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01 ⚓️




CAPÍTULO UNO
MENTORES



















Caius despertó gracias al sonido de la radio que su abuela ponía cada mañana.

Era como una alarma que tenía.

Joya de Panem se reproducida. Una melodía que ella siempre usó incluso en los días oscuros.

Joya de Panem,
poderosa ciudad,
resplandeciente desde el albor.

Humildes nos arrodillamos,
ante tu ideal,
y te prometemos nuestro amor.

Joya de Panem,
corazón de la justicia,
coronado tú Marmolejo de sabiduría.

Tú nos das la luz,
tú nos unes de nuevo,
y a ti te encargamos nuestra vida.

Joy de Panem,
reflejo del poder,
fuerza en la paz, escudo en la guerra.

Con tu mano acorazada
protege nuestro Capitolio, nuestra vida,
¡nuestra vida!



Caius se lo sabía de memoria, podía recitarlo con los ojos cerrados si la abuela se lo pidiera, pero él era su Snow menos favorito.

No era un día como cualquier otro, tenían la entrega de sus mentorias. La Academia por primera vez había decidido que los tributos contarán con mentores. Veinticinco de los mejores alumnos del último curso de la Academia eran los elegidos para el trabajo, razón por la que ahora Caius debía preocuparse por verse más guapo que otros días.

Caius había estado postergando ponerse la ropa formal que estuvo guardando durante semanas, para una ocasión especial, y la ocasión era ese día.

No era lo último en moda, ni siquiera algo recién comprado. Sino algo que se viera decente y presentable.

— Buenos días — saludó Caius a su primo al verlo en la cocina.

Coriolanus solo lo miró, volviendo a ignorarlo, absorto en sus propios pensamientos.

Así era la relación de ambos primos. Coriolanus ignoraba a Caius la mayor parte del tiempo, prefería fingir que Caius era un mueble más en la casa.

Coriolanus puso la col en la sopa para el desayuno. No era mucho, pero podía calmar el hambre hasta el almuerzo en la academia.

— ¡Coryo! ¡Lius! — gritó Tigris al llegar a casa.

Coriolanus salió de la cocina corriendo, en el proceso chocó con Tigris a quien casi derriba.

— ¡Lo conseguí! ¡Lo conseguí! Bueno, al menos he conseguido algo para ambos.

Traía en sus manos una vieja funda ora trajes.

Coriolanus abrió la cremallera de la funda y sacó su camisa.

Dejó la funda en una silla, Caius se acercó y encontró una corbata que podía combinar con su traje, pero también estaba su camisa la cual no tenía un mal aspecto como hace una semana.

— ¡Los Snow siempre caen de pie! — dijo Coriolanus mirando a Tigris.

— ¡Los Snow siempre caen de pie! — recordaron Tigris y Caius

— Tienes que contarlo todo, Tig — habló Caius .

— ¿Por donde comenzar?

Comenzó hablando por la lejía. Fábrica le comentó que las cortinas blancas de su dormitorio parecían sucias y al dejarlas en remojo con lejía metió también la camisa. La prenda reaccionó bien, pero por más que la empapaba no eliminaba las manchas, así que las había hervido con un puñado de caléndulas marchitas que había encontrado en el contenedor de basura de la vecina de Fábrica y las mires habían teñido el lino justo para ocultar las manchas. El terciopelo de los puños procedían de una enorme bolsa de terciopelo con cordones en la que guardaban una de las placas, ya inservibles de su abuelo. Las Teselas la había arrancado del interior de un armario del baño de la doncella. Le había pedido al encargado de mantenimiento del edificio que las taladrara unos agujeros a cambio de arreglarle el mono de trabajo.

— ¿Eso cuando sucedió? — cuestionó Caius ante el relato de su hermana.

— ¿Eso ha sudado esta mañana? — le pregunto Coriolanus.

— No, no, ayer. El domingo. esta mañana... ¿Han visto mis patatas? — preguntó Tigris caminando hacia la cocina, donde Coriolanus y Caius le siguieron. — Me quede despierta hasta las tantas sacándoles el almidona. Después fui corriendo a casa de los Dolittle para usar una plancha en concisiones ¡Estas las he reservado para la sopa!

Tigris volcó el revoltijo del darte sobre la col que hervía al fuego y removió.

— ¿Cuánto hace que no duermes, hermana mía? — cuestionó Caius con preocupación, por más que veía el entusiasmo en el rostro de Tigris se preocupaba por ella, no le importaba la camisa en ese momento.

— Bah, estoy bien. Me comí las peladuras de patata. Dicen que ahí están las vitaminas. Además, hoy es la cosecha ¡así que podes decir que estamos de fiesta!

Caius sonrió.

No era día de fiesta en ninguna parte. La cosecha era algo horrible en los distritos, a decir verdad, él odiaba los juegos, eran algo que se implementaron como castigo para aquellos que no tenían el lujo de permanecer en el Capitolio y sino fuera por las aprendían de la Abuelatriz, ellos estarían en un distrito.

— Dejen de preocuparse y dense prisa.

Tigris sirvió la sopa en dos cuencos y dejo sobre la mesa.

Coriolanus miró el reloj y se tragó la sopa de una sin importarle si estaba caliente y le quemaba la lengua, corrió al dormitorio.

Mientras Caius permaneció unos segundos más con su hermana.

— Debes darte prisa, Caius.

— Cuando Coriolanus sea presidente — se burló Caius usando el tono de la abuela. — No importa los juegos o la mentoria, Tigris. Me importa que mi hermana esta bien.

Tigris le dio un apretón en su manos, unas señal para que él no se preocupara por ella. Algo que hacía desde que eran unos niños.

Tigris siempre cuidaba de Coriolanus y de Caius, pero ¿quién cuidaba de ella?

Caius se alejó hacia su habitación colocándose la ropa. El pantalón no estaba en mal estado, y gracias a Tigris la camisa se veía presentable. Cepillo su cabello un poco, pero tampoco demasiado. Algo sutil, y rebelde para la situación.

Cuando salió vio como su hermana le colocaba una rosa del invernadero de su abuela a Coriolanus, una rosa de la cual él jamás sería digno a merecer mismas palabras de su abuela.

— Estoy listo.

Coriolanus salió acompañado de Tigris y Caius, bajando los doce tramos de recargadas escaleras en el edificio donde vivían, cruzando el vestíbulo y salió al Capitolio.

Tenían un largo camino desde ese punto hasta llegar a La Academia. A diferencia de su primo, Caius hacia la mentoria como un proyecto escolar, uno donde podía ganar créditos y puntuación para la universidad, al contrario de su primo quien para el ser mentor era más una obligación.

Todo el dinero de la familia Snow se perdió en la rebelión del distrito trece, gracias a eso, ellos no tenían nada de dinero. Tenían algo que ayudaba por el trabajo de Tigris, pero no lo suficiente como para darse una comida decente.

Coriolanus entró primero en la academia lo normal de todos los días. Aparentar que Caius y él no eran familiares. Solo dos extraños que compartían un apellido.

Caius se detuvo para despedirse de su hermana.

— También luces guapo hoy — lo halago Tigris.

— ¿Más que Coriolanus? — cuestionó Caius poniendo sus manos en la solapa de su traje.

Crecer bajo la sombra de su primo no era algo que le importara estando juntos a la abuela, pero estando junto a su hermana le importaba más su aprobación.

Se habían quedado sin familia gracias a los días oscuros, al igual que su primo Croyo.

— Caius Snow, será el próximo líder de Panem — lo alentó Tigris con una sonrisa.

— Tigris Snow eres la gran sensación entre las mujeres de la alta sociedad con todas desean ser vestidas por ti — siguió Caius la charla con su hermana.

Antes de que Caius se moviera, Tigris le acomodó el nudo de la corbata.

Ambos hermanos se sonrieron, para darse un abrazo. Caius dejó un beso en la frente de su hermana antes de entrar en la Academia.

Saludo a Sejanus a la distancia a quien vio, era un chico que llegó desde los distritos, le parecía agradable y en cierto punto lo consideraba su amigo al contrario de su primo quien lo veía de manera indiferente.

— Hola Sejanus — lo saludó al ver que estaba lejos de los demás. — ¿Preparado?

— En absoluto.

— Dale mis saludos a Ma — recordó Caius a la madre del chico. Una mujer encantadora a decir verdad. La mujer solo mandarle comida en ocasiones. — Muchas gracias por la invitación de ayer, la cena estuvo fantástica, nada mejor antes de un evento como este.

— Ma, le encanta tenerte en casa, dice que eres como un segundo hijo.

Caius sonrió, se despidió de su amigo para seguir el recorrido lejos de su primo. Lo veía charlando con compañeros y profesores, cualquiera que estuviera cerca suyo, todo una apariencia.

Se escuchó una campana y vio que los compañeros se reunían frente al estrado.

Llegó la hora.

Los alumnos se reunieron cerca del Decano.

El decano Highbottom, el hombre a quien se le atribuía la creación de los Juegos del Hambre supervisaba en persona la programación de las mentorias.

— Hola a todos — habló el hombre arrastrando las palabras. — Voy a leer esto — los estudiantes guardaron silencio. — Les leeré un nombre y después a quien le toca ¿Vale? De acuerdo. El chico del distrito 1 es para... — el decano miraba el papel con los ojos entrecerrados. — Mis gafas. — masculló, notó como Coriolanus parecía nervioso. El decano se colocó sus gafas. — Eso es Livia Cardew.

Caius se cruzó de brazos a la espera de escuchar su nombre y el de su primo, sabía que los colocaron juntos, era una especia de castigo.

Todos sabían que los distritos 1 y 2 eran los mejores alimentados y en términos con el Capitolio producían más vencedores, 4 y 11 los distritos de la pesca y agricultura. Coriolanus esperaba que le tocara uno del 1 o del 2.

Caius escuchó como Sejanus Plinth había obtenido al chico del Distrito 2, desde la distancia lo había felicitado a pesar de que sabía que él chico Plinth era quien menos deseaba ser un mentor. Seguía escuchando los distritos y nombres de sus compañeros sin que saliera el suyo o el de su primo y conforme la lista iba pasando sabía que Coriolanus perdía las esperanzas.

— Y por último, pero no por ello menos importante, la chica del Distrito 12 pertenece a Coriolanus y Caius Snow.

Caius miró a su primo quien no tenía una expresión en su rostro, estaba neutral, pero sabe que lo tomo como una ofensa hacia su persona.






















NOTA DE AUTOR:

¿Qué tal? Espero les agrade el fic.

No pude aguantar más y actualicé, sino se parece a la película es por que me base en el libro.

Si eres nuevo o antiguo lector mío, te comento que hago dinámicas de actualización y como este es el primer capítulo.

La meta que tendremos será pequeña para incentivarnos 15 votos y 8 comentarios, no valen emojis, puntos o el famoso "actualiza"

Me despido hasta un nuevo capítulo <3

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