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✦ Hold me closer ✧

La empatía contra el profesionalismo. 

Años trabajando bajo el título de abogado le habían costado una lucha entre la empatía, que mantenía desde niño, y el compromiso, mesura y la responsabilidad, que su trabajo exigía. Al principio, convertía todos los casos en un asunto personal; el odio, la ira y el rencor buscaron dominarlo y un par de veces estuvo al borde de dejarse vencer. Con los años, consiguió el equilibrio entre sus dos personalidades. El Hoseok que ofrecía su hombro para llorar y el Hoseok que endurecía la mirada hasta hacerlos temblar. Su coraza no era tan fuerte como la del doctor que da una desgarradora noticia, o como la del forense que prepara el cuerpo de una víctima de la crueldad humana, y en nada se comparaba con la frialdad de un asesino. Sin embargo, su mente y corazón estaban preparados para luchar contra marea.

Con el 98% de los casos resueltos a su favor, la confianza era tal que nunca dudaba en las estrategias que generaba para vencer a su contrincante. No importaba cuan complejo fuera el caso, siempre encontraba la salida. Una salida favorecedora para sus clientes. Con las emociones a raya, el profesionalismo por lo alto y la confianza en sí mismo y en su equipo, dormía sin preocupaciones por las noches. Hasta que conoció a Hyungwon. Por primera vez su mente de abogado se apagó. Cada puerta que abría era un nuevo laberinto, el interés por el chico dificultaba todo procedimiento. Se distrajo, permitió que sus dulces labios, escasas sonrisas y sus falsas declaraciones de "estar bien" lo convencieran de bajar la guardia. Lo hizo. Creyó que todo era parte de su imaginación sin saber que no estaba equivocado.

Para Hyungwon era un superhéroe. Había salvado muchas familias, varias empresas y liberado a gente inocente. Pero no pudo rescatar a su chico en peligro antes de que conociera al verdadero monstruo. Y se odiaba por eso. 

Ver a Hyungwon en la cama de un hospital, con el cuerpo lleno de marcas de golpes, un brazo roto y el rostro irreconocible, luchando por vivir, lo hacía sentir impotente. No había nada que pudiera hacer, más que esperar. Esperar a que las medicinas y el cuerpo mismo hiciera su trabajo.

No soportó mucho más y se permitió llorar. En la privacidad de la habitación, sujetando la fría mano de Hyungwon, se derrumbó como la torre más resistente. Su corazón jamás había sentido un dolor tal que le hiciera creer que el alma se le desgarraba. Cada lágrima que derramaba era un "lo siento" para el joven que se mantenía inconsciente desde hacía más de doce horas.

—Es mi culpa. Todo esto pasó por mi culpa —susurró, con la voz rota. Apretó la mano de Hyungwon y mordió su labio inferior con tanta fuerza que lo hizo sangrar —. No debí dejarte con él. Y-yo tenía que rescatarte... Era mi deber cuidarte. 

Era una promesa. Un pacto. Aquella noche frente a las coloridas luces de Seúl, establecieron que Hoseok era un héroe y Hyungwon su chico en peligro. Pero Hoseok no hizo su trabajo a tiempo.

—Maldito idiota —enterró su cara en la camilla y ahogó un grito desesperado —. Voy a quemarte vivo.

Sí. Después de muchos años, el verdadero Hoseok, sin títulos ni licencia, hablaba. Hambriento de justicia, una justicia que no esperaba conseguir de la mano de la ley.

Los delgados dedos se movieron ligeramente, logrando llamar la atención del hombre afligido.

—¿Hyungwon?

Hoseok levantó la cabeza sorbiendo por la nariz.

Hyungwon lo esperaba con una sonrisa cansada. Sus ojos luchaban por permanecer abiertos o al menos el ojo sano.

—Hola —susurró con esfuerzo.

El mayor sonrió, acercó la maltratada mano a su boca y con mucho cuidado dejó un beso en el dorso.

—Que envidia siento. ¿Cómo es posible que todos los colores luzcan preciosos en ti?

Los labios rotos de Hyungwon se curvaron en un intento de sonrisa, apretando el corazón de Hoseok.

—Perdón.

Hyungwon cerró los ojos y una pequeña lágrima resbaló por su mejilla.

—¿Por qué? No tengo por qué aceptar tus disculpas, es casi un don que siempre estés inmaculadamente bello —dijo con un nudo en la garganta. Verlo en tal estado le rompía el corazón —. S-Si pudieras ver lo hermoso q-que estás hoy... besarías tu reflejo.

Las mejillas de Hoseok continuaron empapándose de lágrimas, cayendo una tras otra como una cascada sin fin.

Hyungwon movió ligeramente la cabeza de un lado a otro negando.

—Él lo sabe. Sabe que estamos juntos.

—Shh. No hables más —susurró acariciando su mano con delicadeza, cuidando de no maltratar más la piel herida —. Tienes que descansar. Cuando despiertes, estaremos en casa. Nuestra casa.

Los ojos de Hyungwon volvieron a cerrarse, pero su sonrisa se mantuvo varios segundos.

Hoseok no soportó más y salió de la habitación no sin antes asegurarse que Hyungwon dormía. Sentía los ojos pesados y en la espalda un dolor terrible. Todo estaba en orden, por la mañana habían hablado y no parecía estar en peligro. Durante la cita con su clienta, evitó pensar en él pero al salir del restaurante, una corazonada le impidió mantenerse alejado de él.

¿Dónde estaría Hyungwon si él no lo hubiera llamado?

¿Seguiría con vida si hubiera cumplido con su palabra de permanecer alejados? 

¿Y si...?

Pensar en los posibles escenarios donde estaría Hyungwon en esos momentos no le ayudaban a aligerar el cargo de consciencia. Podía pasar todo el día pensando en el "si hubiera", pero no tenía ese tiempo. Debía encontrar a Kang y hacerlo pagar. No era necesario que Hyungwon le confirmara quien era el responsable de sus heridas; él ya lo sabía. 

—¿Cómo está él? ¿Ya despertó? 

Sacudió la cabeza abriéndose espacio entre sus dos amigos que permanecían como muros de contención. 

—Estuvo despierto un par de minutos pero le dije que descansara. 

Jooheon le ofreció un café que no se atrevió a rechazar. Lo necesitaba. 

—Los oficiales están esperando a que este consciente para que le toman la declaración —explicó sentándose junto a él. Jooheon apretó su rodilla intentando trasmitirle apoyo —. Él va a estar bien. 

—¿Por qué?, ¿por qué no me di cuenta antes? 

—A veces, necesitamos cruzar el río para saber que tan profundo es —Minhyuk sonrió acariciando su cabello —. No estás solo. Jooheon y todo el jodido bufet de abogados estamos contigo y haremos hasta lo imposible por meterlo a la cárcel. 

Hoseok levantó la mirada, forzando su mejor sonrisa en las últimas horas. 

—Te aseguro que tendrá una larga estadía tras los barrotes. 

Abrió los ojos inquieto por los incesantes murmullos que llenaban la habitación. Podía reconocer la voz de Hoseok, pero habían tres voces más que no era capaz de reconocer. Con el miedo recorriendo su cuerpo, giró la cabeza en dirección a las voces topándose con el rostro molesto de Hoseok. Sin embargo, la expresión no era dirigida a él sino a la persona que estaba a su otro costado. 

—Entienda que es primordial para la investigación tomar la declaración del joven o ¿de qué otra manera espera que pueda iniciar el proceso? 

Hoseok resopló apretando el puente de su nariz. 

—Lo entiendo, pero usted no comprende cuando le digo que Hyungwon debe descansar —dijo enfatizando las últimas tres palabras. 

—Abogado Lee, conoce las leyes y... 

—Y porque conozco las leyes le digo que lo deje descansar —soltó Hoseok, con las mejillas encendidas y los puños apretados. Ya no murmuraba, Hyungwon podía escucharlo fuerte y claro. 

Estiró su mano tanto como pudo y rozó el brazo del abogado. 

—Estoy bien —susurró. Curvó sus labios hacia arriba frunciendo la nariz por la punzada de dolor en la esquina de la boca, justo donde Kang lo mordió como un animal. 

—Amor, ¿estás bien?, ¿te duele algo? —Hyungwon negó sujetando su mano. Hoseok pareció relajarse al igual que sus compañeros —. Hay un oficial aquí que quiere hacerte unas preguntas, ¿te sientes capaz de responder?

Hyungwon asintió dirigiendo la mirada hacia el otro lado de la habitación. 

—Hola Hyungwon, soy el oficial Lee Sang Hyuk —saludó buscando una pluma en el bolsillo de su chaqueta —. ¿Ese es tu verdadero nombre? 

—Si. 

—¿Algún apellido?, ¿familia?

La mirada de Hyungwon, que había permanecido sobre el oficial, se desvió hacia la puerta de la habitación. 

—Soy huérfano. Mi madre murió cuando nací y nunca conocí a mi padre —El oficial asintió comenzando a redactar la declaración —, pe-pero ha-hay alguien. 

Los ojos de Hoseok, del oficial y del par de abogados se centraron en él colocándolo todavía más nervioso. 

"Tú no eres mi familia" "No eres más que un error que la tonta de tu madre cometió"

Hyungwon comenzó a sollozar incrementando la preocupación de Hoseok, quién rápidamente se acercó para coger su cara. 

—Shh, está bien bebé. Tómate tu tiempo. —Hoseok dejó un beso en cada mejilla llamando la atención del oficial. 

Las gruesas lágrimas mojaron los dedos que acariciaban sus mejillas, pero las caricias jamás se detuvieron. Un incentivo para continuar hablando. 

—Ella me envió a su casa. Me dijo que tomara los somníferos y cuando desperté ya estaba con él. Pensé que volvería después de unas horas y no fue así. 

—¿Conoces el nombre de quién te mantuvo cautivo?

Hyungwon buscó apoyo en los ojos caramelo del abogado, agradeció internamente tenerlo ahí —. Todos en la casa lo llamaban "señor Kang".

Jooheon dio un paso al frente, recordando a la perfección ese nombre. —Kang Hyun Bin. Nuestra firma tiene un contrato de protección con él. 

Sang enarcó una ceja. —Hyungwon, ¿tienes una idea del por qué estabas ahí?

—Soy su esposo. Él me compró. 

—¿A qué te refieres con que te compró? 

Hoseok estaba empezando a impacientarse, le era imposible creer lo estúpido que actuaba el oficial a cargo. En todos sus años de carrera había conocido a muchos policías y detectives y muy pocos consiguieron su respeto. El oficial Sang Hyuk no entraba en la lista. 

—¿Qué le parece si hace su trabajo y deja de hacer preguntas tontas? —soltó Hoseok, fulminando con la mirada al policía. 

—Hoseok —lo reprendió Minhyuk. 

El oficial frunció el ceño ofendido, sin embargo lo dejó pasar. 

—¿Hyungwon? ¿Qué hacías en la casa de Kang?

La mirada del chico cayó mientras su labio temblaba. Apretó los ojos con fuerza luchando por no verse tan afectado por los recuerdos, pero le era imposible. Apenas habían pasado unas horas desde que Hyun Bin rompió algo más que su boca. 

—Y-yo era su esclavo —susurró con la voz rota —. Cu-cuando discutía con su esposa o estaba cansado del trabajo llegaba a la casa y descargaba su frustración en mi cuerpo. 

—¿Tú consentías esto? —Hyungwon negó mirando suplicante a Hoseok, como si estuviera pidiendo perdón por no haber detenido a Kang —. Correcto. Hyungwon, ¿podrías contarme qué pasó ayer?, ¿cómo fue que terminaste aquí?

Hyungwon no resistió más y se echó a llorar. Hoseok lo jaló hacia su pecho y lo abrazó con fuerza. Una vez en la seguridad de los brazos del abogado Hyungwon se derrumbó con violencia. Su cuerpo deshaciéndose en temblores incontrolables mientras gritaba asustado pidiendo que lo soltara, que no lo tocara. Hyungwon no huía de Hoseok, huía de sus recuerdos, del miedo por volver a su infierno. Su mente distorsionada le impedía entender que no estaba en la mansión, bajo el duro cuerpo de Kang, y que las manos que intentaban calmarlo no eran de nadie más que de Hoseok. 

El abogado le lanzó una mirada suplicante a sus amigos, pero fue Minhyuk quien salió corriendo en busca de las enfermeras. El médico junto a dos enfermeras llegaron a prisas comprendiendo la situación inmediatamente. 

—Tienen que salir ahora —pidió una de las enfermeras, sacando un frasquito de vidrio de su bata.

Hoseok tragó saliva luchando por mantenerlo contra el colchón para que la enfermera pudiera suministrarle el calmante. Se unió al llanto del chico por verlo tan destrozado y asustado, pidiendo ayuda. 

⌁ ⌁ ⌁ ⌁ ⌁


—Traeré a una psiquiatra. Su declaración es necesaria y no podemos esperar a que supere el trauma solo —le dijo el oficial al encontrarse en la sala de espera. 

Hoseok se pasó una mano por la cara y asintió. 

—¿Puede hacer algo con lo que él dijo? 

Sang miró su libreta vagamente y asintió. —Él mencionó que la situación llevaba tiempo repitiéndose y los resultados médicos lo confirman. También mencionó que Kang lo visitaba regularmente, ¿usted conoce el domicilio dónde habitaba?

Frunció los labios caminando hacia los sillones. 

—A unos quince minutos afuera hay una propiedad de Kang, una mansión. Estuve ahí un par de veces y fue ahí mismo donde lo encontré. 

—La dirección —escribió ágilmente los pocos datos que Hoseok sabía. Sus cejas se fruncieron hasta casi unirse —. Hyungwon habló de "ella" cuando pregunté por un familiar. ¿Sabe algo? ¿Alguna hermana, tía, pareja quizás? 

Hoseok entrecerró los ojos. La única mujer que conocía cerca del pequeño círculo social de Hyungwon, era la misma que le había ayudado a sacarlo de la casa. No podía ser ella.

—No. Le sugiero que empiece a buscar en el sistema el nombre de Hyungwon o espere hasta que él despierte. 

No muy convencido el oficial se marchó dejándolo solo con sus pensamientos. Horrorosos pensamientos de culpa. Dos días después volvieron a intentar el interrogatorio, esta vez con mayor precaución y preguntas más sencillas. Hoseok se encargó de distraer sus nervios sosteniendo su mano todo el tiempo y dándole suaves caricias a su cabello negro. Para cuando la terapeuta se incluyó, el interrogatorio fue todavía más tranquilos con escasos momentos de sollozos y temblores ligeros. 

Una semana. Una semana dura y tensa para todos. Hoseok no se apartó de la habitación en ningún momento, siendo Jooheon el encargado de traer cambios de ropa y Minhyuk la comida. Su esfuerzo dio frutos. Al poco tiempo, Hyungwon estaba recuperado lo suficiente para abandonar la clínica e irse al departamento de Hoseok a descansar, lejos de las garras de Kang. 

—Sí... muchas gracias. Se lo haré saber —Jooheon hizo una pausa y frunció los labios —. No se preocupe, él estará ahí. 

Hoseok cerró la puerta de la habitación con mucho cuidado de no despertar a Hyungwon. Enfocó los ojos en su amigo de pie en la sala con el celular. Sus miradas se encontraron y lo que encontró en los ojos miel le preocupó sobremanera. 

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