Jungkook la veía como cada día se arreglaba e iba a su trabajo, no hablaba, no lloraba ni se quejaba, Hana no había dicho nada después de haber despedido a su hermano.

—Hana...

Ese después de volver del trabajo ella solo fue a acostarse para tratar de olvidar todo.

—Hana...por favor dime algo.

Pero ella no respondió.

—Se que es doloroso, yo no lo conocía tanto pero lo quise como si lo hiciera, debes seguir adelante por él, vivir y demostrarle que su presencia siempre te hizo fuerte y que su ausencia solo será por un tiempo pues cuando nuestro día llegue lo volveremos a ver...siente lo en tu corazón, ve lo en tus recuerdos pero...llora, grita, haz lo que sientas necesario para desahogar todo tu dolor...vamos cariño.

Fue ahí que la escucho llorar, con el corazón en la mano se acercó a ella abrazando sintiendo como lo envolvía entre sus manos.

Hana temblaba y jadeaba mientras sus lágrimas recorrían su rostro, seguía doliendo le, podrían pasar mil años y su partida siempre se sentiría como si hubiera sido ayer, recordando que lo tuvo por última vez entre sus brazos.

Ella poco a poco en su desgaste emocional cayó rendida ante el cansancio, sus ojos se cerraron llevando la a soñar con un mundo perfecto a su lado.

Jungkook aún permanecía a su lado, llorando en silencio mientras la abrazaba , mientras acariciaba su rostro con delicadeza hasta que al final también se quedó dormido.

A la mañana siguiente ninguno de los dos tenía planes de salir.

Él la veía sentada en la sala con su pijama de pantalones largos , con su cabello desordenado y un trozo de pan entre sus labios.

—¿Cómo estás?

Ella volteó notando su presencia y con una tenue sonrisa le respondió —Mejor...se que debo seguir adelante...debo hacerlo.

—Todo a su tiempo, no fuerces sentirte bien si no lo estás...

—Lo se... gracias Jungkook...por permanecer a mi lado.

—Siempre lo estaré, sin importar que siempre estaré ahí para tí.