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✦ The Hidden Boy ✧

Las heridas dejaron de doler en el instante en qué Hoseok lo besó. 

Sus labios acolchonados se moldearon a la perfección con la boca demandante del mayor. Aunque el beso duró un instante, bastó para preservar las premisas del amor y el deseo. Un deseo que habitaba en él, mismo que se encendió con el primer roce de sus labios. 

Hyungwon cerró los ojos suspirando en medio del beso mientras los dedos fríos de Hoseok recorrían con delicadeza su piel ardiente. Los mismos dedos bajaron por su pecho plano marcando líneas invisibles en su abdomen desviándose hacia un costado apresando su cintura. 

Hoseok lo estrechó contra su pecho con rudeza provocando que Hyungwon separara los labios para jadear. Hoseok aprovechó la separación para introducir su lengua en la cavidad húmeda e intensificar el beso. 

La mente de Hyungwon quedó completamente en blanco al sentir la lengua de Hoseok explorando su boca sin timidez. Se abandonó en los brazos del mayor entregándole el derecho de tomar lo que él quisiera. 

La extrema confianza en Hoseok lo hacía temblar pero a la misma vez le trasmitía seguridad. Una seguridad que antes de Hoseok no había conocido. Sabía que era incorrecto y dañino para su corazón pero esos ojos caramelo y sus movimientos precisos impedían que se alejara de él. Por alguna razón su cuerpo reaccionaba a las palabras hechizantes del mayor y su expresión infantil lo invitaba a seguirlo ciegamente. Hyungwon decidió cerrar los ojos y bloquear sus oídos del exterior; nada ni nadie existían después de Hoseok. El mundo podía derrumbarse frente a él y mantendría su sonrisa solo si tenía a Hoseok a su lado. 

—Está bien —susurró acunando su rostro. 

Hyungwon asintió aturdido por los besos fogosos. 

—No importa cuantas veces él te toque —Hoseok deslizó sus dedos por el pecho lampiño hasta la pretina del pantalón negro de vestir —, estoy dispuesto a borrar todas sus huellas de tu piel. 

Los ojos de Hyungwon se abrieron completamente y poco tiempo después comprendió las palabras de Hoseok. 

Su sonrisa juguetona confirmaba las intenciones que Hyungwon sospechó desde el momento en qué lo vio dirigirse al baño. El mayor no había tomado más de dos copas y su vista se mantuvo sobre él aun cuando tenía a tres hermosas mujeres rogando por un poco de su atención. Fue testigo de múltiples muecas de asco cuando Kang tocaba sus piernas o entre ellas y estaba seguro que sus nudillos aun estaban blancos por empuñar sus manos tanto tiempo. 

Hoseok rió agachando la mirada. 

—Kang en verdad piensa que le perteneces —se burló levantándolo por los muslos sin esfuerzo. Hyungwon se apresuró a enrollar sus piernas en las angostas caderas del mayor y a abrazarlo por el cuello. Hoseok lo acomodó sobre el lavabo de mármol más no soltó su cintura ni lo alejó de él. —¿o es así?

Hyungwon relamió su labio inferior y negó. 

—No eres un objeto, animal o un premio que hombres imbéciles como él pueden llevar a sus fiestas privadas a presumir — dijo con la voz ronca, sosteniendo con firmeza el mentón del alto. 

—H-Hoseok.

La lengua de Hoseok acarició la mejilla izquierda de Hyungwon y este cerró los ojos por inercia.

—Vales más que eso —susurró quitando la mano que aun sostenía su cintura. Hyungwon contuvo el aire dejando que la mano de Hoseok se colara en su ropa interior. —Mucho más. 

—Quiero ser tuyo —exclamó mirándolo a los ojos. 

Hoseok sonrió de lado. Su mano se deslizó lentamente sobre el miembro del menor. Movimientos flojos, apenas perceptibles. La sonrisa de Hoseok se hizo más grande cerrando su puño sobre el glande.

—¿Por qué cierras los ojos? 

Hyungwon no fue consciente de ese detalle hasta que Hoseok se lo hizo saber pero no pudo mantener los ojos abiertos cuando los movimientos subieron en intensidad. Cuando los dedos de Hoseok encontraron su entrada lo hizo gemir acariciando alrededor de ésta. 

—Eres todo un espectáculo —murmuró besando su cuello. Hyungwon bajó la mirada y sus ojos se encontraron; el deseo los inundaba a la misma vez que las caderas de Hyungwon se sacudían contra sus dedos. Hoseok se inclinó a besarlo y al alejarse le regaló una sonrisa juguetona; uno de sus dedos se aventuró a entrar en él provocando que Hyungwon arqueé su espalda. 

—Por favor —mordió su labio inferior desesperado, la mano en su pene no se detenía y el dedo en su interior ya no era suficiente para satisfacerlo. 

—¿Qué necesitas, bonito? —Hoseok besó sus mejillas, ya humedecidas, sonriendo en cada pausa. 

Hyungwon echó la cabeza hacia atrás al sentir un segundo dedo intentando entrar. Se aferró al borde de la encimera mientras separaba las piernas para que Hoseok se acomodara mejor entre ellas. 

—T-tu —señaló el bulto en el pantalón del mayor y éste sacudió la cabeza. 

—Ahora no —dijo serio —Esta noche se trata sobre ti. 

A pesar de que la idea no lo convenció, pues creía que Hoseok merecía disfrutar y no él, no volvió a insistir. Subió sus manos a los anchos hombros para sostenerse, más no le duró mucho el encanto. Pronto los labios rosados volvieron a su boca carnosa y la mano contraria soltó su miembro para recorrer su cuerpo hasta llegar a su pecho, obligándolo a tumbarse en la encimera. 

Antes que Hyungwon reaccionara, Hoseok le sacó el pantalón y el bóxer que descansaba ya en sus rodillas. 

—¿Es igual de dulce que tu boca?

El alto frunció el ceño. 

—Hoy lo averiguaremos —dijo, antes de agacharse frente a la encimera quedando a la altura de su intimidad. Hoseok no apartó sus ojos de él en ningún momento, incluyendo el momento en que su lengua abandonó la calidez de su boca para lamer el glande, haciéndolo jadear. Hyungwon mordió su mano en un intento vago por silenciar los gemidos que amenazan con salir ante la lengua experta que ya comenzaba a hacer maravillas. 

 Hyungwon se dejó llevar por el placer, acarició el oscuro cabello mientras se retorcía de gozo por las caricias. El tiempo se convirtió en un factor irrelevante y cuando llegó al clímax no se molestó en amortiguar su grito. Lo vio curvar los labios un poco todavía con su miembro, ahora flácido, en su boca. 


Sus piernas aun no recuperaban la estabilidad y el camino de vuelta se volvió largo y doloroso. Su piel hormigueaba y a pesar de qué Hoseok se tomó un tiempo para limpiarlo todavía podía sentir humedad en la parte superior de su cuerpo. 

Tragó saliva escuchando los pesados pasos del mayor acercándose a él desde atrás. Cerró los ojos sintiendo el fornido brazo rodear su cintura. 

—¿Sabes el peligro que corres estando aun en el pasillo? —su voz sonó ronca y el conocer la razón de esto hizo temblar a Hyungwon. 

—Y-Yo... —mordió su labio inferior quitándose con sutileza el brazo de Hoseok. —Iré primero. 

Hoseok tarareó alejándose de él con una sonrisa traviesa. 

—¿Por qué? ¿Acaso me tienes miedo?

Apenas logró terminar de formular la pregunta que Hyungwon ya estaba respondiendo. 

—No. 

—Deberías, no me conoces —enarcó una ceja mirando detenidamente el bello rostro en la espera de una respuesta. 

Hyungwon sonrió sin apartar la mirada. A pesar de la poca iluminación Hoseok pudo apreciar el sonrojo que creció en el rostro contrario. 

—No eres malo, tus ojos lo dicen —sorprendiendo a Hoseok y con el rostro colorado inclinó el rostro dejando un casto beso en su mejilla. 

El alto se alejó sonriendo hacia la habitación dónde se llevaba acabo la fiesta exclusiva de su "esposo". El miedo amenazaba con volver pero recordar que Hoseok se encontraba justo detrás de él le dio el impulso necesario para entrar y afrontar su realidad. 


Respiró profundo y abrió la puerta. Kang estaba rodeado de las misma chicas que lo habían estado acompañado a lo largo de la noche y por las risas escandalosas no le fue difícil concluir que estaba borracho. Hyungwon permanecía de pie detrás del sillón de Kang y este no parecía prestarle atención, lo cual era bueno. 

Hoseok miró alrededor de la sala encontrándose con la sonrisa amable de Zhao. 

Él lo sabía. 

Era innecesario preguntarle. Zhao era malditamente inteligente, mucho más que Kang, y hasta el momento Hoseok no le conocía ninguna debilidad, contrario a su eterno enemigo. Aquella noche que se volvieron a reencontrar, Zhao descubrió su interés por Hyungwon y ahora, con la pequeña desaparición de ambos sus sospechas estaban confirmadas. Lo que Hoseok no entendía era por qué los ayudó. Los años de amistad con Hyun Bin superaban el tiempo que Hoseok lo conocía y a excepción de aquella vez que sirvió como su defensor no habían tenido otro acercamiento. 

Hoseok inclinó la cabeza en agradecimiento y Kang solo levantó su copa sonriendo. 

—La noche cada vez se pone mejor, ¿no crees?

El abogado asintió mirando de reojo a Hyungwon, quién mantenía la cabeza gacha jugando con los botones de su chaqueta. 

—Mucho mejor. 

—¡Hoseok! ¿En qué momento volviste? —Kang por fin reparó en su presencia, luego de casi una hora. 

El aludido sonrió cruzando las piernas. 

—No me fui por mucho tiempo realmente —mintió. Miró hacia el costado derecho de Kang riendo por la imagen tierna que protagonizaba Hyungwon. —Creo que su bello príncipe estaba muy cansado. 

Kang siguió la línea de visión de Hoseok encontrando a Hyungwon dormitando en la silla acolchada roja. Su cabeza se mantenía ligeramente inclinada hacia un costado y sus labios rojizos separados. Los dedos largos empuñaban la tela del pantalón y arrugaba la nariz cuando la música se tornaba más fuerte. 

Los maltratos de la noche anterior y el momento intenso en el baño habían terminado por pasarle factura y su cuerpo no tardó en ceder al cansancio. 

—¿Por qué no lo envías a casa y nosotros continuamos la fiesta? —sugirió Zhao —. Hay unos sitios que debo enseñarte. 

—Supongo que no tengo más opción —murmuró. 

Hoseok volvió a respirar una vez confirmó que su chico estaba camino a casa y que Kang no intentaría nada contra él y su dulce cuerpo. Con la confianza que Hyungwon descansaría lejos de su amante volvió a su casa en la primera oportunidad que tuvo. 

La incomoda reunión tenía a sus músculos tensos por lo que luego de un baño con agua fría se fue directo a la cama no sin antes enviarle un mensaje a Hyungwon. No tuvo respuesta inmediata pero al despertar su celular se iluminó con la notificación de un mensaje. 

"Estoy bien. No te preocupes ♥️" 

El corazón casi se sale de su pecho con el tierno emoji de corazón que Hyungwon envió con el mensaje. Su chico era tímido pero lograba descolocarlo con un simple detalle como ese. En ocasiones se sentía como un adolescente hormonal esperando un misero mensaje de Hyungwon y cuando lo recibía tenía que pasar casi horas para quitarse la sonrisa de la cara. 

—Estoy agradecida que haya tomado mi caso. Sus compañeros me comentaron que usted estaba muy ocupado —La mujer bajita de piel blanca y ojos cansados no había dejado de agradecerle desde que lo vio cruzar la puerta del restaurante. —Sé que no es su especialidad y quizás una perdida de tiempo pero... 

Hoseok sonrió sacudiendo la cabeza. 

—Tiene razón, soy abogado penalista pero me gusta tomar casos de todo tipo y, desde mi punto de vista, ningún caso es una perdida de tiempo. 

La mujer asintió. 

—No me agradezca más y mejor empiece por contarme un poco sobre los detalles del caso —Hoseok abrió la carpeta que había tomado del montón que tenía por resolver Jooheon y arrugó el ceño. Los divorcios nunca eran fáciles. 

—Él es un idiota. 

La mujer se largó a llorar y Hoseok luchó por comprender algo de todo el palabrerío combinado con llanto. No pudo sacar mucho pero con la información de la carpeta se formó una idea. No era nada del otro mundo, problemas típicos pero no por eso menos importante. Hombre violento, infiel y acosador. 

Esas mismas tres palabras trajeron a su mente al imbécil de Kang. La explicación vaga que le dio Hyungwon a todas esas marcas rojizas no le basta para confiar que estaba en buenas manos. 

—No quiero estar más con él, por mi y por mis hijos. 

Hoseok asintió. 

Necesitaba salvar a esa mujer y a sus dos hijos, pero principalmente, a Hyungwon. 

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