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06: fog of war

━━━ CAPÍTULO 06: niebla de guerra

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THALÍA SE MANTENÍA encerrada en su cabaña sin querer salir. Estaba sentada en su cama escuchando alguna canción antigua en un walkman que había encontrado en el búnker donde estaba el cadáver de Delano.

No quería salir. Escuchaba los gritos de protesta de todo Trikru, exigiendo la muerte de los Skaikru.

La puerta fue abierta abruptamente, haciendo que la rubia levante la cabeza, viendo la mirada azulada de Lexa. La abogada se sacó los cascos y se acercó a su comandante.

—He estado hablando con los comandantes de los demás clanes —comenzó la castaña—, dado que las muertes han sido de personas Trikru, quieren que te encargues tú de tomar la decisión de qué hacer contra los Skaikru. —Lexa apoyó una mano en su hombro, tratando de reconfortarla— Si no aceptas, yo tomaré la decisión, pero-

—Quiero venganza. —le dijo con la voz neutra— Quiero la muerte de Finn.

Ripaheda salió de la cabaña seguida de Heda, viendo el revuelo que había en TonDC. Los gritos de sus súbditos manifestando la muerte de la gente del Pueblo Celeste taladraban sus oídos.

Shof op!

Todo Trikru quedó en silencio ante el grito de furia que lanzó su líder. Lía se llevó las manos a las sienes y las masajeó, tratando de aliviar el dolor de cabeza que llevaba teniendo desde hace ya varias hora.

—Yo, como Ripaheda, líder de Trikru, declaro la guerra contra los Skaikru. —los gritos de euforia inundaron a TonDC— La sangre pide sangre. Jus drein jus daun.

—Jus drein jus daun!

—¡Quiero la cabeza de aquel que llaman Finn, el causante de la muerte de nuestros compañeros! Y todo aquel que trate de encubrirle, morirá junto a él, ¿queda claro? —los terrestres soltaron gritos afirmativos— En dos días iremos a por ellos para que nos entreguen al asesino por las buenas, mientras tanto, nos prepararemos por si debemos ir a la guerra.

Todo TonDC se puso en movimiento tras las palabras de su líder. Lexa miraba a Thalía con orgullo y admiración, esa era la líder poderosa que sabía que la chica tenía escondida en su interior.

Los guerreros afilaban sus espadas o entrenaban, siendo liderados por Kenneth, Indra o Lynette.

Alanna y Nyko preparaban curas y todo tipo de ungüentos, sabían que si al final iban a la guerra sería una guerra muy sangrienta.

Algunos de los exploradores preparaban las bolsas con comida y víveres para varias semanas.

Todos se habían tomado de lo más en serio las palabras de su líder.

Ahora Lexa y Lía iban de camino a Polis montadas en sus caballos. Tenían reunión de los doce clanes sobre los recientes asesinatos de terrestres causados por Skaikru. Entraron en aquel alto edificio y subieron en ascensor hasta el piso donde se dispondría la reunión. 

Al momento en el que la comandante entró en la sala, esta se inundó de un pulcro silencio. Ripaheda se sentó en su correspondiente asiento mientras que Heda se sentaba en el trono correspondiente con su estatus.

Trishanakru exige la muerte del asesino de Skaikru. —comenzó a hablar el líder de aquel pueblo— Por ahora ha empezado con Trikru, pero quién sabe qué clan podrá ser el siguiente.

—Mi pueblo también exige la muerte de Skaikru, quieren la cabeza del asesino. —concordó el líder de Delfikru.

Y así continuó toda la reunión, con todos los clanes pidiendo la cabeza de Finn Collins. La rubia se levantó de su asiento, lista para dar la orden final.

—Trikru ha decidido sentenciar a muerte al asesino de Skaikru. —todos asintieron— En dos días dos de mis hombres irán a darles la oportunidad de que nos entreguen al asesino por las buenas, si no lo hacen, atacaremos a todo aquel que trate de encubrirle.

—¿Alguien se opone a la decisión de Ripaheda? —preguntó Lexa levantándose de su asiento.

Nadie dijo ninguna palabra, mostrándose conformes con las decision que había tomado la líder de Trikru.

La sala se fue abandonando hasta que no quedó nadie allí. Thalía y Lexa volvieron a TonDC dónde todos seguían de un lado a otro. Una pregunta surgió en la mente de la rubia y no pudo evitar preguntar.

—¿Quiénes son los Skaikru que tenéis de prisioneros? —le preguntó sin tapujos.

—Son dos hombres adultos, uno es de piel oscura y lleva una barba blanca. El otro es un poco más joven y tiene el pelo algo largo. —los describió y rápidamente supo de quién estaba hablando, Marcus Kane y Thelonious Jaha— Están ahí por qué queremos descubrir sus intenciones.

—¿Y por qué no te haces pasar por prisionera? —la comandante la vio confundida— Si te haces pasar por prisionera, estarás allí encerrada con ellos y podrás descubrir qué es lo que se traen entre manos sin levantar sospechas.

Lexa lo pensó unos segundos y se dio cuenta de que la chica tenía razón. Era un muy buen plan para descubrir cuales eran sus intenciones. La castaña asintió en agradecimiento y se fue para poder prepararse.

Thalía paseaba por el bosque con la mayor tranquilidad. Necesitaba alejarse un rato de todos los gritos y movimientos que hacían los de su pueblo. Todavía no estaba segura de lo que estaba a punto de hacer.

¿Atacar contra los que eran su familia? Parecía algo insano y fuera de los cabales de cualquiera. No quería tener que llegar al punto en el que tendría que enfrentarse a toda su familia, pero tampoco quería tener que asesinar a Finn.

Era todo demasiado complicado.

Sus ojos se desviaron hacia el suelo al ver a los insectos huir despavoridos en dirección contraria a la que caminaba. Vio frente a ella que la niebla ácida se acercaba con rapidez, por lo que buscó con prisa algún refugio en el cual poder resguardarse.

Vio una puerta ya algo desgastada y corrió hacia ella, sin importarle que podía encontrarse allí dentro. Cerró la puerta con rapidez y abrió los ojos como platos al ver que había un grupo de Skaikrus frente a ella.

Se escondió detrás de uno de los coches que había allí al mismo tiempo que el grupo comenzaba a caminar.

—Vamos... —murmuró alguien al que la chica reconoció como Bellamy, haciéndola apretar los puños con frustración.

No podía tener más mala suerte.

Todos apuntaban a cada esquina con sus linternas, revisando el lugar que parecía un garaje abandonado.

—¿Dónde estamos? —Octavia sacó su espada.

—Parece un garaje. —respondió el pelinegro.

—Más bien una tumba. —le corrigió su hermana.

El pecoso se giró para mirar a uno de los guardias —Siento lo de tu hombre, pero tenemos que buscar una entrada al Monte Weather.

—No tan deprisa. —lo frenó él.

—Señor, esa niebla nos va a inmovilizar durante al menos... —sus palabras se vieron interrumpidas cuando el hombre le tendió una pistola.

—Separémonos. Nos vemos aquí en quince minutos. Tened cuidado. —indicó.

—Vamos. —le dijo el chico a la ojiverde.

Los Blake se fueron por uno de los lados mientras que los dos guardias se quedaban investigando por ahí. La rubia se pegó a la pared, siguiendo a los dos hermanos con sigilo, moviéndose a ras de las paredes como si fuese una sombra.

En todo momento, Octavia sentía una presencia detrás suya, pero cada vez que se giraba para mirar, no había nadie. Era como si su propia sombra hubiese cobrado vida y hubiese empezado a seguirla. No le daba buena espina.

Bellamy también sentía cómo si alguien estuviese siguiéndoles, pero, al contrario que su hermana, la sensación que él sentía era de familiaridad, como si conociese a aquella persona que ellos presentían que les estaba siguiendo.

El grito de alguien fue lo que desvió la atención de aquellas tres personas. La abogada corrió de vuelta al lugar principal para volver a esconderse detrás de uno de los coches, escuchando una tétrica música que le produjo escalofríos.

Los pelinegros a aparecieron pocos segundos después, tratando de mantener la calma mientras la música seguía sonando.

—Scott. —lo llamó el pecoso, el cual estaba agachado tras un coche junto a la chica— ¿Estás ahí?

Ambos avanzaron con sigilo, tratando de no hacer ningún tipo de ruido. La ojiverde frenó a su hermano al escuchar un extraño sonido.

—¿No oyes eso? —le preguntó— ¿Qué es?

Bellamy agarró su pistola y apuntó a algún lugar, viendo a dos segadores comiéndose el cuerpo inerte de uno de los guardias. Disparó contra ellos, matándolos al instante mientras la música seguía sonando sin parar, poniendo de los nervios a la rubia.

—Octavia. —la llamó.

—¿Qué?

—Toma esto. —dijo entregándole un arma. La chica la aceptó sin dudarlo, preparándose mentalmente para cualquier tipo de ataque.

Volvieron a escuchar el sonido de antes, por lo que apuntaron hacia el segado que se comía el cadáver de el guardia llamado Scott. Bellamy recargó su arma, dispuesto a acabar con la vida de aquel monstruo, pero fue detenido por Octavia, quien puso un brazo delante de él, deteniéndolo.

—No. —la chica miraba fijamente al segador, quien al levantar la cabeza, reveló ser Lincoln. Pero un Lincoln totalmente diferente a cómo lo conocieron— Es Lincoln. —la incredulidad en el tono de la chica era muy notable— Lincoln. Lincoln, mírame. Soy Octavia. —pero por mucho que intentara, el terrestre seguía sin hacerle caso.

Se acercó a ellos amenazante, estaba dispuesto a acabar con sus vidas tal y como había hecho con aquellos otros dos guardias. Agarró a la pelinegra y la empujó contra una de las paredes.

—¡Octavia! —gritó su hermano sin dejar de apuntar a Lincoln, pero no tenía pensado dispararle, no podía hacerlo. Por lo que tanto él como la ex Skaikru, la cual seguía escondida, se sorprendieron al ver como la ojiverde disparaba a Lincoln en la pierna.

Bellamy aprovechó esto y le dio un golpe en la cabeza con la parte trasera de su arma, dejándolo inconsciente. Octavia trató de acercarse al terrestre, pero su hermano la agarró y la alejó de allí. Sabía que Lincoln ahora mismo no era la misma persona que antes, por lo que no quería poner a su hermana en peligro.

—Tenemos que ponernos a salvo. —le dijo el Blake.

Los dos se encerraron dentro de un coche, esperando a que el terrestre despertase y se fuese de allí para que pudieran estar tranquilos.

Lía seguía escondida detrás de uno de los coches, el cual estaba en frente del vehículo en el que ambos hermanos Blake habían decidido refugiarse. No sabía que hacer en ese momento. Si salía de su escondite o trataba de meterse dentro del coche, los adolescentes la verían y llegaría el momento que la chica lleva tanto tiempo queriendo obviar. Pero si no se resguardaba, Lincoln acabaría encontrándola y la rubia tendría que decidir entre morir o acabar con la vida de su amigo.

—¿Es un segador? —murmuró la pelinegra con perplejidad— Es imposible. Me ha mirado como un animal.

Escucharon un ruido fuera, por lo que supieron que Lincoln volvía estar consciente. Los hermanos se mantenían quietos y en completo silencio, tratando de que el terrestre no los encuentre. Lincoln miró por la ventanilla del coche y a los dos se les cortó la respiración por un momento.

—¿Nos ve? —preguntó Tavia en un susurro.

—No lo sé. —le contestó su hermano.

Lincoln miró fijamente la ventanilla, sentía que había algo ahí. Ripaheda, aún sin importar que su siguiente acción la pondría en riesgo, asomó muy levemente su cabeza y visualizó al terrestre. Sacó uno de sus cuchillos y apuntó en dirección a la pierna del moreno antes de lanzarlo, logrando que el chico soltase un quejido.

El ahora segador se alejó de la ventana del coche donde estaba escondidos ambos Skaikrus para acercarse a paso lento hacia donde estaba la líder de Trikru. La rubia sacó otro de sus cuchillos de su bolsillo y lo lanzó al otro lado del garaje, tratando de desviar la atención de Lincoln.

Y así fue, ante el ruido, el terrestre cambió su dirección y se dirigió rumbo a donde había aterrizado el cuchillo de la asesina.

—Está loco. —la ojiverde hablaba con su hermano en susurros. La preocupación que sentía por su novio era más que notoria.

—Escúchame, le curaremos. Te lo prometo. —dijo el chico.

Los adolescentes salieron del vehículo de la manera más silenciosa posible. Iban a llevarse al chico y lo iban a traer de vuelta. Sea como sea.

—¿Seguro que estás lista? —Octavia asintió a su pregunta— Vale, adelante... Yo haré el resto.

La chica salió de detrás del coche y trató de buscar a su novio con la mirada —¡Lincoln! —gritó— ¿Estás ahí? Lincoln, ¿me oyes?

El terrestre salió de detrás de una pared, dispuesto a atacar a la pelinegra, quien lo miró con tristeza.

—Lo siento... —murmuró, viendo como Bellamy le proporcionaba una descarga eléctrica, dejándole fuera de combate. El pecoso ató sus manos por precaución— ¿Y ahora qué?

—Lo llevamos a casa.

La ojiverde fue hacia la puerta y la abrió, dejando un espacio muy pequeño para observar como todavía había niebla ácida. Fue en dirección a su hermano y se sentó junto a él, apoyando su espalda en contra la pared.

—¿Crees que Thalía estará viva? —la pregunta descolocó al pelinegro, quien giró su cabeza para mirar a su hermana. Lía frunció el ceño ante la mención de su nombre, ahora tenía más interés que antes en su conversación.

—Yo... —el chico suspiró— No lo sé. —confesó— Clarke dijo que Thalía jamás había estado en el Monte Weather y, por lo que sabemos, tampoco con los terrestres. Mis expectativas de que siga con vida decaen cada vez más rápido. —los ojos de Bellamy se cerraron con frustración— Sólo... Me hubiese gustado decirle que la quería, que nunca dejé de hacerlo... Quería disculparme por todo lo que le hice pasar a ella y a su hermano, por ser un imbécil más preocupado por sus propios problemas que por las consecuencias que mis actos podían provocar... Abrazarla, besarla... Aunque sólo fuese una última vez... Si tan sólo no la hubiese dejado irse sola, ahora mismo estaría aquí con nosotros.

Octavia miró con tristeza a su hermano, sintiéndose igual de afectada por la supuesta pérdida de su amiga. Sabía lo mucho que Thalía había ayudado a Bellamy cuando su madre murió, sabía que Thalía era lo único que Bellamy necesitaba para poder sobrevivir.

Una vez que la niebla ácida se dispersó, los dos hermanos salieron del garaje cargando con el cuerpo inconsciente de Lincoln.

Y ahí fue cuando Lía dejó escapar el primer sollozo.

Se permitió llorar durante largos minutos en la oscuridad de aquel sucio y húmedo lugar, repitiendo en su mente las palabras de su exnovio. Se permitió mostrarse débil ante la nada, llorando por todo lo que llevaba viviendo todas estas semanas. Llorando por todas aquellas personas a las que podría defraudar según la decisión que tomara. Se permitió rememorar todos los felices recuerdos que había vivido con los 100, con los Blake, con su familia...

Se permitió volver a ser la antigua Thalía.

ya casi estamos llegando al cap de la ejecución de finn y no puedo estar más emocionada por ello

¡por fin he salido del bloqueo creativo! no sabéis la felicidad que siento ahora mismo ya que he conseguido escribir varios capítulos para poder ir publicando a lo largo de las semanas ;)

todavía no sé si me gusta más ripaheda
o thalía jskajaja

pero bueno, espero que os haya gustado muchísimos el capítulo y nos vemos los más pronto posible

cuidados mucho, os amo <3

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