05: human trials
━━━━ CAPÍTULO 05: pruebas con humanos
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LA BOCA DE LOS TRIKRU se abrió de la impresión al ver el Arca, ahora llamado Campamento Jaha.
Habían estado toda la noche siguiendo a los cuatro adolescentes hasta llegar hasta aquí, el lugar donde todo había comenzado.
Había guardias custodiando las entradas en todo momento y gente moviéndose de un lado a otro.
Thalía se sorprendió al no sentir ningún tipo de alegría al ver a algunos del consejo por ahí. Le hubiese dado igual que se hubiesen podrido en el espacio hasta quedarse sin oxígeno.
Como penitencia por enviar a cien inocentes adolescentes a una muerte segura.
Las puertas del Campamento Jaha se abrieron con la llegada de Bellamy, Octavia, Monroe y aquella chica.
Abby se acercó a ellos con rapidez, ahora con más calma al verlos con vida.
—Te conozco. Estación fábrica. —le dijo a aquella chica— ¿Y los demás? —le preguntó a el Blake.
—No hay más. —respondió la chica con la voz rasposa.
—Estaba a un día de aquí. No había más supervivientes, pero sí suministros. —dijo en chico.
—Llevadla al hospital. —le ordenó a una chica mientras ella ayudaba a Monroe.
Sin tan siquiera preverlo, Bellamy se vio rodeado por unos brazos. Al ver una cabellera de rubia, había tenido la esperanza de que fuese Thalía, pero pronto se dio cuenta de que era Clarke.
Aún así, no tardó en estrechar a la rubia entre sus brazos. No lo admitiría nunca en alto, pero la había extrañado.
—Esto sí que no me lo esperaba. —comentó Octavia con gracia.
Los dos se separaron y Clarke estrechó a la pelinegra entre sus brazos. Raven también se acercó a ellos con una sonrisa mientras Clarke se separaba de Octavia.
—¿Cuántos hay contigo? —le preguntó el pecoso a la rubia.
—Nadie. ¿Y Finn?
—Buscándote.
La rubia se giró para mirar a los otros tres terrestres y suspiró —Volvamos, ya he visto suficiente.
Los cuatro retomaron su camino de vuelta a TonDC. Pero, en medio del camino, Kenneth tropezó con algo, causando la risa de las tres chicas.
—¿Pero cómo se puede ser tan sumamente torpe? —preguntó Lynette entre risas.
El chico se levantó con enfado y algo de vergüenza, pero su estado cambió drásticamente al ver con qué, o más bien con quién, se había tropezado.
—Chicas... Tenemos un problema.
Las tres ahogaron un grito al ver el cadáver de Anya frente a ellas. Tenía un disparo en el estómago, el cual fue el causante de su muerte.
Esto empezaba a complicarse más por momentos.
—Debemos llevársela a Lexa. —dijo la pelirroja tratando de mantenerse firme.
Anya había sido, no sólo su mentora, si no también su amiga, su familia. Y sabía que esto afectaría a todo Trikru, en especial a Lexa.
La rubia asintió y, con ayuda de Kenneth, Lynette y él agarraron el cuerpo de Anya y comenzaron a caminar de vuelta a TonDC con el cuerpo en sus brazos.
Los jadeos de sorpresa, tristeza y enfado no tardaron en ser soltados por los habitantes de TonDC al ver el cuerpo inerte de su ex líder.
Lexa salió de su cabaña al escuchar repetidas veces la frase jus drein jus daun. Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a su mentora en los brazos de dos de sus mejores guerreros.
—¿Dónde estaba? —fue lo único que le preguntó la comandante a Ripaheda.
—Frente al campamento de los Skaikru. —respondió con sinceridad— Tiene un agujero de bala.
—Así que han sido ellos... —murmuró.
Los gritos de los terrestres no cesaban, taladrando la cabeza de Thalía, quién no aguantaba más sus gritos.
—Shof op! —su grito fue alto y conciso, logrando el silencio en todo su pueblo— Sé que queréis venganza... Y la obtendréis, os lo prometo. Pero ahora mismo no podemos hacer nada. Tienen pistolas que acabarían con nosotros en segundos, no podemos arriesgarnos. Lo único que podemos hacer es darle a Anya la despedida que se merece.
La abogada miró a su comandante y ella asintió, estando de acuerdo con sus palabras.
—Ripaheda tiene razón. Démosle la despedida que se merece.
Los terrestres prepararon un altar con palos de madera donde quemarían el cuerpo de Anya. Cuando ya estuvo todo preparado, algunos de los terrestres agarraron el cuerpo de su ex líder entre lágrimas y la pusieron en el altar.
Lexa, Indra y Lía se pusieron frente al altar. La comandante llevaba una antorcha en la mano, preparada para quemar el cuerpo de su mentora.
—Kom folau, oso na gyon op...
—Kom folau, oso na gyon op! —repitieron todos antes de ver arder el cuerpo de Anya.
—Yu gonplei ste odon... —murmuró la rubia, sintiendo el dolor de todo su pueblo.
Una vez que el fuego se apagó, cada uno volvió a sus labores con melancolía. En TonDC se respiraba un ambiente lúgubre, sombrío.
Thalía no había conocido a Anya, no tan personalmente como lo había hecho su pueblo, pero podía sentir su dolor y no había cosa que le hiriera más que eso.
Vio a Indra meter en una especie de urna las cenizas de Anya para luego acercarse a ella.
—Heda quiere hacer una ceremonia más íntima en un lago al que Anya frecuentaba ir. Quiere que vengas con nosotros. —la rubia asintió— Trae a Alanna, Kenneth y Lynette, estaban bastante apegados a su ex líder.
La morena se alejó de ella, por lo que la Murphy fue a buscar a sus tres amigos, quienes se mantenían con la cabeza agachada frente a una hoguera.
—Chicos —los llamó con suavidad—, la comandante quiere hacer una ceremonia más íntima y quiere que estéis allí. No os voy a obligar a ir si no queréis pero-
—Iremos. —le interrumpió Alanna— Sólo queremos estar un momento solos.
Lía asintió con comprensión y se alejó de ellos para preparar algunas cosas en una pequeña bolsa, tenía pensado quedarse a acampar allí, sabiendo que los Trikru no se encontrarían con ánimos suficientes para volver.
Varios terrestres partieron de TonDC hasta el lago del cual Indra le había hablado a la chica.
Lía iba a un lado de Lexa y se replanteaba el hablar con ella. No sabía si la chica ahora que sabía que su ex gente había matado a su mentora querría seguir manteniendo algún tipo de relación con ella.
—No te odio, Thalía. —habló la comandante— Tú no eres ellos. Yu laik kom Trikru. Yu laik Trikru.
La abogada le sonrió en agradecimiento —Mochof, Heda.
Llegaron al lago al que Anya solía frecuentar y se juntaron en un círculo alrededor de Lexa, que era la que portaba las cenizas.
—Anya kom Trikru sirvió con honor y valentía a su pueblo. —comenzó— Hoy le rendimos homenaje aquí, en el lago dónde la fue nombrada líder de Trikru. Mebi oso na hit choda op nodotaim, Anya kom Trikru.
—Mebi oso na hit choda op nodotaim. —repitieron todos.
La comandante abrió la urna de las cenizas de la ex líder de Trikru y las arrojó al río, dándole su último adiós a la que fue parte de su familia. Todos guardaron un minuto de silencio por respeto a Anya para después comenzar su camino de vuelta a TonDC.
—¿Seguros qué estáis bien? Podemos quedarnos aquí y volver al amanecer. —les decía Lía a sus amigos por el camino.
—Estamos bien, Lía, lo prometemos. —la pelirroja le sonrió levemente.
La ex Skaikru asintió no muy convencida y siguió con el camino. Para cuando llegaron a TonDC ya había vuelto a salir el sol. Nada más entrar, varios terrestres se acercaron a ella y a Lexa con una mirada seria.
—Heda, Ripaheda, hemos capturado a otro Skaikru.
"¿Otro"? pensó la rubia confundida.
La comandante asintió y se fue con ellos seguida de Indra. Thalía suspiró y miró a los otros tres terrestres.
—Voy a volver al campamento, necesito que Nyko me de más ungüento.
—¿Quieres qué alguno vaya contigo? —le preguntó Kenneth, pero ella negó.
—No es necesario, puedo apañármelas yo solita. —la chica se alejó de ellos y se subió a su caballo de pelaje gris para empezar a cabalgar con tranquilidad por el bosque.
No tenía prisa ninguna en llegar, más sentía una extraña opresión en el pecho, como si algo malo fuese a pasar. Trató de no darle mucha importancia a ello, pero cuanto más se acercaba más fuerte se hacía ese sentimiento.
Empezó a escuchar disparos en la lejanía, preocupándola de sobremanera, por lo que comenzó a cabalgar más rápido. Los gritos y disparos cada vez se hacían más nítidos, haciendo que su respiración se atasque en su garganta.
Al llegar al campamento, la imagen que se encontró frente a ella fue grotesca. Había cuerpos y sangre por todos lados, parecía que no quedaba nadie vivo.
La chica se bajó del caballo y se acercó corriendo a Artigas, abrazándolo contra su pecho, rezando por seguir escuchando el latido de su corazón, llevándose una gran desilusión al ver que había llegado demasiado tarde.
—Han sido los Skaikru. —la voz frente a ella derrochaba furia— Eran dos, el que disparó se hacía llamar Finn.
Lía se giró para mirar a Nyko con lágrimas en los ojos. Se levantó del suelo, dejando con delicadeza el cuerpo de Artigas en el suelo.
Miró a el sanador a los ojos y él sintió miedo al verlos. Ya no eran los ojos brillantes de siempre, ahora estaban sedientos de furia. Se dineros de venganza.
Sedientos de sangre.
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