Brian había ido a la facultad de ciencias en el Imperial College. Quería encontrarse con el rubio nuevamente, y no necesariamente para que este le ayudase, sino porque quería verlo. Le había agradado, y este transmitía una paz que era bastante confortante.
Le había preguntado a unos chicos si sabían en dónde quedaban los salones de biología. Estos le habían dado las indicaciones necesarias, y el rizado esperó en una banca. Habían seguido hablando en ese par de días por chat, y al rizado le agradaba mucho el pequeño chico rubio, que si bien no era tan pequeño, sí se veía así a su lado.
Tras un rato esperando, vio como varios alumnos salían de los salones y se puso de pie. No veía a Roger entre estos, y pensó que quizás se había equivocado, hasta que sintió que le tocaran el hombro, y que le daban un abrazo repentino que lo dejó algo sorprendido. Mirando hacia abajo, vio la cabellera rubia de Roger, cuyo rostro estaba enterrado en su pecho.
No se había esperado un saludo así, a fin de cuentas recién se conocían, pero el rubio seguía sin moverse, y Brian sin saber bien qué hacer, lo rodeo devuelta con sus brazos. A fin de cuentas, Roger a veces parecía un niño pequeño.
— Uhm... hola —dijo algo confundido.
— Hola —saludó—. Lo siento, necesitaba un abrazo.
— ¿Todo bien? —preguntó algo confundido.
— No sé —se encogió de hombros—. Gracias por haberme venido a buscar.
— No es nada... quería... quería que pudiéramos ir a almorzar o algo... —admitió.
— Sí, eso sería lindo —dijo sonriendo un poco y sacando el rostro de su pecho para poder mirarlo.
— Genial, entonces vamos —dijo—. ¿Estás bien?
— Eh... creo —respondió—. Mejor vamos, lamento haberte abrazado así... a fin de cuentas nos conocemos hace poco...
— No te preocupes, en serio. Todos necesitamos un abrazo de vez en cuando —sonrió un poco. Roger asintió más tranquilo tras ese pequeño bochorno y volvió a abrazarlo con fuerza—. Hey, tranquilo, ¿seguro estás bien?
— Uhjum —dijo en voz baja.
— Mejor... mejor vayamos a almorzar. El otro día me llevaste a la cafetería, yo conozco un lugar que de seguro te va a gustar —dijo.
— Está bien, gracias, Bri —sonrió un poco—. ¿Tú has estado bien? ¿Cómo están Oliver y tu madre?
— Genial, gracias por preguntar —sonrió levemente mientras comenzaban a caminar—. ¿Necesitas ayuda? Tu mochila se ve... pesada.
— Estoy acostumbrado, gracias —sonrió un poco.
— Oh, claro —se rascó el cuello, y continuaron caminando—. ¿Qué te gustaría almorzar?
— No sé... cualquier cosa estaría bien —sonrío levemente—. No soy muy regodión con la comida...
Brian asintió. Notó una ligera barriga que se marcaba en la camiseta ajustada que usaba el chico, pero no dijo nada, no quería ser descortés y decirle en su cara que estaba levemente pasado en peso, aunque no se notase tanto.
— Yo tampoco —le sonrió—. No tengo mucho dinero, ¿no te molesta ir por comida rápida?
— ¡Para nada! —exclamó con un pequeño brillo en los ojos—. ¡Me encanta la comida rápida!
— Entonces vayamos al McDonalds —sonrió levemente. El rubio asintió más animado y fue con él, mientras comenzaban a hablar de temas triviales.
Roger se sentía cómodo al lado de Brian. Realmente el chico era agradable, y le gustaba ayudarlo. Lograba distraerse estando a su lado, pese a que aquel fantasma de lo vivido en la mañana le tenía dando vueltas de hacía un rato.
Cuando llegaron, se pusieron en la fila a pedir mientras aún charlaban y de vez en cuando reían. El olor a las frituras era agradable a gustos del menor y desagradable a los del mayor, pero no importaba, ambos estaban cómodos.
— ¿Sabes? Voy a volver a unirme a los bomberos —comentó el rubio cuando ya habían pedido y estaban sentados en la mesa.
— ¿En serio? —preguntó Brian—. Es algo peligroso.
— No sé, estoy buscando un motivo en mi vida, quizás... ese sea uno —se encogió de hombros.
— Bueno... es algo... bueno... —dijo Brian sin saber con exactitud qué decir.
— Uhjum, supongo —respondió dando un suspiro y comiendo una papa frita.
— ¿Estás seguro que estás bien? —le preguntó el de cabellos rizados mirándolo—. Te noto apagado.
— Sí, lo estoy, es... es solo que fui a dejar unas cosas de mi ex a su casa y... estaba su pareja actual y... no sé, fue todo muy incómodo y... él es mil veces mejor que yo y...
— Oye, no te compares con su novio nuevo —repuso Brian—. Estoy seguro que no es mejor que tú.
— Brian, lo hubieras visto. Era precioso —suspiró Roger—. Y... y Tim es tan feliz con él... era... era como cuando nosotros llevábamos solo dos años y... y él aún me amaba.
— Hey, Rog... no te compares con él. La belleza es subjetiva.
— Pues es poco subjetiva en su caso —repuso—. Y sé que no fue a propósito, pero Tim básicamente tomó una esponja que es su relación nueva y me la restregó en la cara.
— Entiendo que te sientas así... pero... quizás es por mejor que hayas terminado con él —repuso—. Quizás realmente él no era tu alma gemela.
— Ya dejé de creer en esas cosas cuando descubrí que yo no era la suya —respondió mirando la mesa.
— ¿Por qué lo dices?
— Antes siempre me creía el cuento del felices por siempre, de que cuando encuentras al amor de tu vida este, te corresponde y pasan el resto de la vida juntos, hasta que la muerte los separe, y que cuando vas al cielo pasas la eternidad con esa persona.
— El cielo no existe, Rog —dijo Brian en voz baja.
— Para mí sí —repuso el rubio—. Pero la cosa no es esa parte, yo... me creía el cuento que cuentan en Disney. Para mí Tim era mi príncipe, ¿entiendes?
— ¿Y tú la princesa? —preguntó con un deje de ternura que no pudo evitar.
— Pues sí, supongo —se encogió de hombros—. Siempre he soñado con casarme y tener un felices por siempre... o con una familia. Siempre he querido tener una... sé que porque soy chico y me gustan los chicos biológicamente no puedo, pero... siempre se puede adoptar y... eso... con Tim siempre hablábamos pensando en el futuro. Yo había asumido ya que un día nos casaríamos. Solo estaba esperando el anillo.
— Anillo que le dio al otro chico —adivinó lo que Roger diría.
— Sí. Eso mismo —suspiró.
— Mira, Rog, creo que realmente no puedes hacer mucho al respecto —dijo Brian con honestidad—. Ellos ya están juntos, lamentablemente para ti, y supongo que alegremente para ellos. Ya diste todo de ti por la relación, ya luchaste, ya te esforzaste y ya sufriste. Es tiempo también que dejes el pasado atrás y que sigas adelante. Hay más corazones que estrellas, y si no te quedaste con Tim, es porque realmente no era tu alma gemela. A esa aún la estás esperando.
— Tienes razón... —dijo mirando hacia abajo, como un niño que acababa de ser regañado—. Quizás me haga bien descansar de las relaciones por un tiempo.
— Claro que sí, te hará bien —aseguró Brian.
— ¿Cómo has estado tú? —le preguntó mirándolo—. Ya hablamos de mí, ahora toca hablar de ti.
— ¿De mí? Pues... bien, creo —respondió. No quería contarle todo, le costaba abrirse con los demás y expresarse. Ya era bastante lo que lograba con Roger, pese a lo poco que se conocían.
— Las personas tristes sabemos identificar personas tristes, Bri —lo parafraseó. El rizado solo hizo una sonrisa mirando por la ventana del local.
— No me robes mis frases, Taylor.
— Lo siento, May —sonrió con inocencia y Brian no pudo evitar sonreír también.
— Aún así, estoy bien —dijo.
— Mi instinto panda me dice que no —repuso mirándolo.
— ¿Tu qué? —lanzó una risa.
— Mi instinto panda —dijo con las manos en el mentón.
— ¿Qué es eso? —preguntó aún riendo.
— Mi instinto de espíritu animal, obvio —rodó los ojos con obviedad.
— ¿Tu espíritu animal es un oso panda? —preguntó Brian con la ceja alzada.
— Sí. Debería ser un león porque soy leo, pero prefiero los ositos pandas —respondió Roger con la misma seriedad con la que había hablado todo el tiempo. Brian sintió una extraña necesidad de pellizcarle la mejilla.
— Bueno, Kung Fu panda, pero aún no entiendo qué es ese instinto que dices tener.
— No me gusta Kung Fu panda, pone mal a los pandas —dijo Roger—. Y mi instinto panda me dice cuando alguien necesita ayuda o ser escuchado.
— Pues tu instinto panda se equivoca —dijo Brian con certeza.
— Nunca lo hace, Bri —repuso el rubio.
— Pues acaba de hacerlo —dijo. Roger enarcó una ceja mirándolo fijamente.
— Nunca falla, Brian —insistió—. Y no puedo ayudarte si no te dejas ayudar.
— Por ahora puedes ayudarme dándome una tarde tranquila donde pueda alejarme mentalmente de ciertas cosas —pidió—. Por favor.
— Bien, eso es válido —accedió Roger—. Lamento insistir.
— No te preocupes, a veces ni yo mismo me comprendo.
— ¿Por qué lo dices? —preguntó.
— Porque sí —se encogió de hombros—. Realmente no quiero hablarlo ahora.
— Claro, no te preocupes —asintió Roger.
— Calma tu instinto panda de ayuda. ¿Sí?
— Lo haré —soltó una risa—. La idea es que estés bien.
— Gracias, Rog.
— No es nada, pero si necesitas hablar, puedes decirme. Y si te sientes solo también.
•*•*•*•*
Holi perdón por no actualizar nada tengo alto bloqueo voy a morIIIR ok perdón
Bueno ahí actualicé xd perdón si esto parece relleno, no lo es😔🔫
Así q esoooo q estén bien y feliz Halloween atrasado uwu
Baiii
- Em
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