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Episodio Veintidos

¡No, eso que pensaba era imposible! Su esposa había muerto porque estaba enferma y no soportó el parto. Lo que había sucedido en la noche formaba parte de un terrible sueño, provocado por los efectos del Absynthe, nada más fuera de la realidad. Se dejó caer sobre su cama y comenzó a llorar. ¡Ahora estaba solo y sin apoyo! Tenía a sus hijas sí, pero eran muy pequeñas como para saber que decir o que hacer. Y con la empresa a punto de colapsar ya todas sus esperanzas se habían perdido.

Tomasz se tapó la cabeza con la almohada y continuó llorando por un buen rato. Apenas si alcanzó a distinguir los golpes en la puerta. Se llevó las manos al rostro y talló sus ojos, para levantarse y caminar hasta el cuarto del baño. Se lavó la cara y se contempló en el espejo, ¡se veía pésimo! Paliducho, con ojeras y como con diez años de más.

-¡Señor Borowski! – dijo su ama de llaves.

-¡Déjame en paz, no quiero ver a nadie! – gritó el hombre – No quiero hablar con nadie... ¡vete, vete! – dijo pareciendo un niño inseguro y triste.

-¡Pero señor Borowski! – dijo la mujer – Abajo lo espera un hombre, dice que usted lo llamo y que se notaba desesperado.

-¡Yo no he llamado a nadie! – gritó el viejo - ¿Quién es el hombre?

-Dice llamarse Alonso Guadarrama – respondió el ama de llaves – Es un empresario petrolero muy importante y dice ser su amigo.

-¿Cómo has dicho que se llama? – volvió a preguntar Borowski intentando recordar ese nombre.

-Alonso Guadarrama – dijo de nuevo la mujer – ¿Qué le digo entonces?

-Qué bajaré en unos momentos – respondió Tomasz y volvió a sentarse sobre la cama.

Borowski recordó al hombre, lo había visto una vez en una fiesta pero le dio mala espina y sólo lo saludó por cortesía. Aunque se encontrara en apuros, él jamás había llamado a ese hombre, no era de fiar. Pero la noche anterior había estado muy ebrio y desesperado, esa quizá había sido la causa de su llamada. Además de que no distinguía del sueño y la vigilia. El hombre se alistó rápidamente y bajo corriendo las escaleras. Se sorprendió al ver a sus hijas junto a Guadarrama. La pequeña Evania estaba sentada en el regazo de ese hombre y Vanessa estaba de pie junto a él tomándolo de la mano. ¡Eso no estaba bien! ¿Por qué ese hombre se tomaba tantas libertades?

Alonso lo miró y sonrió. No se levantó, continuó acariciando el cabello de Evania y escuchando como Vanessa le mostraba una revista de ciencia y le hablaba de su interés en estudiar negocios internacionales.

-¡Señor Borowski! – exclamó Guadarrama – Perdone que no me ponga de pie, pero sus encantadoras hijas vinieron a saludar y ¡a mí me encantan los niños!

-Niñas – exclamó Tomasz – Por favor vayan a jugar al jardín, el señor Guadarrama y yo tenemos cosas de que hablar.

-¡Pero papá! – se quejó Evania – Estábamos jugando.

-No, Evania – Dijo Borowski – Ve a jugar con tu hermana al jardín.

Las niñas se despidieron de Guadarrama con una reverencia y se acercaron a su padre para besarlo en las mejillas. Abandonaron la sala y salieron corriendo para jugar en el jardín, aún ignoraban lo que estaba sucediendo.

-Y bien señor Guadarrama, ¿a qué debo su visita? – preguntó Tomasz cuando las niñas salieron de ahí.

-Tú me llamate, Tomasz – exclamó Guadarrama - ¿No te acuerdas? – preguntó con una sonrisa malévola – No, estabas demasiado ebrio pero solicitaste mi ayuda y me dijiste muchas cosas. Una de ellas fue que Helen, tu esposa, estaba al borde de la muerte. – exclamó y se pasó la lengua por los labios – Me dijiste también que tu hija recién nacida estaba en una incubadora y que tu empresa está a punto de colapsar. ¡Tanta desgracia es injusta para un pobre hombre! – dijo Alonso y lo miró a los ojos – Tomasz, tocaste mi corazón y por eso estoy aquí. – exclamó – Quiero ayudarte porque soy un hombre justo y sé que necesitas de una mano que te auxilie en estos duros momentos. Así que estoy dispuesto a colaborar contigo y a darte lo que me pidas. Me hiciste una oferta que no pienso desaprovechar.

-¿Yo dije todo eso? – balbuceó Borowski y se llevó las manos al rostro.

Había algo siniestro en la mirada de ese hombre y algo no cuadraba, pero era posible que estando bajo los efectos del alcohol, lo hubiera llamado y había dicho quién sabe cuántas idioteces. Guadarrama no le gustaba y no le había agradado la manera en la que miraba a sus hijas, sobre todo a la pequeña Evania.

-¡Vamos Tomasz! – continuó Alonso – Sé que estás desesperado, ¡déjame ayudarte!

-¡Es qué no lo entiendo! – gimió Borowski.

-No hace falta que lo entiendas, Tomasz – exclamó Guadarrama – Soy tu salvador, ¿ya les dijiste a las niñas que murió su madre?

-Aún no les he dicho nada pero, ¿tú cómo lo sabes? – preguntó con incredulidad.

-Se te nota en la cara, tu rostro lo trae escrito – exclamó Alonso – Déjame hacerme cargo de tu empresa durante estos días de duelo y verás como la levanto. Es más, le pagaré la deuda a Stan y así te librarás de esa presión. No vas a perder nada, al contrario vas a ganar, ¡mucho, mucho! Vas a ser un hombre asquerosamente rico y lleno de poder. ¡Serás intocable! – dijo eufórico.

Borowski no podía creer que le hubiera caído esa ayuda del cielo. Guadarrama era como su ángel salvador. Era demasiado bueno para ser cierto y él estaba demasiado desesperado como para poder negarse a recibir esa ayuda que tanto necesitaba. Aceptó sin reparo alguno, sin preguntar más. ¡Estaba salvado! Por eso en ese momento no puso la atención debida a todas esas señales que su intuición le mandaba. Si hubiera hecho caso a esas pequeñas señales, las cosas hubieran sido diferentes. Toda esa felicidad desaparecería de la vida del hombre, para traer sólo miserias, tragos amargos e infelicidad no sólo a él, también a sus hijas.

●●●

Después de que Guadarrama y Tomasz se convirtieran en socios, la suerte del viejo comenzó a cambiar y Borowski Oil Company creció como la espuma. Pese a todo su éxito y sus buenos negocios, la actitud otrora de padre amoroso y protector cambió drásticamente, el hombre se volvía frío, calculador y parecía no tener sentimientos. Relegó los cuidados de su hija recién nacida a una nana y pocas veces le dedicaba una mirada a la pequeña. En cuanto a sus hijas mayores, ellas también eran cuidadas por la nana, ya que decidió alejar a todos sus familiares y amigos cercanos. Las pobres chicas se la pasaban encerradas en la enorme mansión y también cambiaron su actitud. Evania se rebeló completamente y Vanessa parecía que buscaba desesperadamente la atención del hombre, adulándolo y tratando de agradarle.

Con la muerte de su madre, también había muerto la felicidad de esas niñas. Debido a la actitud horrenda de su padre, sus abuelos se alejaron también y aunque trataban de mantener comunicación con las niñas, Borowski se los impedía e incluso los amenazó con matarlos si se acercaban a sus hijas. Y al enterarse de que su hija Helen nunca sería como las niñas de su edad, decidió encerrarla en un centro para enfermos mentales. Rara vez la visitaba o permitía que sus hijas la visitaran, pero las chicas se las arreglaban para evadir la vigilancia paterna y pasaban todo el día junto a su hermana.

Cuando Evania cumplió dieciséis años, su padre decidió dar una fiesta con motivo del cumpleaños de su hija. Evania puso el grito en el cielo al enterarse, ¡ella no quería fiestas! Pero su padre se mostró tan amoroso y atento con ella que no pudo negarse, rara vez se portaba así. Las chicas pensaron que quizá su padre estaba cambiando y que una fiesta sería la manera de volver a estar unidos como antes.

El tan esperado día llegó. Montones de invitados se encontraban ahí, celebrando a la chica. Incluso habían contratado a la banda de rock alternativo/New metal, Incubus. Evania no cabía en sí de la emoción y junto a Vanessa, las chicas gritaban y coreaban las canciones.

-Veo con alegría que a Evania le encantó la fiesta que organicé con motivo de su cumpleaños – Murmuró Alonso al oído de Tomasz.

-¡Sí, sí! – Exclamó Tomasz - ¡Le encantó la sorpresa!

-Es exquisitamente perfecta y hermosa – Susurró Guadarrama – Y dentro de un par de años será mayor de edad.

-¿A qué te refieres con eso, Alonso? – preguntó Borowski y arqueó las cejas. Ese cerdo no estaría pensando arrebatarle a su hija también.

-Quedé fascinado con Evania desde que era una niña – respondió Alonso – Era tan dulce y hermosa, pero obviamente prohibida para mí por ser una pequeña. Pero el tiempo ha pasado y ya es toda una mujer.

-¡Eres un enfermo! – exclamó Tomasz, indignado por la respuesta del hombre – Mi hija es sólo una niña, ¡no te atrevas a ponerle una mano encima!

-¡Por supuesto que no! – murmuró Alonso – Estoy diciendo que cuando tu hija sea mayor, me gustaría casarme con ella. Es la mujer perfecta para mí, un poco rebelde quizá, pero yo puedo domarla, como se doma a una leona.

-Pero... - dijo Borowski pero fue interrumpido por la potente voz de Guadarrama.

-No quiero un no por respuesta, Tomasz – exclamó Alonso – Me la merezco, ¿no lo crees? Después de todo lo que he hecho por ti, me lo debes. Evania es mi recompensa por toda la ayuda que te he ofrecido durante todos estos años. – murmuró – Quizá ya no me recuerde, pero tú te encargarás de que lo haga. Debes hablarle bien de mí y cuando sea mayor de edad, decirle mis intenciones. Que deseo desposarla y convertirla en mi reina. De ti depende que la chica acceda a mis peticiones y si fallas, te irá muy mal.

Tomasz no respondió, sólo asintió. No tenía voluntad, estaba atado a los caprichos de Alonso. En su desesperación y codicia había entregado lo que más amaba y ahora era esclavo de ese hombre. Si fallaba recibiría un castigo, pero si tenía éxito sería colmado de regalos. Pero no le gustaba vivir así, en ocasiones cuando se ponía reflexivo y nostálgico, se arrepentía de todo lo que había hecho y pedía perdón a Dios por ser tan tonto y entregarse al maligno. Sin embargo, ese sentimiento duraba muy poco y desaparecía tan pronto como había llegado. Pero aún así, todo esto era una tortura para Borowski.

●●●

Tomasz miró la botella casi vacía de Absynthe. El alcohol le había dado toda la lucidez que necesitaba para recordar los hechos del pasado. Así como alguna vez lo había utilizado para olvidar y cometer esa locura, ahora lo hacía recordar con claridad y el único demonio era él. Guadarrama sólo lo manipulaba a su antojo como una marioneta, pero él había hecho a un lado todo lo que amaba sólo por riqueza y poder. ¡Qué ciego y estúpido había sido! Sus hijas estaban en peligro todo por culpa suya y ¡ellas eran inocentes!

Por más que daba vueltas a su cabeza, no podía encontrar la forma de ayudarlas y deshacerse para siempre de Alonso Guadarrama. Ahora que sus hijas habían encontrado la felicidad, no era justo que volvieran a perderla por su culpa. Tenía que buscarlas, hablar con ellas, pedirles perdón de rodillas y remediar ese maldito error.

Tomasz caminó por su habitación, pero tropezó y cayó al suelo. Estaba demasiado ebrio como para sostenerse en pie. Cerró los ojos ya que todo le daba vueltas y por unos instantes se quedó dormido. Abrió los ojos al escuchar la voz de alguien que lo llamaba, esa voz que reconoció como la de su difunta esposa Helen.

-¡Aún no es tarde, Tomasz! – susurró Helen – Aún puedes hacer algo por tus hijas, solamente arrepiéntete de corazón y ayúdalas. Ellas te necesitan ahora, ¡no las abandones!

-¡Estoy arrepentido! – gimió Borowski – Pero, ¿qué puedo hacer? Ellas no van a creerme.

-¡Búscalas! – exclamó su esposa – Yo sé que ellas van a escucharte y te creerán, ellas te aman Tomasz, no han dejado de hacerlo. ¡Eres su padre! Y a pesar de todo lo malo que les has hecho, te quieren y respetan. Pero ve ahora, antes de que sea demasiado tarde.

Tomasz se levantó de un salto y corrió al baño a vomitar. Aunque aún resonaban en su cabeza las palabras de su esposa. Se sentó en el piso junto a la taza de baño y suspiró con sonoridad. ¡Debía hacerlo y no tenía que perder más tiempo o sería demasiado tarde!

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Este es un capítulo, muy, muy corto pero quise adentrarme un poquito en la historia de Tomasz Borowski. El episodio anterior y este narran a grandes rasgos el porqué de su relación con Guadarrama y el alejamiento con sus hijas. He querido redimir al viejo y espero que pueda ayudar a su familia a librarse de ese de demonio. ¿Creen que logre hacerlo? Yo espero que sí. ¿Qué les pareció este capítulo? No olviden comentar y dejar sus votos, que son muy importantes para mí. Estamos cada vez más cerca del final de esta historia. ¡Gracias por su apoyo!
Maria Decapitated

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