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Episodio Seis

Riz estaba sentado en el gran sillón de cuero, esperando a que Sebastian terminara de leer el contrato matrimonial que el chico acababa de entregarle. Hasta el momento, su amigo no había abierto la boca para decir una palabra. Eso era buena señal, pues de existir algo que a Stan no le pareciera favorecedor, inmediatamente reaccionaba y lo sacaba a relucir. Sebastian leía lentamente y analizaba cada cláusula, cada palabra escrita en esos documentos. Riz era un genio, todo, incluso más de lo que él esperaba se encontraba plasmado en ese papel. Terminó de leer e hizo a un lado el contrato, colocando sus manos bajo su barbilla.

-¿Y bien? – Preguntó Riz con una enorme sonrisa - ¿Hay algo que requiera ser modificado?

-No – Murmuró Sebastian esbozando una sonrisa – Todo está muy bien y en perfecto orden – Exclamó Sebastian poniéndose de pie – Muchas gracias.

-De nada, Seb – Respondió Riz – Estoy feliz y muy satisfecho de saber que todo este teatro terminará en un año.

-Pues eso es gracias a tus consejos, tu trabajo y tus conocimientos – Suspiró Sebastian palmeando la espalda de su amigo – Pero sobre todo, gracias a tu amistad.

-¡Awwww! Ternurita – Se rió Riz mientras que Sebastian fruncía el ceño –Yo sólo quiero que esto termine pronto, que esta farsa se acabe lo antes posible porque créeme que vas a arruinar tu vida, aunque sea sólo un año – Bufó – Debiste demandarlo, era más rápido.

-¿También tú? – Preguntó Sebastian – Mi madre piensa lo mismo.

-Es que ¿para que un matrimonio? – Exclamó Riz – No lo entiendo, ¿qué buscas? ¿Qué pretendes con ello?

-Recuperar lo que me pertenece...

-¡Otra vez la burra al trigo!

-Tomasz está amparado – Comentó Sebastian apoyándose en el escritorio – Ya intenté demandarlo, ¡no sé como lo hizo! Pero está protegido el hijo de perra... ¡es el diablo! – Suspiró y peinó su cabello con su mano izquierda – Por eso el matrimonio es la única salida rápida y más efectiva. De esta manera me adueñaré de su imperio y lo echaré a la calle.

-¿Qué hay de la hija, Vanessa? – Lo cuestionó Riz – Ella no te ha hecho nada, ¿también la echarás a la calle?

-No, porque esa mujer es quién lleva las riendas de Borowski Oil Company – Sonrió Seb – Si ella coopera, seguirá siendo mi mano derecha y quién me ayude a manejar ese imperio, así que de cierta manera, me conviene tener de aliada a Vanessa.

-Okey – Dijo Riz levantando las cejas - Sólo espero que no te arrepientas de esto. De cualquier manera, estoy aquí para ayudarte y apoyarte en lo que necesites. Pero... ¿qué hay de..? ¿Cómo se llama ella?

-No... - Gritó Sebastian – No me hagas esa pregunta – suspiró y frotó su rostro con ambas manos – Evania.... se llama Evania y la otra noche tuvimos una cita – Sonrió – Ella se embriagó y nos besamos en el auto...

-¡No entiendes! – Murmuró Riz rodando los ojos - ¿Qué pretendes, ah? Acostarte con ella, divertirte y después botarla mientras pones de excusa que te casarás con una rica heredera.

-No, no pretendo eso – Suspiró Sebastian – Evania me atrae demasiado y no sólo de la forma que crees tú. Es simpática, honesta, divertida, tiene un corazón enorme, es valiente, es amorosa, dulce... ¡es perfecta! No voy a jugar con ella.

-¿Entonces? – Preguntó Riz – Te escucho y no te comprendo, Sebastian. ¿Qué es lo que quieres con esa muchacha?

-Quiero conocerla y que ella me conozca – Suspiró el hombre – Hay algo que no te he dicho pero, creo que Evania es la indicada. Así que espero seguir a mi corazonada y hacer las cosas de la manera correcta.

-¡Pues la estás regando! – Murmuró Riz poniéndose de pie – Creo que tú y yo no pensamos igual, lo que tú ves correcto, yo lo veo mal.

-¡Ya te pareces a mi madre! – Gritó Sebastian y después se rió – Parece que la estoy escuchando.

-Lo que sucede es que Camilla y yo somos muy parecidos – Rió Riz – Y ambos tenemos la razón. ¡Pero allá tú! – Dijo el chico encogiéndose de hombros – Al final te vamos a apoyar, aunque pongas todo patas arriba, cómo siempre.

Sebastian sólo río ante las palabras de su amigo. ¡Tenía razón! Aunque siempre pusiera todo de cabeza, Riz y su madre siempre estaban ahí, ayudándole a enderezar las cosas y a guiarlo para que no volviera a equivocarse.

●●●

La rubia se alisó el cabello y su falda antes de entrar a la oficina de su padre. Llevaba unos documentos que Tomasz Borowski debía firmar. No tenía ganas de verlo, el sólo hecho de hacerlo la llenaba de repugnancia. Quería gritarle y decirle que no se casaría con Sebastian Stan. Que esta vez no estaba dispuesta a cumplir con sus caprichos. Suspiró y llamó tres veces a la puerta. Escuchó la voz de su padre que le indicaba que podía entrar y abrió la puerta despacio, caminando con elegancia.

-Te has tardado demasiado, Vanessa – le reprochó el hombre – Trae acá esos documentos – dijo Borowski poniéndose de pie y arrebatando la carpeta de las manos de Vanessa – Dentro de una hora estará aquí Sebastian Stan. Tendremos una charla con él y conoceremos las clausulas del contrato matrimonial. Me gustaría que después de que hablemos a cerca de los pormenores de esta unión, lo invitaras a cenar. – dijo Borowski con una enorme sonrisa en sus labios – Estaría bien que lo sedujeras, niñita.

Vanessa hizo una mueca y se sentó frente a su padre, no le gustaba que le dijera esas cosas, ¡no tenía ningún derecho!

-Y... ¿Qué pasaría si me niego a casarme con el señor Stan? – Preguntó Vanessa sin pensarlo.

-Te desheredo, ¡te lo dije! – Murmuró mirándola fríamente – Y me encargaré de manchar tu reputación.

-¡No tienes ningún derecho! – Gritó la mujer casi al borde del llanto – No puedes hacer eso, no puedes chantajearme para cumplir tu voluntad.

-¡Sí puedo! – Exclamó Borowski – Porque soy tu padre y deja de decir insolencias, niña estúpida – Bramó mientras abofeteaba a Vanessa.

La mujer se pudo de pie de un salto y llevó su mano al rostro. Gruesas lágrimas resbalaron por sus mejillas. ¡Otras vez la golpeaba! Eso pasaba cada vez que ella se negaba a cumplirle los caprichos. Por eso deseaba tener la valentía de Evania, quién a pesar de ser molida a golpes por su padre, se le rebeló, lo abandonó e hizo sola su carrera para trabajar en lo que le gustaba.

-Y no se te ocurra desobedecerme, niña – Murmuró Tomasz – Porque tus hermanitas pagarían las consecuencias de tus actos.

-¡A ellas ni se te ocurra tocarlas! – Gritó Vanessa antes de salir de la oficina - ¡Sobre mi cadáver! – Murmuró y cerró la puerta con violencia.

Sebastian caminó por el pasillo y miró a Vanessa Borowski salir de la oficina de su padre. La mujer parecía tensa y por lo que dedujo, estaba llorando. ¿Qué había sucedido? Se preguntó, pero meneó la cabeza, ¡no era de su incumbencia! Aunque...

-¿Se encuentra bien, señorita Borowski? – Preguntó acercándose a la chica.

-¡Sí, gracias! – Murmuró Vanessa apartándose de él – Mi padre lo espera, yo en unos minutos me reúno con ustedes – Y sin esperar respuesta, entró a su oficina.

Sebastian dedujo que había discutido con su padre, ¿quién no iba a hacerlo? Tomasz era un viejo ogro, caprichoso, voluntarioso, chantajista y malvado. Ese hombre no tenía ni una pizca de humildad, ni un grano de humanidad. Estaba seguro que ese hombre le había vendido el alma al demonio para tener todo lo que había conseguido. Stan entró en la oficina y fue recibido por un muy hipócrita Tomasz Borowski.

-Sebastian, hijo – Sonrió y abrió los brazos - ¡Bienvenido! ¿Cómo has estado?

-Hola, Tomasz – Murmuró Sebastian con desgano, mientras abrazaba al hombre – Estoy bien, gracias.

-Me da mucho gusto, hijo – Exclamó el hombre – Toma asiento, ¿quieres una copa?

-No, gracias – Se excusó – No voy a quedarme aquí por mucho tiempo, sólo quería mostrarte esto – Respondió Seb y le entregó la carpeta que contenía el contrato.

-¡Ya veo! – Dijo Borowski mientras fingía leer – Estoy de acuerdo con todo.

-¿Qué? – Exclamó Sebastian con sorpresa - ¡No lo has leído! Es el colmo...

-Vanessa lo va a leer – Dijo encogiéndose de hombros – Al final de cuentas, ella es la interesada. Así que vas a tener que esperarte hasta que mi hija se reúna con nosotros.

Sebastian no podía creer la desfachatez del tipo. Prácticamente su hija hacía todo por él, pues Tomasz parecía un simple adorno en una mesa y lógicamente, estorbaba más de lo que ayudaba. Mientras Sebastian reflexionaba al respecto, la puerta se abrió con lentitud y Vanessa entró en la estancia, saludó y se acomodó en un sillón alejado de los hombres.

-Ven acá hija – Murmuró Tomasz – Sebastian acaba de traer el contrato y necesito que le des un vistazo. Pero yo confío plenamente en él y en su abogado, el señor Ahmed.

Vanessa se levantó para tomar el folder que le extendía su padre. No pronunció ninguna palabra, sólo comenzó a leer detenidamente, analizando las cláusulas que se encontraban en él.

-Me agrada saber que no querrá tener hijos en nuestro matrimonio – Sonrió la mujer – Yo estoy de acuerdo con ello.

-¿Por qué no van a darme un nieto? – preguntó Borowski con una sonrisa burlona.

-Será un matrimonio arreglado, solamente por negocios.- respondió Sebastian – Ni ella, ni yo queremos involucrarnos más de lo necesario en este trato, así que ¿para qué involucrar a alguien más y traernos más líos?

-Estoy de acuerdo con el señor Stan - Dijo Vanessa, mientras continuaba leyendo el contrato.

La mujer ya no dijo nada más, permaneció inmersa en el documento, estudiando a conciencia el contrato. Sebastian había movido todas las piezas a su favor, pretendía hacerse de la empresa en el menor tiempo posible y eso a ella le parecía muy bien ya que pretendía no hacerla a un lado. Le convenía mantenerse junto a Sebastian, quizá con su ayuda podría alejarse de su padre y así también poner a salvo a sus hermanas menores.

-¿Has leído ya el contrato, Vanessa? – Preguntó Tomasz – Te quedaste callada y no dijiste una sola palabra al respecto.

Lo estaba leyendo detalladamente, padre – Murmuró la joven – Casi he terminado y, creo que el señor Stan ha sido muy justo al redactar el documento.

-Entonces, ¿aceptaras? – Preguntó Tomasz mirando fijamente a su hija.

-Por supuesto, padre – Respondió Vanessa llena de resignación – Acepto casarme con el señor Stan.

-¡Perfecto! – Sonrió el anciano con malicia – Entonces, ¡anunciaremos el compromiso dentro de una semana! ¿Están de acuerdo?

-Lo que tu digas – Murmuró Vanessa con indiferencia.

-Si ella está de acuerdo – Añadió Sebastian - ¡Bien! Debo retirarme...

-¿Por qué no lo invitas a cenar, hija? – Intervino Tomasz antes de que alguien pudiera añadir algo más – Les he reservado una mesa en mi restaurante – Sonrió satisfecho – Así que, diríjanse allá, que los están esperando.

Vanessa miró con furia a su padre. Sebastian pudo darse cuenta del gesto de la mujer, él le dedicó una sonrisa a la joven, quizá pudiera hablar con ella a solas y así armarían un plan para quitar a Tomasz de la jugada y que dejara de meterse en la vida de ellos. Ambos debían ser aliados en ese momento.

●●●

Vanessa y Sebastian estaban sentados en su mesa. Comían en silencio y el ambiente entre ambos era tenso. La rubia apenas había abierto la boca para decir una que otra frase aislada y Sebastian no tenía ganas de sacarle a fuerzas las palabras. Si esa chica no cooperaba, ¿cómo se las arreglarían para permanecer juntos durante un año sin arrancarse la cabeza? Necesitaba hablar con ella y ese momento era ahora o nunca.

-Supongo que en este momento piensas que soy tu enemigo o algo por el estilo – Comentó Sebastian después de beber un sorbo de vino – Pero se equivoca, señorita Borowski.

-Llámame Vanessa – Murmuró la rubia colocando la servilleta en su regazo y suspirando con sonoridad – Realmente no pienso que seas mi enemigo, Sebastian. Es sólo que...

-Estás en desacuerdo con todo esto – Exclamó el hombre haciendo un además con las manos – Yo sólo estoy buscando la manera de recuperar mi dinero y, lamentablemente, ¡casarnos es la única opción!

-Ya sabes lo del amparo, ¿no es así? – Preguntó ella – Está blindado y es intocable.

-¡Simplemente no lo entiendo! – Exclamó Stan levantando las manos – Tu padre ha hecho muchas cosas sucias, tiene varios negocios ilícitos y ha perjudicado a muchas personas... ¡perdóname que te lo diga! – Murmuró – Pero a pesar de que se le ha comprobado todo eso, él sigue generando dinero y nadie puede contra él. Siempre sale libre y victorioso de cada batalla.

-Y termina alegando difamación, demanda, gana y aniquila a aquellos que se atrevieron a enfrentarlo – Dijo Vanessa con voz queda – Yo tampoco le encuentro explicación lógica a todo esto.

-Y no la hay – Bufó Sebastian – Yo soy muy escéptico, pero a veces me atrevo a pensar que tu padre tiene un pacto con el demonio.

Vanessa se echó a reír después de que Sebastian pronunciara esas palabras. Eso no era verdad, simplemente Tomasz era un viejo mañoso, astuto y que sabía perfectamente lo que hacía. Tenía una sangre muy fría, por eso se atrevía a hacer cosas que las demás personas tomaban a mal, pero para él eran simplemente otras alternativas, más fáciles.

-Te equivocas con mi padre. – respondió Vanessa – No puedo creer que tú creas en esos chismes y habladurías.

-Dicen que cuando el río suena es porque agua lleva – dijo el hombre arrugando la nariz.

-Son sólo mentiras, pero dejemos de lado a Tomasz. – exclamó la rubia – Voy a ayudarte para que salgamos pronto de este negocio y tú hagas tu vida como te plazca y yo haga la mía.

-Está bien, ¿entonces somos socios? – preguntó Sebastian con una gran sonrisa y extendió su mano.

-Socios – respondió Vanessa estrechando con fuerza la mano de Stan.

●●●

¡Menos mal que Sebastian ha encontrado una aliada! Pero, ¿qué pasará cuando Evania se entere? Esto se va a poner bueno, ya que tendremos la presencia de otro villano. ¿Qué les pareció este capítulo?Espero sus comentarios y gracias por leer.
Maria Decapitated
    

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