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Episodio Once

Evania se despidió de Sebastian quién la dejó en la puerta de su casa. Ella le echó los brazos al cuello y lo besó. Le hubiera encantado quedarse con él en la cama durante toda la mañana, pero Sebastian tenía que ir a trabajar y ella también. Lo miró alejarse y contuvo las ganas de ir corriendo detrás de él para besarlo de nuevo. La chica entró en su casa y corrió a contestar el teléfono que comenzó a sonar con insistencia.

-¿Diga? – preguntó Evania y una mueca de horror se dibujó en su rostro al escuchar la voz de su padre del otro lado de la línea.

-¿Dónde te has metido, niña? – gritó Tomasz Borowski – Te he estado llamando a tu celular pero me dice que no está disponible.

-¡Hola padre! – dijo la chica – Yo también estoy muy bien y feliz de escucharte. – exclamó con sarcasmo – Me quedé sin batería y apenas voy llegando a mi casa para darme un baño y alistarme para ir al trabajo.

-Necesito que vengas a mi oficina en cuanto termines tus labores, ¿me oyes? – respondió Borowski – Tengo algo muy importante que darte y también debo hablarte de unos asuntos que también son importantes.

-¿Ahora qué traes entre manos, Borowski? – preguntó Evania rodando los ojos – Espero que sea algo bueno para todos.

-Es algo muy bueno para ti, ya te darás cuenta niña. – exclamó el hombre – La noticia que voy a darte va a traerte muchos beneficios si sigues mis instrucciones. – dijo Tomasz – Haz todo al pie de la letra y te irá muy bien.

-No puedo confiar en ti – respondió Evania – Pero iré, ya que me entró la curiosidad por saber de qué se trata todo eso que estás tramando.

-Enviaré a alguien por ti – dijo Borowski – Necesito verte hoy mismo. – murmuró y terminó la llamada.

Evania lanzó una gran bocanada de aire, su sexto sentido le decía que no debía ir con su padre. Lo que el viejo tramaba no era algo bueno, pero si fallaba y no asistía la cita, iba a aumentar la ira en su padre y eso le iba a traer problemas tanto a ella como a Helen y lo que menos deseaba era que Tomasz volviera a ponerle una mano encima a su hermanita.

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Evania saludó a la secretaria de su padre, quién le devolvió el saludo y le hizo saber que su padre la esperaba impaciente en su oficina. La chica se sorprendió al saberlo e hizo una mueca graciosa mientras se frotaba las manos. La secretaria de Tomasz se echó a reír mientras que la chica se alejaba y golpeaba rítmicamente la puerta de la oficina de su papá.

-Adelante – Exclamó el hombre y Evania entró - ¿Por qué tardaste tanto? – Preguntó mirándola fijamente.

-¡Buenas tardes! – Sonrió Evania y caminó hasta el escritorio del hombre, se inclinó y lo besó en la mejilla - ¿Cómo estás papaíto? – Preguntó con burla.

-¡Basta, muchacha! – Dijo Tomasz moviendo la mano con desdén – No estoy para juegos tontos.

-¿Para qué me necesitas? – Preguntó la joven sentándose en la silla y subiendo los pies sobre el escritorio – Dilo rápido porque no tengo mucho tiempo.

-¡Niña maleducada! Baja los pies ahora mismo – Bufó el hombre y su hija hizo lo que le pedía – Lo que voy a decirte es muy importante – Continuó - ¿Recuerdas a Alonso Guadarrama?

-¿Alonso? – Preguntó Evania mientras intentaba recordar el rostro de un hombre que llevara ese nombre - ¿Tiene negocios contigo? – Volvió a preguntar.

-Por supuesto – Exclamó Tomasz – Él es uno de mis socios y está muy interesado en ti. Desde que te conoció no hace más que preguntar por mi hija Evania. ¡Ese hombre te conviene! Es muy rico y poderoso. Te ha enviado un regalo.

-¿Qué? – Dijo Evania con sorpresa, ¡ya lo recordaba! - ¿Ese tipo? ¡Olvídalo, papá! No estoy interesada.

-¡No puedes rechazarlo! – Bufó Tomasz y le entregó una caja de terciopelo negro, adornada con un moño de satén color rojo – En verdad le interesas, Evania. Y créeme hija, no podrás encontrar un mejor partido que Alonso.

Evania tomó la caja más por curiosidad que por otra cosa y la abrió lentamente. Ahogó un grito de sorpresa al observar la pieza de joyería que se encontraba dentro de la caja, Se trataba de un collar Serpenti de Bvlgari. Ella contempló la serpiente dorada, tapizada de diminutos diamantes.

-Es precioso – Susurró la chica hechizada por la joya - ¡Pero no, gracias! – Dijo con firmeza y cerró la caja con violencia – No me interesa el señor Guadarrama, ni sus regalos, ni nada.

-¡Niña insolente! – Rugió su padre levantándose de su asiento - ¿Cómo te atreves a rechazarlo, Evania? – Gritó – No estás en posición de rechazarlo, ¡hija, agradece que él se interese en ti! Eres una mujer sin gracia, ¡eres fea! Tú carácter es horripilante, ¡nadie te aguanta! Te vas a quedar solterona y apestada. No hallarás mejor partido que el señor Guadarrama.

-¡Pues no! – Gritó la chica con firmeza, ¡No me importa terminar sola! Dicen por ahí que es mejor estar solo que mal acompañado – Sonrió – Que el señor Guadarrama se busque otra, una mujer bonita y agraciada. Con un carácter dulce y sumiso, yo no ¡prefiero morirme sola! – Bufó poniéndose de pie – Dile a tu amigo ese que se vaya mucho a la mierda.

El padre de Evania estaba rojo de ira, esa chica siempre lo sacaba de sus casillas y le respondía de manera grosera, poniéndose en contra de todo lo que él le decía. Tomasz se estaba dando cuenta que las cosas no iban a salir de la manera que él esperaba. Tenía que convencerla de alguna manera, porque si Evania no asistía a la cita que Alonso le había propuesto, a él no le iría muy bien y lo que menos deseaba era meterse en problemas con Guadarrama.

-¡Evania! – gritó el hombre y tomó a la chica por el cabello – Aquí se hace lo que yo ordeno. – dijo jalando su cabello con más fuerza pero Evania no se quejó – Esta noche te verás con el señor Guadarrama te guste o no. – exclamó el viejo – Él quiere verte y cenar contigo. – murmuró y señaló una bolsa – Ahí están las prendas que usarás y te pondrás el collar que te regalo, ¿me estás escuchando?

Evania se aguantó las ganas de llorar, su padre le estaba haciendo mucho daño pero no quería mostrarse débil ante él. La joven asintió y siguió escuchando todo lo que su padre murmuraba. Tomasz la soltó y ella trató de largarse de la oficina. Pero su padre actuó de manera rápida para tomarla del cuello y acorralarla contra la pared.

-Si te niegas a asistir a esa cena, la única que sufrirá las consecuencias será tu hermana Helen. – dijo el hombre con una sonrisa burlona – Le tengo reservada una buena azotaina a esa niña malcriada.

-¡Eres un desgraciado! – exclamó Evania y se echó a llorar – Mejor te hubieras muerto tú y no mamá. – gritó y lo escupió en el rostro - ¡Te odio Tomasz Borowski!

-Yo también te odio, ¡a ti más que a nadie! – gritó el hombre mientras golpeaba la cabeza de Evania contra la pared – ¡Tú no eres mi hija! – dijo Borowski y la soltó – Ahora lárgate y no vayas a faltar a esa reunión. En la bolsa está lo que debes usar, como te lo dije, así como la dirección a la que deberás presentarte.

Evania respiró profundo pero no respondió. Sólo se llevó la mano a la cabeza para ver si no sangraba. ¡Su padre era un desgraciado! Un maldito que se atrevía a amenazarla con hacerle daño a Helen. Debía ir a esa cena y ver a ese hombre, no quería que Tomasz volviera a golpear a su hermana. La chica tomó la bolsa y salió de la oficina de su padre hecha una furia. Quería gritar, quería matar a Tomasz Borowski.

La secretaria intentó hablarle para despedirse de ella, pero Evania ni siquiera la miró. Tampoco le respondió, la chica caminó a toda velocidad hasta el ascensor y desapareció de la vista de la mujer. ¡Otra vez esa niña había discutido con ese monstruo!

●●●

Evania se miró al espejo y suspiró mientras cepillaba su cabello. Debía reconocer que se veía bastante bien. Ese vestido de encaje negro se ajustaba a sus curvas que se estilizaban aún más con esos zapatos de tacón altísimo. Se acomodó el collar como única joya y suspiró. ¡Detestaba eso! Odiaba tener que cumplir los caprichos de su padre, pero tampoco podía permitir que él le hiciera daño a Helen. Su hermana era sólo una niña indefensa, la joven se sentó sobre la cama y estaba a punto de echarse a llorar. Apretó las manos contra su regazo y se aguantó las ganas. De nada valía ser débil y llorar. Necesitaba hacer algo para detener a su padre y su crueldad. Se levantó de nuevo y tomó el lápiz de labios de un color rojo intenso y lo aplicó en su boca. Ya pensaría en algo, quizá le pediría ayuda a Sebastian, estaba segura que con su apoyo y el de sus hermanas, pronto podrían librarse del yugo de Tomasz Borowski.

Cuando la joven estaba a punto de salir de su casa, el teléfono comenzó a sonar. Evania corrió a atender la llamada y suspiró al escuchar la voz de su amado del otro lado de la línea.

-¡Hola, preciosa! – Exclamó Sebastian lleno de entusiasmo - ¿Cómo estás corazón?

-Hola Seb – Murmuró Evania – Me da mucho gusto escucharte... ¿Qué te digo? No muy bien – Suspiró de nuevo – Pero escuchar tu voz me llena de ánimos.

-¿Quieres hablar? – Preguntó el hombre un poco preocupado, la voz de Evania transmitía su tristeza, a pesar de que intentaba sonar despreocupada – Puedo ir a verte a tu casa, tomamos un café y me cuentas lo que te sucede, ¡estás triste! Me doy cuenta, tu voz no suena igual que siempre.

-¡No! – Exclamó la chica – Lo lamento, pero no se va a poder... tengo una reunión con mi padre, de hecho, estoy a punto de salir para allá – Dijo no muy convencida – Quizá podríamos vernos mañana, ¿qué dices?

-No te noto muy entusiasmada – Murmuró Sebastian - ¿Seguro que estarás bien? ¿Por qué no le cancelas...?

-¡No puedo cancelar! – Gritó la chica un poco alterada - ¡Perdón! Pero ya debo dejarte, de lo contrario llegaré tarde y a Tomasz no le agradan los impuntuales, ¡ya sabes cómo es!

-¡De acuerdo, de acuerdo! – Dijo Sebastian – Lo siento, no quería que te alteraras.

-La histérica soy yo, pero hablar con mi padre me pone de muy mal humor, disculpa si te he hecho sentir mal.

-No te preocupes, nena – Suspiró Sebastian – Me parece perfecto vernos mañana. Quizá puedo pasar a recogerte al trabajo, ¿te parece bien?

-Es perfecto – Dijo Evania mostrando más entusiasmo - ¡Hasta mañana... te quiero! – Exclamó y terminó con la llamada.

Sebastian escuchó cómo Evania cortaba con la llamada y dejó escapar un largo suspiro. Le parecía raro escucharla tan alterada, ¿acaso Tomasz se había atrevido a hacerle algo a Helen? No, ella se lo habría dicho de inmediato. Se trataba de algo más, aunque no sabía qué. Suspiró y levantó la mirada y se sorprendió al ver a Riz sentado frente a su escritorio.

-¿Aún trabajando, Stan? – Preguntó su amigo – Recuerda que si trabajas demasiado puedes enfermarte.

-¿Hace cuánto entraste? – Murmuró Seb.

-Hará un par de minutos – Exclamó Riz – Te encontré mirando hacia la nada, sosteniendo el móvil y lanzando ese hondo suspiro - ¿Qué ha pasado?

-Se trata de Evania

-¿Evania? ¿Qué sucedió ahora?

-No lo sé, ella está en problemas – Dijo Sebastian recargándose en el respaldo del sillón – Y me preocupa, sólo que esta vez no me dijo nada, sólo que hablaría con su padre y...

-¿Y qué? – Dijo Riz con curiosidad - ¡Anda, dime! ¿Por qué te quedas callado a media frase?

-¡Quizá Evania ya le dijo a su padre que no voy a casarme con Vanessa!

-¿Qué? – Exclamó su amigo - ¡No te entiendo nada! Sólo me confundes... ¡explícate, Sebastian! ¿Qué tiene que ver Evania con tu boda con la señorita Borowski?

-Vanessa y Evania son hermanas – Suspiró Sebastian alisándose el cabello.

-¡No jodas! ¿Cómo? ¡No es posible!

-Sí, me enteré ayer de esa "súper" noticia – dijo Stan – Evania fue a buscarme para impedir que me case con su hermana. Pero al verla y hablar sobre el asunto, he decidido hacer un nuevo contrato. – exclamó Sebastian – Le diré a Tomasz que no deseo casarme con Vanessa, que quiero casarme con Evania.

-¿Crees que le agrade ese cambio? – preguntó Riz sirviéndose un poco de agua – Ese viejo no me agrada y si alteras sus planes, seguro te manda al demonio.

-Debe acceder – dijo Sebastian – De lo contrario tendré que buscar otra alternativa para recuperar mi dinero y al viejo no le va a agradar lo que tengo pensado hacer.

-¡Perfecto! – exclamó Riz – Oye, ¿por qué no vamos a cenar?

-De acuerdo, así seguimos hablando sobre este asunto y de mi próxima boda con Evania. – dijo Stan apagando su ordenador y tomando su saco para abandonar su oficina.

●●●

Evania dio su nombre al anfitrión quién le dedicó una sonrisa y la condujo hasta el lugar donde la esperaba Alfonso Guadarrama. La chica estaba nerviosa y le dolía la cabeza en el sitio donde su padre la había golpeado. Caminó como autómata en pos del hombre, quién abrió una puerta y la hizo pasar a una sala privada.

-Señor Guadarrama – Exclamó el tipo – La señorita Borowski está aquí.

Alfonso se levantó de su asiento al verla y le dedicó una enorme sonrisa mientras se acercaba a la joven. Evania lo miró con desconfianza y se hizo para atrás cuando él intentó tomarla por la cintura.

-Buenas noches, hermosa señorita – Murmuró el hombre e hizo una reverencia - ¿Cómo ha estado?

-Buenas noches, señor – Respondió la muchacha – No muy bien, pero gracias por preguntar.

-¿Sería indiscreción de mi parte preguntar por qué? – Exclamó Alonso haciendo una seña para que Evania caminara junto con él.

La chica no respondió, sólo caminó junto a Alonso y tomó asiento en el sitio que él le indicaba. El hombre también se sentó e hizo una seña a los meseros para que comenzaran a servir la cena.

-Espero que te guste la cena – Murmuró él – Fue una selección especial.

-Gracias, pero no tengo hambre, señor – Bufó Evania – En realidad si estoy aquí es porque mi padre amenazó con maltratar a mi hermana menor.

-¿Perdón? – Preguntó Guadarrama – No lo comprendo.

-¡Por favor! – Dijo la chica golpeando la mesa – Creo que tanto mi padre como usted están cortados con la misma tijera. Una cosa es segura, no debí venir a verlo, ni aceptar estos regalos suyos. Pero la integridad y la seguridad de mi hermana están primero – Suspiró – Así que, ya hice acto de presencia, me vio y ¡debo irme, señor! – Murmuró – No puedo decir que haya sido un gusto.

Alonso la miraba sorprendido. La chica era difícil, muy difícil. Tenía razón Tomasz al decir que su hija era un hueso duro de roer. Parecía que la mujer tenía más carácter que su padre. Evania se puso de pie y dio la vuelta, dispuesta a salir de ese sitió, pero la mano de Alonso la detuvo, sosteniéndola con firmeza.

-Yo no he dicho que puedes irte – Dijo Alonso con severidad – Vas a quedarte, vas a cenar conmigo y vas a tener una gran actitud y una enorme sonrisa en el rostro, ¿de acuerdo? – Gritó sujetándola por los hombros y obligándola a que se sentara otra vez – No me gustan las niñas malcriadas – Bramó - ¡Y conmigo te vas a educar! – Murmuró mientras la tomaba del cabello y tiraba de él.

Evania gritó, ¡le hacía daño! E intentó soltarse de ese tipo, tenía razón, Guadarrama y su padre estaban cortados con la misma tijera. Debía salir de ahí, pero ¿cómo? Buscó a tientas algo para soltarse y encontró un tenedor, lo tomó y lo clavó en la mano del hombre. Alonso gritó y ella se hizo a un lado, mirándolo de manera desafiante.

-Te gusta jugar sucio niña – Murmuró el tipo esbozando una sonrisa perversa - ¡Ya veremos! Sé que tienes dos hermanitas, ¿no es así?

-Mire, señor Guadarrama – Murmuró Evania – Las cosas son entre usted y yo, ¡a mis hermanas déjelas fuera de esto! Porque si se atreve a tocarles uno sólo de sus cabellos, ¡le juro que lo mataré! Pero primero le corto los testículos y lo obligo a que se los trague. No le tengo miedo, porque acabo de darme cuenta que usted es un tipo despreciable que abusa de su poder, amedrentando a los más débiles – Gritó – Y eso no lo hace ser un hombre, ¡sólo es un pelele! – Dijo la mujer y corrió hasta la puerta.

-No te vas a librar tan fácilmente de mí, Evania – Sonrió Guadarrama – Nadie se burla de Alonso Guadarrama.

-¡Pues yo sí! – Murmuró la chica y lanzó el collar Bulgari al piso – Hasta nunca, Alonso Guadarrama

Evania salió corriendo de ese lugar, sabía que acababa de declarar la guerra a ese hombre y a su padre también. Pero no le importaba, ella estaba dispuesta a enfrentarse a los dos e intentaría vencerlos. No tenía idea de cómo lo lograría, pero lo haría.

●●●

¡Pobre Evania! Ahora sí que la situación se le ha puesto difícil. Ese Alonso Guadarrama es un hombre sin escrúpulos y lo peor es que puede hacerle daño a ella o a sus hermanas. Y su padre, ¡Tomasz Borowski también es un monstruo! Esto se va a poner bueno. ¿Qué les pareció el capítulo? Espero sus comentarios y gracias por leer.
Maria Decapitated   

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