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Los Excluidos Definitivos

Christopher Romanov, Kaito Kishimesu, alguien más debe estar en su ridículo plan. ¡Pero quién! Debo poner en marcha mi idea llamada:

Desesperación.

Upu... Upupupu.





— ¿Y bien? ¿Me dirás quiénes son esos tipos sin talento alguno? –Le pregunté a Christopher mientras caminábamos hacia el Salón 1-A.

— Solo para que lo tengas en consideración cuando los conozcas te diré que ellos si tienen talento, solo que Jin Kirigiri no los quiere aquí en su Academia. –Me respondió seriamente; espero no haber metido la pata. –Los conocerás cuando vayamos a nuestro lugar secreto.

— Entiendo, lamento haberlos tratado de esa forma. –Hablé un poco más calmado. No quiero empeorar las cosas en este punto. –Irás al salón de clases, ¿cierto?

— Sí, iré a marcar presencia, me aburre esconderme y ser Espía. –Respondió sonriendo. Casi llegando al lugar mencionado salieron algunos chicos a divertirse, supondré que no ha llegado ningún profesor o profesora.

— ¡Quieren quedarse quietos! –Gritó Shiki desde el salón con hilo y aguja. – ¡Estoy intentando confeccionar el traje a esta zarrapastrosa!

— ¿Zarrapasqué? O sea, último de ordinario tu comentario. –Respondió Minuri casi paralizada.

Cuando entramos con Christopher todo era un caos. Latas de bebida volaban por el aula, gritos, persecuciones y por si fuera poco estudiantes de otras ramas.

— ¡No serás capaz de atraparme! –Gritó Aiko corriendo en círculos detrás de Katsu.

— ¿Dónde están Shin, Nozomi, Teik y Neku? –Pregunté preocupado por el estado del lugar.

— Se fueron a la Biblioteca, su estilo de vida es más tranquila. –Me contestó Yukiho evitando ser golpeada por las latas de gaseosas que lanzaban Yamato con Aimi.

— Esto es horrible. –Dije mirando a Christopher, pero él ya había desaparecido. –Bien, emm... ¡Shiki! Puedes llevarte a Minuri al Salón de Arte, ahí estarás más tranquila, de paso busca a Eugenee.

— ¡Qué! ¡Por favor no me dejes sola con esta bruja! –Gritó Minuri suplicando de rodillas.

— ¡Ah no! ¡No machucarás tus rodillas antes de la obra! ¡Nos vamos! –Alzó la voz Shiki tomando a la Bailarina por el cuerpo llevándosela del hombro.

— ¡AYÚDENMEEEEEEE! –Fue lo último que alcancé a escuchar de la Bailarina.

Pasadas unas horas el ambiente se calmó un poco y todos se dirigieron a sus respectivas aulas de fortaleza para crear el escenario. Pero existen personas que no están interesadas en ello y prefieren seguir sus estudios con normalidad, no tengo ningún problema con eso, sin embargo...

— ¿Qué pasa...? –Le pregunté a una chica que se veía muy angustiada en los pasillos del quinto piso.

— Es mi trabajo de investigación. No puedo sacar conclusiones sin hacer experimentos. –Nos sentamos en el suelo con la espalda en la pared. Ella sostiene una carpeta y una libreta con muchos apuntes, no sé de qué se trata su investigación.

— ¿A qué te refieres con sacar conclusiones sin hacer experimentos? ¿Te faltan herramientas? Si quieres puedo...

— No, no es eso. Te explico. Soy la Súper Duper Forense de Preparatoria y necesito "asesinar a una persona" para sacar información verídica de una muerte en proceso.

— Ya veo... Eres Shizuka Amane. De la Rama T. –Dije sonriendo, pero mi sonrisa se desvaneció rápidamente. Tengo que pensar en algo. –Y si intentas con animales, ¿o es muy sádico?

— Kaito, yo jamás mataría a alguien. Si tuviera que hacerlo mejor me suicido. Simplemente reprobaré, esto rompe toda moral y prestigio hacia la Academia de la supuesta Esperanza. –Dijo levantándose y retirándose rendida por la exigencia del establecimiento.

— ¡Momento! –Alcé un poco la voz y ella se volteó sorprendida. –Sé que no te va a gustar, pero tengo una idea.

Caminamos hasta el Salón de Juegos de la Academia para encontrar a la única persona que podría facilitarnos no una, sino, un montón de sus vidas para lograr el cometido de Shizuka. Él siendo casi inmortal según su ficha de ingreso podrá revelar los secretos después de la muerte.

— Katsu, ¿podemos hablar? –Pregunté sentándome a su lado en el sofá grande que tiene el Salón. A mi lado se acomodó Shizuka sin entender nada. Dentro de la habitación también está Aiko quien se sintió incómoda alejándose un poco con un rostro de preocupación.

— S-Sí, ¿qué pasó? –Respondió el Súper Sobrenatural de Preparatoria.

— ¿Serías capaz de ayudar a una compañera en su investigación? –Pregunté, los tres me quedaron mirando con intriga.

— Momento, no voy a asesinar a una persona al azar. –Dijo Shizuka arqueando una ceja temblando.

— ¡Asesinar! –Se asustó Aiko abrazando a su amigo. –No le harán nada, ¡tiene una vida por delante!

— En realidad mis vidas son casi infinitas. –Sonrió el Sobrenatural. –Aun así no entiendo, ¿por qué asesinarme?

— Explícale Shizuka.

— Bien, tengo un trabajo de investigación que me planteó la Dirección de esta Academia, la idea central es responder a una pregunta en cuestión: ¿Cómo reacciona el cuerpo ante la muerte? Bajo esa gran interrogante debo hacer experimentos, pero no quiero dañar a alguien permanentemente. Me cuesta mucho asesinar a un animal y es inimaginable para mí quitarle la vida a una persona. No obstante como Forense destacada debo hacerlo.

— ¿No crees que te están exigiendo mucho como Forense? –Preguntó Aiko sentándose en las piernas de su amigo. –Una Forense no mata, ayuda a esa persona que murió por razones que solo tú puedes descubrir.

— Es lo que me pide la Dirección, si digo que no me echan de la Academia por no ser lo suficientemente apta para el trabajo. –Respondió la Forense de Preparatoria.

— Te creo. –Respondió Katsu suspirando y apoyó su cabeza en la de Aiko. –Te ayudaré, siempre y cuando me dejes escoger la "muerte" que tendré.

Shizuka se sorprendió abriendo sus ojos como platos. Pasaron unos minutos cuando los cuatro nos reunimos en la piscina del segundo piso. Aiko le hizo unas trenzas a Katsu en su cabello para que no quedase enredado en el agua, éste se puso un traje de baño que consistía en solo un pantalón corto holgado color morado con puntos blancos. Me encargué de abrir la piscina con el interruptor que se encuentra en el costado del medio derecho, luego puse una especie de pelotas que flotan en el agua creando un perímetro de investigación. Shizuka colocó una cámara sobre un trípode a la distancia de la zona marcada y otra en su cadera para activarla cuando Katsu deje de estar con nosotros por unos minutos, además llevaba consigo su libreta anotando los datos del sujeto y la descripción del antes, el durante y el después de su muerte.

— Está bien Katsu Kurosawa, repasemos el objetivo una vez más. –Planteó Shizuka mirando su libreta. –Lo que deberás hacer es sumergirte en la piscina simulando un ahogo en el perímetro que dejó Kaito en la piscina, una vez que dejes de respirar anotaré los datos que hará tu cuerpo en ese estado, Kaito te sacará y veremos con mejor detalle tu cuerpo sin invadir tu privacidad. Cuando tenga todos los datos necesarios esperaremos a que vuelvas a la vida y todo estará resuelto, te agradezco mucho que me ayudes en esto, tienes todo ganado conmigo, todos los favores del mundo los tendrás. ¿Estás preparado?

— Lo único que pido es no tener una horrenda cara al morir. –Sonrió y se lanzó al agua nadando hasta el área de investigación.

Me quedé cerca para poder tomarlo cuando pierda la conciencia y lo que vi fue aterrador. Katsu dejó de aletear tomando agua debajo de la piscina ahogándose. Shizuka desde la distancia de la cámara grababa anotando con rapidez cada suceso. Katsu comenzó a tocarse la garganta moviendo sus pies con sincronía hasta que de un segundo a otro dejó de hacerlo yéndose hacia lo profundo del agua. No alcancé a tomarlo para sacarlo de ahí hasta que de pronto...

— ¡Qué mierda está pasando aquí! –Gritó asustado Hank junto con Yamato, ambos se encontraban en traje de baño deportivo, el pelirrojo asustado se lanzó al agua queriendo salvar a Katsu.

— ¡Hank! ¡N-No lo hagas! –Gritó Shizuka pausando la grabación, pero el Pirómano ya iba al rescate.

— ¿Shizuka? ¿Por qué haces esto? –Preguntó su compañero perteneciente a la Rama T. –Se supone que eres Forense, ¿o no?

— S-Sí, pero...

— ¡Chico de cabello azul! ¡A-Ayúdame a dejarlo en el piso! –Hank cargaba a Katsu a quien le salía agua por todos los orificios de su cuerpo inerte. Con miedo lo tomé arrastrándolo hasta el piso de la piscina. –Mierda, mierda, mierda, mierda, está muerto. Reacciona. ¡No te puedes morir aquí! –Gritó Hank empapado dándole RCP.

— ¡No le hagas nada a Katsu, es todo parte de un experimento! –Habló Shizuka grabando la situación con su cámara.

— ¿Experimento? ¿Acaso estás jugando conmigo, perra? –Interrogó vulgarmente a Shizuka. –Vine a esta maldita Academia a salvar vidas después de haberlas hecho sufrir, ¿quieres que vuelva a ser el mismo?

— ¿Cómo la llamaste, hijo de perra? –Se acercó Yamato al Pirómano empujándolo. –Es mi compañera de clase, ¡ella sabe lo que hace! ¡Es Forense!

— Creí que era la Directora de Cine, ¿crees que soy estúpido? –Ambos comenzaron a pelearse cayéndose al agua.

— Sostendré tu cámara, tú anota los datos que necesitas. –Dijo Aiko prestando ayuda.

Finalizada la misión de Shizuka y la pelea de ambos chicos que se fueron al poco rato después. Solo nos armamos de paciencia para que despertara Katsu, nos dimos cuenta que estaba vivo cuando su pulso volvió y la coloración de su piel se tornó un poco menos blanca a la habitual, sus pupilas se contraían con la presencia de luz e inconscientemente movía sus extremidades.

— Gracias, en serio, muchas gracias. Por favor, vayan a encontrarme a la Sala Audiovisual cuando Katsu despierte, estaré editando el video, escribiendo los datos recabados y buscar un poco más de información por internet. Les debo mucho, siempre estaré para ustedes. –Sonrió la Forense dándonos un beso en la frente y retirándose por los vestidores de mujeres.

— Que simpática la muchacha. –Habló Aiko sonrojada. –Pobre Katsu, debe tener frío al estar así casi desnudo.

— Iré a buscar su ropa, no me tardo. –Me levanté del suelo caminando al vestidor de hombres donde sus prendas estaban, de seguro en algún casillero.

Pasó el tiempo y Katsu se recompuso de su exmuerte. El día se hizo corto con lo que ha ocurrido, la última clase terminó y todos se dividieron para irse pronto a sus casas, departamentos o seguir caminando por las calles de la ciudad. En cambio, yo esperaba en la entrada de la Academia a Christopher que estaba sacando su motocicleta del estacionamiento, cuando lo encendió me silbó para que me subiera. Lo abracé fuertemente antes de que se pusiera en marcha, siempre me asusta andar con él en moto, la adrenalina no está hecha para todas las personas.

Cuando el vehículo partió, me aferré a él con fuerza mirando el paisaje luminoso que brinda Ciudad Towa.

— ¿Vamos a conocer a los Excluidos? –Pregunté con fuerza para que pudiera escucharme.

— Sí, los llamé estando dentro de la Academia, irán cinco a nuestro lugar de encuentro. Ellos nos ayudarán a encontrar secretos de manera externa y cuando empiece el acto se incorporarán como público y luego escabullirse en los interiores de la Academia Pináculo de la Esperanza.

— ¿Y si nos descubren?

— No pasará. Estoy acostumbrado a pasar riesgos tras riesgos, descubrir los secretos de la Academia será algo fácil.

— Si tú lo dices. –Respondí un tanto angustiado.

Luego de esta conversación, habíamos llegado y Christopher se dispuso a estacionar la motocicleta, nos acercamos a la puerta y tanto el guardia como el Espía hablaron en su idioma dejándome afuera de toda conversación; algún día aprenderé a hablar ruso. Entramos y nos acomodamos en una mesa redonda cercana al escenario de jazz y blues.

— Estoy ansioso de conocerlos, ¿no nos odiarán por estar en la Academia? –Pregunté en voz baja ya que todos aquí dentro hablan como si de una película de policías se tratara.

— Claro que no, es solo un título mediocre que te dura cuatro años, después se olvidan de ti y reclutan a otros Súper Duper. –Respondió dándome poca motivación para ser Pianista. –Así es como debe funcionar el sistema, no deberías preocuparte.

— Supongo. –Llegó el camarero para pedirnos la orden, no sé cómo decir agua en ruso.

¿Vash zakaz? –Preguntó el camarero, su edad no superaba los treinta años, cabello grisáceo corto, estatura de metro ochenta y ojos cristalinos, ¿cliché ruso?

Dva bezal napitka, pozhal. –Respondió mi compañero, arqueé una ceja de lo confundido que estaba, solo espero que sus compañeros los "excluidos" no sean de nacionalidades diferentes porque solo me sé un idioma con suerte. Cuando el camarero anotó las órdenes, que sean ojalá comida, se dirigió a otra mesa a pedir más órdenes. –Pedí dos tragos.

— ¿Qué? Christopher mañana tenemos clases. –Respondí atemorizado y suspirando del horror.

— Tranquilo, son dos tragos suaves, tienen sabor a fruta. –Sonrió desordenándome el cabello.

Mientras conversábamos se sentó al lado de Christopher una muchacha de nuestra edad con lentes de sol y una sonrisa tan grande que podía ver más allá de sus molares.

— ¿Cómo está el muchacho más lindo, guapo, sincero, humilde, cautivador y caliente del mundo? –Su voz juguetona, tan de piel con Christopher y sonriente. Debe ser la hermana, supongo.

— Debo ser yo. Bien, ¿y tú? Lorraine Subbora. –Respondió contento el Espía.

— ¡Súper, Súper! ¿Quién es él? ¿Tú novio? ¿Hermano? ¿Amigo? ¿Esposo? –Preguntó mirándome sacándose los lentes revelándome unos candentes ojos carmesí. –Mucho gusto, soy Lorraine, la posible Súper Duper Fiscal si tan solo Jin se dignara a firmar sus papeles con menos tranquilidad y con más apuro.

— S-Soy Kaito Kishimesu, encantado. –Sonreí nervioso dándole un beso en la mejilla. La Fiscal de Preparatoria, ¿quién lo diría? Tan contenta y seductora, pero llevando consigo mucha responsabilidad.

— No me digas, tú eres el Pianista. ¡Qué tierno! Entonces es tu amigo, Christopher. Este muchacho ya tiene a su corcel. –Respondió Lorraine muy informada al respecto. Ella debe medir un metro setenta, tiene una muy linda tez morena y su cabello ondulado le da el toque de mujer segura de sí misma.

— Permítanme, con permiso, córranse por favor. Espero no haber llegado muy tarde. –Habló un muchacho de baja estatura concentrado en su celular tecleando sin parar. Se sentó al lado mío y paro de enviar mensajes cuando lo quedé mirando sorprendido. –Emm, quiero saber ¡sinceramente! Quién es él, Christopher Romanov, ¿acaso...?

— N-No, no malentiendas las cosas Kevin. –Christopher intentó que entendiera mejor las cosas el muchacho.

— Terminamos hace cinco meses, ¿y así quieres demostrar cómo te va en la vida? Aunque... Bueno, no se ve mal este tipo.

— Pero Kevin, el chico es solo un Pianista y ya tiene pareja. No creas que está saliendo con Christopher. –Habló Lorraine dándole apoyo al pequeño. –Mejor preséntate con Kaito.

— ¿Kaito? ¿Y es Pianista? Siempre te llevas a los mejores. –Respondió mirándome con un rostro de pena. –En fin, mi nombre es Kevin Mcklein, quería ser el Súper Duper Influencer de la Prepa, pero solo tenía cuatro millones de seguidores.

— Kaito y Christopher no tienen nada, no son pareja. Solo para que te quede claro. –Respondió la Fiscal masajeando la mano de Kevin.

Miré a Kevin de reojo y pude ver un poco mejor sus facciones. Cabello negro, ojos verdes esmeralda, tez blanca y muchas pecas que recorren sus mejillas y nariz. La estatura de un niño, más o menos un metro con sesenta, su voz tierna y un cuerpo bien cuidado. Este chico es el Influencer de Preparatoria.

— Romanov, vot chto on prosil. –Llegó el camarero con los dos tragos suaves que prometió Christopher.

— ¿Solo dos tragos es lo que veo ahí? No puede ser. ¡Amigo mío, yo sé que no puede entenderme, pero tráiganos eso mismo servido veinte veces! We need twenty drinks too, please! Espero siga siendo el idioma universal, no sé hablarlo, pero me manejo. –El camarero anotó la orden y se dirigió al mesón. –Pedí veinte de los mismos, no se preocupen. Lo pago yo esta vez.

— No esperaba menos de Kabon Fuwet, ¿cómo estás amigo? –Se levantó Christopher para abrazarlo. Miré a Kevin y observé como rodeaba sus ojos ante tan gesto de cariño.

¿Kabon? Bueno, él mide un poco más que Christopher, tiene unos musculos que son de temer, su cabello es azulado y ondulado, ojos morados y tez blanca.

— ¿Te olvidas de la familia? –Preguntó Lorraine esperando su abrazo. Después de eso se sentaron los tres juntos y yo me quedé con el berrinchudo.

— ¿Quién es el nuevo hermano? –Preguntó el tipo nuevo estrechándome su mano.

— Kaito Kishimesu, Pianista de Preparatoria. –Respondí estrechando la mano también.

— Kabon Fuwet, Fisicoculturista de Preparatoria. Descuida, antes de poner una cara de asco como Kevin, yo no ocupo esteroides, no modifico mi alimentación ni tampoco tengo el "amigo" pequeño...

— Ay por favor Fuwet, normalicemos la palabra pene en las conversaciones, es algo que no nos debería incomodar. –Respondió el Influencer chateando en su celular.

— Emm bueno, soy un Fisicoculturista promedio. Un gusto. –Sonrió Fuwet, es bonito su apellido y me agrada estar junto a otro japonés.

— Gracias por esperarme Lorraine, pensé que nos vendríamos juntas. –Llegó una chica seria sentándose al lado de Kevin, estábamos un tanto apretados y no por la contextura de la chica nueva, sino por la cantidad de personas. Ahora me encuentro junto a Kevin y Christopher.

— Ay no te enojes, te demoraste mucho y a mí me gusta llegar a la hora. –Respondió su amiga, al mirar mejor a la muchacha me di cuenta que es la Saxofonista del bar.

— T-Tú eres la chica que toca acá, ¿cierto? –Pregunté interesado, Kevin puso su cabeza atrás en el respaldo de su puesto para que nos podamos ver mejor con la saxofonista.

— Sí, y tú el Pianista que tocó la otra vez cuando Slov faltó aquella vez. Mi nombre es Alexandra Smirnov, Súper Duper Saxofonista de Preparatoria. Y no hace falta que te presentes. Christopher me ha hablado muchas cositas bonitas sobre ti. Eres de confiar si viene de este sujeto. –Sonrió jugando con su cabello ondulado color celeste pastel. Sus ojos son del mismo tono que su cabello y usa lentes circulares muy delgados.

— ¿Los más veteranos siempre debemos ser los últimos? –Un señor ya de edad llegó a la mesa pidiendo permiso para pasar y sentarse entre Christopher y yo siendo el cabecilla de este grupo. –Un gusto joven, soy Rida Tetsu.

— Kaito Kishimesu, señor. Disculpe la pregunta, pero. ¿Usted tiene algún talento o habilidad? –Pregunté y él solo se rió dándome unas palmaditas en la espalda.

— Niño, fui Director de la Academia Pináculo de la Esperanza. Talento me sobra hehehehe. –Respondió sacándome una sonrisa de esperanza. Viéndolo detenidamente tiene su cabello canoso corto, ojos caídos color azules, tez blanca y un vestir muy elegante. –Romanov, Subbora, Fuwet, Smirnov, Mcklein y Kishimesu. Demos por iniciada nuestra reunión.

Somos un grupo bastante grande y creo que juntos podemos hacer muchas cosas para desentrañar cada secreto de la Academia Pináculo de la Esperanza.

Los tragos llegaron y yo ya me había terminado mi primer vaso. La mesa aparte de vasos vacíos y llenos, tiene tabletas electrónicas, laptops y celulares. Yo solo miraba porque no traje nada útil para la búsqueda.

— Comencemos con lo principal. ¿Qué tenemos que buscar? ¿A qué nos enfrentamos? ¿Pros y Contras? –Fueron las preguntas básicas con las que inició Alexandra en la conversación.

— Con Kaito estudiamos con la misma compañera de clase que le tenemos un poco de respeto por ser la hija del nuevo director. Ella es la amenaza aunque no lo parezca. –Habló Christopher utilizando una Tablet con información pertinente de ella.

— ¿Súper Dibujante de Preparatoria? Me parece tan ridículo. –Respondió riéndose Kevin al ver el perfil de Natsuki.

— Puedes reírte todo lo que quieras, pero esta mujer está sobrepasando los límites. Solo mira este informe que obtuve. –Christopher nunca me había mostrado esos datos tan detallados y precisos.

— Veamos. Ha pedido a través de cuentas falsas muchos kit de supervivencia, botellas con triclorometano, brazaletes de metal, galones de mercurio y... Bueno, maniquíes, seda de distintos colores, tarros de pintura y un largo etcétera. –Habló Mcklein retomando una seriedad sorpresiva.

— ¿Galones de mercurio? Eso sería fatal. –Lorraine se sorprendió con esa lista y en especial con el mercurio.

— No entiendo, ¿qué hace el mercurio? –Pregunté extrañado por la situación.

— Si tú te expones al mercurio podrías morir por envenenamiento. Es algo que debes tener lejos de tu cuerpo por su nivel de toxicidad. –Respondió Fuwet mi duda. –Los termómetros tienen mercurio en su interior para saber cuánta fiebre tiene una persona.

— Ya veo. Ella tiene planeado algo grande, pero gracias a su título de Dibujante todo pasa por debajo de la mesa. –Alexandra se sorprendió por el nivel de astucia que presenta Natsuki.

— Pero no actúa sola, Alexandra. –Contestó Rida poniendo sus manos juntas y bajo su mentón. –Ella debe tener a alguien de confianza para hacer todo esto. Ustedes que tienen acceso más fácil a la Academia deberían saberlo.

— Aunque no lo crea, Natsuki es de pocas palabras y conversa muy poco con las personas a su alrededor. –Respondí y él se me quedó viendo.

— Eso es lo que quiere que pienses, muchacho. Todo esto es un complot y deberán descubrirlo pronto. Las paredes de esa institución están manchadas de corrupción, sed de venganza y por sobre todas las cosas de un mal augurio importante.

— Si usted piensa eso, entonces debemos ponernos manos a la obra. –Habló Lorraine frunciendo el ceño. –Soy Fiscal, ustedes ponen la demanda y yo hago el resto para tener lejos a esa mujer.

— No es tan fácil, señorita Subbora. –La mirada del más veterano se fue directa a la mujer. –Estamos hablando de los Súper Duper de la Academia de la Esperanza. Muchachos que han estado toda su vida perfeccionando un talento para estar ahí. No quiero que te enfrentes ante una Asesina a Sueldo, ante algún Hacker, no quiero verte sufrir por un Gangster. Tenemos que evitar a toda costa los planes que harán borrar el hermoso legado que dejé en esa Academia.

— ¿Tienen pensado algo? –Preguntó Alexandra mirándonos con Christopher.

— Sí, Kaito organizó un evento dentro de la Academia donde entrará el público de afuera. La mayoría de los estudiantes participarán y entre esos alumnos está Natsuki. La idea es que nos infiltremos en la Oficina del Director, los archivos del Salón de Computación o el cualquier lugar importante dentro de la Academia. Tenemos que sacar a la luz el plan de Natsuki.

— Ay Christopher, eres tan inteligente. –Sonrió Kevin mordiéndose el labio inferior.

— ¿Cuándo harán el espectáculo? ¿Tienen fecha definida? –Preguntó Kabon mirándome.

— Posiblemente la próxima semana, una compañera tiene que hacer los volantes, afiches publicitarios, lo que sea necesario para que toda Towa se entere. –Le respondí dejándolo satisfecho.

— ¡Perfecto! Entonces me encargaré desde afuera en el Tribunal. Estaré usando mi computadora en todo momento para buscar la información suficiente para erradicar a ese director y su hijita. –Respondió Lorraine con un rostro serio y decidido.

— Conozco a un tal Neku Otonashi que forma parte de la Academia, conseguiré algo de información usando a ese sujeto. –Sonrió Alexandra jugando con su cabello celeste. –Descuiden, no le haré nada malo. Tengo que actuar con suma discreción.

— Amigos y amigas estaré con mi celular veinticuatro, siete. Si sé algo importante serán los primeros en saberlo. En especial tú, Chris.

— Yo como no tengo muchas fuentes de información, estaré como público en ese acto que tendrán ustedes. Si veo algo raro, les avisaré. No duden de mí. –Habló Kabon con su rostro serio.

— Hehehehe. Admiro como nos unimos para vencer a la desesperación. Hagan lo mejor posible porque son los Super Duper que necesita el mundo. –Las palabras de Rida me hicieron sonreír. Él es un verdadero Director y Líder.

— Con Kaito les informaremos las actividades internas de la Academia y averiguaremos datos relevantes tanto de la infraestructura como de Natsuki. –Christopher levantó un vaso con fuerza. –Esto es... ¡Por la Esperanza!

¡Por la Esperanza!

Fueron las palabras para servirnos los tragos que ofreció Kabon. Decidí tomar por cortesía, pero vi a los demás celebrando y festejando. Kevin grababa cada momento, Alexandra nos contaba sus anécdotas amorosas llenas de fracasos y desilusiones. Lorraine chistes de su trabajo, Kabon nos enseñaba sus músculos bien trabajados.

Aprendo bastante con ellos, aun así debo cuidar de Christopher, después de todo es él quien me llevará hasta mi casa en su motocicleta. Aunque un trago más no me hará nada de mal. El sabor dulce de limón disfraza muy bien el alcohol que contiene.

¿Qué pensará Tsubasa...?

¿Estará preocupado por mí?

No importa, no debo depender de nadie para estar feliz. Hehe.

Después de estar en el restobar Ruso, Christopher me vino a dejar hasta mi casa. Esperó hasta que pusiera la llave y entrara. Una vez dentro prendí la luz viendo que Tsubasa me esperaba desde el sofá, solo que... Se quedó dormido.

— Amor, y-ya estoy aquí. –Me puse de cuclillas dándole un beso en la frente.

— Mmhh... ¿Qué hora es? –Me pegó un bostezo para luego sonreír. –K-Kaito, ¡llegaste! ¿Por qué no me avisaste que no llegarías temprano? P-Pensé que te había pasado algo... No me vuelvas a hacer esto. –Su puchero fue lo más tierno del día.

— Lo siento, no pensé que me iba a demorar tanto. Aparte, soy responsable de las cosas que hago. –Respondí arqueando una ceja e imponiéndome.

— Eso está bien, que seas responsable te lo acepto. Pero no decirme que llegarás más tarde es otra cosa. A mí no me importa la vida social que tengas fuera de la Academia, con tal de que me avises yo soy feliz porque, no quiero que nunca pase, así sabré donde fuiste si te llegara a pasar algo.

— Perdón, no era mi intención. –Respondí descansando mi cabeza en su pecho.

— No te preocupes. ¡Ahora! Dame un abrazo y te cargaré hasta el cuarto. Acuérdate que mañana hay clases... Bueno, como en cuatro horas más. –Se rió de mi desgracia matutina mi Tsubasa. Le di un abrazo y como lo prometió me llevó hasta mi cuarto cargado.

Al fin dormir con la persona que amo. Descansar y compartir mis sueños con él.






— A mí no me engañas, a ti te gusta ese tipo. –Me sonrió y de paso me pellizco la mejilla izquierda, Alexandra Smirnov. –Se te nota en esos ojos tan bellos que tienes.

— ¿De verdad? –Pregunté sonrojado viendo las estrellas desde mi apartamento. Invité a Alexandra después de un show pequeño en un bar cercano. –Bueno, sí. Es lindo, pero tiene pareja.

— ¿En serio? Primero Kevin ahora Kaito, ¿te gustan los chicos que inicien su nombre con la letra K? ¿Por qué no le dices que te atrae? Así te quitas un peso de encima.

— Qué fácil es decirlo con la boca ajena, ¿no crees? ¿Por qué no le dices a Neku que te atrae entonces? –Sonreí dejándola atónita. –No se lo diré, no quiero arruinar una amistad de esa forma. Lo malo es que me desprecio por meterlo en este juego.

— ¿Te descubrió en cosas raras? Con razón está ahora con nosotros el pobre. Cuídalo mucho Christopher, si las cosas no salen como esperamos, cuídalo mucho porque es el más débil.

— Voy a derrotar a Natsuki. Nadie me va a detener.

— ¿Y Kaito? Si llegara a estar en peligro, ¿cómo lo salvarías?

— Entregando mi vida, él no se merece esto. Pudo haber seguido su vida como todos los demás. Sin preocupaciones, pero se aferró a mí.

— Es un muy lindo gesto teniendo en cuenta que lo conoces muy poco. No lo arruines. –Alexandra se dio media vuelta entrándose. –Gracias por el café. Tengo que irme, llamaré un taxi. Y si te atreves a decirle a Kaito lo que sientes, no quiero ser la última en enterarme. Soy una Smirnov, lo sabré todo en todo momento. Buenas noches, lindo.

— Buenas noches, linda.






— Buenas noches, lindo.

— Buenas noches, hermoso.

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