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Episodio Trece

Los hombres de Guadarrama estaban atentos. La puerta de la casa de Evania se abrió y salió la chica llevando en su mano una maleta. Sebastian la siguió, el empresario también llevaba una maleta en sus manos. Caminaron entre risas hasta el auto de Stan y abrieron el portaequipaje. Los hombres no perdían detalle de sus movimientos y vieron como la pareja trepaba al auto y este se ponía en marcha.

Inmediatamente encendieron su vehículo y los siguieron de cerca. Evania y Sebastian no tenían idea de que un auto iba detrás de ellos. Entre tanto tráfico, cualquier persona podría tomar el mismo camino que ellos.

-¿Le llamamos al jefe? – preguntó uno de los hombres de Guadarrama.

-Aún no es momento – respondió el otro – Vamos a averiguar primero que es lo que se traen entre manos estos dos. – Exclamó – Quizá sea algo que al jefe no le va a agradar, se molestará con nosotros, pero debemos entrar en detalles si no queremos que nos corte la cabeza.

El primer hombre asintió y continuó conduciendo sin perder de vista el auto de Stan.

-¡Ya sé a dónde se dirigen! – comentó el segundo hombre.

-¿A dónde? – preguntó el que conducía tomando la desviación que acababa de tomar el coche de Sebastian.

-A casa de la madre del señor Stan – respondió – Esto no le va a gustar nada al jefe – dijo frunciendo el ceño - ¡Detente aquí! – exclamó de golpe – No podemos acercarnos más, esta área está muy bien vigilada y debemos ser cautelosos si no queremos que noten nuestra presencia.

-¡Cómo tu digas! – respondió el primer hombre.

Bajaron del auto y continuaron andando hasta divisar la mansión Stan. El auto de Sebastian ya estaba aparcado dentro de la casa. Uno de ellos tomó unos prismáticos y miró que el empresario y la señorita Borowski estaban sentados en el jardín junto a la señora Stan.

-Si el jefe llama, no vayas a entrar en detalles. – dijo.

-Ya me lo dijiste, ¡no soy tonto! – respondió el otro hombre.

-No los pierdas de vista – exclamó y le entregó los prismáticos – Iré a dar una vuelta por el lugar. Si llama el jefe le dices que la chica no ha salido de su casa, ¿de acuerdo? – exclamó y el otro hombre asintió mientras miraba como su compañero se alejaba.

Tomó los prismáticos y continuó husmeando, ¡no le gustaba para nada ese trabajo!

●●●

La madre de Sebastian observaba por la ventana cuando divisó el auto de su hijo. Bajó de prisa las escaleras y salió de la enorme mansión para recibirlo. Sonrió al darse cuenta que Evania lo acompañaba y buscó con la mirada a la pequeña Helen, pero ella no estaba ahí.

-¡Hola mamá! – saludó el muchacho abriendo los brazos para estrechar a su madre en un fuerte abrazo - ¿Cómo has estado?

-Yo estoy muy bien – respondió la mujer - ¿Cómo estás, Evania? – dijo y se soltó del abrazo de su hijo para abrazar con fuerza a la muchacha.

-¡Con muchos problemas, Camilla! – exclamó Evania - ¡Me han pasado tantas cosas!

-¿Sigues teniendo problemas con tu padre? – preguntó la madre de Sebastian y Evania asintió – Vamos a sentarnos al jardín y ahí me cuentan todo. – dijo y se dirigió al joven – Pide que lleven el equipaje de Evania a la habitación que está junto a la mía y que nos traigan un poco de té y bocadillos. – exclamó y Sebastian se alejó por un momento.

Camilla y Evania se dirigieron a una de las mesas del jardín y ahí se sentaron para poder conversar. La tarde era hermosa y el sol ya comenzaba a ponerse en el horizonte. Evania suspiró y tomó de las manos a Camilla intentando contener las lágrimas.

-¿Es muy grave, mi amor? – preguntó la mujer y Evania comenzó a relatarle todo lo que estaba sucediendo hasta el momento.

-¡Hija de Tomasz Borowski! – gritó la madre de Sebastian llevándose las manos a la cabeza - ¡No puedo creerlo! Helen y tú son tan hermosas y buenas niñas. – suspiró - ¡Jamás hubiera imaginado que fueran hijas de ese rufián! – exclamó.

-No sé si para buena o mala suerte, pero creo que es más para desgracia de las tres. – dijo Evania – Mi padre siempre nos ha tratado con desprecio, bueno, desde la muerte de mamá.

-Pero eso no le permite golpearlas y hacerles daño. – dijo Camilla tomando la mano de Sebastian que acababa de reunirse con ellas - ¡Borowski es un monstruo!

-En eso no te equivocas, madre – intervino Sebastian - ¿Ya te dijo todo lo que está sucediendo? – preguntó – Todo es muy complicado, pero estoy seguro que vamos a salir de esta – sonrió Sebastian – Por eso es que he pensado en casarme con Evania.

-¿Cómo que casarse? – Preguntó la mujer – ¡Tú me dijiste que te casarías con una de las hijas de Borowski! Ya no entiendo nada – Murmuró la madre de Sebastian moviendo la cabeza - ¡Exijo una explicación!

-Como te lo había dicho, Tomasz y yo arreglamos un matrimonio, sólo que la boda sería con Vanessa, la hermana mayor de Evania – Dijo Sebastian.

-Pero Sebastian y yo nos conocimos el día en que eso sucedió – Continuó la chica – Y ¡nos hicimos amigos! – Se encogió de hombros – Hubo química entre él y yo y ¡nos enamoramos! – Gritó.

-Aunque yo desconocía que Evania era hija también de Tomasz – Sonrió el chico – Cuando me enteré de ello, decidimos hacer un pequeño cambio.

-¿Y cómo lo tomó el señor Borowaki? – Preguntó Camilla Stan.

-No muy bien – Respondió Sebastian – Me armó un drama, ¡hasta me dijo que Evania ya estaba comprometida con Alonso Guadarrama!

-Cosa que no es cierta – Intervino Evania – Guadarrama me asquea, es un tipo de lo peor, incluso peor que mi padre.

-¡Lo sé! – dijo la madre de Sebastian – Conozco a ese tipo y ha hecho su fortuna a base de cosas muy malas. Mi marido no tenía una muy buena relación con él, Guadarrama siempre tuvo envidia del éxito de mi esposo.

-Yo no sé qué negocios tenga con mi padre, pero creo que no es nada bueno. – exclamó la chica – Pero lo que ese tipo quiere conmigo me repugna, de hecho me amenazó con hacerle daño a las personas que quiero. ¡Eso no lo soporto!

-¿Qué va a pasar con Helen? – preguntó Camilla - ¿La dejarán sola en la Casa Carlton?

-¡Por supuesto que no! – Gritó Evania – No pienso dejarla sola – Suspiró – Pero tengo un problema, no puedo llevarla conmigo más que unas horas o un día a lo sumo. Si la retengo conmigo por más tiempo, le avisan a papá y me puedo meter en problemas.

-Ya lo veo, ya lo veo – Murmuró Camilla – Ese es un dilema, aunque... - Guardó silencio por unos instantes mientras Sebastian y Evania la miraban con atención – Yo puedo hacer uso de mis influencias y solicitar un permiso para que la niña se quede aquí conmigo.

-¿De verdad podrías hacer eso? – Preguntó Evania juntando las manos - ¡Sería fabuloso!

-Voy a intentarlo – Dijo Camilla – No es algo seguro, ya que también he hablado con el señor Ahmed.

-¿Y qué te ha dicho? – Preguntó Sebastian – No he podido visitarlo para tratar el tema.

-Dice que Tomasz está muy bien amparado, es casi intocable – Suspiró la madre de Sebastian – Eso le ha impedido avanzar más en el caso, aunque le sería muy útil el testimonio de Helen, el de Evania y el de su hermana Vanessa.

-Yo podría hablar con Vanessa y con Helen – Exclamó la chica – Estamos cansadas de la misma mierda de siempre – Suspiró – Podemos hablar al respecto y decir la verdad que hay detrás de Tomasz. Tenemos que ponerle un alto.

-¿Crees que Vanessa acepte? – Preguntó Sebastian.

-Por supuesto – Sonrió Evania – Podemos hablar con ella, ¡ahora mismo! – Dijo y se puso de pie – Vamos a buscarla.

Sebastian asintió y sonrió poniéndose de pie. Tenían que actuar rápido, antes de que fuera demasiado tarde y Tomasz los sorprendiera con una de sus sucias jugadas. La pareja se despidió de Camilla y salieron de la mansión para dirigirse al departamento de la hermana de la chica. Los hombres de Guadarrama los vieron salir y los siguieron, no iban a perderlos de vista.

●●●

Evania llamó a la puerta del departamento de su hermana Vanessa, esperan que ella estuviera en casa y pudiera atenderlos. Escucharon cuando Vanessa les gritó que esperaran unos instantes y poco después la puerta se abrió. La hermana mayor de Evania hizo una mueca al ver a Sebastian Stan junto a su hermana, ¿qué estaba haciendo ese tipo con Evania? Le pareció muy raro y sonrió de medio lado.

-¿Podemos entrar? – preguntó Evania - ¡Tenemos que hablar contigo!

Vanessa asintió y les indicó que entraran. La mujer tenía los ojos fijos en Sebastian que llevaba de la mano a Evania.

-¿Qué haces con el señor Stan, Evania? – preguntó Vanessa - ¿Y por qué lo estás tomando de la mano?

-¿Recuerdas que te dije que yo había conocido a un chico? – preguntó Evania.

-¿No me digas que es él? – exclamó Vanessa con sorpresa - ¡Pero él va a casarse conmigo!

-¡Ya no! – intervino Sebastian – Voy a casarme con Evania, ¡la amo!

-¡No puedo creerlo! – dijo Vanessa sentándose frente a Evania – Me da mucho gusto por ambos y me parece maravilloso que quieran compartir una vida juntos, pero... - guardó silencio por unos instantes - ¿Ya se lo dijeron a Tomasz? Creo que él no va a estar muy feliz con esa noticia.

-¡Sí, ya se lo dije! – exclamó Sebastian – Y se puso como una fiera, pero en realidad no nos importan lo que él piense. – dijo el hombre – Evania y yo nos amamos y es por eso que vamos a casarnos.

Vanessa sonrió y se levantó de su asiento para abrazar a su hermana y darle sus felicitaciones a Sebastian. No cabía de la emoción, aunque temía que su padre pudiera tomar represalias en contra de ellos.

-No quiero arruinarles su momento, pero ¿se van a casar en contra de la voluntad del señor Borowski? – preguntó Vanessa llevando una de sus manos a su cabeza.

-¡Por supuesto! – exclamó Sebastian – Eso es lo que ambos deseamos y no vamos a permitir que Borowski arruine nuestra felicidad.

-¡Y tampoco queremos que papá arruine la tuya, Vanessa! – intervino Evania – Por eso hemos venido a ponerte sobre aviso.

-¡Gracias! – Sonrió Vanessa dedicándole una enorme sonrisa a su hermana – Y ya que están aquí, me gustaría decirles algo importante.

-¿De qué se trata? – Preguntó Sebastian – Al ver la expresión en tu rostro, deduzco que se trata de algo muy bueno.

-¡La verdad es que sí! – Sonrió la rubia – Hoy hablé con Valentina, mi novia – Suspiró – Y, ¡ella decidió darme una oportunidad! – Exclamó con júbilo.

-¿En serio? – Preguntó Evania sin poder creerlo.

-Sin importar que te casaras conmigo – Exclamó Sebastian.

-¡Sí! – Sonrió la chica – Valentina me dijo que la llevara a casa con nosotros – Dijo encogiéndose de hombros – Ya que nuestro matrimonio sería sólo de apariencia, quizá tú nos dieras la oportunidad de estar juntas a pesar de todo.

-¡Pero ya no hay necesidad de eso! – Sonrió Seb – Dile a Valentina que ya no hay planes de boda, que todo eso se ha cancelado y así podrán vivir su vida como hasta ahora lo habían hecho.

-¡Seguro va a ponerse muy feliz! – Exclamó Evania volviendo abrazar su hermana – Aunque – Guardó silencio y suspiró – También hay algo que debo decirte, algo que me preocupa y es sobre nuestra hermana, Helen...

-¿Qué hay con Helen? – Preguntó su hermana mayor poniéndose seria - ¿Le pasó algo? ¿Papá volvió a golpearla?

-No desde la última vez – Suspiró Evania – Pero es a cerca de obtener la custodia de nuestra hermana. Sebastian nos ayudará con ello, ya hemos visto a un abogado, pero ha sido difícil ya qua papá está muy bien protegido por las autoridades.

-Entiendo, ¿y...? ¿Necesitas algo de mi parte? ¿Dinero? – Murmuró Vanessa – Yo estoy dispuesta a hacer lo que sea con tal de que Helen se encuentre bien y sea feliz.

-Sólo necesitamos tu testimonio – Intervino Sebastian – El abogado cree que si ustedes tres hablan sobre el mal trato que su padre les da, especialmente a Helen, seguramente sea más fácil obtener la custodia de su hermana.

Vanessa guardó silencio un momento. Si su padre se enteraba de todo lo que habían comenzado, seguramente iba a tomar represalias contra las tres. Sin embargo, el bienestar y la felicidad de su hermana Helen estaba en juego, así que, ¿qué más le daba? ¡Qué Tomasz hiciera lo que le viniera en gana! Sí él se salía con la suya, ¡ellas también podían hacerlo!

-Entonces – Murmuró Evania - ¿Contamos contigo? - Preguntó la joven – Creo que es momento de darle su merecido a papá, ¿no lo crees?

-¡Cuenta conmigo, hermana! – Exclamó Vanessa – Cualquier cosa que necesites, no dudes en pedírmelo – Sonrió – De hecho, esto va para ambos.

-Gracias – Exclamaron Evania y Sebastian al mismo tiempo.

Después de permanecer un rato más charlando con Vanessa, Evania y Sebastian abandonaron el departamento de la rubia y subieron al auto para regresar a casa de la madre de Sebastian. Cuando llegaron, todo estaba en penumbras y subieron lentamente la larga escalinata de mármol, procurando no hacer ruido y entraron en la habitación del chico.

-¿Estás cansada? – Preguntó Sebastian cuando la chica se dejó caer sobre la cama.

-¡Estoy muerta! – Dijo poniéndose de pie para acercarse al chico, quién la miraba detenidamente.

Sebastian la estrechó entre sus brazos y la besó con pasión y entrega. Evania suspiró al sentir cómo la mano del chico se deslizaba suavemente por su espalda hasta su trasero, pegándola a su cuerpo. Ella suspiró con sonoridad cuando Sebastian comenzó a desnudarla, besando su piel y llenándola de caricias. Evania se dejaba llevar por sus emociones, temblando a medida que el deseo crecía en su interior. Sebastian deslizaba sus labios por el cuello de la chica, dejando marcas rojas sobre su blanca piel. Evania cerró sus ojos para disfrutar de esas caricias, enredando sus dedos en los cabellos del hombre. Continuaron besándose, jugando con sus lenguas, entrelazándolas, saboreándose; gozando de ese instante glorioso y perfecto.

Se separaron un momento y Seb condujo a la mujer hasta su lecho, ella se recostó sobre la cama y él comenzó a desnudarse. Evania no pudo contener las ganas de tocarlo y se levantó, para acercarse a él y deslizar sus manos por la piel caliente de chico, quién gimió ante el contacto. Repartió varios besos sobre su pecho lo ayudó a desnudarse. Sebastian la envolvió entre sus brazos y la empujó lentamente sobre la cama, ella cayó y rió al sentir el peso de su amado sobre su cuerpo, le acarició el rostro y nuevamente se fundieron en un beso húmedo y lascivo.

Evania protestó cuando Sebastian dejó sus labios, pero esa protesta fue suplantada por un gemido al sentir la boca del hombre sobre uno de sus pezones, mientras que su otra mano masajeaba su pecho y lo estrujaba con suavidad. Ella cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, para gozar de esas placenteras sensaciones. La mano derecha de Stan dejó su seno y descendió por su vientre, hasta su feminidad, deslizando sus dedos sobre ella, experimentando la humedad que brotaba de su sexo. Él la besó en los labios, ahogando el suspiro que se escapaba de su garganta. La espalda de Evania se arqueó y de manera instintiva abrió más las piernas para que él continuara estimulándola con los dedos.

Sebastian seguía besándola mientras sus dedos se abrieron paso dentro de esa humedad caliente y palpitante. La chica lanzó un grito de placer y arqueó más su espalda sintiendo que el orgasmo estaba cerca, apoderándose de sus sentidos. El hombre supo que ella se encontraba al borde del precipicio y lentamente retiró su mano. Ella gritó, sintiéndose molesta ante ese gesto de parte del chico, pero él la miró a los ojos y se inclinó para besar el vientre de la joven. Depositó un beso en la parte interna de sus muslos y la penetró con la lengua. Evania cerró los ojos y apretó las sábanas cuando los labios del hombre le succionaron el clítoris, invadida por esas oleadas de placer. Los dedos de Sebastian también entraron al juego y se hundieron con delicadeza en su interior, las caderas de la chica se movieron con más violencia a medida que la culminación se acercaba. Ya no era dueña de si, se dejó llevar y se entregó a ese delicioso éxtasis.

-¡Sebastian! – Gritó la chica entre jadeos – Eres maravilloso, ardiente e insuperable.

El chico no respondió, dejó escapar un ronco jadeo, respirando con dificultad, embargado también de placer. Sebastian se colocó de rodillas frente a ella, sintiendo que no podía aguantar más, Evania era muy intensa y sensual. La sujetó por las caderas y la penetró, arrancándole un sonoro gemido. Durante un instante él no se movió, sólo la miró a los ojos y ella le dedicó una lánguida sonrisa. Todo se había desvanecido y únicamente se encontraban ellos, flotando en un mar de placer y amor. Seb se inclinó y la besó en los labios para comenzar a mover la pelvis, embistiéndola con vigor. Las manos de Evania se recreaban con la piel caliente de su espalda, la acariciaban y se movía junto con él, empujando sus caderas para que él la llenara.

-¡Te amo! – Gimió la joven clavando los dedos en los hombros de Sebastian.

-¡Y yo te amo a ti, mi hermosa princesa! – Gruñó él sin dejar de penetrarla.

La chica ya no le respondió, sólo gimió con sonoridad y lo sujetó por la nuca para atraerlo y besarlo. La lengua de Evania jugueteó con la de él y se arqueó más para continuar con ese vaivén erótico de sus caderas. A medida que pasaban los minutos, la pasión los envolvía volviéndolos esclavos del placer. Sebastian la sujetó con firmeza de la cintura y la levantó sin perder la unión y se sentó sobre la cama, colocándola sobre él. Evania rió y se aferró a los anchos hombros del hombre, moviendo las caderas en un suave balanceo. Él le besó el cuello cuando ella echó la cabeza hacia atrás y lo mordió suavemente, descendiendo hasta sus pechos y así poder chuparlos a placer. La chica gimió y abrió los ojos, cabalgando velozmente sobre el miembro de Sebastian, deseando prolongar el momento, que fuera eterno y vivir por siempre dentro de ese éxtasis enloquecedor.

Evania deslizó sus manos hasta las almohadas y continuó frotando su pelvis contra la de Seb, tenía los labios entreabiertos y sus senos se frotaban contra el pecho del chico. La culminación estaba cerca, ambos se encontraban en el vórtice de la locura, Sebastian la sujetó por la cadera, urgiéndola a moverse con más violencia. Ella así lo hizo y lo besó nuevamente para dejarse arrastrar por esa inmensa ola de placer.

-¿Me amarás siempre? – Preguntó Evania acurrucándose entre los brazos de Sebastian quién le besó la frente empapada de sudor.

-Es una promesa – Respondió él y volvió a besarla con intensidad.

●●●

Bueno, tenemos un capítulo intenso e interesante. Las hermanas Borowski van a unirse para detener a su padre. Aunque nos dimos cuenta que los hombres de Guadarrama los están vigilando. ¿Qué va a suceder? ¿Podrán detener al viejo? ¿Se enterará Guadarrama de que Evania y Sebastian son pareja? No se pierdan los siguientes capítulos de esta historia. Gracias y nos leemos el próximo martes.
Maria Decapitated    

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