✦ By my side ✧
—No has podido encerrar a Kang, ¿cómo piensas actuar ahora? —preguntó Zhao con un destello de curiosidad.
Hoseok metió las manos en los bolsillos del pantalón y miró hacia atrás. Hyungwon observaba con atención los libros de flores y mariposas, que la hija de Zhao le había prestado para entretenerse mientras los "adultos" planeaban. Personalmente, no quería gastar tiempo ideando estrategias y reuniendo equipo especial. Si pudiera, mataría a Kang con sus propias manos; pero conocía de antemano la ley. Un paso en falso y terminaría tras las rejas y lejos de Hyungwon.
—Él insiste en declararse inocente. Todas las pruebas las ha puesto en mi contra —dijo Hoseok, regresando la mirada al camino—. He estado pensando, si encuentro a la tía de Hyungwon, que fue quién lo vendió a ese maldito, y la hago confesar, Kang no tendrá otra salida más que admitir sus crímenes.
—¿Tienes alguna pista?
Hoseok negó.
—Por eso estoy aquí. Eres algo así como un amigo para Hyun Bin, debes conocer a las personas con las que se relaciona.
Zhao examinó el rostro de Hoseok. Era un hombre listo, sin dudas. Había sacado a su padre de la cárcel sin mucho esfuerzo y en contra de todo pronóstico. Kang Hyun Bin y él, libraron infinidad de demandas y órdenes de aprehensión fácilmente con su ayuda, pero aún con su historial, Hoseok era demasiado blanco para el verdadero mundo. Carecía de conexiones, aliados y puntos de salida. Tal vez porque nunca lo había necesitado, hasta ahora.
Se detuvieron frente a un árbol mediano de hojas rojas y anaranjadas. Hoseok lo miró esperando una respuesta, pero Zhao simplemente sonrió.
—¿Quieres ir a una fiesta?
—Quiero matar a Hyun Bin —dijo Hoseok con calma, con los ojos clavados en la daga de hierro, incrustada en el tronco del árbol—. ¿Qué clase de fiesta?
Zhao dio media vuelta y caminó hacia un angosto callejón de arbusto de flores que le llegaban a la cintura. Un hermoso jardín en medio de la nada.
—Dos veces al año se celebra una cena donde toda la basura del país se reúne para celebrar sus triunfos, y burlarse de los ingenuos policías y detectives— hizo señas para que uno de sus subordinados se acercara a Hoseok y le entregara un sobre dorado—. A la medianoche se realiza una subasta. Cuadros, autos, joyas, inmuebles, jóvenes hermosas y preciosos muchachos llenos de vida, capaces de satisfacer las necesidades del más loco.
—¿Cuántas personas pueden entrar con esta invitación?
—Dos.
Hoseok guardó el sobre en su chaqueta y extendió su mano para agradecerle a Zhao.
—Escucha, Hoseok. Tú vas por una sola persona, no te desvíes de tu objetivo —advirtió con expresión seria—. Las fiestas a las que has asistido antes no se comparan con esta. Puede que veas y escuches muchas cosas que no te gustarán, pero no dejes que tu mente se nuble. Eres mejor que todos ellos.
Hoseok pensó que había visto mal porque Zhao Zhiwei no podía estar preocupado por él. No eran tan cercanos como parecía y, de todas las personas que conocía era el último al que llamaría amigo.
—¿Se quedarán a comer?
Miró sobre su hombro; Hyungwon estaba muy a gusto platicando con la niña. Supo por el brillo en sus ojos que las mariposas le fascinaban. Hizo una nota mental para comprar todo lo que pudiera sobre el insecto y muchos libros de flora.
—Muchas gracias.
—Es un chico increíblemente hermoso. Deberías compadecer al menos un poco a Kang —bromeó, palmeando su hombro.
Hoseok se forzó a sonreír.
—No me interesa una mierda ser compasivo —dijo Hoseok. De dos zancadas llegó a la mesa del jardín donde Hyungwon estaba y se paró detrás de él como un guardián—. El señor Zhao nos invitó a comer, ¿quieres quedarte? No hay ningún problema si nos vamos ahora —susurró en su oído mientras acariciaba su cabeza con extrema delicadeza.
—¿Podemos quedarnos? —preguntó Hyungwon en un murmullo, adorando las caricias.
—Sí, podemos.
Hoseok besó el hombro del chico y miró a Zhao asintiendo.
Durante el almuerzo, los dos mayores guardaron silencio permitiendo que Ziyi y Hyungwon lideraran la conversación. La esposa de Kang agregaba comentarios de vez en cuando, pero en su mayoría se mantenía callada. Cuando llegó la hora de partir, Hyungwon se despidió de la niña con un fuerte abrazo y una promesa de volver a reunirse.
—¿Cuándo volveremos a visitar a tu amigo? —preguntó Hyungwon emocionado, subiendo al auto.
Hoseok le ayudó a ponerse el cinturón de seguridad y, en silencio, se puso el suyo. Le lanzó una mirada apenada al menor y suspiró encendiendo el auto.
—Tal vez nunca.
—¿Por qué?
—Porque no nos pueden ver juntos —respondió Hoseok—. Además, no tenemos tiempo para visitas.
Hyungwon frunció el ceño y apretó sus manos en su pantalón.
—¿Por qué? ¿Por qué no pueden convivir? —preguntó, mirándolo con sus grandes ojos.
—Cuando lleguemos a casa puedes darte un baño y descansar. Yo tengo que hacer unas cosas antes de irme a la cama —comentó Hoseok, evadiendo las preguntas.
Hyungwon apretó los labios, disgustado con la orden disfrazada de sugerencia y la falta de respuesta a sus preguntas.
—Le prometí a Ziyi que volvería para leer su libro de historias de elfos —explicó Hyungwon, con la intención de persuadirlo de volver.
—Lo siento, Wonnie. Tendrá que ser en otra ocasión —dijo con calma—, tenemos problemas más importantes ahora. Después, podrás leer todas las historias que quieras. Hadas, elfos, enanos, ninfas, lo que se te plazca.
Hyungwon asintió, con la cabeza gacha y los hombros caídos. No volvió a hablar en el resto de viaje preocupando a Hoseok.
Hoseok se arrepintió de su actitud a los cinco minutos. Su chico le rehuía la mirada y se negaba a tomarlo de la mano cada vez que buscaba rozar sus dedos. Suspiró maldiciéndose a sí mismo y a Kang por molestar a Hyungwon.
—Creo que tengo el teléfono de la señora Zhao. Mañana podemos llamarle y pedirle que lleve a Ziyi al departamento.
—No es necesario —dijo rápidamente, en voz baja.
—Wonnie —lo llamó, pero Hyungwon ya había cerrado los ojos y se acomodaba para dormir. Hoseok exhaló. Aprovechó que el semáforo estaba en rojo para poner su atención en Hyungwon, con cuidado levantó su barbilla y depositó un dulce beso en su frente—. Perdón, amor. Estoy muy estresado, no quería hablarte así.
Las manos de Hyungwon subieron para tocar las mejillas de Hoseok y sonrió.
—Está bien. Lo entiendo —susurró sobre sus labios—. Minhyuk me dijo que no podía salir de la casa para que el señor Kang no me encontrara.
—Es verdad, pero tampoco quiero que estés aburrido —admitió con expresión afligida—. Hablaré con Zhiwei, estoy seguro de que podemos encontrar la forma de que Ziyi y tú se reúnan de nuevo. Pero, ¿qué te parece si compramos algunos libros para que puedas compartir con ella?
Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Hyungwon y las preocupaciones de Hoseok se disiparon.
—Está bien —Hyungwon asintió, sin detener las caricias en las mejillas contrarias—. ¿Podemos ir a casa?
Los latidos de su corazón se aceleraron tanto que podía jurar que se escuchaban en todo el auto. Hoseok inclinó su rostro terminando con la distancia. Sus labios presionaron con delicadeza sobre la boca acolchada y ligeramente roja, por la tinta de labios. Gimió de gusto, separó los labios con su lengua y enterró sus dedos en la cabellera oscura. Amaba el sabor dulce de Hyungwon y la forma perfecta en que encajaban sus labios.
Los sonidos de los cláxones les obligó a romper el beso y con las mejillas coloradas, Hoseok regresó a su asiento.
—Serías un excelente abogado con esa boca —bromeó Hoseok. Limpió los restos del beso con la punta de la lengua y sonrió.
Hyungwon abrazó su cintura y bajó la cabeza para esconder la sonrisa avergonzada. A veces se sentía mal por disfrutar esos pequeños momentos cuando mucha gente estaba trabajando para resolver sus problemas.
—Hey, vuelve conmigo —ordenó Hoseok sacudiendo su rodilla. Hyungwon no sé había dado cuenta de que estaba perdido en sus pensamientos hasta que escuchó la voz grueso llamándole—. No sé lo que estás pensando, pero no te atormentes. Pronto todo terminará y podrás disfrutar de tu libertad. Lo prometo.
—Gracias, Hoseok.
Hyungwon sintió una caricia en su mejilla y un beso en la frente,
llenando su corazón de una cálida y reconfortante sensación.
En los días previos a la subasta, Hoseok planificó junto al detective encargado del caso de Hyungwon y Zhao cómo entrarían a la mansión para arrestar a So Yeon sin provocar una revuelta entre los invitados, que no eran más que criminales y estafadores. Además de las acciones a tomar, Hoseok se oponía a la sugerencia del detective de llevar a Hyungwon con ellos.
—La presencia de Hyungwon es completamente inutil ahí, sin mencionar que lo estaría poniendo en riesgo —dijo Hoseok, con una vena saltando en su frente.
El detective resopló y se deshizo de sus anteojos.
—Él no estará solo y lo necesitamos para presionar a So Yeon.
Hoseok sacudió la cabeza y se cruzó de brazos. Escuchó, por al menos, quince minutos las razones que Sang Hyuk tenía preparadas en caso de que no estuviera de acuerdo. Tenía que proteger a su chico, alejarlo de la maldad del mundo, pero sobre todo, de su tía. Ella era una bruja, ¿qué seguridad había de que no volvería a lastimarlo?
—Estaremos ahí. No vamos a permitir que nada malo le pase —prometió Zhao, abandonando su lugar en la pared de la esquina.
—Tengo que hablar con él primero.
—Abogado Lee, confíe en nosotros —dijo Sang, mirándolo a los ojos—. Necesitamos estar en la misma sintonía si queremos que todo salga bien.
Hoseok asintió y evadió la mirada. En dos zancadas, cruzó la sala hacia la habitación principal. Se detuvo frente a la puerta e inhaló profundamente antes de tocar.
—Adelante —dijo la voz adormilada.
Con el corazón martillando su pecho, entró en la habitación en silencio. Entrecerró los ojos intentando mirar a través de la oscuridad, con la luz de la luna filtrándose por las cortinas delgadas. Hyungwon estaba hecho un ovillo en la cama, su respiración era lenta y profunda, pero Hoseok sabía que faltaba mucho para que durmiera. Se acercó lentamente, sintiendo el peso de la preocupación en su pecho al ver a Hyungwon tan vulnerable. Deseaba con todo el corazón poder protegerlo, guardarlo lejos de cualquiera que quisiera tocarlo o lastimarlo. Aun si eso lo incluía a él.
—¿Puedo unirme a ti?
Hyungwon tarareó.
Con movimientos suaves, Hoseok se deslizó bajo las mantas y se acurrucó detrás de Hyungwon, amando el delicioso aroma que desprendía su cuerpo. Una mezcla de jabón de baño y perfume de gardenias. Hoseok rodeó a Hyungwon con sus brazos, abrazándolo por la espalda con una ternura y amor infinito. Sintió la tensión en los músculos de Hyungwon, y sabía que los había escuchado hablar, así que comenzó a susurrarle palabras suaves al oído en un intento de calmarlo.
—Estoy aquí, amor. No estás solo ni lo volverás a estar —murmuró, dejando un beso suave en el hombro de Hyungwon.
El joven se estremeció ligeramente al sentir el contacto cálido de los labios de Hoseok, pero poco a poco, comenzó a relajarse. Lentamente se dio vuelta, buscando el rostro de Hoseok con sus ojos llenos de gratitud y amor.
—Gracias por estar aquí. Gracias por salvarme —susurró Hyungwon, sus labios apenas rozando los de Hoseok en un beso delicado e inocente.
Hoseok le sonrió y acarició su mejilla con el pulgar.
—Me falta mucho para mantenerte seguro al cien por ciento, pero quiero que sepas que siempre estaré para ti —dijo con sinceridad, moviendo su cuerpo más cerca al de él. Presionó su cadera con la de Hyungwon y se arrepintió rápidamente al sentir la fricción de su entrepierna con el delgado muslo de Hyungwon—. ¿Qui-quieres cenar?
Hyungwon sacudió la cabeza, sacando las manos debajo de las mantas para aferrarse a sus bíceps. Hizo a un lado las sábanas y empujó su pierna en medio de los musculosos muslos, buscando más contacto. Necesitaba estar más cerca. Necesitaba más. Jadeó mientras sus manos se movían de los brazos hacia el torso de Hoseok y giraba sus caderas queriendo igualar la sensación placentera.
—W-wonnie —susurró Hoseok, empujando suavemente lejos del cuerpo larguirucho.
Hyungwon no lo escuchó. Separó sus labios y los cerró sobre una porción de piel del cuello pálido. En su mente, seguían muy presentes los besos húmedos que Hoseok le dio a su cuerpo, en especial a sus caderas y muslos, cuando se encontraron en el baño del club. Y quería repetirlos. Hoseok le había hecho sentir bien con sus caricias, besos y atenciones, jamás se sintió incómodo con su presencia. Él también deseaba hacer sentir bien a Hoseok, quería verlo sonrojarse.
—Amor, lamento a-abandonarte, pero tengo que despedir al oficial —se apresuró a justificarse. Besó su frente rápidamente y salió de la cama sin quedarse a ver la expresión de tristeza en el rostro de Hyungwon.
—Mierda. Voy a volverme loco —murmuró golpeando su cabeza con la pared del pasillo. Lentamente se deslizó hacia abajo y encogió sus piernas y escondió su cara entre sus rodillas—. Perdón, Wonnie.
Él sexo nunca había sido un conflicto en su vida, pero con Hyungwon era diferente. Su cuerpo respondía a la mínima provocación y casi todo el tiempo que pasaba con él, estaba excitado. Pero no podía. Hoseok había hablado con una terapeuta hacía una semana y estuvo de acuerdo en manejar su relación con cuidado. Hyungwon tenía traumas, demasiados para sobrellevar fácilmente y él no quería sumarle más problemas.
Con una presión en el pecho y el cuerpo pesado, se arrastró hacia el baño para resolver el problema de su entrepierna solo. Tal cual lo había estado haciendo desde que los besos se habían vuelto insuficientes.
Después de varios meses he podido continuar con esta historia y espero seguir así para darle su merecido final 🥺
Tengo ganas de hacer nuevas historias pero mi consciencia no me lo permite 😅 con un poco de paciencia lo lograré.
Gracias por esperarme, bye bye ❤️
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