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𝐓𝐡𝐫𝐞𝐞: 𝐓𝐡𝐞 𝐩𝐢𝐫𝐚𝐭𝐞 𝐚𝐧𝐝 𝐭𝐡𝐞 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭 𝐨𝐟 𝐡𝐞𝐚𝐯𝐞𝐧

De vez en cuando le tocaba vivir situaciones que si bien estaban fuera de su control, llegaban a ser completamente inesperadas. Un par de semanas pasaron desde que encontraron la llave, un aire de tranquilidad se respiraba en el barco, sabiendo que estaban muy cerca de conseguir lo que tanto querían, pero eso no significaba que los efectos del tiempo los afectara a cada uno y con ello venían los celos.

JungKook estaba próximo a entrar en celo. Con sus fechas bien anotadas sabía que dentro de una semana debía tener todo listo para pasarlo junto a TaeHyung, porque sí, ambos deseaban que eso sucediera y hablaron antes de decidir pasarlo juntos. Fue una conversación bastante superficial, pero porque el omega se sentía avergonzado, aunque fuera un poco contradictorio, teniendo en cuenta que en varias ocasiones estuvieron a punto de llegar a eso, pero no llegó a concretarse ningún encuentro por múltiples interrupciones de terceros.

Justo en ese instante se encontraban durmiendo en la habitación del menor, no había día en que se fueran cada uno por su lado. De vez en cuando JungKook se escabullía a la habitación de TaeHyung, pero la mayoría de las veces era en la del omega. Ya que esta estaba más acondicionada a él, con las ventanas selladas, para que no entrara ni un rayo de sol, por lo que era mucho más seguro para el quedarse en ella.

El alfa abrió uno de sus ojos levemente al escucha varios quejidos y sentir lo inquieto que se encontraba el menor, por lo que se puso de inmediato en alerta pensando que algo no iba bien. Se removió un poco bajo las sabanas para ponerle atención al chico, sin romper el agarre que tenía en la cintura de este. JungKook se encontraba dándole la espalda, pero al levantar un poco la cabeza, pudo ver como su frente brillaba debido al sudor, gracias a la lámpara que siempre mantenían encendida con una baja intensidad. Otra cosa que no pudo pasar desapercibido fueron sus ojos, estos brillaban en un intenso verde, lo que de inmediato llamó su atención, su omega estaba presente.

—¿A-alfa? —susurró al darse cuenta de que se encontraba despierto.

—Bebé, ¿tu celo...? —no terminó de hablar, cuando el menor se arrodilló en la cama para sentarse a horcajadas en sus piernas, aunque luego se recostó encima de él apoyando la cabeza en su pecho.

—Alfa, por favor. Duele —se quejó, apretando bajo sus manos la tela de la camisa de TaeHyung. Se removía incómodo por la molestia que le causaba su erección desatendida.

Acarició su cabello con cariño y dejó un beso en su frente. Para luego agarrarlo por debajo de los muslos, cambiando las posiciones y dejarlo debajo de su cuerpo, apreciando como lo miraba atento con sus ojos brillosos.

—Aquí no tenemos supresores —su voz salió casi en un susurro al sentir como el omega repartía besos por su mandíbula queriendo llegar al cuello.

—No importa, solo tómame —el mayor tragó grueso intentando mantener su propia compostura, estaba a nada de lanzarse encima de él para hacerlo suyo por completo, pero su objetivo principal en ese momento era hacerlo disfrutar. Se separó un poco del cuerpo del menor, analizándolo. Sus rizos rojizos se apegaban un poco a su frente debido al sudor, bajando un poco más sus ojos pudo apreciar que tenía la camisa semiabierta dejando a la vista el pecho blanquecino que subía y bajaba con fuerza debido a su respiración agitada. Simplemente hermoso.

Sus manos se acercaron con una delicadeza casi reverente, desabrochando cada botón con una lentitud que rozaba la tortura. Al quitar la camisa del contrario, sus dedos se deslizaron por la suave piel, explorando la calidez que se extendía bajo su tacto. Incapaz de resistir, inclinó su cabeza y rozó con sus labios las clavículas expuestas, dejando un rastro de besos y suaves mordidas que serpenteaban hasta llegar a uno de sus pezones. Donde su boca se detuvo para dar una suave mordida que arrancó un gemido de los labios del omega.

Sin detenerse mucho más la mano del alfa viajó desde el abdomen del contrario hasta meterse en sus pantalones buscando la entrada del omega, quien estaba lubricando con bastante intensidad debido a la fuerte ola de calor que estaba experimentando. Aun sin dejar de estimular el otro pezón desatendido con su mano libre, se acercó a besarlo antes de introducir dos dedos en su interior.

—Debo prepararte, bebé, ten calma —trató de hacer que se mantuviera tranquilo al sentir como se removía contra sus dedos por querer sentirlo más profundo.

—O-otro —pidió bajito con la cara sonrojada por la vergüenza y el calor que experimentaba en su cuerpo.

El alfa no pudo negarse ante tal pedido e introdujo otro dígito para complacer la petición del omega, apreciando como su espalda se curvaba por el placer que recorría su cuerpo solo con esa intromisión.

—¿Por qué sigues con ropa? Quítala—se quejó JungKook, luchando torpemente con los botones de la camisa del alfa. Apenas había logrado desabrochar un par cuando TaeHyung, con una sonrisa comprensiva, retiró sus dedos de JungKook para ayudarlo. Con movimientos hábiles, se quitó la camisa y luego procedió a deshacerse de sus propios pantalones y ropa interior. El omega, siguiendo su ejemplo, se despojó de sus prendas hasta que ambos quedaron completamente desnudos.

Así mismo, TaeHyung volvió a colocarse sobre el cuerpo del menor, quien contemplaba su figura desnuda con ojos llenos de deseo, mordiendo suavemente su labio inferior. Lentamente, el omega levantó la mirada y se perdió en los profundos ojos de TaeHyung, casi como si implorara en silencio.

Con un movimiento decidido, TaeHyung atrapó sus labios en un beso que los envolvió durante varios segundos. Sus bocas se encontraron en una danza de mordidas, lamidas y jadeos que se escapaban entre sus labios, la fricción entre sus cuerpos era tan lenta que rozaba lo doloroso, intensificando cada sensación.

—Alfa, ya tómame, por favor —los orbes verde brillante lo miraban con súplica y cómo resistirse a su hermoso omega. Sintió un escalofrío de placer cuando el omega empujó su propio cuerpo contra el del mayor, rozando aún más fuerte ambas entrepiernas, lo que le arrancó un fuerte gemido a JungKook.

TaeHyung tomó su propio miembro y lo masturbó un poco para regar el pre semen por la longitud, no deteniéndose y rozándolo también de forma superficial por la entrada del omega para llenarlo de lubricante. Esperaba que con eso fuera suficiente para que no le doliera mucho la intromisión. Así que no se hizo esperar mucho más y comenzó a adentrarse con lentitud, apreciando cómo el rostro del omega se deshacía en una expresión de completo placer. Cerró los ojos con fuerza y despegó levemente los labios, abriendo la boca, pero ningún sonido salió de él hasta que TaeHyung estuvo completamente dentro. Al tocar su punto dulce, lo hizo soltar un muy sonoro gemido.

—¿Estás bien? —se mantuvo quieto esperando una respuesta, mientras restregaba su nariz en la mejilla del menor, dejando suaves besitos en la zona, sabía que le gustaba que lo mimara con ese tipo de cariños.

—Sí, estoy perfectamente —suspiró entrecortado y atrajo al alfa para besarlo en los labios, el encuentro siendo corto, pero significativo—. Lléname de tus bebés, alfa, pon tus cachorros en mí —aquellas palabras sonrojaron a TaeHyung hasta las orejas, porque aunque sabía que era muy pronto para tener hijos, no se iba a molestar en preocuparse justo ahora por eso, ya que no tenían una solución a mano, por lo que esperaría a que la intensidad del celo bajará un poco más para buscar algún té anticonceptivo o supresores.

Salió con lentitud hasta casi llegar a la punta y volvió a adentrarse con fuerza, escuchando el sonido de sus pieles sudorosas chocar y el fuerte jadeo que JungKook dejó salir de sus labios, el patrón repitiéndose varias veces, intentando variar en intensidad.

Besos, jadeos y gemidos era lo único que se escuchaba en toda la habitación, el omega parecía perdido en una burbuja de placer y TaeHyung disfrutaba besando toda la piel que fuera capaz de acaparar mientras embestía duramente en el interior del chico, quien disfrutaba en demasía todas las sensaciones que lo atacaban. Sentía su orgasmo próximo a llegar y no era de menos, con el alfa tocando con dureza su punto dulce a cada segundo lo hacía delirar, y aunque no haya tenido fuerzas para el mismo estimular su miembro con las embestidas se le hacía suficiente para correrse con intensidad.

TaeHyung supo que JungKook estaba a punto de correrse cuando sus paredes aprisionaron su miembro de una forma deliciosa y ni tardó mucho en ver un chorro de semen escapar del miembro del contrario. Y solo con un par de embestidas más él también se corrió dentro del omega, sin darle tiempo a salir antes de que el nudo se formara, por lo que se mantuvo tranquilo escuchando un quejido provenir del menor culpa del nudo al que no estaba acostumbrado.

—Te amo —cerró los ojos abrazándose al cuerpo del alfa, casi sintiéndolo temblar encima de él.

—Yo también te amo, bebé —susurró acercándose a besar debajo de su oreja y luego pasando a los rosáceos labios del omega—. También te amo —repitió.

Namu... —sus ojos se abrieron levemente al escuchar la voz del omega del otro lado de la puerta. Apenas y podía escuchar lo que hablaban, no entendiendo nada en absoluto porque estaba comnzando a despertar.

¿Tiene que ser ahora? —escuchó al contrario de forma algo amortiguada, pero logró comprender.

Es necesario, antes de que despierte —su voz sonaba afligida o no sabía si era producto de su imaginación.

Te escucho... —juro que había dicho algo más, pero seguía sin entender. La noche anterior estuvo mucho tiempo despierto al ser el último día del celo de JungKook, y estaba completamente seguro de que apenas habían pasado un par de horas de que se durmió, eso explicaría el cansancio que atacaba su cuerpo y su incapacidad para conectar totalmente el entendimiento con su audicion.

Sobre el plan inicial, necesito que...

Oh, es eso, ahora no tengo mucho tiempo, hablamos después —no estaba entendiendo absolutamente nada, pero escucho los pasos alejarse por el pasillo y luego otros más, seguramente el omega intentaba detenerlo.

Pero Nam —se quedó en silencio por un momento y soltó un sonoro suspiro antes de sus pasos volvieran a escucharse volver.

La puerta se abrió rápidamente y fue entonces cuando el alfa abrió los ojos por completo para contemplar al chico. Él trató de esbozar su mejor sonrisa, intentando ocultar su desánimo, pero TaeHyung lo percibió en su aroma. A pesar de su esfuerzo por disimular, no se sentía bien, y el alfa podía sentirlo profundamente.

—Despertaste —susurró lo ya obvio acercándose al alfa para besar sus labios de forma superficial, lo que de forma inevitable le sacó una sonrisa.

—No te sentí a mi lado, por lo que quería saber dónde estabas —abrazó su cintura y lo hizo rodar por encima de la cama para quedar encima de él, apretándolo más contra su cuerpo.

—Alfa, me aplastas —se quejó con suavidad, sin querer en realidad que lo soltara, le encantaba estar así con él, por lo que contradictorio a sus palabras colocó sus manos alrededor del torso desnudo del contrario para mantenerlo en esa posición.

—¿Y si dormimos otro rato? Estoy exhausto, me dejaste seco en estos días que duro tu celo, eres insaciable —sintió un fuerte pellizco en su costado derecho luego de soltar esas palabras. Y más que dolerle le hizo reír, porque sabía que lo había avergonzado.

—Cállate, eres un desvergonzado.

—No soy yo el que pedía que le diera más duro —sintió al otro removerse debajo de él, intentando patear alguna zona de su cuerpo para salir del agarre, pero la posición no permitía mucho movimiento.

—Eres un insoportable —se quedó tranquilo unos segundos sintiendo como poco a poco el alfa se quitaba de encima, aunque no por eso dejo de abrazarlo, sino que lo atrajo mas a su cuerpo para abrazarlo contra su pecho mientras lo escuchaba bostezar.

—¿Qué te parece si descansamos otro rato? —ya para este punto el castaño había olvidado por completo la conversación que había escuchado, solo quería disfrutar de la compañía de su omega y dormir junto a él, sintiendo su calor envolverlo.

JungKook inhaló con fuerza para embriagarse con el aroma del alfa, sintiéndose tranquilo al instante, quizá no era mala idea quedarse más tiempo durmiendo. Pero un sentimiento de temor comenzó a embargarlo poco a poco, esperando que se esfumara antes de que TaeHyung se diera cuenta de que algo sucedía, confiaría en NamJoon, era la única esperanza que le quedaba para que la situación no fuera a más.

Ambos estaban sumidos en pensamientos completamente diferentes. Mientras uno temía la posibilidad de perder al otro, el alfa sentía que, si alguien le preguntara qué significaba la felicidad, podría responder sin dudar que era estar así, en tranquilidad, con el amor de su vida entre sus brazos.

Poco tiempo transcurrió, o al menos así lo sintió TaeHyung. El día tan ansiado finalmente llegó. Estaban a solo unos minutos de subir el tramo que les faltaba para llegar a lo que parecía ser una roca gigante. Sin embargo, se decía que en su interior se escondía una fortaleza donde un famoso pirata había dejado toda su fortuna, una cantidad suficiente para comprar un continente en Aetheria. Era mucho más de lo que había imaginado, pero sería lo justo para lograr su cometido.

Terminó de amarrar los cordones de sus botas y se aseguró de que su abrigo estuviera perfectamente abrochado. Sabía que sería una noche muy helada, pero debían aprovechar cada instante para llevarse todo lo posible. Planeaban dejar solo a dos guardias en el barco para que lo cuidaran, mientras que todos los demás estaban equipados con sacos, mochilas y todo tipo de bolsos. TaeHyung no podía ser la excepción; llevaba una resistente mochila de cuero y un bolso, ya que era el encargado de despejar el camino con su hoverboard.

—¿Llevas tu arma? —aquella voz aterciopelada se hizo dueña de todos sus sentidos apenas la escucho y se volteó para encararlo con una gran sonrisa.

—No, ¿es necesario? —preguntó confundido, tenía entendido qué habían pasado años para que una persona volviera a poner un pie en esa montaña.

El omega tragó en seco y suspiró.

—Supongo que no, pero nunca puedes saber si la necesitaras —intentó sonreírle, por lo que TaeHyung se acercó para besarlo y calmar un poco sus nervios.

—Todo estará bien, bebé, tranquilo.

—Eso espe...

—¡Chicos, es hora de partir! —aquel grito del capitán fue lo suficientemente alto para interrumpir cualquier otra sílaba que quisiera escapar de los labios del omega, por lo que solo se puso alerta, intentando tragarse su miedo.

—¿Vendrás conmigo o iras por debajo con los demás? —preguntó el castaño apretando la coleta que había hecho en su cabello, el cual ya se encontraba bastante largo.

—Tengo asuntos con NamJoon, así que esta vez tendré que declinar la oferta —comentó avergonzado, viendo como el alfa negaba con lentitud.

—Está bien, no hay problema, pero ya debo irme. Nos vemos dentro —dijo, acompañando sus palabras con una última caricia en el cabello rojizo del omega. Luego, se apresuró a ponerse de pie en su hoverboard y aceleró, dejando atrás a las personas que descendían del barco, el cual se mantenía a la máxima altura posible.

Cuando alcanzó mayor altitud, tuvo que ajustarse el pañuelo que colgaba de su cuello para cubrirse también la boca y la nariz, ya que el viento gélido dificultaba su respiración. Desde esa altura, su vista era comparable a la de un águila; no había centímetro de la pendiente que escapara a su mirada. La escasez de árboles facilitaba enormemente su análisis del terreno antes de la fortaleza, a la que pronto se encontró cara a cara.

Admiró los grabados de la fortaleza que desembocaban en una enorme puerta, marcada con varias magulladuras, probablemente intentos fallidos de abrirla. Tan cerca estuvo que pasó su mano por la helada roca, sintiendo bajo sus dedos el relieve de los grabados. Al observar hacia atrás, notó las pequeñas luces que caminaban por la pendiente. Entonces, dejando de lado su fascinación, descendió la altitud para avisarles que el camino estaba completamente libre y que podrían seguir sin ningún problema.

Se acercó con cuidado a los demás, haciendo una señal a NamJoon para asegurarle que todo estaba bien. Al verlos, casi corrieron para acortar los pocos metros que los separaban de la gran fortaleza. Era un espectáculo imponente a la vista: unas ruinas ancestrales imperturbables, a punto de ser abiertas por primera vez en siglos.

Su corazón bombeaba con fuerza dentro de su pecho, impulsado por la emoción y la adrenalina que lo invadían. Cuando la placa dorada, que era la llave, fue introducida en el orificio de la puerta, todos los grabados comenzaron a brillar con un intenso azul. Con un fuerte estruendo, las enormes puertas de piedra se abrieron, dando paso a la oscuridad.

Oscuridad que pronto se transformó en un espectáculo deslumbrante, ya que casi de inmediato, luces se encendieron dentro, iluminando un largo pasillo que parecía no tener fin. La magnificencia del momento, la mezcla de antigüedad y misterio, era tan abrumadora que apenas podía contener su emoción. Aquello era sin exageración una zambullida profunda en un pasado olvidado, en una historia que ahora se desplegaba ante sus ojos.

Sintió una mano cálida apretar la suya y tuvo que voltear para saber a la perfección quién era esa persona.

—Es hermoso, nunca imaginé ver algo así —susurró solo para que el escuchara.

—Lo es, y tampoco pensé apreciar esto. Es mejor de lo que imaginé —sentía una mirada pesada en ellos, lo que lo obligó a mirar a su alrededor, pero no veía a nadie, todos estaban absortos en su propio mundo.

—No puedo esperar a llegar, este es el tesoro más grande que veré jamás y es un sueño —sus ojos se iluminaban con ilusión, las aventuras eran su vida y vivir cada día una nueva era por lo que se mantenía firme—. Seremos historia Tae.

La emoción era palpable en su voz, y eso llenaba de felicidad a TaeHyung. Había visto a muchas personas consumirse por la avaricia, siempre deseando más y más sin descanso. Le alegraba profundamente saber que su querido omega no era así. JungKook se guiaba más por las experiencias vividas que por la cantidad de dinero que pudiera acumular.

Avanzaron por el pasillo hasta llegar a una imponente puerta. Esta parecía ser solo de empuje, por lo que, después de analizarla cuidadosamente para asegurarse de que no fuera una trampa, la abrieron con fuerza. Esta cediendo sin mucho esfuerzo, revelando una sala oculta. Sus ojos casi se salieron de las cuencas al contemplar lo que tenían frente a ellos.

Oro.

Estaba repleto de todo tipo de artefactos hechos de oro. Joyas, vasijas, monedas. Era más de lo que podía imaginar, un par de esas antigüedades eran suficientes para reconstruir la posada, lo había logrado. Lo había logrado.

Caminaron rápidamente hacia el interior, pero la emoción se desvaneció en un instante cuando al poner un pie dentro, el suelo se hundió apenas unos milímetros, lo suficiente para hacerlos palidecer. Era una placa de presión, y eso no era una buena señal. Menos aún cuando un fuerte estruendo resonó seguido por un inquietante silencio.

—Mierda —escuchó a NamJoon mascullar—. Tomen lo que puedan, pero no podemos dejar la sala vacía, es una jodida trampa. Cuando lleguen al barco, no vuelvan, quédense allí hasta que regresemos —varios gritos de afirmación y emoción respondieron, lo que lo hizo sonreír satisfecho—. JungKook, TaeHyung, ustedes conmigo.

El omega palideció al escucharlo, pero no dijo nada y se acercó a su lado, todavía agarrado de la mano del castaño.

—Necesito que se queden en la habitación conmigo, ¿entienden? La falta de peso en la placa de presión podría activar la trampa, y no vamos a morir aquí cuando estamos a punto de hacernos ricos y famosos —su voz sonó pesada, provocando un escalofrío en la espina dorsal de TaeHyung.

—Seguro, todo saldrá bien —sonrió el alfa menor hacia el pelinegro, quien le devolvió la sonrisa de forma algo macabra.

—Por supuesto.

—¿Qué tal si empezamos a llenar nuestras bolsas? —propuso JungKook, intentando cambiar el rumbo de la conversación y reducir la tensión. Quería estar a solas con TaeHyung, pero sabía que en ese momento, NamJoon no los dejaría. Sin embargo, planeaba encontrar una manera.

—Me parece buena idea, ¿quieres venir, TaeHyung?

—Vendrá conmigo —interrumpió el omega antes de que el otro alfa pudiera continuar, mirándolo de forma muy seria. Se dio la vuelta, apretando más fuerte la mano del castaño para que lo siguiera.

El castaño no entendía la actitud del chico, así que simplemente trató de seguir su ritmo. Lo detuvo un poco más adelante, donde había un gran montón de artefactos que podrían llevarse, y sin perder más tiempo, comenzaron a recoger.

—Cuando termines de llenar tu mochila, vete —le susurró JungKook, haciendo que se confundiera. Algo le daba un mal presentimiento, pero no quería pensar en lo peor y decidió ignorarlo.

—¿Y dejarte solo? Ni loco —podría hacer cualquier cosa, excepto dejarlo en esa trampa mortal. Debían salir juntos, y no era una opción que él lo hiciera sin el pelirrojo.

JungKook soltó un suspiro exagerado al terminar de cerrar su bolsa ya repleta de oro.

—Mira, no me malentiendas, quiero que salgas bien. Iré cerca de ti —cada palabra parecía costarle, pero no se concentraba del todo—. Solo hazme caso, por favor.

—Bebé, no sé qué te aflige, pero no te dejaré solo —se acercó al cuerpo del contrario para abrazarlo, sintiendo cómo temblaba bajo su tacto. No tardó en corresponder el abrazo. Lo amaba tanto.

—Bien, todo estará bien —sonó más como si se lo repitiera a sí mismo que como una respuesta para el alfa—. Te amo —dejó un suave beso en su cuello y se separó para sonreírle.

El mayor imitó el gesto, permitiendo luego que lo ayudara a terminar de llenar la mochila que colocó en su espalda. El peso era impresionante, pero esperaba poder montar en la hoverboard con eso y sacar a JungKook también.

La sala poco a poco comenzó a dejar de poseer tantas riquezas, al mismo tiempo que los tripulantes se desplegaban hacia el barco, llevando cantidades enormes de lo que alguna vez fue tesoro de otro pirata. Aseguró bien las correas de la mochila para echarse la tabla bajo el brazo y prepararse para salir. Se reunieron los tres delante de la puerta, sin mirar atrás siquiera un segundo.

—Si es necesario toma la hoverboard y sal rápido —le susurró al omega, quien quiso negar en el acto, pero fue interrumpido por el otro.

—Hazle caso, Kook, solo quiere salvarte —el menor apretó la mandíbula al escucharlo tratando de ignorarlo.

—No hace falta, será junto a ustedes o no salgo.

Era terco, muy terco, pero TaeHyung no fue capaz de irle a la contraria, sabía que no cambiaría de opinión por mucho que insistiera. Mínimo hizo el intento de hacerlo aceptar.

—¡Corran sin mirar atrás! Si se les cae algo, ignórenlo o morirán —gritó NamJoon, su voz resonando como un trueno en la cámara. En un movimiento sincronizado, los tres dejaron de presionar la placa y se lanzaron a correr, mientras un ensordecedor estruendo llenaba el aire, seguido de otro y otro.

Por el rabillo del ojo, TaeHyung pudo ver cómo la sala se derrumbaba tras ellos, el suelo y techo cayendo a pedazos. Sin pensarlo, apretó el paso, igualando a JungKook, que corría como un autómata, con la mirada fija en la puerta. La salida estaba tan cerca, pero de repente, NamJoon frenó su carrera, sacando una pistola de su cinturón y apuntándola directamente a la cabeza de TaeHyung. Los otros dos se detuvieron en seco, el miedo pintado en sus rostros.

—Suelta el saco —ordenó NamJoon, haciendo un gesto para que TaeHyung le entregara su botín. Pero el alfa joven estaba paralizado por el frío terror, ¿qué estaba pasando?

—¿Qué mierda haces? ¡Vamos a morir! —intentó razonar JungKook, pero NamJoon solo rio, su risa resonando con una crueldad que heló la sangre de todos.

—Suelta. El. Saco. ¿No me oyes?

—NamJoon, ya basta —JungKook habló con seriedad y miedo, intentando imponerse, por lo que dio un paso hacia el arma que todavía apuntaba al castaño, quien observaba al omega con una mezcla de angustia. NamJoon, notando la mirada, rio de nuevo, esta vez con más crueldad.

—¿De verdad pensabas que tu JungKookie era inocente? Déjame decirte que esto fue el plan desde el inicio —la confesión de NamJoon fue un puñal para TaeHyung. Cerró los ojos con fuerza, tratando de no mirar al omega, temiendo ver la confirmación en su rostro. Pero cuando abrió los ojos, allí estaba, la mirada de JungKook fija en el suelo, lo que fue una confirmación muda. Su corazón dolió y el alma se le hizo trizas.

—Usar al niño, sacarle el mapa y luego, muerte —continuó NamJoon, mientras el estruendo del desastre se acercaba más a ellos—. ¿Nunca te dijeron que no debías confiar en un pirata? —TaeHyung no podía creerlo, JungKook no le haría esto, no después de todo lo que habían pasado. No podía ser una mentira, no podía... —. Vamos, TaeHyung, puedes despedirte.

—Vas a tener que matarme a mi primero si quieres hacerle daño —dijo JungKook, interponiéndose entre TaeHyung y el arma. La pistola rozaba su entrecejo, pero sus ojos no titubearon al enfrentarse a la mirada oscura de NamJoon.

—¿E-eso es cierto? —fue lo único que atinó a preguntar, no quería escuchar la respuesta, pero ya podía imaginarlo cuando vio la desesperación en los ojos del omega.

—Puedo explicarlo, Tae, por favor —le evitó la mirada dirigiéndola hacia otro lado. No, no él, no podía ser cierto. JungKook dio un golpe certero en el brazo de NamJoon, haciendo que este soltara la pistola e intentado que volviera a la carrera.

El castaño accionó la hoverboard y se subió con agilidad, deslizándose con rapidez hacia la puerta pasando con fuerza a un costado de NamJoon. El pelinegro fue el segundo en salir, pero el omega, tropezó justo antes de llegar a la entrada, cayendo estrepitosamente al suelo. Le costaba ponerse de pie y el pelinegro no pareció darse cuenta de que JungKook no había salido detrás de el, cuando por fin puso estabilizarse se volteó para intentar recoger el saco que se le cayó de las manos, pero las puertas comenzaron a cerrarse lentamente. TaeHyung miro la escena con lágrimas en los ojos y es que, aunque se sentía herido, decepcionado y traicionado, no podía ignorar el profundo amor que sentía por él.

Los recuerdos de los mejores momentos de su vida que vivió junto a él inundaron su mente: las risas compartidas, los sueños susurrados en la oscuridad, las promesas de un futuro juntos. Cada instante de felicidad contrastaba dolorosamente con la realidad, se enamoró de un mentiroso, esos recuerdos eran más fuertes que cualquier sentimiento traicionero que deseara hacerlo pensárselo dos veces, pero no podía. Y aun así, con el corazón hecho pedazos, no podía dejar morir a quien era su todo.

TaeHyung lanzó el saco que traía en sus manos y, con un movimiento decidido, jaló a JungKook con fuerza desde la cintura, cargándolo casi a cuestas. Y antes de que la puerta terminara de cerrarse, salieron con agilidad, apenas escapando del derrumbe final. El frío del exterior los golpeó como una bofetada, un contraste brutal con la calidez de la fortaleza que habían dejado atrás.

Apenas fuera, el alfa sintió los brazos del pelirrojo rodearlo, temblorosos, y escuchó sus sollozos desesperados. El omega lloraba en su hombro, susurrando disculpas entrecortadas. Cada palabra era una daga, cortando profundamente, pero TaeHyung tragó grueso y siguió adelante. No podía permitirse flaquear ahora, no cuando estaban tan cerca de la salvación.

La cubierta del barco estaba a solo unos metros, pero la carrera fue ardua, el viento helado azotando sus rostros y el peso del oro tirando de ellos hacia abajo. TaeHyung llegó a la cubierta con un último esfuerzo, pero la inestabilidad de la posición incómoda en la que traía a JungKook les jugó una mala pasada. Tropezaron y cayeron sobre la madera, rodando unos metros antes de detenerse.

Cayó de lado en una posición que si bien fue dolorosa, no se hizo tanto daño, por lo que trató torpemente de pararse del suelo para ir a su habitación en único lugar donde podía estar en soledad. No quería hablar con nadie, pero el universo parecía tener planes completamente diferentes, cuando sintió una mano agarrar su brazo para que no se fuera.

El omega lo miraba con súplica, y eso le dolió en lo más profundo de su ser. No quería hablar con él, no en ese estado. Temía decir algo de lo que se arrepentiría y lastimarlo aún más. Con una última mirada, sus iris tornándose de un intenso dorado, hizo que soltara el agarre y se alejó.

Trastabilló y cayó de rodillas al suelo, viendo al alfa marcharse mientras las lágrimas caían rápidamente de sus ojos. Su corazón dolía terriblemente; había herido a la persona que más amaba y sabía que no tenía excusa. Justamente temía que esto sucediera. Tapó su boca con una mano para evitar que los sollozos escaparan.

—Koo...

—No, no me hables —le lanzó una mirada enojada, con lágrimas descendiendo—. No sé cómo arreglarás la mierda que hiciste, pero si él decide sacarme de su vida, no te lo voy a perdonar nunca. ¿Me oyes?

NamJoon nunca lo había visto así, tan triste y mucho menos dirigiéndole esa mirada de decepción. La había jodido. Por su maldita ambición y querer mantenerlo a su lado, había lastimado lo único que tenía.

No sabía cuánto tiempo había pasado; si segundos, minutos u horas. La verdad es que ni siquiera le importaba. En ese momento solo deseaba desconectar su mente, la cual no dejaba de atormentarlo con recuerdos. Repetía una y otra vez cada momento vivido con JungKook: cada beso, cada caricia, cada «te amo». Sabía que esas cosas no eran una mentira, pero también sentía que JungKook había sido lo suficientemente convincente para mantenerlo en sus manos. No quería creerlo, pero ya no sabía qué pensar.

Unos golpecitos en la puerta lo sacaron de sus pensamientos. Se sentó con brusquedad, apuntando la espada hacia el origen del sonido. Sin contestar, la puerta se abrió, revelando a NamJoon del otro lado. Lo último que necesitaba.

—¿Vienes a terminar lo que comenzaste? —preguntó, su voz cargada de resentimiento mientras mantenía el arma apuntada hacia él.

—No, solo vengo a hablar —dijo NamJoon, su tono grave y cansado mientras se dirigía a una silla cerca de la puerta.

—¿Es en serio, ahora quieres hablar? —rio sin gracia, observando cómo NamJoon se sentaba con una expresión abatida—. ¿Qué otra mentira saldrá de tu maldita boca, eh?

—Bien, acepto que lo que hice fue una mierda —dijo NamJoon, con los ojos claramente caídos. Aunque su apariencia mostraba sinceridad, TaeHyung no se dejaría engañar otra vez—. Sé que no es una justificación, porque en realidad estaba dispuesto a matarte ahí mismo...

—Qué reconfortante —respondió TaeHyung con sarcasmo, su voz temblando de furia y dolor.

—Pero JungKook no tiene la culpa —dijo NamJoon, y al escuchar el nombre del omega, TaeHyung sintió un nudo en la garganta. Recordar aquella última mirada en los ojos de JungKook, verlo así era el dolor más profundo que había sentido en su vida—. Intentó hablar conmigo, convencerme de cambiar de opinión. No quería escuchar de sus labios que quería dejar el plan porque se había enamorado. No estaba dispuesto a resignarme a perder a mi niño, porque sabía que cuando volviéramos, él querría quedarse contigo.

Esa revelación cayó sobre TaeHyung como un balde de agua helada. Sabía que NamJoon tenía un fuerte apego por el omega, pero nunca imaginó que sería capaz de ir tan lejos para impedir que se fuera.

—Sé que no debo interferir, pero habla con él. No tiene la culpa. No te hagas esto. Lo amas, y él a ti también —dijo el pelinegro, su voz cargada de un dolor genuino.

—Ya basta —lo detuvo—. No quiero volver a verte por ahora, vete de aquí —respondió TaeHyung con firmeza, desviando la mirada para no mostrar su vulnerabilidad. Escuchó el sonido de la puerta cerrándose y los pasos de NamJoon alejándose por el pasillo.

Toda la situación se sentía como una jodida mierda, estaba exhausto y ya no solo por toda esa travesía, ni siquiera por los golpes que se dio al caer de la tabla. Porque el que pensó que sería uno de los mejores días de su vida, terminó por ser todo lo contrario. La persona que más amaba lo traicionó de la peor forma y de solo recordarlo provoco que sus ojos comenzaran a llenarse de lágrimas nuevamente.

Volvió a recostarse en el colchón y apoyo su cabeza en la almohada, aun sin soltar la espada, no deseaba llevarse otra sorpresa como la anterior, aunque dudaba que NamJoon volviera a intentar algo, aun así sentía que no iba a poder dormir a gusto los días venideros. Parpadeó de forma seguida intentando que el flujo de lágrimas se detuviera, pero no tuvo éxito alguno.

Solo se dejó ser, estando solo en la penumbra de su habitación y en un silencio sepulcral, por el cual casi podría quedar aturdido, iba a intentar cerrar sus ojos para dormir, pero nuevamente su tranquilidad fue interrumpida por el sonido de la puerta siendo tocada. Ni siquiera se molestó en volver a ponerse alerta, si alguien venía a matarlo no iba a darse el tiempo de pedir permiso, así que solo espero, pero la otra persona no entró.

—¿Tae, estás despierto? —aquella voz la reconoció de inmediato, sabiendo que se trataba de HoSeok, por lo que solo pronunció un bajo «pase», lo que fue suficiente para que este se adentrara en el lugar, sintiendo el olor a tristeza que provenía del alfa en el ambiente. Aquello provocando que una mueca de pena se apoderara de su rostro.

—¿Cómo estás? —preguntó imaginando que la respuesta sería obvia, pero no estaba de más intentar escucharlo de sus propias palabras—. Todos se enteraron de lo que paso y quise venir a verte —tomó asiento en una esquina de la cama, aun sin despegar su mirada del alfa.

—Estoy de la mierda —quizá sincerarse y desahogarse con el sería una buena opción, no tenía a nadie más con quien hablar—. No me dolió que NamJoon me haya querido matar, sino que JungKook lo sabía y no me dijo nada. ¿Ese fue el amor que tanto me profesaba o solo lo atacó la culpa en último momento?

—No creo que Kook haya sido capaz de mentirte sobre sus sentimientos —suspiró tratando de buscar las palabras correctas para seguir—. He sido testigo de como ha evolucionado su relación, y lo conozco. Allá afuera se veía realmente mal y no pienses que te estoy diciendo esto porque el me haya enviado, o porque quiera influir en tu decisión. Solo se que tú lo amas y el también te ama, quiero que lo tengas en cuenta.

—Ya no se que pensar —su voz se quebró a media frase, no queriendo seguir hablando, porque terminaría llorando otra vez frente a HoSeok y no quería que lo viera tan vulnerable.

—Con esto no me refiero a que lo perdones mañana, solo que esperes a pensar con la cabeza fría. NamJoon no debió haber hecho eso sabiendo de primera mano los sentimientos de Kook con respecto a ti —bajo su mirada al suelo, sabiendo que aunque TaeHyung no lo estuviera observando, lo escuchaba—. Estoy para lo que me necesites, dos puertas al fondo —le repitió como la primera vez que se conocieron, intentando amenizar un poco la tensión del ambiente.

—Gracias, en serio te agradezco mucho, pero ahora quiero estar un rato solo, por favor —pidió esperando que HoSeok entendiera, no quería seguir pensando en eso, no ahora, la cabeza comenzaba a dolerle y solo deseaba poder dormir tranquilo.

—Por supuesto —asintió levantándose de la cama antes de darle un último vistazo—. Pero si mañana no te veo a la hora del almuerzo juro que te arrastraré hasta el comedor.

TaeHyung soltó una risa amarga ante el comentario del beta, esperando pacientemente a que este saliera de la habitación para intentar encontrar algo de paz en el sueño. Una vez más, se encontró solo en la penumbra, así que se acomodó en una posición distinta y cerró los ojos, aunque sabía que sería imposible dormir bien sin la presencia y el aroma del omega junto a él. Aquella hermosa costumbre, que antes le brindaba consuelo, ahora se había convertido en una tortura implacable. Todo su ser anhelaba desesperadamente tenerlo de nuevo entre sus brazos, deseando que el vacío en su pecho fuera llenado por el calor y la fragancia que tanto extrañaba.

En los últimos días, la tensión entre los miembros de la tripulación se podía cortar con un cuchillo. Los encuentros nocturnos que solían llenar la nave de risas y música, se desvanecieron por completo, apagadas por los sombríos acontecimientos recientes. Ninguno de los tripulantes tenía ánimos para celebrar.

Una grieta profunda se había formado entre ellos, dividiéndolos en dos bandos: aquellos que apoyaban la decisión del capitán y los que la consideraban un intento de asesinato injustificado. Ya que TaeHyung, a su parecer, no había cometido falta alguna que justificara su muerte.

En medio de esta tormenta de emociones, el alfa permanecía inquieto, atormentado por la tensión en su relación con JungKook. Cada noche se esforzaba por evitarlo, temeroso de lo que pudiera decir si llegaba a enfrentarlo. La traición que sentía le dolía profundamente; JungKook pudo haberle contado la verdad y TaeHyung, comprendiendo la situación, no lo habría recriminado. Sin embargo, el engaño se clavaba en su corazón como una espina venenosa.

La idea de que el omega pudiera haber permitido el intento de asesinato por miedo a NamJoon, y solo por una pequeña parte del tesoro, era un pensamiento que lo consumía, aun sabiendo que eran solo malas jugadas de parte de su cabeza. TaeHyung aún consideraba perdonarlo, pero el dolor seguía siendo una barrera infranqueable. Temía que estos sentimientos afloraran si hablaba con el omega, por lo que prefería esperar a que la tormenta pasara antes de enfrentarse a él, ya que no deseaba lastimarlo.

En ese momento, estaba tratando de cenar, mientras esperaba a que HoSeok regresara. Le había dicho que había olvidado algo importante y que volvería cuando menos lo esperara. Así que se sumergió en el silencio, aguardando pacientemente. El comedor estaba casi vacío, y él se encontraba sentado en una mesa pegada a una pared, escuchando apenas las voces bajas de un par al otro lado de la habitación.

Su tranquilidad se vio interrumpida cuando, por el rabillo del ojo, percibió la presencia de cierto pelirrojo acercándose con una mirada esperanzada. Sin embargo, colocó una mano en la silla a su lado, anticipando las claras intenciones del recién llegado.

—Está ocupado —pronunció con voz clara y grave, observando cómo la expresión del otro se transformaba en una de completa tristeza. Vio su labio inferior temblar ante aquellas palabras secas. No iba a mentir; aquello se sintió como una daga hirviendo atravesando su pecho, pero no se veía capaz de hablar con él, no ahora. Observó cómo el pelirrojo apretaba los labios en una fina línea antes de darse la vuelta y salir cabizbajo por la puerta.

No quería lastimarlo, y sin embargo, era lo primero que incumplía. El aroma del otro llegó a sus fosas nasales, y solo sentirlo así hizo que el estómago se le cerrara y un nudo apareciera en su garganta. ¿Por qué hacía las cosas tan complicadas? Apretó la cuchara en su mano y cerró los ojos con fuerza. No iba a volver a llorar aquí, no...

—TaeHyung —sintió una mano en su espalda que lo hizo sobresaltarse, provocando que cualquier pensamiento se escapara de su mente—. ¿Qué pasa? —preguntó el beta, claramente refiriéndose a su estado, no se había dado cuenta en el momento en que comenzó a temblar.

—Necesito aire —se puso de pie de forma inmediata tratando de salir lo más rápido de ese lugar con pasos torpes.

Quizá estaba tratando de superar la situación más rápido de lo que realmente podía. Nunca se había encontrado en una situación así, especialmente cuando sentía que el amor que le tenía a la otra persona igualaba la decepción.

Caminó despacio hasta la popa del barco, quedándose allí para respirar aire fresco, esperando calmarse. Habían pasado un par de noches sin verlo y, aunque no se sentía listo para hablar con él en ese momento, no supo la magnitud de cuánto lo extrañaba hasta ese instante en que lo vio. Pasaba noches en las que ni siquiera podía conciliar el sueño por no tenerlo junto a él. Quería buscarlo, pero no podía pretender que nada había pasado y simplemente desechar los sentimientos que lo embargaban. Debían hablar primero, y eso era lo que lo atemorizaba.

Su mirada ascendió al cielo, apreciando lo hermosa que se veía la luna llena, y recordó aquella vez cuando ambos estuvieron recostados en ese mismo suelo observando el cielo nocturno, esperando con ansias una lluvia de estrellas. Fue la primera vez que el omega le dijo que lo amaba. Esos recuerdos le dolían de una manera hermosa, porque no podía imaginar que estuviera mintiendo en lo más mínimo. No sabía por qué era más fácil afrontarlo ahora, sin que su mente intentara poner obstáculos que no existían.

Cuando pensó en regresar adentro, casi como si lo hubiera invocado, vio a JungKook aproximándose. Sin pensarlo dos veces, dio media vuelta y emprendió caminó hacia su habitación, esperando en silencio que no lo siguiera.

—No puedes huir toda la vida —murmuró JungKook a modo de reproche.

—No ahora, Jeon —y ese nombre le dolió escucharlo, el alfa nunca lo llamaba por su apellido, aunque lo merecía, pero no iba a flaquear, no otra vez.

Aunque al parecer, el universo no era tan benevolente con TaeHyung en ese momento, porque después de casi correr la distancia hasta su habitación, el omega también entró detrás de él.

—Tae, no —lo vio negar con lágrimas en los ojos, mientras se apoyaba en la puerta cerrada—. Esto no puede terminar así, no nos hagas esto, por favor.

Se acercó a paso lento, extendiendo una mano para intentar tomar la del castaño, pero este rehuyó el contacto y trató de moverse, pero se lo impidió.

—Te lo suplico, si no quieres hablar, solo escúchame —se arrodilló delante del mayor, intentando hacer que lo mirara—. Lo lamento muchísimo, no tienes idea de lo arrepentido que me siento, pero por favor, mírame.

—Levántate, no hagas eso —intentó darle una mano para que se pusiera de pie, pero este negó.

—No hasta que me mires.

TaeHyung dudó profundamente, pero cuando lo miró, fue como si las barreras que se había impuesto se desmoronaran al instante. Cuánto había extrañado esos grandes ojos expresivos que lo hacen suspirar. Se quedó allí, inmóvil, esperando escuchar lo que tenía que decir.

—Quiero que sepas que nada de lo que te dije fue una mentira, te amo y nada ni nadie va a cambiar eso —hizo una pausa tratando de que su voz dejara de escucharse tan quebrada por culpa de las lágrimas que no paraban de salir de sus ojos—. Quise evitarlo, yo en serio quise. No quería que si te lo decía me miraras justo como lo haces ahora. Sé que no es una excusa, pero no iba a soportar que me rechazaras de esta forma, y joder, el pecho me arde como no tienes idea porque decepcioné a la persona que más amo. Porque esa persona no quiere siquiera verme a la cara y siento que me muero porque me odias...

—No te odio, no vuelvas a decir eso —se vio obligado a interrumpirlo, no quería seguir escuchándolo así. Tomó su mano y lo jaló para que se pusiera de pie. Y teniéndolo así, frente a frente, fue aún más difícil.

—Me niego a que lo nuestro termine aquí, por favor, yo te amo —no pudo evitarlo más y lo atrajo contra sí mismo para abrazarlo, escuchando cómo los sollozos del contrario aumentaban por ello. Apoyó la mejilla en la cabeza del menor, sintiendo cómo las lágrimas resbalaban por su cara—. Te amo —lo volvió a escuchar repetir, esta vez más bajo.

—No tenía pensado dejarte, bebé, solo quería sentirme mejor para no lastimarte —un suspiro tembloroso se escapó de sus labios y prosiguió—. Tu mentira fue un golpe muy duro, y no fue más fácil para mí tenerte lejos o evitarte. Me sigue quemando el pecho hasta ahora, pero no es tan fácil de perdonar. Porque te amo y justo por esa razón es que duele.

—Intenté hablar con él, pero no quiso escucharme —dijo, con un tono más tranquilo—. Pensé que se había rendido, que finalmente te dejaría en paz. Pero cuando sacó esa pistola, sentí como si el mundo se me viniera abajo. Nunca te mentí en todo este tiempo; llegué a olvidar ese maldito plan porque me enamoré de ti. Nada de eso fue una mentira. —se separó un poco del abrazo para mirarlo, sin soltarlo por miedo a que se fuera otra vez—. Esto no es una mentira. —tomó la mano del alfa y la colocó sobre el lado izquierdo de su pecho, justo para que sintiera el latido de su corazón desbocado al estar junto a él.

Y antes de que pudiese pronunciar otra palabra, el alfa capturó sus labios en un beso intenso y casi desesperado. El tiempo parecía detenerse mientras sus bocas se fundían en una danza apasionada. No hubo oportunidad para pensar; el menor se aferró al cuello del otro, acercando sus cuerpos con anhelo. La ausencia había sido un tormento, esos días separados se habían sentido como interminables años. Ahora, en la calidez de su abrazo, se llenaba de una dicha profunda al volver a sentirlo tan cerca, tan suyo.

No quería separarse, no ahora que sentía que todo iba a ir bien nuevamente. Se aferró con todas sus fuerzas, hasta que ambos no pudieron ignorar la falta de oxígeno. Resignado, se apartó lentamente de sus labios, con un suspiro de melancolía.

—¿Eso qué significa? —preguntó, sintiendo que las lágrimas amenazaban con brotar si no obtenía una respuesta inmediata.

—Significa que no quiero volver a tenerte lejos y que no me ocultes más ese tipo de cosas —respondió, frotando su mejilla con la del omega, encontrando una paz reconfortante en ese gesto. La separación había sido demasiado dolorosa; no soportaría estar lejos de él otra vez.

—Fue un error que no volveré a cometer, lo juro —dijo con una pequeña sonrisa iluminando su rostro. Su sonrisa haciéndose aún más brillante cuando sintió los suaves besos recorriendo su mejilla, mandíbula y cuello, hasta que finalmente llegó a la glándula de olor. Allí, inhaló profundamente, dejando que su aroma lo envolviera por completo, llenándolo de una sensación de pertenencia y consuelo.

De esa misma forma ambos volvieron a mirarse con intensidad, el amor siendo el único reflejo en sus miradas. Sin resistirse más, volvieron a hundirse en un beso. Fue un beso lleno de promesas, un beso que selló su amor y les dio la fuerza que necesitaban, porque se tenían. En ese instante, el mundo alrededor dejó de importar. Solo existían ellos, su amor y la certeza de que, a pesar de todo, seguirían adelante, juntos.

Y al final de su odisea, el pirata se convirtió en un navegante de las estrellas, junto a la más hermosa que sus ojos jamás contemplaron en su efímera existencia.

—Libro de leyendas y relatos: "El Pirata y el Corazón del Cielo"

Ya llegamos al final de esta historia🥹 espero desde el fondo de mi corazón que hayan disfrutado leerla, tanto como yo escribiéndola.

Y principalmente a ti, mi vida hermosa, ya que esta historia está dedicada a ti en su totalidad.🥺💗✨ Te amo mucho.💞

Sin más que decir, nos vemos en una próxima aventura. Se les quiere💜✨

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