09: remember me
━━━ CAPÍTULO 09: recuérdame
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LAS MANOS DE THALÍA temblaban a medida que se limpiaba la ya casi reseca sangre de Finn. Tenía que dejar de lado sus sentimientos y salir hay fuera para empezar a actuar como Ripaheda.
Suspiró con pesadez y salió de su tienda, viendo a varios de los Skaikru bajar del Campamento Jaha hacia el campamento de los terrestres.
Su mirada se encontró con la de aquel que la trató como si fuese su propia hija mientras vivían en el Arca. Marcus Kane sonrió viendo a la rubia y, sin importarle los recientes sucesos y que cualquier terrestre podría matarle, se acercó a la chica, dudando en si abrazarla o no.
La ex abogada vio la duda en el hombre y se acercó a él, siendo ella quien lo abrazó. A pesar de que ahora quería mantener el mínimo contacto con los Skaikru, no significaba que pasaría de ellos como si no existieran. Además, los había echado de menos.
—Me alegra verte bien, Lía. —murmuró Kane cuando se separaron— Veo que has cambiado de aires.
—Y que lo digas... —dijo ella soltando una pequeña risa.
—Quiero que sepas que siempre tendrás las puertas abiertas por si algún día quieres volver a casa.
Lía negó con algo de pesar —No voy a volver a casa. Ese sitio jamás ha sido mi casa...
Kane asintió comprensivo. Sabía que el Arca y todos los que habitaban en ella no era lo que la chica realmente necesitaba. Sí, tenía a su hermano y a su mejor amiga, pero uno de ellos estaba encerrado en la Caja del Cielo y la otra estaba constantemente trabajando, al igual que la rubia.
Sabía que jamás había sentido el Arca como su hogar.
—¡Lía!
El grito de alguien los sacó de su ensimismamiento. La nombrada miró por encima del hombre del hombre y su boca formó la más grande de sus sonrisas.
—John... —murmuró ella, acercándose a su hermano a paso rápido.
Ambos quedaron frente al otro, sin saber muy bien que decir o hacer. El chico la vio de arriba abajo, soltando una pequeña risa.
—Joder, ¿quién diría que pasarías de abogada a asesina? —su hermana rio y se acercó a él para estrecharle entre sus brazos.
—Me alegra saber que estás vivo. —se separó con una pequeña sonrisa— Eres una puñetera cucaracha.
—Aprendí de la mejor. —respondió él sonriendo de igual forma.
John repasaba con la mirada a su hermana, sin creerse que estuviese viva, y menos que se hubiese convertido en lo que era. Llevaba puesto un corsé de cuero negro acompañado de un cinturón del mismo material. También llevaba unas hombreras negras, una muñequera y unos guantes del mismo color. Sus manos y su cara estaban manchadas de sangre reseca por las recientes muertes cometidas por ella misma.
El chico en parte no quería creerse que su hermana se había convertido en aquello que su madre tanto proclamaban que eran: unos asesinos. Pero veía a Lía más segura de sí misma, más fuerte, más independiente. La veía libre. Y si para eso tenía que aceptar que la rubia ahora se defendía y vengaba con la muerte, lo haría. Por ella.
Era su turno de apoyarla al igual que ella le había apoyado a él.
Thalía escuchaba unos sollozos detrás suya, y sabía perfectamente de quien se trataba. Se negaba a enfrentar la realidad. Sabía que Raven jamás la perdonaría por lo que había hecho, pero en algún momento tendrían que acabar mirándose a los ojos.
La rubia se acercó con cautela a la que solía llamar mejor amiga. La mecánica, por su parte, escuchaba los pasos de alguien acercarse a ella y sabía quien era. Pero no quería ni mirarla a los ojos, porque sabía que, aunque estuviese extremadamente enfadada con Lía, acabaría cediendo ante ella y buscaría refugio en sus brazos. Tal y como lo había hecho años atrás cuando condenaron a muerte a su exnovio.
—Lárgate. —dijo Raven apretando los dientes.
—Raven, lo siento. —la morena sintió sus ojos aguarse al escuchar las voz de su mejor amiga. Las lágrimas ya se habían acumulado en sus ojos, pero trataba retenerlas con todas sus fuerzas.
—¡He dicho que te largues! —le gritó levantándose y mirándola por primera vez en mucho tiempo a los ojos.
Kenneth y Lynette, al ver la furia en los ojos de la Skaikru, sacaron sus espadas y se acercaron a ambas chicas, dispuestos a atacar a quien sea con tal de proteger a su líder y amiga.
Ripaheda se giró hacia ellos y levantó la mano en señal de que todo estaba bajo control. Ambos guerreros se alejaron un poco, pero sin bajar la guardia. No iban a permitir ningún tipo de acción que atentara contra la vida de la rubia.
—Sé lo duro que es esto para ti... Pero quiero que entiendas que no tenía otra opción. —la chica la vio con incredulidad— Lo creas o no, traté de evitar que esto sucediera, pero no pude hacer nada.
—Cógelo por ahí. —la voz de un terrestre detrás de ellas las distrajo de su conversación.
Raven, al ver que se llevaban el cadáver de Finn, se giró histérica —¿Qué estáis haciendo? ¿Qué estáis haciendo?
—Tienen que llevárselo. —le dijo Thalía agarrándole suavemente del brazo para evitar una desgracia.
—Y una mierda se lo llevan, ¡suéltame! —la mecánica se apartó bruscamente.
—Dadnos un momento, por favor... —les ordenó su líder, por lo que ambos terrestres dejaron el cuerpo del caminante en el suelo y se fueron sin rechistar— Raven...
—¿Has accedido a esto? ¿Clarke ha accedido a esto?
—Lo llevamos de vuelta a la aldea donde ocurrió la matanza. —explicó con suavidad— Hay un ritual funerario. Es la única forma de salvar al resto del Monte Weather.
—Pues yo también voy. Y tranquila, entiendo perfectamente que hayas matado a mi exnovio. —le dijo con claro sarcasmo, pasando por su lado, chocando su hombro en el proceso.
La ex Skaikru suspiró con pesadez y miró a los dos terrestres de antes —¡Lleváoslo! —los Trikru agarraron el cuerpo de Finn mientras Thalía pasaba una mano por su pelo.
Definitivamente no se imaginaba así su reencuentro con los Skaikru.
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El camino hacia TonDC era largo y silencioso. Lexa y Thalía iban montadas en sus caballos, la rubia algo por detrás de su comandante, justo al lado de Indra. Gustus iba al lado de la castaña, hablando sobre como Skaikru pondría en riesgo la coalición y a ella.
—El reencuentro con los Skaikru te perturba la mente, ¿no es así? —habló la mujer.
—No me lo esperaba de esta manera. Sabía que todos acabarían odiándome por estar con el supuesto enemigo, pero ahora me odian, no sólo por eso, si no también por matar a uno de los suyos.
—Hiciste lo que tenías que hacer, Ripaheda. Ahora, no sólo las víctimas de Trikru descansan en paz, si no también el asesino de Skaikru.
—Sólo espero que asesinar a uno de mis antiguos amigos haya servido de algo y que no haya manchado mis manos de sangre de manera impune. —Lía suspiró con cansancio.
La noche cayó cuando aún estaban a mitad de camino, por lo que todos tuvieron que acampar en medio del bosque. Los Skaikru se habían puesto aún lado y los Trikru en otro, claramente ninguno de los dos clanes se fiaba del otro.
Clarke se puso en un punto intermedio, se notaba a leguas que quería que las diferencias entre los terrestres y ellos se disiparan.
Thalía admiraba su endereza y su valentía, no mucha gente se atrevería a enfrentarse a los problemas tal y como Clarke lo hacía. Era una gran líder, sin ninguna duda.
La mayoría de las personas ya se habían dormido, menos Lía. Estaba en un tronco frente a una pequeña hoguera, con su cabeza entre sus brazos.
No podía dormir. La imagen del cadáver de Finn y la decepción en los ojos de todos los del Arca atormentaba sus sueños. Sintió una mirada enfocada en ella, por lo que levantó la cabeza, viendo a Lincoln en la misma posición que ella.
La chica se levantó y se acercó a él, sentándose a su lado —Parece que hemos cambiado los papeles. —el terrestre rio— Ahora tú eres Skaikru y yo soy Trikru.
—Yo no soy Skaikru. —negó el de piel oscura— Pero tú sí que eres Trikru. Siempre lo has sido.
—Aún así, hay veces que siento que lo que soy está mal.
Lincoln puso una mano en su hombro —Nunca te avergüences de los que eres, Lía. Eres una guerrera, una superviviente. Tendrías que estar orgullosa por lo que has conseguido y en quien te has convertido. Incluso Octavia desea ser como tú, aunque no le digas que te he dicho eso. —Thalía sonrió.
—Octavia sí que es una auténtica guerrera. —la rubia sonrió, viendo a la pelinegra dormir con tranquilidad.
—No está enfadada contigo, al contrario, ahora te admira más que nunca.
—Debe ser la única. —los guerreros rieron— Deberías dormir algo, Lincoln, en nada va a amanecer y retomaremos el camino a TonDC.
—Tú también deberías dormir, se nota que llevas sin descansar varias noches.
—No creo poder dormir esta noche tampoco, pero gracias por tu preocupación. —la rubia se levantó del tronco y le dio una última sonrisa a Lincoln antes de volver a su tienda a esperar que saliese el sol.
Tal y como dijo Ripaheda, en el momento en el que el sol salió, ambos clanes retomaron su camino al pueblo de los terrestres. Llegaron a la entrada de TonDC, recibidos por algunos de los terrestres. Se llevaron a los caballos de allí y esperaron a que los Skaikru terminaran de deshacerse de sus armas.
—Heda, Ripaheda, hogeda clear. —le dijo Gustus y las mencionadas asintieron antes de empezar a caminar.
En cuanto entraron, fueron recibidos por los gritos de alegría de sus súbditos. Hasta que vieron a entrar a los Skaikru y sus gritos de felicidad cambiaron a unos de puro enfado.
—Wamplei kom Skaikru!
—Ripa go houm!
Siguieron avanzando entre abucheos hasta llegar al centro, donde un hombre se les puso en medio.
—Skaikru don jak eting op kom ai: ai houmon, ai goufa. —les dijo a Lexa y a Lía con resentimiento— Ripa laik nou welcome hir!
La comandante miró a Gustus y el se acercó a el hombre. Le pegó un puñetazo y se subió encima de él para seguir pegándole.
—Thalía, comandante, detenedlo. —pidió Clarke— Por favor, también nos culparán por esto.
—Teik em live. —ordenó la rubia y Gustus dejó de pegar al hombre, quién se levantó con la cara llena de sangre— Ahora el Pueblo Celeste camina a nuestro lado. Aquel que trate de impedirlo, lo pagará con la vida. —anunció antes de seguir caminando.
Colocaron en una especie de altar hecho con palos de madera todos los cuerpos inertes de las víctimas. La comandante y la comandante asesina estaban frente a aquel altar. La castaña recitaba las palabras de aquel ritual funerario mientras que la rubia sostenía en sus manos una antorcha.
—"Pueblo de TonDC, con el fuego purificamos el dolor del pasado". —traducía Lincoln para los del Arca.
Thalía se lo pensó un momento antes de girar en su cabeza en dirección a Clarke para entregarle la antorcha, dejando que sea ella la que haga los honores.
Clarke aceptó algo dubitativa, con los ojos cristalizados. Respiró profundamente antes de quemar el altar, dándole la despedida definitiva a su ahora difunto novio.
—Yu gonplei ste odon. —murmuró la Griffin, recibiendo una mirada sorprendida por parte de todo Trikru.
—Que volvamos a vernos, caminante espacial. —dijo la Murphy con una triste sonrisa.
—Que volvamos a vernos. —repitieron los Skaikru.
Una vez que terminó el ritual, los Skaikru y los Trikru se reunieron alrededor de una mesa plagada de comida para celebrar la reciente alianza entre los dos clanes.
Thalía estaba justo en frente de Bellamy, quien no despegaba la mirada de ella en ningún momento, mientras que ella mantenía su mirada clavada en la mesa, todo con tal de no mirar a los ojos a su exnovio.
—Te ruego que aceptes este regalo, comandante. —dijo Marcus con una botella de alcohol en la mano— Lo bebemos en ocasiones especiales. Diría que esta lo es.
Lexa asintió, por lo que Gustus agarró la botella y se la entregó a su comandante —Gracias, Marcus del Pueblo Celeste.
—De nada, Lexa kom Trikru. —la castaña sonrió levemente— Pero no bebas demasiado. —bromeó, sacándole una pequeña sonrisa a Lía.
—Clarke, bebamos juntas.
—Será un placer.
Un terrestre le entregó dos copas y la comandante sirvió el líquido en ellas. Agarró ambas copas y le entregó una a Clarke.
—Heda, será mejor que Ripaheda sea quien pruebe el líquido. Ella conoce el sabor mejor que nosotros.
Thalía lo miró con incredulidad. No la creería tan estúpida como para creer esa excusa, ¿verdad? Sabía que Gustus tramaba algo, sobre todo por el simple hecho de que la había llamado Ripaheda, cuando él jamás la llamaba así.
—Ese no es mi trabajo. —dijo ella con burla— Mi trabajo es asesinar a las personas, no catar el alcohol.
—Ripaheda... —Lexa la miró con reproche.
—Tú lo has dicho, Heda, soy la comandante asesina, no la comandante del alcohol. —pero, a pesar de sus quejas, la ex Skaikru acabó agarrando la copa y bebiendo de ella, sintiendo el ardor de aquel líquido bajar por su garganta.
Al comprobar que todo estaba bien, Lexa agarró la copa dispuesta a beber. Y, mientras la comandante y Clarke hablaban, Thalía empezaba a sentirse cada vez más mareada, era incapaz de enfocar su mirada y parecía que todo el lugar daba vueltas.
Alanna, la cual estaba al lado suya, se dio cuenta de como la cara de su amiga se tornaba a un color muchísimo más pálido, prácticamente blanco —Lía, ¿estás bien?
Pero la líder de Trikru con contestó, si no que se desplomó contra la mesa soltando espuma por la boca, generando preocupación en todos los presentes.
—¡Thalía! —gritó la peliblanca horrorizada.
—¡Veneno!
—Ha sido el Pueblo Celeste. —les acusó Indra desenfundando su espada, tratando de ocultar la preocupación que sentía por la rubia.
—No es cosa nuestra. Sabes que no hemos sido nosotros. —le gritó Clarke a Lexa mientras los terrestres se acercaban a los Skaikru para registrarles y descubrir quien había dañado a su líder.
—¡No dejéis que muera! —les gritó la comandante a Alanna y Nyko.
Dos terrestres cargaron a su líder y se la llevaron de allí, seguidos por los dos sanadores y la mirada de preocupación de los Skaikru.
Entraron en la cabaña de la chica y la sentaron en la cama, dejando que la rubia vomitase todo lo recientemente ingerido, incluido cualquier rastro de veneno que pudiese haber en el cuerpo de la Murphy.
Cuando acabó de vomitar todo, Alanna y Nyko no tardaron mucho tiempo en revisar a la chica, quien se encontraba notablemente mejor. Su cara había recuperado su color natural y su vista ya no estaba borrosa, aunque todavía se encontraba algo mareada.
—¿Cómo está? —preguntó la comandante entrando con rapidez en la cabaña de la chica.
—Estoy bien, Heda... —murmuró Lía tumbada en su cama.
—Ha expulsado todo lo que había ingerido y hemos comprobado que el veneno no era letal, o por lo menos no la cantidad que había en su sistema. —empezó a explicar Alanna— Sólo necesita un par de horas de reposo.
—No pienso quedarme aquí tumbada en la cama. —negó la ex Skaikru levantándose de la cama, siendo frenada por el otro sanador— Nyko, déjame pasar.
—Necesitas reposo, Ripaheda. Llevas días sin descansar y esto ha acabado por rematarte. Túmbate, por favor.
—He dicho que no. —repitió ella— Sigo respirando, ¿no? Entonces estoy bien. —apartó a Nyko y se puso frente a Lexa— ¿Quién ha sido?
—Encontraron el veneno en la chaqueta de la chica morena de chaqueta roja.
Lía abrió los ojos sin creérselo. ¿En serio Raven pretendía matar a Lexa? ¿O trataba de matarla a ella? Miles de teorías se agolparon en su mente, pero las desechó con rapidez.
Raven no mataría a nadie, jamás.
Ripaheda salió de su cabaña con rapidez, seguida de Kenneth, quien no parecía querer despegarse de Lía en ningún momento.
Bajó a donde estaban encerrados los Skaikru, logrando que la atención de todos se centrara en ella. Lincoln fue el primero en acercarse a ella, logrando una sonrisa en la rubia.
—¿Estás bien? —la chica asintió— Has sobrevivido a un envenenamiento, sí que eres una superviviente.
—¿Piensas qué no hay nada peor que un envenenamiento?
—No se me ocurre nada peor que un intento de homicidio. —se encogió de hombros.
Thalía sonrió y le dio la espalda. Agarró la parte del cuello de su camiseta y se lo bajó hasta por debajo de la altura del hombro, mostrándole a él y a todos las cicatrices que le había dejado pauna.
—Hostias... —murmuró Octavia acercándose un poco.
La chica volvió a remangarse y miró al terrestre —¿Sigues pensando qué no hay nada peor que el envenenamiento?
Lincoln levantó las manos en señal de rendición y soltó una pequeña risa. La Murphy se acercó a su "mejor amiga", quien estaba sentada con la cabeza apoyada en su manos, y se agachó frente a ella.
—Me da igual si me odias o si no quieres volver a verme en tu vida, pero necesito que me respondas a esta pregunta con total sinceridad y mirándome a los ojos. ¿Envenenaste tú la botella sí o no?
La mecánica levantó la mirada y la miró con recelo —No, ese veneno no era mío. Tú eres la asesina aquí.
—Pues sí, tienes razón. —la guerrera asintió— Soy una asesina, al igual que Finn. —Raven la miró sorprendida, sin esperarse esa respuesta— Y eso fue lo que lo mató, no yo.
Lía se fue de allí con un mal presentimiento. Creía a Raven, pues claro que lo hacía, pero sabía que ni Lexa ni ninguno de los suyos le creería.
Ellos tenían pruebas para acusar a Raven, pero ella no tenía pruebas para defenderla.
Indra, Gustus y algún otro terrestre bajaron dónde estaban los Skaikru para, pocos segundos después, subir agarrando a Raven seguidos de los demás.
Pusieron a la mecánica en un palo, atada de manos mientras ella se removía incómoda. La castaña posó su mirada en la rubia, la miró suplicante, rezando por qué la ex Skaikru hiciera algo.
—Lexa —Thalía se acercó a la comandante al entender la mirada de su ex mejor amiga—, déjalo estar. No ha pasado nada grave, no hace falta llegar tan lejos.
—Les hemos brindado la confianza a los Skaikru y ellos han atentado contra tu vida. Tú gente quiere venganza. Y si tú no se la das, se la daré yo. —Heda finalizó la conversación yéndose hacia Raven— No me produce ningún placer, Raven. Pero esta vez, se hará justicia. —eso último lo dijo mirando de reojo a Ripaheda.
—Yo no he sido. —le dijo la chica con el miedo en el cuerpo— ¿Qué justicia es esa?
—Tenemos que hacer algo. —dijo Bellamy tratando de acercarse al ver como la castaña acercaba el cuchillo al brazo de Reyes.
—Espera —lo frenó Marcus—, no podemos.
El grito de la mecánica no se hizo esperar al sentir como el cuchillo de Lexa desgarraba la piel de su brazo.
La Murphy apartó la vista con desagrado. Su mente divagaba tratando de buscar algún tipo de prueba que librase a la chica de esa tremenda tortura.
Después de la comandante, fue Indra, quien le hizo un corte bastante grande en el estómago, causando otro grito.
La rubia repasó en su mente el momento de las copas, analizando cada detalle. Hasta que cayó en la cuenta de lo que había pasado.
Por eso Gustus había dicho que fuera ella la que probara el alcohol, porque había sido él. Él había envenenado la copa y había intentado inculpar a Raven de envenenar la botella.
Pero tenía que demostrar su teoría y eso era exactamente lo que haría.
—Quiero ver la botella ahora mismo. —habló Lía caminando con firmeza hacia Nyko— ¡Alto! —gritó.
—Ripaheda, te he dicho que no te metieras en esto. —dijo la comandante ya un poco harta.
—Fue uno de los nuestro quién quiso matarte, Lexa, no un Skaikru. —la castaña iba a volver a hablar, pero la rubia la interrumpió— Puedo demostrarlo.
Agarró la botella que tenía su sanador en la mano y bebió un trago, sintiendo la mirada de todos los allí presentes.
Esperaron unos segundos y vieron como la ex Skaikru estaba perfectamente, por lo que Heda habló —: Explícate.
—El veneno no estaba en la botella, estaba en la copa.
Gustus le susurró algo a Lexa en Trigedasleng, lo que hizo que Bellamy también cayera en la cuenta de lo que había sucedido tan solo unos minutos atrás.
—Has sido tú. —le acusó el pelinegro— El fue quien le dio la copa a Lía y a registrado a Raven.
Lía.
Ese apodo seguía sonando igual de bien cuando salía de los labios de aquel chico.
El corazón de Thalía latió con algo más de rapidez, sintiendo una extraña sensación de calidez inundar su pecho.
—Gustus es incapaz de atacarme o de atacar a Ripaheda. —replicó la Trikru.
—No eras su objetivo, lo era la alianza.
—No hemos sido nosotros y lo sabes. —habló Clarke llegando a un lado de la Murphy.
Lexa se giró y miró al terrestre —Has sido acusado, Gustus. Di la verdad.
—Esta alianza y tener de líder a esa traidora te costará la vida, Heda. —confesó el hombre tras un par de segundos de silencio— No podía permitirlo.
—Esta traición te costará a ti la tuya. Ponedlo en el árbol.
Quitaron a Raven de aquel tronco y los Skaikru fueron corriendo a socorrerla. Mientras, varios guerreros Trikru intercambiaban a la Skaikru por el terrestre, poniéndolo a él en el tronco.
Los Trikru empezaron el ritual, comenzando a hacer cortes por todas las partes del cuerpo del terrestre.
Los Skaikru miraban todo con desagrado y a la vez con confusión, ¿cómo una chica tan dulce como Lía podía haber cambiado a los suyos por los terrestres, quienes no veían otra cosa que no fuera venganza?
Raven por un momento llegó a imaginar que el que estaba en ese tronco era Finn y no Gustus, y entendió el por qué la acción de Thalía la noche anterior.
Lo había salvado de ser torturado. Le había dado una muerte digna.
Llegó el turno de Ripaheda para hacer un corte en el cuerpo de Gustus. La rubia sacó su espada y se colocó frente al terrestre, dándole una mirada completamente vacía.
—No sabes lo mucho que voy a disfrutar esto... —murmuró antes de pasar el filo de su espada por el pecho del terrestre, deslizando la hoja lentamente y disfrutando de cómo la cara de Gustus se contraía por el dolor.
Siguieron algunos otros terrestres hasta que llegó el final del ritual, lo que significaba que Heda acabaría con la vida del hombre.
—Stai yuj. —murmuró Gustus.
Lexa lo miró sin emoción y sacó su espada para finalmente clavársela al terrestre —Yu gonplei ste odon.
Y, tras decir eso, fue clavando muy lentamente su espada en el corazón de uno de los que creía que eran sus más fieles compañeros.
❪ ... ❫
—Thalía, tengo que decirte algo importante.
La noche había caído más rápido de lo que la rubia creía, por lo que ahora se encontraba junto a Lexa, Indra, Kenneth, Lyn y Lanna en la tienda de la comandante.
Se habían reunido todos allí después de que Clarke hubiese salido de esa misma tienda minutos antes.
—Tu dirás, Heda. —dijo la chica cruzándose de brazos frente a ella.
—Clarke me ha comentado un plan de infiltración en el Monte Weather y quiero que seas tú una de las que entre infiltrada junto a otro Skaikru. Necesito tener a alguien de mi bando en ese plan.
—¿Y se sabe el nombre del otro Skaikru? —le preguntó Lía con curiosidad.
Aceptaría las órdenes de Lexa, al fin y al cabo, era su comandante, pero quería saber con quien iba a llevar a cabo ese arriesgado plan.
La castaña miró a Indra y a los otros tres amigos. Todos en esa sala, a excepción de la ex abogada, sabían quien era aquel misterioso Skaikru, al igual que sabían que a Thalía no le haría ninguna gracia ir con él.
—Bellamy.
La cara de la chica fue un absoluto poema. Tendrían que estar vacilándola.
—Me tomas el pelo, ¿verdad? —pero Lexa no contestó, haciendo la saber que iba muy en serio— Heda, no puedo garantizarte su seguridad si voy a su lado. No puedo prometerte que no tendré ningún pensamiento que me haga usar la violencia contra él.
—Sé que lo último que quieres es mantener contacto con los Skaikru y mucho menos con él, pero te necesito allí dentro. Ahora mismo, eres la persona en la que más confío y sé que eres la única capaz de entrar allí. —le dijo la comandante con total sinceridad en sus palabras, pero a la vez, trataba de persuadirla.
Thalía bufó molesta. Sabía cuales eran las intenciones de Lexa al decir esas palabras. Llevaba escuchando las mismas tácticas de manipulación desde que empezó como abogada en el Arca.
Pero, aún así, acepto.
Acepto por Lexa.
Acepto por Trikru.
Acepto por su gente.
he tardado cuatro meses en actualizar? sí
PERO AQUÍ TENÉIS LO PROMETIDO, un nuevo capítulo de nuestra líder
favorita
no me voy a enrollar mucho, pero quiero pediros disculpas por la tardanza 🤍
he tenido un bloqueo creativo muy heavy y las clases más los exámenes no han ayudado mucho
anyways, como siempre, espero que hayáis disfrutado mucho del capítulo y que, por supuesto, os haya encantado
no olvidéis dejar vuestro voto y algún comentario que me encanta leer vuestras opiniones y teorías
un besazo y espero que nos volvamos a ver lo más pronto posible
¡os amo mucho!
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