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12: day trip

━━━━ CAPÍTULO 12: la excursión

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THALÍA EMPEZÓ A ABRIR sus ojos con pesadez al sentir los rayos del sol en su cara. Fue abriéndolos poco a poco, acostumbrándose a la luz, antes de ver como su exnovio estaba sentado de espaldas a ella, mirando fijamente al terrestre.

La verdad es que Bellamy llevaba allí bastante tiempo. Había subido hace un rato para comprobar el estado de la rubia. La veía tan relajada, tan tranquila y tan inocente que la culpa lo invadió demasiado rápido. Pero no estaba arrepentido por haber torturado al terrestre, al menos no completamente, sino que estaba arrepentido de que por sus acciones Lía hubiese salido lastimada.

La chica se desperezó y se levantó del suelo para luego acercarse a un cubo de agua y seguir limpiando la sangre que se había secado en la cara de Lincoln. Todo bajo la atenta mirada de el pelinegro.

—¿Estás bien? —le preguntó el chico a la abogada, pero ella lo ignoró— Lo siento, Lía. No pretendía que salieses lastimada. —volvió a decir, pero la chica seguía sin dirigirle una mirada— ¿Vas a seguir ignorándome?

"¡Por supuesto que voy a seguir ignorándote!"

Quiso gritarle eso y más, pero su orgullo era demasiado grande como para tan solo mirarle a la cara, por lo que siguió limpiando las heridas del terrestre.

—¿Ya has hablado con el Arca? —le preguntó el pelinegro a Miller al verlo entrar por la trampilla.

—Se lo he contado a la madre de Diggs, al padre de John, luego hablaré con los padres de Roma.

—Gracias por hacerlo. Te debo una.

—Contarle a esos padres que los terrestres mataron a sus hijos... Preferiría que hiciéramos justicia.

—No vamos a matarle. —habló Lía por primera vez.

Nathan chistó, inconforme con esa respuesta, pero no añadió nada mas al respecto. Se acercó a uno de los lados del terrestre y agarró un puñado de barro.

—Dabas mucho más miedo con la cara pintada. —y tras decir eso, restregó el barro por la cara de Lincoln.

Thalía negó con pesadez, no recordaba que todos estos chicos tuvieran un comportamiento tan infantil. El moreno, como una pequeña venganza, movió su cabeza para darle un golpe al adolescente.

La rubia no pudo evitar reír —El karma es una perra... —murmuró antes de bajar.

Vio a Clarke hablando con el canciller, por lo que se apartó y espero a que la rubia acabara. No quería hablar con el canciller, no estaba preparada para enfrentarse a las consecuencias.

Cuando la chica termino de hablar, se acercó a ella con una pequeña sonrisa.

—Hay un depósito de ayuda de emergencia cerca que aquí y me gustaría que fueses tú. Yo prefiero quedarme aquí para controlar a Finn. —la abogada asintió— Pero tienes que ir con Bellamy.

—Clarke, se cuidarme sola.

—Por favor, es solo por precaución. —suplicó la chica.

—De acuerdo, díselo. Yo iré a preparar mi mochila. —Clarke asintió.

Thalía salió del transbordador y fue hacia su tienda. Agarró una pequeña mochila y metió su arma y algunas provisiones. Salió de la tienda y se encontró con Octavia en un lado, por lo que decidió acercarse a ella.

—Octavia, tengo que hablar contigo. —la pelinegra frunció el ceño y asintió— Voy a salir a buscar un depósito con tu hermano y me gustaría que ayudases a escapar al terrestre.

—Pero, ¿cómo hago eso? —preguntó confundida— Miller no se moverá de allí y jamas me dejará acercarme.

—Ya se te ocurrirá algo. —le dio un pequeño abrazo y dejó un beso en su frente— Nos vemos luego.

Se alejó de ella y se acercó a su exnovio, quien estaba llenando una mochila con provisiones. Lo que la confundió fue verlo llenar la mochila con provisiones para más de un día.

—Eso son muchas raciones. —comentó al llegar a su lado— Vamos a volver hoy mismo.

—Puede pasar de todo en un día.

Eso fue lo último que dijo antes de que ambos se pusieran a caminar. El silencio que había entre ellos era tenso e incómodo. Durante todo el camino, Lía podía sentir la mirada de su exnovio en ella, cosa que le ponía de los nervios. Sabía que no había sido buena idea venir con él.

La rubia se cansó de la penetrante mirada del pecoso, por lo que decidió romper el silencio —Verás, la primera nave está a punto de llegar. No vas a pasarte la vida evitando a Jaha.

—Lo intentaré.

—El depósito tendría que está por aquí —dijo al ver una ciudad echa cenizas—, en alguna parte.

—Tiene que haber una puerta. —le dijo el pelinegro.

—Quizás será indulgente. —trató de convencerle.

—Le disparé, Lía. No lo va a perdonar así por así. Separémonos para cubrir más terreno, pero sin alejarnos demasiado. —dijo antes de comenzar a caminar hacia otro lado.

La chica suspiró antes su terquedad y se puso a buscar alguna puerta, pero siempre tendiendo la sensación de que alguien la observaba desde las sombras.

—Bellamy —lo llamó al encontrar una puerta—, ven aquí. He encontrado una puerta. Creo que está oxidada.

—Ya, quita el pie. —le dijo para luego darle unos cuantos golpes con su hacha— Vale, échame una mano.

Entre los dos tiraron de la puerta hasta que consiguieron abrirla. Vieron unas escaleras y vieron como el techo estaba cubierto de telas de arañas. Bellamy dejó que su exnovia bajase primero para luego bajar él. Encendieron sus linternas y observaron un poco aquel depósito.

—¿En serio crees que no se ha tocado desde la guerra? —le preguntó el chico.

—Déjame soñar... —murmuró.

Avanzaron un poco más hasta que se encontraron un esqueleto en avanzado estado de descomposición.

—Que mierda de sitio para morir. —le dijo el Blake.

—Aquí hay mucho espacio para vivir. Este sitio es asqueroso. —comentó viéndolo— Maldita sea.

—Todo lo que quedaba se echó a perder.

—Lo distribuirían todo antes de los últimos bombardeos, supongo.

Thalía se acercó a una caja y la abrió, encontrándose con varias mantas. Por lo menos no morirán de hipotermia.

—Eh, aquí hay mantas.

—¿Te emocionas por un par de mantas? —le preguntó Bellamy de mala gana.

—Algo es algo.

—¿Y no hay una cantimplora o un botiquín? ¿Una mísera tienda de campaña? —volvió a preguntar cabreado para luego darle un golpe a un barril.

Lía lo miró con confusión —Tranquilo, fiera.

Su exnovio ignoró su comentario y le dio una patada al mismo barril de antes, haciendo que cayese el contenido que había dentro.

—Madre mía...

—¿Qué? —preguntó la rubia acercándose al chico. El pecoso le enseñó todos los rifles que habían caído, haciendo que sus ojos se abriesen con asombro.

El pelinegro agarró una lona roja y pintó una x de color negro en el centro mientras Lía comía unas nueces que había cogido antes de salir.

—Esto lo cambia todo. Se acabó huir corriendo detrás de las lanzas. ¿Lista para ser una tía dura, preciosa?

—No me opongo a llevar las armas al campamento, sé que las necesitamos, pero no me hace ninguna gracia. —dijo su exnovia.

—Suerte que los rifles estaban metidos en grasa. Si han aguantado, significa que ya no somos una presa fácil. —le comentó Bellamy— Tienes que aprender a adaptarte.

Lía asintió y agarró uno de los rifles. Se puso en posición, a unos pocos metros de la lona.

—¿Basta con que lo sujete con el hombro?

—Sí —dijo el chico antes de acercarse a ella para colocarla bien—, un poco más alto.

La rubia se tensó ante el tacto del pelinegro. Hacía mucho tiempo que la abogada no sentía esa tensión sexual que había entre ellos cuando estaban en el Arca.

El Blake balbuceó algo incómodo y agarró otro rifle —Mira y aprende.

Se puso en posición mientras la chica se apartaba y comía otra nuez. El pecoso apuntó y apretó el gatillo, pero no salió nada, causando que Lía esbozase una divertida sonrisa.

—Sigo mirando... —le dijo burlona.

—Las balas están defectuosas. —se excusó— Prueba tú.

La mayor de los Murphy volvió a colocarse en posición y apuntó al centro de la x. Apretó el gatillo y la bala salió disparada, dando unos pocos centímetros más lejos de la x. Thalía abrió la boca impresionada y se giró para mirar a su exnovio, quien la miraba con una sonrisa.

—Vaya, ha sido increíble. ¿Es malo que sienta eso?

—Prueba otra vez.

—No, no debemos malgastar munición. —se negó.

—Tienes que practicar.

—Tenemos que hablar de cómo vamos a tratar el tema de las armas —corrigió—, donde vamos a guardarlas, quien tendrá acceso. —le dijo mientras Bellamy disparaba— Has dejado a Miller custodiando al terrestre. Confías en él.

—Mejor tenerlo cerca, los demás lo escuchan. —dijo sin mirarla.

—¿Mejor tenerlo cerca? —preguntó incrédula— Bellamy, ¿qué está pasando? Has estado raro todo el día. Has cogido muchas raciones... —miró la bolsa de raciones y ahí fue cuando ató cabos— Vas a huir. Por eso querías venir conmigo, querías coger víveres y desaparecer.

—No tengo elección. El Arca llegará pronto.

—¿Y vas a dejar a Octavia? ¿Vas a dejarme a mí? —le preguntó con decepción.

—Octavia y tú me odiáis, estaréis bien.

—Tú no sabes si-

—Disparé al canciller. —la interrumpió— Van a matarme, Thalía. En el mejor de los casos me encerrarán con el terrestre el resto de mi vida y no me da la gana darle esa satisfacción a Jaha. Sigue entrenando, necesito aire fresco. —dijo antes de volver a subir fuera.

La rubia soltó un grito de frustración. No quería que Bellamy se fuera. Ella también tenía que lidiar con sus problemas con Jaha y no por eso iba a huir como una cobarde. Escuchó pasos detrás de ella, pero no se molestó en girarse.

—¿Has decidido que ya habías hecho bastante el imbécil? —preguntó, pero no recibió respuesta.

Y antes de que pudiese girarse, sintió un golpe en su nuca, haciendo que comenzase a ver todo borroso antes de quedar inconsciente.

Abrió los ojos minutos después, viendo como ya no estaba en el deposito, sino que estaba en su antigua habitación del Arca. Sintió la pesada mirada de alguien sobre ella. Aclaró un poco su vista antes de abrir su boca con asombro al ver quien estaba allí.

—¿Mamá...?

—No me llames así, desgracia humana. —escupió con despreció— No se como es que sigues viva si lo único que haces es joderle la vida a las personas.

—Mamá... —murmuró con lágrimas en los ojos.

—Tendría que haber ignorado a tu padre cuando me dijo que no te abortara. —continuó ignorándola— Doy gracias a Dios de que tú exnovio ese tan idiota que tenías se haya desecho de tu hermano. ¡Por vuestra culpa murió vuestro padre, el amor de mi vida! Sois unas desgracias. —Lía negó con la cabeza mientras se apoyaba en una de las paredes. Se puso las manos en sus oídos, tratando de hacer que su madre desapareciese— Pero no te preocupes, pronto te podrás reunir con él, porque con lo inútil y patética que eres, lo más probable es que acabes muerta.

—¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! —gritó, sintiendo como las lágrimas empapaban sus mejillas— Cállate...

Mientras tanto fuera, Bellamy caminaba por el bosque. No sabía que haber. Las palabras de su exnovia resonaban en su mente y parte de él le decía que debía quedarse, pero la otra parte se negaba a volver, no sabiendo las consecuencias que eso podría tener.

—Bellamy Blake... —escuchó a un lado suyo, por lo que giró la cabeza para ver al canciller Jaha con sus manos en su estómago mientras la sangre salía.

—¿Cómo has llegado aquí si estás en el Arca? —preguntó, sin ser consciente de que no estaba en sus cinco sentidos.

—Me disparaste en el Arca, pero te he estado esperando.

—Hice lo que debía...

—...Para proteger a Octavia. —completó el canciller.

—Eso es.

—Patético. —escupió el hombre acercándose— ¿Usas a tu hermana para justificar tus crímenes? ¿Tú crueldad, tú egoísmo?

—Si vas a matarme, hazlo ya.

—¿Por qué iba a matarte? —preguntó— Ha diferencia de otro, sobreviví a tu tradición.

—¿De qué estás hablando?

—De las trescientas veintisiete almas que se sacrificaron en el Arca para que otros vivieran. Sabías que acabaría sucediendo. —le recriminó.

—La radio... —murmuró el pelinegro— No sabía lo que pasaría.

—No soy yo quien te debería perdonar. Son ellos. —dijo mirando hacia otro lado.

El pecoso giró su vista, viendo como comenzaban a aparecer más personas.

—Asesino... —le decían— Asesino... Asesino... Asesino... Asesino... —repetían una y otra vez.

—¡Parad! —gritó echándose a correr, tratando de escapar de todas esas voces que lo hacían sentir más culpable.

El chico corría y corría, pero seguía sin ser capaz de escapar de la voces y todas esas personas. Todos seguían repitiendo la misma palabra: "asesino".

—Por favor, matadme. —le suplicó al canciller— ¡Matadme! —el Blake sacó su arma de su bolsillo— Me lo merezco, por favor. —pero lo único que recibió fue un golpe en la mejilla por parte de Jaha— Ya no puedo luchar más.

—La vida es una lucha. —dijo el hombre antes de darle una patada en el estómago.

—¿Qué se supone que tengo que hacer?

—Vivir. Respirar. Sufrir. —respondió— ¡Se lo debes! Si quieres la paz de la muerte, vas a tener que ganártela. —volvió a darle otra patada— ¡Qué luches! —le pegó un puñetazo— ¿Crees que mereces liberarte de tu dolor? ¿Te mereces ese regalo? Porque vas a tenerlo. —y volvió a darle otro puñetazo. Estuvo a punto de seguir si no hubiese sido por una suave y angelical voz que lo detuvo.

—Ya basta, Thelonious... No se merece todo eso.

Todas las personas, incluido el canciller, desaparecieron, dando paso a una hermosa Thalía, la cual iba vestida con un precioso vestido blanco.

—Lía... —murmuró antes de acercarse corriendo a ella para abrazarla— Soy un monstruo... Soy una persona horrible...

—No lo eres, amor. Eres Bellamy Blake, el hombre que consiguió enamorarme. —le dijo con una sonrisa.

El chico se separó de ella y agarró su cara delicadamente para luego besarla con necesidad y amor. Pero no sintió nada. No sentía que estuviese siendo real.

Sintió un golpe en su estómago que lo hizo caer al suelo para luego ver a Dax apuntándole con un arma, pero no había ni rastro de la rubia.

Y ahí fue cuando cayó en la cuenta de que todo había sido una ilusión.

—No es personal. —dijo el chico antes de apretar el gatillo, pero no salió ninguna bala.

El Blake aprovechó que estaba recargando para agarrar su pistola, pero cuando apuntó a Dax, el arma desapareció, ya que también había sido una ilusión.

Dax estuvo a punto de disparar si no hubiese sido una tercera voz que lo interrumpió —Bájala, Dax. —dijo Lía apuntándole con uno de los rifles.

—Deberíais haberos quedado, Thalía. He intentado no mataros y Shumway dijo que nada de testigos.

—¿De qué estás hablando? —le preguntó a su exnovio.

—Era una trampa de Shumway. Me dio el arma para disparar al canciller.

—Márchate y no te mataré. —le dijo Dax a la rubia.

—Baja el arma. —repitió.

—Tú decides.

La abogada apretó el gatillo, pero no salió ninguna bala, por lo que lo pudo hacer otra cosa que retroceder asustada, tratando de que Dax no le diese.

Bellamy se levantó y derribó a Dax, comenzando una pelea entre los dos. Thalía, al ver que el pelinegro estaba perdiendo, trató de acercarse, pero lo único que consiguió fue que Dax le pegase un puñetazo. El pecoso agarró una bala que había en el suelo y se la clavó en el cuello al otro chico, provocando que empezase a desangrarse.

Lía se apoyó contra el tronco de un árbol y Bellamy se levantó e imitó su acción, sentándose a su lado.

—¿Estás bien? —le preguntó la chica.

—No, no lo estoy. —negó con la voz quebrada— Mi madre, si supiera lo que he hecho, quien soy... Me educó para algo mejor, para ser bueno...

—Bellamy...

—Solo he hecho daño a la gente. Soy un monstruo. —dijo, soltando algunas lágrimas.

—Oye, hoy me has salvado la vida. Y serás un capullo casi siempre, pero te necesito. Todos te necesitamos. Ninguno hubiéramos sobrevivido aquí si no fuera por ti. ¿Quieres el perdón? Bien, de acuerdo, yo te perdono, ¿vale? Pero no puedes huir, Bellamy. Tienes que volver conmigo, tienes que afrontarlo.

—¿Cómo tú? —le preguntó un poco más calmado.

—Tienes razón, no quiero afrontar lo de el canciller, no quiero afrontar nada de eso. Solo pienso en cómo mantener a todos con vida. Pero no tenemos elección.

—Jaha me matará en cuanto baje.

—Ya se nos ocurrirá algo. —aseguró.

—¿Podemos pensarlo más tarde?

—Cuando estes listo. —contestó la chica apoyando su cabeza en el hombro del pecoso.


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Ya caminaban de vuelta al campamento. Bellamy llevaba en una mano la bolsa con los rifles mientras que la otra estaba entrelazada a la de Thalía.

Al llegar a la entrada, escucharon gritos alarmados de todos los adolescentes, lo que les hizo fruncir el ceño.

—¡No está! ¡El terrestre se ha ido!

—¿Y si vuelve con más terrestres?

—Nos matarán a todos.

—O algo peor...

—Que vengan los terrestres. —dijo el pelinegro llamando la atención del resto— Ya hace demasiado tiempo que los tememos. ¿Por qué? ¿Por qué llevan lanzas y cuchillos? Pues no se vosotros, pero estoy cansado del miedo. —enseñó los rifles.

—Esto son armas, no juguetes. —continuó la rubia— Y estaremos preparados para dárselos a la guardia cuando lleguen las naves. Pero hasta entonces, nos mantendrán a salvo.

—Y hay muchos más como estos. Mañana empezaremos a practicar. Si vienen los terrestres, estaremos preparados. —todos empezaron a sonreír.

Thalía se alejó de Bellamy y se acercó a Clarke —Necesito hablar con el canciller.

—¿Estás segura? —asintió— De acuerdo, sígueme.

Entraron al transbordador y Clarke se puso a prepara todo. Lía había decidido hablar con el canciller por una simple razón, si Bellamy iba a afrontarlo, ella también. La rubia le hizo una seña, indicándole que ya estaba todo listo.

La abogada suspiró y se sentó en la silla, justo frente a la pantalla. Pudo divisar que el canciller no estaba solo, sino que estaba con todo el consejo, y eso solo significaba una cosa.

—Letrada Murphy. —la saludó el hombre.

—Canciller Jaha.

—Bien, ahora que se ha decidido a hablar con nosotros, es hora de decidir cuál es su condena por traición según las leyes del Arca. Thalía Murphy, queda usted relevada de su puesto en el consejo y suspendida temporalmente como abogada. No será condenada a pena de muerte, ya que hemos sido informados de que ha resultado de gran ayuda para esos chicos. —la chica suspiró— ¿Tiene usted algo que decir?

Thalía se relamió los labios y ladeó la cabeza, pensando bien en sus siguientes palabras.

—Sí, tengo algo que decir. —el canciller asintió— Que te jodan, Jaha.

Y, tras decir eso, se levantó de la silla con una sonrisa victoriosa. No le hacía ninguna gracia el echo de que había perdido su puesto en el consejo y de que estaba suspendida temporalmente, pero por lo menos había podido decirle al canciller lo que tantos años llevaba esperando decirle.

Entró en su tienda y vio a Octavia tumbada en la improvisada cama, por lo que, siendo lo más sigilosa posible, se tumbó a su lado.

—Bien hecho, Tavia. —la alagó, haciendo que ella sonría.

Ahora les tocaba enfrentarse a otros problemas.

¡Buenas, bueeeeenaaasss!

Espero que os haya gustado este capítulo. Ya tengo pensado lo que le va a suceder a Thalía en los próximos capítulos, así que estad atentos.

Nos vemos pronto y cuidaros mucho.

Lindo día/ tarde/ noche <3

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