Capítulo 4
Taehyung se despertó en un cuarto oscuro, sintiendo un pequeño pitido detrás de sus oídos. Enfrente tenía un computador, siendo la única fuente de luz en el lugar. Se movió un poco sintiendo como su cuerpo renegaba, se había dormido en una mala posición y ahora todo le dolía.
Checó la hora en el reloj de su muñeca dándose cuenta de que era demasiado tarde, tenía que volver a su apartamento, así que algo adormilado palpó su pantalón hasta encontrar su teléfono en un bolsillo y le envió un mensaje rápido a su chófer para que estuviera en la entrada cuando saliera.
Se levantó y caminó hacia la puerta sabiendo que era momento de irse, pero su cuerpo no tenía intención alguna de cooperar y evitaba que siguiera una línea recta. Estaba demasiado cansado, el sueño intentando tomar control de su cuerpo debido a que llevaba demasiado tiempo sin dormir adecuadamente, además de las innumerables sustancias enervantes que había estado consumiendo últimamente, quitándole el control de su cuerpo a su mente.
Salió por el corto pasillo sosteniéndose de la pared para poder seguir avanzando hacia la sala del apartamento de su amigo, llena de gente desconocida para el castaño, algunos bebían, otros hablaban y unos cuantos solo... existían, demasiado idos para captar su alrededor. En sincronía con el rock progresivo que se oía de fondo.
—¡Miren eso! La bella durmiente despertó —dijo Taemin en cuanto lo vio mientras extendía sus brazos de forma teatral, hablándole a un público inexistente ya que nadie más le hacía caso a sus palabras.
Taehyung se enderezó lo más que pudo y siguió caminando para hablar de cerca con el rubio.
—Es tarde, así que... me voy...
Taemin escaneo rápido con la mirada al castaño, se veía mal, despeinado, ojeras bajo los ojos y la ropa arrugada. Comprendía perfectamente lo que afligía a su amigo y sentía impotencia por no poder hacer nada.
Asintió con la cabeza, mientras apuntaba con la mano hacia la puerta de la entrada de su apartamento. Comprendiendo el mensaje, Taehyung se giró caminando hasta pasar la puerta, seguido por un pasillo que daba al ascensor. Caminaba por inercia, ansiando la suavidad de su cama que hace días que no disfrutaba adecuadamente, pero este día sería diferente porque solo quería llegar a dormir.
—Tae —escuchó como Taemin corría hacia él, para después tomarlo del brazo y empujarlo contra la pared, apresándolo con su propio cuerpo— no puedo permitir que te vayas así de fácil ¿Dónde está mi pago?
—Oye en serio me tengo que ir —contestó el castaño tratando de soltarse sin mucho esfuerzo, el rubio era un poco más bajo que él, pero si se lo proponía podía ser muy intimidante.
—No sin antes jugar un poco conmigo —susurró devolviéndolo a la pared con la mano izquierda sobre el pecho de Taehyung que subió lentamente, acariciando su cuerpo. Enganchó los dedos de la otra mano en las bolsas del pantalón del castaño, impidiendo que se moviera, y se acercó a su cuello, acariciándolo con su nariz mientras bajaba la mano izquierda hasta su cadera.
—Divirtámonos un poco como en los viejos tiempos.
Sus manos siguieron delineando el cuerpo del contrario hasta llegar a su trasero, apretando un poco dentro de sus bolsillos para después jalarlo con fuerza haciendo que sus entrepiernas chocaran, provocando un gemido de parte de ambos y despertando a Taehyung en todos los sentidos.
Entonces el castaño lo tomó de la cadera y lo jaló cambiando sus posiciones en un movimiento rápido, estando ahora el más bajo contra la pared, aumentando la cercanía entre ambos miembros. Taemin sonrió con suficiencia al notar como su amigo respondía tan bien a sus caricias, intentando llevar sus dedos debajo de la ropa para seguir tocándole.
—¿Quieres sentirme dentro de ti? —le susurró Taehyung con voz grave, repartiendo besos húmedos sobre su piel, mientras tomaba las manos curiosas de su amigo deteniéndolas con fuerza sobre su cabeza— ¿Que te folle duro? Hacerte gritar mi nombre una y otra vez.
Taemin asintió completamente excitado empezando a mover su cadera buscando liberación y placer, complacido por recibir la atención del castaño. Pero entonces una mano detuvo su movimiento, retirándose un poco mientras el rubio se quejaba.
—Yo también quiero, pero hoy no puedo precioso —explicó viéndolo a los ojos, soltándolo y dio un paso hacia atrás.
Suspirando Taemin lo tomó del rostro y le dió un pequeño beso en la punta de la nariz.
—Ten cuidado —dijo en voz baja, mientras acariciaba su mejilla. Finalmente lo dejó partir.
—¿Esta es tu mejor idea? —medio gritó, medio susurró Mark viendo como Jungkook recorría al pobre chófer que estaba inconsciente, cortesía de su amigo.
No tenía idea de cómo, pero el pelinegro logró que ese hombre moviera el auto unas cuadras más adelante, llevándolo hasta una zona más oscura y privada, dónde lo atacó dejándolo inconsciente. Mark solo viéndolo a la distancia, esperando a que le hiciera una señal para acercarse.
—Es mucho mejor que causar un tiroteo —le contestó con calma, acomodando al hombre sobre la acera, para despues recargarse en la pared viendolo con suficiendo.
—¿Lo estás disfrutando? —preguntó el pelirrojo indignado cuando deslumbró una sonrisa en el rostro de Jungkook—. Claro que sí, no sé ni para qué pregunto.
—Póntela —Mark no alcanzó a reaccionar cuando ya tenía una prenda negra en la cara, que se quitó a toda velocidad, manoteando contra la tela de un saco.
—¡No! ¡Definitivamente no! —le gritó Mark alterado, al tiempo que le aventaba de vuelta la prenda—. ¡No me pienso poner esa cosa, tu hombre, tu ropa!
—Pero Mark, ¿quién va a manejar este lindo Mercedes? —se le acercó el pelinegro señalando el auto de Taehyung.
—¡Tú! Por qué yo no pienso ponerme nada ¿Quién crees que soy? ¡¿Tu chofer?! ¡No pienso manejar ni un solo vehículo más! —caminó dándole la espalda queriendo dejar su punto en claro, aunque pareciera que estaba teniendo una rabieta—. Uno solo comete un error y le delegan detrás de un volante toda su vida.
Jungkook lo abraza por la espalda, imitando la acción que le gusta hacer al pelirrojo.
—Vamos, se un buen hyung que complace a su menor—le suplicó con una voz infantil y propablemente un puchero que estaba evitando ver.
—Jamás me tratas como alguien mayor, no te hagas el inocente, no pienso conducir nada aunque seas mi jefe.
Jungkook estiró una mano sobre su hombro, dejando colgar un llavero justo delante de sus ojos —¿Ni siquiera si es mi moto?
Mark soltó un sonido entrecortado queriendo decirle que no, pero el pelinegro estaba jugando sucio, sabía cuánto le encantaba esa moto, pero pocas veces le dejaba tocarla.
—Está bien —aceptó después de pensarlo por un rato, quitándole la lleve de entre los dedos— ¿Cuál es el plan?
Así fue como Jungkook terminó esperando fuera del edificio a Kim Taehyung, fingiendo ser su chófer. Mientras Mark esperaba en el callejón, sobre su preciosa Harley y con su chaqueta de cuero negra, a que avanzaran para seguirlos.
Al llegar al lobby, Taehyung vio su auto esperando por él fuera del edificio y sin dudar ni un segundo corrió apresurado para subirse e ir a casa. Una vez dentro, el auto empezó a avanzar sin tener que dar indicación alguna, así que agotado se recostó sobre lo largo del asiento de piel, enfocándose en las vibraciones bajo su espalda.
Después de un momento de absoluto silencio, se quitó los zapatos retorciéndose un poco y subió sus pies sobre el asiento, logrando una posición más cómoda viendo al techo. Entonces suspirando pensó en lo que ocurrió en el pasillo con Taemin sin comprenderlo del todo, ellos eran amigos desde hace tiempo y han hecho de todo juntos, pero ahora no era un buen momento y el rubio lo sabía. Además... ¿Pagar? ¿Desde cuándo le debía algo?
Aun así, no pudo evitar recordar cómo se movía mientras rozaba su miembro, ese hombre sabía muy bien lo que hacía con su cuerpo, además de conocer a la perfección sus debilidades, haciendo que recordara esos tiempos en los que solían pasar mucho tiempo juntos, en la cama.
Bajando un poco la mirada, Taehyung pudo ver cómo una tienda de campaña seguía levantada sobre su pantalón. Talló su rostro con su mano un poco exasperado, ¿qué debía hacer? ¿esperar a que se baje? pero no lo veía muy fácil con el recuerdo tan fresco de su amigo, además empezaba a doler. Volteó a ver un momento a su chófer ¿debería...? Está oscuro, podría no hacer ruido y después de todo Steve lo había visto en situaciones aún más comprometedoras.
Aun observando esa ridícula gorra parte del uniforme de su chófer, llevó una mano hasta su entrepierna, amasando su dura erección sobre la ropa. Entonces cerró los ojos, permitiéndose recordar su momento en el pasillo, mientras baja la bragueta de su pantalón intentando hacer el menor ruido posible.
Pero se detuvo al sentir un objeto extraño contra su brazo, había una tarjeta de presentación sobre el asiento donde estaba acostado. Se enderezó y después de acomodarse bien los pantalones se acercó a la ventana para ver mejor con ayuda de la luz nocturna de la ciudad.
—Que hijo de puta —dijo para después empezar a reír mientras veía con detenimiento la tarjeta. Taemin se la había jugado y él cayó redondo en sus encantos. Ese pedazo de papel era la razón de su momento en el pasillo. Era color crema y de una textura rugosa, muy formal, en el centro tenía unas letras negras y estilizadas que decían "Annyeong" con una secuencia de números de bajo, acompañados de letras sin aparente orden o significado.
—Steve ¿Tienes un encendedor? —su chofer sin decir palabra alguna le pasó uno.
Entonces bajó la ventanilla, dejando entrar el aire fresco de la noche. Jugó un poco con la tarjeta entre sus dedos, prendió el encendedor y lo acercó hasta el pequeño pedazo de papel que inmediatamente se empezó a consumir por el fuego, solo dejando cenizas tras de sí. Al sentir que las llamas llegaban a sus dedos soltó el pequeño trozo, volando lejos fuera del auto.
Se quedó viendo como pasaban los coches a su lado, avanzando por esa concurrida ciudad, viendo las luces que iluminaban la oscuridad, dejándose llevar por sus pensamientos y la melancolía.
Después de un rato, el auto se detuvo en un semáforo devolviéndo un poco a la realidad. Vio cómo una camioneta negra se les emparejó, seguido de una moto que justo se detuvo fuera de su ventana. Volviendo a avanzar, notó que la moto seguía en el mismo lugar, moviéndose a la par, por lo que cerró la ventana y se alejó un poco analizando su alrededor.
Se regañó internamente por bajar tanto la guardia, mientras veía con detenimiento el encendedor que seguía en sus manos, no era el de plástico que tenía siempre en el auto, era de metal con grabados al relieve.
El auto dio vuelta hacia una dirección que él no conocía, por fuera la camioneta y la motocicleta seguían ahí. ¿Desde hace cuánto que los están siguiendo? y sobre todo ¿por qué Steve no le había avisado?, es más, Steve no ha dicho palabra alguna, siendo poco usual un silencio prolongado de su parte.
—Jamás te había visto algo tan bonito —comentó Taehyung, pero su chofer siguió en silencio. Revisó su celular que había caído en el asiento, estaba totalmente muerto sin batería alguna.
—Es curioso Steve porque tú no fumas —siguió hablando mientras se recorría en el asiento, acercándose a su chofer por detrás—. Dime ¿te hice algo para que me hagas la ley del hielo?
Observó que las puertas estaban cerradas, no podría salir tan fácil del auto. En un movimiento rápido se asomó entre los asientos y le quitó la gorra a su chófer. Ese no era Steve. Entonces pasó un brazo sobre el cuello del desconocido jalandolo hacia el respaldo intentando inmovilizarlo.
—¿Quién eres? ¿Dónde está Steve? —gritó mientras forcejeaba con el hombre al volante que intentaba liberarse, mientras el auto seguía en movimiento.
Lo único que veía era el cabello negro de su posible secuestrador mientras se seguía moviendo en el asiento buscando respirar. Taehyung tenía dificultades para mantenerlo en su sitio: "¿Quién es éste? ¿Por qué no se queda quieto de una vez y frena?"
El pelinegro lo jaló de uno de sus dedos logrando aflojar el agarre debido a la posición, hasta que lo soltó al tiempo que frenaba y giraba el volante en un movimiento rápido.
Taehyung solo pudo percibir con el rabillo del ojo como la camioneta negra de antes intentaba cerrarles el paso mientras él se golpeaba contra el asiento del conductor y después contra la puerta debido al rápido cambio de dirección. Entonces el auto volvió a acelerar esquivando los autos del camino con habilidad, y dejando detrás la SUV que insistía en seguirlos.
Taehyung sin darse por vencido volvió a intentar golpear al conductor, pero se vio completamente sorprendido por esto, cuando lo jalo del brazo provocando que todo su cuerpo se inclinara hacia delante entre los sillones.
—¿Puedes estar quieto por un momento? —gritó demandante, dejando aturdido a Taehyung mientras el pelinegro volvía a poner su mano sobre la palanca de velocidades para dar vuelta entrando por una calle angosta y poco iluminada.
—Solo para que quede claro ¿esto es un secuestro?
—¿Qué? ¡No! —el pelinegro volteó a verlo con el entrecejo fruncido, permitiéndole ver bien su rostro. Tenía los ojos aún más negros que su cabello, parecía de piel clara, era joven y con ese gesto se veía un tanto infantil. Era guapo, terriblemente guapo.
—Entonces ¿qué estás haciendo? —volvió a preguntar mientras se pasaba al asiento de enfrente, acomodándose justo a tiempo cuando el auto volvió a dar un giro. Apareció otra camioneta igual a la anterior en frente de ellos que intentó cortarles el paso, pero enseguida la esquivaron.
—Intento salvarte el pellejo.
—Ummm... no te creo, creo que- —interrumpió un golpe en el cristal de atrás justo donde antes se encontraba. Volteando a ver con sorpresa cómo se cuarteó el cristal, seguido de más golpes que lograron atravesar el blindaje del auto, e hicieron gritar a Taehyung mientras el desconocido lo tomó del cuello para esconderlo sobre sus piernas. Les estaban disparando.
Siguió refugiado en ese lugar un tanto aturdido, podía oír los disparos como un ruido lejano e indescriptible, sentía como ese hombre se movía mientras manejaba y los movimientos del carro. Todo iba a gran velocidad a su alrededor pero no lograba captarlo con sus sentidos como debería.
Sintió cómo cambiaba la superficie por la que avanzaba el auto, volviéndose todo completamente oscuro y de repente daban muchas vueltas alrededor de algo. Ya no se oían los disparos, entonces se detuvieron.
—Baja —escuchó que el pelinegro decía al mismo tiempo que tocaba su hombro, se enderezó viéndolo sin estar seguro de comprender lo que dijo y escuchó el seguro de la puerta al ser desbloqueado—. Vamos.
Taehyung abrió la puerta obedeciendo lo que le pedía y salió del auto cuando una moto llegó hasta donde ellos se encontraban. Se detuvo delante de él y sin apagar el motor de la Harley se bajó y quitó el casco, dejando a la vista una melena pelirroja.
— ¡Te odio! ¿Sabes? ¡TE ODIO! —fue lo primero que dijo el pelirrojo caminando hacia su dirección.
—No es cierto —le contestó el pelinegro yendo a su encuentro.
—¡Claro que sí! —el pelirrojo golpeó el pecho del contrario, entonces siguió caminando hasta el auto.
—¡Hey! Mi chaqueta.
—¡Qué te jodan! —se subió al auto mientras le mostraba el dedo medio, sin devolverle su chamarra de cuero negra.
El pelinegro se subió a la moto y volteó a ver a Taehyung que seguía parado en medio del estacionamiento sin saber qué hacer.
—Sube —le dijo a lo que Taehyung obedeció de inmediato acomodándose detrás del pelinegro—. Agarrate fuerte.
Entonces arrancó dándole apenas unos segundos para reaccionar y tomarlo de la cintura evitando caer por la velocidad. Vio cómo su auto también avanzaba saliendo en una dirección contraria a la suya.
Y mientras avanzaban por la ciudad ahora sin nadie siguiéndoles se permitió volver a respirar con tranquilidad, afirmando el agarre en la cintura de ese desconocido y disfrutando el rico aroma que desprendía su piel. No sabía por qué, pero se sentía a salvo de una forma que creía haber olvidado, dejándose llevar por esa extraña paz cerró los ojos, olvidando todo y a todos.
안녕 Annyeong: Es una palabra en coreano, se usa para decir "hola", pero también puede ser "adiós", de forma informal. También significa "bienestar" o "paz".
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