07: long into an abyss
━━━ CAPÍTULO 07: largo tiempo a un abismo
━━━━━━━━━━━━━━━━━━
—KENNETH, DEJA DE decir estupideces de una santa vez.
—¡Pero tengo razón! —se quejó él como si fuese un niño pequeño.
—¡No la tienes! —gritaron las dos Trikru.
—¿Pero qué os pasa ahora? —preguntó Lía con fastidio saliendo de su tienda con su capa puesta. Ya se habían instalado cerca de lo que ahora era el campamento Jaha, por lo que no había momento en el que la chica no estuviese sin su capa— Me habéis despertado.
La rubia se había pasado toda la noche llorando y eso la había dejado prácticamente muerta, mentalmente hablando.
—Kenneth quiere que los niños también vayan a la guerra contra Skaikru. —lo acusó Lynette.
—Kenneth, la respuesta es un no.
—Pero, Ripaheda, los niños deben prepararse para el futuro. —se defendió.
—¡No pienso enviar a unos niños a una muerte segura! —el grito de la ex abogada llamó la atención de los tres amigos— Olvidad eso último.
—¿Cómo que una muerte segura? —la preocupación en la voz de Alanna era bastante visible.
Thalía largó un suspiro —Si os cuento esto es porque confío en vosotros. —los tres asintieron— Skaikru tiene la ventaja de tener armas de fuego. Pueden dispararnos desde largas distancias, lo cual puede suponer un gran problema. Además, pueden esconderse dentro de lo que alguna vez fue el Arca y entrar ahí es casi una misión imposible a la par que suicida. —Ripaheda se relamió los labios— Lo único que tenemos a nuestro favor es el ataque sorpresa.
—Y tú. —añadió Lyn.
—¿Yo qué?
—Tenerte a ti en nuestro equipo también es un punto a favor. Piénsalo. —le dijo la pelirroja— Por lo que sabemos, los Skaikru piensan que estás muerta. —la rubia asintió— En caso de que estemos en desventaja, podemos hacerles creer que te tenemos de rehén, así podremos negociar para conseguir al asesino.
—Gracias por mencionarme que me usaréis como objeto. —ironizó.
—Sólo como último recurso.
—¿Pero en serio creéis que los Skaikru son tan estúpidos como para creer eso? —los Trikru la miraron con obviedad— De acuerdo, sí lo son. Pero, en cualquier caso, jamás cambiarían mi vida por la de Finn. Probablemente buscarían una manera de salvarnos a ambos.
—Da igual, algo se nos ocurrirá.
—¡Skaikru! —el grito de uno de los terrestres alarmó a la rubia, quién giró la cabeza hacia la entrada con una velocidad pasmosa.
Lía se encontró con una Clarke caminando hacia la tienda de Lexa seguida de uno de los terrestres. La velocidad con la que se puso la Murphy la capucha fue pasmosa. No podía arriesgarse a que la rubia la viese.
—Si te atreves si quiera a mirarla mal, te corto el cuello. —le amenazó Gustus una vez que la Griffin estuvo frente a la tienda. Clarke trataba de mantenerse fuerte, pero la abogada sabía que por dentro sus nervios trataban de tomar el control.
La chica entró seguida de Ripaheda. Era demasiado arriesgado estar en un espacio tan pequeño frente a alguien que la reconocería de inmediato, pero su curiosidad era mayor.
En el momento en el que entró, tanto Indra como Lexa sabían de quién se trataba. Daba igual que su cara estuviese tapada por la capucha de su capa, no les hacía falta mirar para saber quién era.
La ex Skaikru se puso al lado izquierdo de su comandante, quien estaba sentada en su trono mientras jugaba con su cuchillo entre sus dedos.
La mirada de Clarke se posó en las tres mujeres, quedándose un rato observando a Thalía, con curiosidad y temor por saber quien se escondía bajo esa capucha negra.
—Tú eres la que quemó vivos a trescientos de mis guerreros. —comenzó a hablar Heda.
—Y tú la que los envió aquí a matarnos. —respondió la rubia, tratando de verse firme.
Lexa clavó el cuchillo contra el reposabrazos de su trono —¿Vas a darme una respuesta, Clarke del Pueblo Celeste?
—He venido ha hacerte una oferta.
—Esto no es una negociación. —le contestó la castaña de manera tajante.
—Teik ai frag em op en ge disha odon kom. —habló Indra, siendo frenada por Lexa. Lía esbozó una pequeña sonrisa, ella siempre pensando en matar gente.
—Puedo ayudaros a acabar con los de la montaña. —de un momento a otro, la cara de la comandante cambió a una de interés hacia las palabras de la Skaikru frente a ella.
—Continúa.
—Hay cientos de los vuestros atrapados en el Monte Weather. —empezó— Enjaulados. Usan su sangre como medicina.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque les vi. Los míos también están cautivos allí. Yo estaba con ellos.
—Miente. —la interrumpió la de piel oscura— Nadir escapa de los de la montaña.
—Yo sí. Con Anya. Escapamos luchando juntas. —aseguró.
—Otra mentira. Anya murió entre el fuego. Tú la mataste. —a pesar de sus palabras, Indra sabía que lo que estaba diciendo no era cierto. Había sido la mismísima Ripaheda la que había traído el cuerpo de la mencionada. Pero necesitaba pillar a esa chica en algún punto. No se fiaba para nada de ella.
Clarke metió una mano en su bolsillo, logrando que Gustus y los demás terrestres que estaban a su alrededor, llevaran sus manos a sus espadas, dispuestos a sacarlas en caso de amenaza.
—Me dijo que eras su segunda. —continuó, enseñándole una trenza del pelo de Anya— Habría querido que tuvieras esto. —se acercó a ella para entregársela, por lo que Thalía agachó la cabeza para evitar ser reconocida.
—No sabemos si es suyo.
—Shof op, Indra. —le ordenó Heda— Anya fue mi mentira antes de la llamada para guiar a mi pueblo. ¿Tuvo buena muerte? —preguntó, sabiendo que la rubia había estado a su lado cuando ocurrió.
—Sí. —"mentira" pensó la Murphy "la acribillasteis a balazos"— A mi lado. Intentando llevarte un mensaje.
—¿Qué mensaje?
—El único modo de salvar a los nuestros es unirnos.
—Aquellos que van a morir dicen lo que haga falta. —con cada comentario de Indra, se demostraba aún más el odio que tenía hacia los Skaikru.
—Sigo esperando esa oferta, Clarke. —Lexa hizo caso omiso del comentario de la terrestre.
—Los de la montaña transforman a los vuestros en segadores. Haré que vuelvan.
—Imposible. —esta vez, Lía estaba de acuerdo con la de piel oscura. Por lo que le habían contado, era imposible traer de vuelta a un segador. Todos acababan muriendo— Heda, ai beg yu teik ai frag en op.
—Ya lo he hecho. Con Lincoln.
Indra se acercó a la rubia con enfado, empuñando su espada —Por culpa de ese traidor...
—¡Indra!
—... los vuestros masacraron mi aldea.
—Em pleni! —gritó la comandante levantándose de su trono. La terrestre se apartó de la Skaikru resoplando.
La otra rubia ahora estaba muchísimo más interesada en la conversación. ¿Había conseguido traer a Lincoln de vuelta? Sin quererlo, un alivio recorrió su cuerpo. Estaba aliviada sabiendo que Lincoln estaba bien. Que estaba vivo.
La castaña se situó justo en frente de Clarke —¿Harás que los segadores vuelvan a ser hombres?
—Sí.
—Demuéstramelo. Muéstrame a Lincoln. —demandó Lexa.
La Griffin asintió algo cohibida y salió de la tienda, seguida de Lexa, Indra, Thalía y algún que otro terrestre. Estaban locas si se creían que la rubia se iba quedar en el campamento esperando a su regreso de brazos cruzados.
El camino hasta el transbordador fue silencioso. Sólo se oía el crujir de las ramas por cada paso que daban. La tensión se podía cortar con un cuchillo.
Al llegar allí, la mirada de las tres terrestres se posó en los cadáveres chamuscados que había desperdigados por el suelo. Thalía no tenía ninguna duda de que alguno de esos eran parte de los 100, aquellos adolescentes que tanto había defendido con cuerpo y alma.
Clarke se situó en la puerta del transbordador, viendo a Lexa y aquella misteriosa persona observar los cuerpos.
Con algo de incomodidad, hizo un movimiento con la cabeza, señalando la entrada —Por aquí.
La primera en subir fue la Skaikru, quien, al encontrarse a Octavia llorando sobre el cuerpo de su novio, se temió lo peor.
Seguida de ella venían Gustus, Lexa, Indra y por último Lía. La comandante miró momentáneamente a la Clarke antes de asentir hacia Indra.
—Matadlos. —la imagen que se había formado era digna de película. Los terrestres habían empuñado sus espadas, cada uno apuntando a un Skaikru.
Bellamy había agarrado el rifle que estaba junto a él y, sin saberlo, ahora se encontraba apuntando a su exnovia. Al amor de su vida. Al igual que ella a él.
La única diferencia, es que ella sí sabía lo que estaba haciendo.
Abby había agarrado una barra eléctrica y se encontraba apuntando a la de piel oscura, sintiendo sus nervios a flor de piel. No estaba muy segura de lo que estaba a punto de hacer.
—Por favor, esto no es necesario. —suplicó la Griffin.
—Nou listen kom em, Heda. —fue la primera palabra que Ripaheda decidió soltar estando frente a los Skaikru, quienes fruncieron el ceño.
La voz era extrañamente familiar.
Pero viendo la situación en la que estaban, ninguno se paró a pensar de que la conocían.
—Has mentido. —le dijo la castaña— Y se acabó el tiempo.
Abby se apresuró a encender la barra de metal y apoyarla en el pecho de Lincoln, tratando de traerle de vuelta al mundo de los vivos.
—Dale otra vez. —pidió su hija al ver que el terrestre no reaccionaba.
La doctora volvió a darle y, esta vez, Lincoln largó una gran bocanada de aire. Estaba vivo.
Las miradas de todos los terrestres era de pura impresión. La abogada sonrió y guardó su espada al igual que todos los demás guardaban las armas.
Octavia se acercó a su pareja con una pequeña sonrisa y sintiendo lágrimas de felicidad acumularse en sus ojos —Lincoln.
—Octavia... —murmuró él de igual manera.
Indra y Lexa compartieron una mirada de asombro, sin dar crédito a lo que estaban viendo sus ojos. No todos los días sucedía eso.
Después de unos pocos minutos, los terrestres volvieron al campamento junto a Clarke. La rubia se sentía más aliviada. Sabía que por las miradas de los terrestres, ahora podría negociar para salvar la vida de todos los que había dejado atrás en el Monte Weather.
Su mirada se posó en el terrestre de la capucha. No entendía por qué iba cubierto, pero eso sólo le daba aún más curiosidad.
Llegaron al campamento recibidos de los gritos de todo Trikru y, mientras Indra y los demás terrestres se quedaban fuera, Clarke, Lexa y Thalía entraban a la tienda de la comandante para discutir sobre lo recientemente sucedido.
—La curación de Lincoln es impresionante. —habló la castaña con las manos apoyadas en una gran mesa de piedra donde parecía haber un mapa del bosque— Nadie había sobrevivido nunca a ese horror.
—No es tan complicado que vuelvan. —le dijo la rubia— Pero hay que mantenerlos vivos lo bastante para que el cuerpo expulse la droga. Sé que podemos hacer lo mismo con otros.
Heda asintió —Entonces hay tregua. —Clarke suspiró aliviada.
—Gracias.
—Sólo quiero una cosa a cambio.
—Dime. —su semblante cambió de manera drástica al escuchar las siguientes palabras.
—Entrégame aquel al que llamáis Finn. La tregua empieza con su muerte.
—Necesito hacerte una pregunta. —Clarke trató de desviar el tema mientras trataba de no ser comida por los nervios. Lexa asintió algo intrigada— Necesito saber si tenéis en vuestro poder a una de los míos. Su nombre es Thalía Murphy.
Había dos razones por las que Clarke estaba preguntándole eso. La primera era porque todo el mundo echaba en falta a la rubia y nadie tenía ni una pista de dónde se podía encontrar o tan siquiera sabían si estaba viva. Y la segunda era porque Bellamy le había pedido expresamente que le preguntase.
Estaba desesperado por encontrarla.
La comandante trató de no variar su gesto al responder —No. Jamás hemos oído ese nombre.
Y, tras esa contestación, la Skaikru se fue, preparándose mentalmente para dar las malas noticias.
Una, que Finn Collins iba a morir.
Y dos, que Thalía Murphy estaba muerta.
ahora sí se viene lo bueno...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro