Necesitan mi ayuda? —su propuesta nos tomó por sorpresa, pero sonaba una excelente opción.
—¡SI! —gritamos al unísono, al ver hacia atrás veíamos como los perros conseguían hacer el agujero demasiado grande para pasar por bajo de la cerca, según Mira no estaban felices.
—Excelente, me complace servirlos y estoy para ayudarles, pero antes deben saber que esto les costará. —Se acercó más hacia nosotros haciendo que nuestros nervios aumentaran, bueno al menos los míos.
—¿Nos costará? ¿A qué te refieres con que nos costará? —pregunto temeroso Kai.
—Jajajaja... ¿quieren mi ayuda o no?
Tomó su bufanda, y comenzó a jugar con ella. Él estaba tranquilo a pesar del peligro que corríamos los cuatro.
De pronto los perros ya habían pasado la cerca y se dirigían hacia nosotros.
—¡Claro que si, cueste lo que cueste! —reaccionó rápidamente Kai.
Los perros no estaban muy lejos, faltaba poco y en cualquier momento ellos podrían atraparnos.
—Esta bien, pero antes díganme la palabra mágica.
—¿¡Palabra mágica!? ¡Ya no hay tiempo! —grité confundido. Cómo era posible que nos pusiera condiciones así en la situación apresurada y el terror que nos invadía sin cuestionar la desesperación.
Su expresión era diferente, su expresión cambió radicalmente de una sonrisa cálida a una mueca molesta.
—¿Creen que esto es una especie de JUEGO? ¡NO LES AYUDARÉ SI NO DICEN LA PALABRA MÁGICA!
La desesperación me sacó de contexto y comencé a sudar frío. Mis manos temblaban y pensar era lo que no podía hacer muy bien en ese momento.
—¡¡POR FAVOR, AYUDA, POR FAVOR!! —grité desesperado antes de que los perros nos alcanzarán los vi perros a centímetros de nosotros listos para saltar sobre nosotros y en eso...
—Trato hecho.
Al chasquido de sus dedos, caímos por una agujero.
—Buen viaje —escuche a la lejanía, el sujeto nos veía desde el exterior del agujero. Él ni se inmutaba con los perros que nos buscaban en todos lados.
Sentí un golpe brusco en la cabeza y me topé con un cielo azul y un sol abrasador, brillando con potencia.
Tenía mucho sueño, sentía que mi cabeza y mi cuerpo pesaba demasiado, que hasta un simple movimiento me causaba un desgano.
El sol daba justo sobre mi, molestaba mi vista pero en ese entonces no molestaba, no tenía suficientes fuerzas para mover mi cabeza y evitarlo directamente.
De pronto vi a dos bueyes sobre mi; vestían como guerreros y me veían fijamente.
—¿Gartianje poitu nolu? —preguntó uno sin para de mirarme.
—Poitu nolu —respondió el otro como si afirmara algo.
No tenia fuerza suficiente para pensar, cerré mis ojos lentamente y escuche como las risas de aquellos bueyes se iban alejando hasta desaparecer por completo.
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