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Conociendo tus Secretos

Llevábamos apenas diez minutos de viaje y sentía que el aire me congelaría por completo, mis menudos brazos se aferraban con fuerza al pecho de Christopher, mi cabeza estaba apoyada a la espalda del rubio con los ojos cerrados, no quería ver nada porque mi cabeza no lo soportaría, mi cerebro rápidamente creaba escenas drásticas como un choque automovilístico, que Christopher se resbalara o que frenara de golpe empujándonos a la carretera con fuerza. Ya siento que pasará por asfixiar al Espía con mis manos delgadas, espero no se esté riendo de mi sufrimiento interno, solo quiero que no se haya dado cuenta aún.

Christopher daba movimientos bruscos para evitar autos, camiones y otras motocicletas, su velocidad es temeraria y llena de audacia, términos que no acostumbro con Tsubasa cuando estamos juntos, ya empiezo a extrañar a mi amor... Quiero relajarme como siempre, tocar el piano, conversar con él, liberar el estrés académico con él. Pero también quiero conocer la vida de Christopher y de los secretos dentro de Pináculo. No es una Academia normal después de escuchar al Detective. ¿Cómo las personas sabían sobre nuestros talentos y no nosotros mismos? ¿Por qué somos denominados los Súper Duper sin siquiera dar una prueba? Somos millones los Pianistas, ¿y yo soy el mejor de todos? ¿A tan solo dieciséis años? Es imposible o muy poco probable... Son interrogantes que yo solo no podría resolver, pero él sí. Christopher, un Espía Ruso de la misma edad que esconde su verdadera vida para revelar los misterios detrás de un establecimiento hecho para los más hábiles.

Bien Kaito, él solo se quiere disculpar, nada más...

— ¡Oye! Estamos llegando, pero necesito que veas esto. –Escuché la voz de Christopher muy de lejos, quería que observara algo, pero tenía miedo de levantar la cabeza por el miedo. –Vamos, antes que se nos pase. Solo alza tu cabeza y déjala en mi hombro, no te pasará nada.

— N-No... ¿Y si pasa algo? –Pregunté aferrándome con más fuerza a su cuerpo.

— Tranquilo, estás conmigo, eso es tener casi inmunidad hehe. –Rió con una voz grave el Espía haciéndome sacar una sonrisa ligera. –Sentí esas mejillas levantarse, ¿sonreíste en mi espalda? –Increíble, sintió ese leve gesto sin mirarme.

— B-Bien... L-Lo haré. –Suspiré y con lentitud reposé mi cabeza en el hombro del Espía.

Lo que vi fue grandioso e inimaginable. Christopher redujo la velocidad de la motocicleta para que viera el alumbrado del puente de Ciudad Towa, Tenía luces gigantes en los arcos y carteles publicitarios hechos con luces neón, se sentía un ambiente sacado de Las Vegas. Soy una persona que ama las noches estrelladas donde pueda reposar en el césped y ver las constelaciones, pero Christopher me enseñó el lado artístico de las luces neón que contamina el cielo. Una carretera grande con alumbrado originado por pequeñas ampolletas aglomeradas formando paisajes hermosos.

— Es linda tu sonrisa. –Habló Christopher viendo el retrovisor de la moto. Cuando escuché eso me sonrojé al instante mirando otras áreas. –No son Las Vegas, pero Ciudad Towa te entrega ese escenario, ¿no crees? Bueno, pasamos el puente y te llevaré a mi lugar favorito y que puede que se convierta en el tuyo, ¿qué dices, seguimos este viaje juntos o te devuelvo a tu hogar?

Es una propuesta difícil, amé esto y me llevará a otro lugar que él ama... No me puedo oponer, no ahora que quiero saber más.

— Me encanta, nunca lo había visto de esta forma. –Dije y mi cuerpo entró en confianza para seguir viendo el lugar con detenimiento. –Quiero seguir este viaje, ¿dónde me llevarás?

— Es secreto, pero creo que compartimos un gusto por lo clásico, ¿no? Si es así, sería una pista fatal. –Me habló mientras aumentaba la velocidad pasándose algunos autos.

— Sí, debo admitir que soy un anciano para visitar lugares. ¡Culpa del piano! –Dije gritando en la última porque un camión hizo sonar el claxon. –Oye, sé que eres Espía, pero no significa que seas un Corredor. Ten cuidado.

— Entonces el lugar te encantará, espero que nos podamos sentar. –Me di cuenta de que ya habíamos salido del puente y el aroma a Las Vegas se iba para entrar en un tema urbano. –Tener cuidado es lo de menos, la adrenalina ha conducido estos minutos.

La carretera donde entraban miles de autos se convirtió en un reducido espacio donde solo un auto podía avanzar, ahora parábamos más seguido y las personas nos quedaban viendo, dos hombres en una moto muy unidos porque al pianista le tiene miedo la velocidad. Christopher seguía desobedeciendo algunas leyes de transito y conducía en la acera, adelantando autos, tomando atajos, etcétera.

La noche se hacía más presente siendo recién las siete de la noche y Christopher hizo parar la motocicleta en un estacionamiento privado. Juntos nos encontrábamos en el subterráneo de un pequeño edificio con pocas ventanas y luces. Era la hora de caminar, pero no de hablar. Ninguno empezó una conversación, fue irritante.

— ¿Qué es este lugar? –Pregunté al fin cuando nos acercábamos a la puerta del lugar, la entrada era extraña, no había forma de ingresar, solo una barra donde apenas los ojos podías notar.

— Te explicaré luego, pero te aseguro que es confiable. –Respondió sonriente acercando su mano a la puerta, al hacerla sonar se escuchó la textura de un metal reforzado.

— ¿Parol? –Escuché del otro lado, ¿Parol? ¿Qué es eso? ¿Un gusto que compartimos? La voz del otro lado fue grave, un guardia quizás.

Románe. –Fue lo que Christopher respondió para que le abrieran la puerta. Del otro lado se trataba de un guardia de ojos cristalinos y cabello corto castaño, su mirada era penetrante y de pocos amigos con un cuerpo indestructible por los esteroides.

¿Yest' li on? –Denotó en forma de pregunta señalándome el tipo. Su dedo era más grande que los de Shiki juntos.

Moy drug. –Sonrió Christopher revolviéndome el cabello. ¿Su droga? ¿Estoy en un bar narcotraficante? Ay no, debo escapar cuanto antes, pero debo seguir sonriendo ante el guardia antes que sospeche algo extraño. –On igrayet na fortepiano.

¿Fortepiano? –Arqueó una ceja el castaño musculoso. –Ochen Khorosho, eto mozhet proizoyti. Dobro pozhalovat, Nikolai Lugansky. –Respondió sonriente extendiéndome su mano. No sabía que hacer ahora hasta que Christopher golpeó mi hombro con su codo.

— El gusto es mío, señor. –Respondí correspondiendo su mano, él la acercó a sus labios para besarla, lo mismo hizo con Christopher dejándome impresionado.

Caminamos por un pasillo estrecho luego de pasar al guardia, no le quería preguntar aún a Christopher, una vez pasado ese túnel vi de que se trataba todo esto. Tengo dieciséis años y entré por primera vez a un bar quizás mafioso y además ruso donde lo principal es tocar el blues en vivo en un escenario ligeramente grande, podía ver el piano de cola de fondo, al bajista en la derecha con un traje elegante, una persona tocando el chelo en el foco izquierdo vistiendo un esmoquin blanco, un baterista cerca del piano usando un sofisticado traje rojo, una saxofonista de vestido celeste apagado y el micrófono en el centro al estilo de los cuarenta. El concierto aún no empezaba, pero los que estaban en escena practicaban para el público encontrado abajo.

Un público de distintas edades. Ancianos rusos en una mesa jugando póker, una pareja en otra mesa sirviéndose un vaso de alcohol, en otra esquina había un solitario bebiendo de más. El local aún estaba vacío para comenzar a tocar. Con Christopher nos sentamos en las bancas rojas de la barra del bar, un cantinero se acercó a hablarnos.

¿Pit? –Preguntó mirándome, quedé anonadado y enseguida miré a Christopher que solo movió la mano en señal de negación. El cantinero se alejó para atender a otros clientes.

— Christopher explícame, ¿qué diablos es esto? –Pregunté mirándolo a los ojos. –Me siento temeroso, no me gustan estos lugares donde...

— Shh. Descuida, estarás bien conmigo. –Respondió sonriéndome, no me tragaré eso.

— No estoy bien, necesito que me expliques ahora. –Dije acercándome a su rostro con un semblante serio.

— Bien, bien. Estamos en un típico bar ruso, la seguridad es para que solo rusos puedan entrar y tú eres una excepción por venir conmigo. El idioma obviamente será el de nuestro país, no hablarán español o inglés ni menos japonés por ser tú. Te traje aquí porque ellos ya saben mi talento de Súper Duper Espía y la mayoría de las veces vengo con un invitado de otro país para resolver asuntos que esa persona quiera tratar, ¿me entiendes?

— Sí, sí, pero... ¿Por qué creíste que me gustaría a mí? –Pregunté, pero el palpar de un micrófono nos dejó a ambos sorprendidos.

Izvinite, damy i gospoda. Nashe shou otmeneno. Nash pianist otsutstvuyet. –Habló la saxofonista con un rostro apenado, no sabía el porqué.

— ¿Qué dijo...? –Pregunté mirando al Espía.

— Te necesitan. –Respondió mirándome y luego señaló el piano de fondo. –Dijo "Damas y Caballeros, nuestro espectáculo está cancelado. Nuestro pianista está ausente" Es lamentable, sin blues no hay concierto, ¿quieres ayudarlos?

— ¿Yo? Pero soy un pianista japonés, Christopher. –Dije sonrojado mientras seguía hablando la saxofonista. –Si voy, no entenderé las instrucciones.

— Me sentaré adelante para traducir tus dichos a la líder, ¿te parece? Eres un pianista japonés, pero tu talento está para romper las fronteras. –Esa respuesta me hizo entrar en razón. Lo haré porque estoy hecho para esto, demostraré que un Súper Duper Pianista puede hacer más que estar en una Academia o en casa.

— De acuerdo, diles que soy Pianista, pero no un Súper por favor. Deja que mi talento les sorprenda. –Dije levantándome de la banca junto con Christopher, él me tomó la mano levantándola al aire para que la Saxofonista lo viera.

Etot mal'chik pianist. On mozhet vam pomoch'? –El ruso de Christopher es sorprendente, me gusta su tono de voz.

Aga, aga. Tol'ko mne nuzhno chtoby on sygral paru tem. –Respondió sorprendida. Me acerqué al escenario y el poco público que se encontraba comenzó a aplaudir.

— Ella acaba de decir que solo toques un par de temas, ¿tienes algo preparado? –Preguntó Christopher desde abajo. Me puse de cuclillas para alcanzar su altura.

— Veamos... Esto es muy repentino. –Me acordé del pianista que mencionó el guardia. –Diles que tocaré el Etude-Tableaux de Lugansky, por favor.

— ¿Quién es ese? –Preguntó sonriendo el Espía, me dispuse a levantar una ceja para que se apresurara. Caminé hacia el piano y me senté, mi abrigo era lo único formal que usaba y además lo más pobre en comparación a la orquesta. Vi que Christopher levantó su pulgar en señal de que estaba listo todo, suspiré y...

Comencé tocando notas graves, aliviando mi tensión en notas agudas y contrarrestándola con el miedo de las notas intermedias. Mis delgados y fríos dedos jugaban en este instrumento, ellos se movían por voluntad propia creando la armonía que siempre obtenía. Cerré mis ojos imaginando una escena y otra sin parar. Mi madre, esa noche, dormir solo con la lluvia, una preparatoria normal, niños que quieren aprender a tocar, noches sin dormir, soles sin querer despertar, estrés, depresión, ansiedad, miedo, respiración acelerada. Tsubasa y Christopher fueron los últimos para volver a observar mi posición. Miré al público y a los integrantes que ellos me devolvían su mirada sorprendidos y aplaudiendo con sinceridad.

Sonreí preguntándome, ¿por qué aplauden si solo toqué una melodía?

¡Bol'she! –Gritó uno de los ancianos levantándose de su asiento con fuerza botando las cartas de póker sobre su mesa. Me acerqué a Christopher para saber que significaba.

— Más, piden otra más. –Respondió. La saxofonista también se acercó a nosotros diciéndole unas palabras a Christopher. –Ella me dice que te esmeraste, si tocas una más te dejarán en paz, ¿qué dices?

— Muy bien, tocaré Prokofiev, tema cinco de Romeo y Julieta. –Respondí mirando al Espía que rápidamente lo dijo en su voz rusa a la Saxofonista.

— ¿Me la dedicas, Julieta? –Preguntó juguetón Christopher. –Solo bromeo, adelante Pianista.

Volví a sentarme ante mi sueño jugando con las teclas del piano. Esta vez observé a los integrantes. El bajo hacía lo suyo intentando entrar junto al chelo. El baterista solo seguía en compás de mis notas graves y la Saxofonista me miraba para hacer de puente en mi melodía. Me convertí en el director de todos ellos sin siquiera conocerlos, ¿esto es capaz de hacer un Súper Duper? ¿Manipular? De acuerdo, dejaré de hacer este tipo de interrogantes que me traban la mente en momentos tan lindos como este.

Había terminado de tocar y finalizó en una batalla entre chelo y bajo que hacía reír al público que aumentó su cantidad sin darme cuenta de cuando habían ingresado. La risa es contagiosa, al ver su espectáculo terminé aplaudiendo parándome y despidiéndome del elenco de artistas. Desde el escenario vi a Christopher aplaudiendo con euforia, era el que más lo disfrutaba.

El espía me ayudó a bajar del escenario oscuro y me abrazó con fuerzas, ¿por qué...?

— Muchas gracias, el blues es el alma y motor del bar, sin la presencia del Súper Duper Pianista de Preparatoria esto se convertiría en una tragedia. –Luego del abrazo y sus conmovedoras palabras nos sentamos nuevamente en la barra, esta vez pedí un café al igual que Christopher.

— Me hablaste de los trabajos que te piden acá, ¿qué tipo de cosas te hacen hacer? –Pregunté curioso y con un mar de preguntas por delante.

— Bueno, he tenido que ayudar a personas extranjeras con cargamentos de armas, drogas o personas para salir del país sin ser atrapados.

— ¿Ayudas a los malos?

— Uno lo ve así, pero estas personas lo hacen por un bien que es seguir viviendo, si no logran su objetivo muchos familiares serán ejecutados.

— Entiendo... ¿Solo eso...?

— ¡Oh! ¿Quieres saber todo sobre un Súper Duper? Muy bien. Me encargo de la seguridad rusa ubicada acá en Japón, registro si llegan personas nuevas constantemente, si un individuo no llega tengo que buscarlo y amenazarlo. También me dedico a indagar el trabajo que hacen otras embajadas, ubicar presidentes o jefes de gobierno y saber un poco más de su vida privada para chantajear y, ¿por qué no? Burlarme de sus fetiches, he-he. Planeo estrategias de caza, puedo crear mapas destinados a proteger una mansión. Últimamente he aprendido a analizar la conducta humana como un verdadero psicópata, podría saber lo que estás pensando justo ahora y por siempre si es necesario.

— ¿Qué...? N-No, pensaré en blanco desde ahora. –Respondí tapándome el rostro y segundos después escuché su risa al estilo ruso.

— Era una broma, tonto. –Respondió, por inercia le mostré una cara seria sin ganas de reír. –Oye, oye, ¿en serio te creíste eso? Bueno, lo que te dije al principio es cierto, puedo probarlo, ¿pero la mente humana? Lo siento, aún no llego a ese nivel de profesionalismo. –Opté por sonreír en ese momento, pude conocer más de él y su diario vivir como Súper Duper Espía de Preparatoria, hasta que recordé el verdadero motivo por el que vine.

— ¡Christopher! Ese cuarto escondido en la Academia, ¿tienes idea de por qué está ahí? –Mi pregunta lo hizo dudar un poco, como si buscara las palabras correctas para decirme.

— Ese cuarto... Sí, lo recuerdo... Oye, se hace tarde, ¿quieres que te lleve a casa? –Preguntó cambiando el tema con naturalidad.

— Aún no es tarde, ¿por qué no me quieres decir? ¿Sabes algo? –Seguí preguntando, pero tenía la mirada perdida... Lo recordé, cuando nuestro profesor se llevó a Christopher al Salón del Director, ¿habrá pasado algo entre ellos?

— Aún no he podido descifrar nada, pero te mantendré al tanto si estás tan interesado. –Christopher... ¿Qué pasó? ¿Por qué... por qué cambias tu forma de ser conmigo? –Vámonos, este lugar será terrible en unos minutos, no quiero que la sigas pasando mal.

Diciendo esto, nos retiramos del bar en silencio, me subí a su motocicleta negra y partimos directo a mi hogar. Pasamos el puente que juntos admiramos en silencio, solo el arranque fuerte de la moto era escuchado junto a otros autos tocando bocinas o sus motores. Christopher me oculta algo, es evidente, ¿pero por qué me lo oculta? ¿Hice algo malo? La culpa la debe tener ese profesor junto al Director, algo ocultan las autoridades. Necesito descubrirlo si quiero conocer más de Christopher, sin embargo, a él le molesta que se entrometan en su trabajo, tendré que necesitar ayuda externa, quizás Shin o... alguien que este Espía no conozca.

Mis propios pensamientos me ayudaron en este callado viaje, en ningún momento el rubio me dirigió la palabra, que incómodo, a decir verdad. El único momento donde soltamos palabras fue para darle mi dirección; ahora él ya sabe donde duermo y convivo con mi novio, pero de Christopher solo sé que es Espía y como utiliza su habilidad.

— Espero lo hayas disfrutado. –Comenzó a hablar para despedirse. –Con esto estamos a mano, creo. No volveré a hacerte daño de manera física, ¿bien?

— Bien, pero sigo teniendo dudas frente a ti. –Dije bajándome de su motocicleta.

— Si es por el secreto de la Academia, créeme que aún no lo sé, lo único que tengo en mente es seguir investigando y...

— ¿Confías en mí como yo confío en ti? –Pregunté con seriedad dejándolo en jaque.

— ¿Disculpa...? Kaito, aún no puedo revelar nada contigo porque...

— No confías en mí, claro. No soy un Espía para saberlo, solo soy un simple Pianista alejado del mundo del espionaje.

— Cree lo que quieras, pero te diré una cosa antes de volvernos a ver en Pináculo. –Comenzó a hacer andar su móvil. –Solo quince personas debieron ingresar a la Rama S, cuando lo descubra será el momento más determinante en mi carrera porque puede tratarse de cualquiera... No desconfío de ti, pero debo mantener mi talento intacto y dudar de todos. Lo siento, Súper Duper Pianista de Preparatoria, lo siento Kaito.

— Oye, ¡espera! –Grité, pero era muy tarde... Había partido con velocidad saliendo del área.

Quedé con más dudas que respuestas, ese chico me hará pensar lo suficiente para convertirme en espía novato. ¿Quince personas...? Shin, Nozomi, Yukiho, Neku, Mirai Tsukino y Hikari, Shiki, Teik, Aiko, Katsu, Natsuki, Minuri, Aimi, Naomi, Christopher y yo. Dieciséis y uno es el traidor, ¿qué más oculta la Academia Pináculo de la Esperanza...?

Temblaba de frío por lo que entré a mi hogar dejando mis cosas en el sofá, ni siquiera llevo una semana en la Academia y raros sucesos están pasando. Las notas en el piano, el cuarto secreto, un infiltrado, la desconfianza plena de Christopher... No puedo revelarle esto a nadie, quizás las otras Ramas estén involucradas y no lo saben, convivimos con criminales y la esperanza absoluta, ¿es eso bueno para nosotros? ¿qué somos nosotros aparte de ser talentosos sin siquiera saberlo?

Por el momento solo puedo decir lo que pienso a dos personas, Tsubasa como mi novio y a mi madre que siempre me protege desde el día que falleció. Recordarlo hace que mi corazón palpite con mayor fuerza haciéndome doler. Ninguno de los dos está en este momento, Tsubasa quizá llegue mañana, será mejor que me acueste abrazando su almohada para soportar la oleada de frío, sin su presencia me ahogo en un vaso con agua. Mañana de seguro será un mejor día, si tan solo olvidara...

Me encontraba a las afueras de Pináculo, llegué temprano saludando a los guardias y entré sonriente ocultando el terror que siento después de la confesión de Christopher, si pude tocar el Piano en el bar improvisando podré con esto. Kaito, Kaito, Kaito, ¿lo lograrás, pequeñín? Hehe.

Caminé buscando mi salón y quedarme ahí hasta las ocho en punto cuando sonara el anuncio del Director, pero...

— ¡Debes estar bromeando! –Gritó alguien cerca de Enfermería, fue tan brusca su voz que creí que había una pelea, me acerqué a ver viendo el verdadero problema.

— No soy bromista, soy maga de nacimiento, ¡mira lo asombrosa que soy! –Mirai Hikari, la Súper Duper Maga de Preparatoria movió su vestido blanco junto con su capa desapareciendo como si mi mente dejara de funcionar por segundos.

— ¿D-D-Dónde estás maldita? ¿Qué le hiciste a mi mente? –Preguntaba con miedo una joven delgada, de cabello rosa y pequeña. Vestía una blusa verde con una falda café y botines negros. –Te encontraré y te mataré, ¿oíste? ¡Así que sal antes de morir!

— ¡Buu! –Dijo desde el techo... ¡El techo! ¿Cómo diablos puede estar parada ahí? –¡Tarán! Soy la mejor maga de la historia.

— ¡WAAAAAH! –Gritó alejándose de ella chocando conmigo. –L-Lo siento, ¡lo siento mucho! No quiero asesinarte, lo juro. ¿La paz? ¿La paz conmigo?

— N-No te preocupes, ¿cuál es tu nombre? –Dije impresionado por el acto de Mirai.

— Royce Wilde, Súper Duper Baterista de Preparatoria. –Dijo tomando mi mano con rapidez para luego irse corriendo a la zona donde está el Comedor.

— Fiu, este me costó hacerlo, ¿qué haces aquí, Pianista? –Preguntó cariñosa Mirai.

— Escuché gritos pensando que había una pelea. –Dije aún con mis ojos bien abiertos al ver lo que pasaba.

— Gracias a Houdini no pasó eso, ¡estaba con una asesina de la Rama H! –Gritó atemorizada abrazándome. –No moriré mientras pueda escabullirme con mis grandiosos actos de magia.

— Eres asombrosa, Mirai. Quisiera aprender a hacer esos trucos y. –Me paró en seco con su dedo dejando de abrazarme.

— Trucos no, jamás, ni muerta. Magia, magia, magia de la verdadera. Solo mira este arte. –Se alejó unos tres pasos y sacó de su bolsillo una moneda gris. –Di un color, cualquiera menos este, obvio.

— Azul. –Respondí. Ella agitó la moneda y vi como la moneda se descascaraba convirtiéndose en una azul. –Ahora rojo, verde, amarillo, turquesa, piel, ¡celeste! ¡negro! ¡calipso! ¿Cómo diablos puedes hacerlo...?

— Cinco letras: Magia. –Sonrió dirigiéndose al salón de clases dando pequeños saltitos.

Después del terror que me llevé con Mirai Hikari, era el turno de compartir con la Rama S, H y T. Teníamos clases compartidas, en el primer bloque nos toca Artes, podemos hacer cualquier cosa siempre y cuando sea útil en la vida escolar que llevaremos juntos. No tenemos que olvidar el uso de nuestros talentos ya que para eso estamos en Pináculo de la Esperanza en primer lugar.

Seis conformábamos en esta clase y teníamos cuatro horas para demostrar que somos expertos en esta materia. Aiko, Minuri, Natsuki, Yuu, Ko y yo.

Aiko junto a Minuri tomaron herramientas de tallado improvisando cualquier cosa que entraba en su cabeza.

— Deberíamos intentar inmortalizar nuestro amor hacia algún personaje, así todos lo amarían, ¿interesada? –La coquetería de Minuri no convenció lo suficiente a la Fangirl.

— Y si... ... ... ... ... ... Supongo que eso estaría mejor y más complementado. –Sonrió Aiko dejando interesada y más que dispuesta a hacer el tallado a Minuri. Ambas se concentraron y usaron todo lo que le entregaba Pináculo.

— ¿Quieres que te ayude en algo...? –La timidez de Natsuki fue totalmente rechazada por la Graffitera que tomó algunas pinturas, mascarillas especializadas y lentes a prueba de los pequeños gases que saldrían de esas latas. –Ay, lo siento si...

No importó, Ko salió del salón sin importarle su preocupación. Sentí lástima por ella por lo que me acerqué con varias dudas sobre el arte.

— Emm... Natsuki, sabes... Soy Pianista y no Artista y aunque rime, no soy experto en esto. –Dije, ella me miró con admiración tomando mis manos.

— ¡Perfecto! ¡Perfecto! ¡Perfecto! ¡Te ayudaré en lo que sea para lograr este objetivo tan importante para mí! –Su voz me aterraba, me sentí incómodo por unos segundos, pero lo olvidé sonriendo al saber que ella como Súper Duper Dibujante de Preparatoria daría lo que fuera por atención en su rama. –Primero, ¿qué quieres hacer? El arte puede hacer lo imposible, sacar esas dudas en tu cabeza. Ya sabes, la primera forma de comunicación es a través del arte, un lenguaje que muy pocos se atreven a conocer e investigar.

— Como la música, distintos temas o armonías de piano me conducen a ambientes locos o emotivos, solo algunos están dispuestos a escuchar y leer ese pensamiento melódico. –Dije, era evidente que la música y el arte están relacionados en muchos factores, el problema ahora es enlazarlo y entregárselo al mundo en cuatro horas.

— La música siempre debe ser escuchada e interpretada, es algo obvio. –Comenzó a hablar Natsuki pensativa. –Bien, ¿te parece silenciarla en arte?

— ¿Silenciarla...? No estoy acostumbrado a ese ritmo. –Dije sonriente, veía como ella buscaba frascos de pintura y pinceles suaves al verlo.

— No la podremos escuchar, pero dentro de nuestras cabezas se reproducirá un ambiente, para eso necesitamos óleo y dedicación. –Su idea sacada de su ámbito artístico me era difícil de comprender, comenzó a sacar un atril, una lámina de madera, periódico, cinta de papel a los extremos y otra lámina especializada y dispuesta a ser manchada por arte. –No te asustes con los materiales, esto es lo básico para no arruinar los atriles para otros Súper Duper. Kaito Kishimesu, Súper Duper Pianista, ¿algún tema que quieras plasmar en óleo? Un tema lleno de misterio, quizás amor, suspenso, drama, ironía, cualquier cosa. ¡Tú mayor obra!

— Veamos... Es difícil en momentos así donde no me lo esperaba. –Dije entrando en los dispensadores de mi mente, canciones chocaban con otras para ser escogidas, otras se mantenían alejadas con miedo a ser recordadas, algunas pasaban demasiado rápido para ser analizadas. Finalmente junté las aristas necesarias para querer escuchar tal tema. –Shiroi Fukuro.

— ¡Keiko Matsui! –Gritó desde otra esquina Aiko Tenshi aplaudiendo con una gran sonrisa. –Lo siento, me concentraré en lo mío.

— Shiroi Fukuro, interesante... Nunca he visto uno de ese color, ¿podemos ir a la sala de música e interpretarme el tema? De esa forma agregaré más colores a la partitura del arte.

Asentí con una sonrisa y juntos nos dirigimos al Salón de Música donde también practicaba la chica anterior que estaba junto a Mirai Hikari, además de ella se encontraba Neku, el tipo del Jardín Botánico con peinado punk, Yukiho junto a otra violinista y un muchacho sentado en el suelo analizando el área rascándose la cabeza y murmurando líneas de un libreto.

Nos acercamos al Piano con Natsuki pidiendo un pequeño tiempo para que ella pudiera pintar e inspirarse en el tema propuesto. Mientras tocaba el piano a ojos cerrados, no escuchaba nada más que las teclas presionadas; violinistas, guitarras, voces, baterías guardaron silencio hasta el final ahogando el espacio con aplausos tímidos y otros complementados con silbidos.

— ¿Qué mierda haces en Artes? –Preguntó el Metalero haciendo reír al resto de músicos. –Te necesitamos acá para la próxima vez, ¿oíste...? Mierda, ¿tú nombre es...?

— Kaito, Kaito Kishimesu. –Respondí bajando del escenario.

— Yamato Ken, recuérdalo porque me verás muy seguido en la oficina del Director por mi escándalo JAAHjajajaja. –Me estrechó su mano y la correspondí con fuerza. –Únete con los músicos cuando quieras y formamos una banda de garaje.

Con las palabras de Yamato, nos devolvimos al Salón de Arte para que Natsuki y yo realicemos una obra que emitirá sonido dentro de nuestras cabezas, si lo logramos seguiremos dentro de las instalaciones de la Academia, si no, tendremos una falta que si se acumulan nos llevarán al exilio y la vergüenza.

Tengo miedo de lo que saldrá en esa hoja, las manos de Natsuki se movían con ligereza y armonía como si el tiempo no existiera o no avanzara con rapidez. Mi mente me recordaba las dos horas restantes en juego, sin embargo, a ella le decía "cálmate, tómate todo el tiempo del mundo porque lo harás genial" Por el momento he aprendido una cosa alejada al arte, pero lo complementa de todas formas; podemos enlazar la pintura con la melodía...

Aun así, lo aprendido con Pináculo de la Esperanza es diferente a lo que quiere lograr integrando a una persona en el listado oficial, ¿cuál es el motivo? ¿qué quieren lograr haciéndolo? ¿nos beneficiará o nos lamentará?

Natsuki en estas pocas horas de conocidos me ha enseñado una nueva forma de ver las cosas.

Christopher en pocos días me ha enseñado el horror que oculta aprender la forma de ver las cosas.

¿Podré acostumbrarme?

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