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✦ Bruises✧


Levantó la mirada del plato y sonrió ligeramente.

—Hoy mismo redactaré la solicitud de divorcio...

So Dam negó afligida.

—Él no va firmar —susurró. La mujer se veía realmente asustada y Hoseok sintió pena por ella.  —Un par de veces intenté irme de casa y él se puso muy furioso. Estuve dos días en el hospital.

Hoseok frunció los labios. Era un riesgo, para la mujer y los niños, que debía eliminar cuánto antes.

—¿Tiene un familiar a cual acudir?

—Si. Mi hermana —Un rayo de esperanza renació en el rostro pálido de So Dam.

El mesero llegó por los platos dándole tiempo al mayor de pensar en una estrategia para sacar a la familia de las manos del abusivo esposo.

—Contacte a su hermana y vaya con ella. Mañana a primera hora iré al juzgado a interponer la demanda. No será necesario que firme el divorcio, el estado lo hará.

Con un abrazo y una promesa Hoseok se despidió de So Dam. Era verdad que la mujer había llegado con miedo y el ánimo por los suelos pero Hoseok se encargó de elevar su confianza asegurándole que todo saldría bien. Muy pocas veces tomaba casos de la jurisdicción de Jooheon o Minhyuk pero esta vez se tomó la pequeña libertad de hacerlo; necesitaba distraer su mente cuanto pudiera o acabaría por ir tras Hyungwon. 

Entendía que el hermoso hombre no estaba disponible para él aunque ambos quisieran estar todo el tiempo juntos. En tres meses sus encuentros eran cada vez más reducidos, casi escasos. Sin embargo, la necesidad de tenerlo cerca aumentaba con el pasar de las horas. Moría por saborear su boca carnosa, acariciar su piel inmaculada y escuchar su melodiosa voz. Hyungwon era una preciosura y no hacía falta preguntar que tenía a Kang deslumbrado. Porque él también lo estaba. Desde el primer día que lo conoció. 

—Lamento que tengas que hacer mi trabajo. Voy a recompensarte apenas tenga tiempo libre —sonrió apenado, colgándose el bolso al hombro. Miró el reloj en su mano agradeciendo tener dos minutos para hablar con su amigo —. Minhyuk te espera en tu oficina. 

Hoseok suspiró apretando el hombro de Jooheon. —¿Buenas noticias? 

Jooheon miró hacia el pasillo para asegurarse que estaban solos.

—No encontró mucho, solo un poco más de lo que Hyunwoo te dijo. Kang tiene una vida hecha frente a las cámaras. Un hijo, una bella esposa y un historial en blanco —frunció los labios, mirando con pena las iniciales de la firma para la que trabajaba —. Nosotros somos los responsables, en especial Minhyuk. 

Desde un inicio, cuando mandó a investigar a Kang, supo que entraría a un callejón vacío. La suciedad estaba muy bien oculta y ni ellos, como sus cláusula de escape, conocían la cantidad de delitos que lo precedían. No obstante, todavía no estaba listo para darse por vencido, Hyungwon necesitaba ayuda aún si no lo decía con palabras. 

—Está bien. Iré con Minhyuk, puedes irte tranquilo. 

Jooheon asintió retomando la carrera al elevador. Hoseok por su parte inhaló profundo antes de cruzar la puerta de su oficina y encontrarse con Minhyuk. 

—¿Qué tienes? 

—Supongo que Joo ya te contó —abrió la carpeta que había guardado con recelo y se la ofreció —. Su esposa presentó una demanda de divorcio hace pocos meses pero a la siguiente semana la retiró alegando haber resuelto sus "diferencias". 

—¿Cuántos meses exactamente?

Minhyuk leyó la fechas en la esquina del documento y arrugó la nariz. 

—Tres meses —dijo inseguro —. ¿Hace cuánto conoces a tu chico?

—Tres meses y medio. 

No era difícil imaginarse la razón del divorcio pero lo que sí era extraño era el cambio de decisión. Si su esposa sabía de la infidelidad, ¿cómo había logrado convencerla de mantener a su lado?

—Mujeres como ella, acostumbradas a los lujos y la buena vida, aceptan cualquier infidelidad para mantener su estilo de vida intacto —comentó Minhyuk, respondiendo la pregunta que Hoseok no logró decir. 

—No creo que se trate de una simple infidelidad. 

Hoseok caminó por toda la oficina analizando la poca información que Minhyuk consiguió y los datos recabados mediante su propia observación. 

—¿Estás seguro que él chico está con Kang en contra de su voluntad? Si ese fuera el caso, ¿por qué no ha intentado escaparse? —preguntó no tan seguro de las suposiciones del mayor —. Ha estado varias veces contigo fuera de la mansión, en su lugar habría intentado de todo para escapar. 

—Tienes razón —murmuró. Se detuvo frente al enorme ventanal de cristal recordando las marcas de violencia en el cuerpo de Hyungwon y el rostro de terror cuando le preguntó sobre ellas. Su chico tenía miedo. Lo sabía. —Cuando nos conocimos... se veía muy asustado, como si intentara escapar. Una sirvienta llegó corriendo y se lo llevó casi a rastras. Toda esa ropa sexy, él no se siente cómodo, Min. 

La preocupación en el rostro de Hoseok removió el corazón de Minhyuk. 

—Bueno, si dices que tu chico está en peligro debemos comenzar a trabajar en su rescate. 

Hoseok sonrió. 

—Intentaré contactarme con él. 

La sangre manchó la costosa camisa transparente y su perfecto peinado quedó arruinado por los constantes tirones. La violencia hacia su cuerpo aumentaba a la par de la rabia de Kang. Después del primer intento fallido por reducir el daño a su cuerpo se rindió quedando a la completa merced de su cruel verdugo. 

No puso resistencia cuando sintió el par de brazos levantarlo del suelo y llevarlo hasta la cama donde la poca ropa que traía fue rasgada sin remordimientos. Una vez más, su cuerpo fue instrumento para el desahogo de la ira de Kang. Contrario a las veces anteriores, Hyungwon no lloró mucho menos se quejó. 

Con los brazos extendidos y la mirada directa recibió cada asquerosa embestida y las mordidas en su piel. Los insultos y groserías no cesaron ni un solo minuto pero sinceramente, Hyungwon no le prestaba atención. Imaginaba que estaba afuera de la mansión, sentado en un parque esperando por Hoseok. Usando uno de sus flamantes trajes oscuros, con el cabello estilizado hacia arriba y un mechón cayendo sobre su frente y una sonrisa brillante, Hoseok se acercaba a él sosteniendo un ramo de rosas. El bello hombre tomaba su mano y dejaba un pequeño beso en el dorso. 

"¿Me estabas buscando? "

—Mírame a los ojos —con fuerza sostuvo el rostro de Hyungwon dirigiendo su mirada a él —. ¿Piensas que él va a quererte así? ¿Sucio, maltratado, usado?

Kang lo besó con fiereza sin importarle que su boca ya estaba herida. 

—Entiende, Hyungwon. Nadie va a quererte más que yo — susurró haciendo un camino de besos por todo su cuello —. Le das asco. ¿Quieres saber dónde lo vi hoy?

Hyungwon negó, apretando los ojos con fuerza. 

Hyun Bin sonrió de lado. —Estaba en un restaurante. Lo encontré muy feliz comiendo con una mujer bella y elegante —engrandeció su sonrisa al descubrir que Hyungwon lo miraba atento —. Tomaba su mano con mucha delicadeza, incluso se abrazaron. Parecían muy enamorados.

—Cállate. 

La voz de Hyungwon salió rota. Todas las lágrimas que había retenido desde que inició su castigo, salieron sin control asustando por un momento a Kang. 

—¿Te duele? ¿De verdad creíste que el señor Lee estaba enamorado de ti? —rio cayendo a un lado de él. 

Por la mañana, uno de los guardaespaldas se acercó a Kang con pruebas que confirmaban los escapes de Hyungwon y las reuniones a escondidas con Hoseok. Con fotografías en mano llegó de sorpresa a la mansión y buscó a Hyungwon por su cuenta y al encontrarlo descargó toda su furia en él. Desde la reunión en el club sospechó del interés de Hoseok en su esposo pero no creyó que este le correspondiera. Ahora, con lo que había hecho y las mentiras que le dijo confiaba que Hyungwon ya no confiaría en Hoseok.

—Espero que hayas entendido la lección —dijo subiendo la cremallera de su pantalón —. Piensa mejor antes de intentar engañarme y menos con Lee Hoseok. 

Hyungwon se removió apenas entre las sábanas manchadas de sangre. 

—Dulces sueños, mi amor.

La puerta se cerró en un golpe seco más el cuerpo magullado no se inmutó. El sonido de un timbre sonó por toda la habitación pero Hyungwon se negó a moverse sabiendo de quién provenía la llamada. El mismo sonido se repitió un par de veces más hasta que en la cuarta ocasión Hyungwon encontró el valor de responder. Metió la mano entre el colchón y la pared sacando el teléfono que Hoseok le había dado meses atrás.

—Por fin contestas, estaba a punto de colgar. ¿Cómo estás? ¿Has comido bien? ¿No te has resfriado? Te extraño...

Cerró los ojos un segundo antes de responder.

—Hoseok...

— Príncipe.

Solo una palabra bastó para destruirse. Los golpes, las heridas, los insultos y las mentiras cobraron relevancia con esa única palabra.

—Ayúdame —dijo y un sollozo acompañó sus palabras. —Por favor, ayúdame.

—¡Mi niño!

So hee corrió hacia él con la sangre hirviendo pero las manos temblorosas. Capturó su cuerpo antes de que se desmayara y cayera sobre el suelo.

—¡Hyungwon! ¡Hyungwon! ¡Responde! —gritó Hoseok a través del celular.

La mujer intercalo su mirada entre el menor en sus brazos y el teléfono, donde todavía Hoseok luchaba por tener noticias de Hyungwon.

—¿H-Hola?

—¿¡Dónde está Hyungwon!? ¿¡Qué demonios le hicieron!?

El fuego en sus ojos era tan intenso que Jooheon tuvo miedo. Nunca antes había visto a su amigo tan enojado y desesperado como lo estaba ahora, se atrevía a decir que no lo reconocía. Caminando de un lado a otro con el ceño fruncido y las manos hechas puños, esperaba el diagnóstico del médico.

Momentos antes le sugirió sentarse junto a él mientras su doctor de cabecera revisaba a Hyungwon en la habitación pero lo único que obtuvo fue una mirada de odio y un poderoso grito que lo hizo callar.

—No te comportes como un animal. El doctor saldrá en unos momentos y nos dirá cómo se encuentra.

—Voy a matarlo —dijo apretando los dientes.

Jooheon abrió los ojos lo más que pudo y se levantó de un salto.

—¡No puedes matar al doctor! Él solo hace su trabajo.

Hoseok se detuvo y lo miró con obviedad. —Voy a matar a Kang.

—Ah.

La puerta al final de pasillo se abrió y Hoseok corrió a su encuentro. Los guantes, ahora rojos, y la bata con pequeñas manchas de sangre no le dieron la imagen más alentadora más no quiso adelantarse a los hechos y esperó a que el médico hablara.

—¿Cómo está?

El hombre canoso suspiró deshaciéndose de su uniforme.

—Ahora se encuentra descansando. Tuvo un breve ataque de pánico cuando despertó pero logré controlarlo —se sentó frente a Jooheon y Hoseok lo imitó ocupando el sitio libre a lado de su amigo —. Logré bajar la fiebre y curar la mayoría de sus heridas. Sin embargo, creo que sería conveniente trasladarlo a un hospital para una valoración más completa y...

—No.

Tanto Jooheon como el médico se mostraron sorprendidos por su respuesta pero fue el otro abogado quién se animó a preguntar la razón.

—¿Por qué? Hace un segundo estabas asustado por él y ahora te interpones en su recuperación.

Hoseok negó.

—No es así. Quiero la mejor atención para Hyungwon pero si lo llevamos a un hospital, Kang podría localizarlo y terminar con lo que empezó.

—No se preocupe, señor Lee —el doctor sonrió poniéndose de pie —. Atenderé al joven en mi clínica y le prometo la mayor discreción.

—Muchas gracias.

La calma volvió parcialmente a su cuerpo una vez vio a Hyungwon. Estaba cubierto por una bata de hospital, con una férula en el antebrazo izquierdo y una cánula nasal. La piel canela de sus brazos había sido opacada por los múltiples moretones, uno de sus ojos lucía un tono violeta y sus labios; irreconocibles.

—Mi príncipe —tragó saliva aguantando las ganas de salir corriendo y gritar. Levantó una mano y apartó los cabellos oscuros de su frente. La acción le permitió ver la magnitud de los daños y deseó tener a Kang en frente para matarlo con sus propias manos.

— Perdóname. Perdón por no protegerte.

Los ojos se movieron por debajo de los párpados reaccionando a la voz de Hoseok.
Con una sonrisa triste, esperó a que abriera sus ojos para abrazarlo.

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