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03: reapercussions

━━━━ CAPÍTULO 03: siega y cosecha

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LAS HERIDAS DE THALÍA estaban cada vez mejor. Ya no sangraban constantemente y pronto se convertirían en simples cicatrices.

Ahora se encontraba afilando su espada mientras no paraba de rodar los ojos escuchando las estupideces que decía Kenneth.

Y al parecer ella tampoco era la única aburrida.

—Neth —lo llamó Lynette—, cállate ya, no nos interesa con quien te acuestas.

—Lyn tiene razón. —concordó Alanna— Todos sabemos que sigues súper enamorado de Echo.

—¿Quién es Echo? —preguntó la rubia intrigada.

—¡Nadie! —gritó el guerrero sin querer seguir la conversación.

—Es una guerrera Azgeda que rompió su pequeño corazoncito. —se burló la pelirroja, esquivando el cuchillo que el chico le lanzó— Dijo que una Azgeda y un Trikru no sería aprobado por nadie. Como ya te contamos, los Azgeda no se llevan muy bien con los doce clanes.

—Oh, ¿es enserio, Kenneth? No sabía que tenías sentimientos. —dijo Ripaheda haciendo un pequeño puchero, burlándose también.

Lynette y Thalía chocaron sus puños, viendo la cara de enfado de Kenneth mientras que Alanna rodaba los ojos, aburrida de su comportamiento infantil.

—Mira quién fue ha hablar, la que todavía sigue perdidamente enamorada del Skaikru imbécil. —le dijo devolviéndole el golpe.

—Uh, ahí te ha pillado, Lía.

—En eso tengo que darle la razón. —habló la peliblanca— Deberías dejar de pensar en Bellamy, sólo te haces daño a ti misma.

—¿Creéis que no lo sé? —la Murphy suspiró— Pensar en todos los Skaikru me hace daño, pero no puedo evitarlo. Son... Eran mi familia. —se corrigió— Ahora vosotros sois mi familia.

Los tres sonrieron. Alanna había sido la primera en confiar en la Skaikru, había sentido una fuerte conexión de hermandad desde el primer momento. Es cierto que Kenneth y Lynette tardaron más en coger confianza, pero ahora, pensaban en que no podía haber una mejor líder para Trikru.

—Y, ¿vosotros qué hacíais en el Arca para divertiros? —la peliblanca cambió de tema.

—Bueno, para empezar, yo no tenía mucho tiempo para divertirme, así que no sabría deciros. La mayoría de las cosas eran ilegales, por lo que no había mucho que hacer.

—Siempre tenéis la opción de tener sexo, ¿no? Eso es un muy buen entretenimiento. —las tres chicas rieron ante las estupideces de su amigo.

—Sí, si eso está muy bien durante un tiempo, pero no es plan tener relaciones las veinticuatro horas del día y los trescientos sesenta y cinco días del año. —dijo con obviedad.

—Además, ¿por qué estamos hablando de esto? Sin ofender, no tengo ningún interés en saber sobre tu vida sexual, Thalía. —habló la pelirroja algo asqueada.

Ripaheda. —la voz que sonó detrás de la rubia hizo que los tres terrestres se pusieran de pie con rapidez y hicieran una pequeña reverencia.

Lía rodó los ojos y se levantó con calma, encontrándose frente a Lexa —Heda. —la saludó de igual manera con un leve asentimiento de cabeza— ¿Qué necesitas?

—Te toca liderar el grupo de exploradores. —le recordó— Deberías empezar a prepararte, partís en diez minutos. —la rubia asintió, por lo que la castaña se alejó de ellos.

Los tres guerreros se despidieron de Alanna y fueron a equiparse para su partida.

En la entrada, todos los exploradores y algún que otro guerrero Trikru esperaban a su líder para comenzar su camino.

La rubia llegó unos siete minutos después ya equipada y acompañada de sus dos más fieles seguidores.

Los terrestres caminaban por el bosque con sigilo, tratando de buscar algún tipo de actividad de algún Skaikru o algún Azgeda.

Thalía tenía miedo.

No quería tener que encontrarse con alguno de los 100 o alguien proveniente del Arca. No sabría cómo empezar la explicación que debería darles o cómo impedir que alguno de sus súbditos matase y torturase a alguno de los que alguna vez fueron los suyos.

Y su miedo aumentó cuando empezó a escuchar voces a unos pocos metros de ella. Le hizo unas indicaciones a Lyn y a Neth para que se alejaran del grupo y la siguieran.

Los tres se escondieron tras unos arbustos y observaron a los cinco adolescentes que caminaban por el bosque.

Los puños de la líder se apretaron al ver como llevaban a su hermano como si fuese un prisionero. Mentiría si no dijera que en su mente no pasaba la idea de ponerse frente a ellos y empezar a gritarles ciertas cosas.

Lía sintió la mano de alguien en su hombre, por lo que se giró, encontrándose con las miradas preocupadas de sus dos amigos.

La Skaikru suspiró y asintió, dejándoles en claro que estaba bien y que no iba a cometer ninguna locura, aunque realmente quisiera hacerlo.

Y, en ese momento, Thalía se dio cuenta de donde estaban. Estaban en el campamento donde los terrestres mandaban a los prisioneros para, principalmente, torturarlos.

Y eso no significaba nada bueno.

Fue ahí cuando se fijó en aquel chico que ocupaba sus pensamientos cada segundo del día.

No había cambiado.

Su aspecto era el mismo, algo más desaliñado, pero no había cambiado prácticamente nada. Estaba justo detrás de su John, empujándolo para que caminara.

Lo idiota también seguía igual.

Los tres guerreros siguieron con el máximo sigilo sus pasos, no tenían pensado atacar hasta que no supieran que se traían entre manos.

—¡Abajo! —escucharon susurrar a Murphy— Ya estamos. Te dije que lo encontraría.

El pelinegro trataba de buscar con la mirilla de su rifle alguna cara conocida o, más específicamente, cierta cabellera rubia que lo seguía por detrás sin que él lo supiera.

—Sólo veo terrestres. —habló— Los nuestros no están.

—Un segundo —lo detuvo Finn—, tienen cosas del transbordador.

—Quizá sepan dónde están nuestro amigos. —contestó el Blake, tratando de verle algo bueno a este asunto.

—O puede que ya los hayan matado. —tras decir eso, la mirada divertida de Kenneth se posó en la rubia.

—Ahora ya sabemos de dónde viene tu "positivismo". —ironizó, ganándose un pequeño golpe por su parte.

—Hijo de puta... —murmuró el caminante.

—¿Qué pasa?

—Ese tío tuerto. —le indicó— Mira el colgante.

—¿Qué es lo qué lleva? —preguntó.

—Lleva el reloj de Clarke al cuello. —el enfado en la voz de Finn era más que notorio.

—No se lo daría sin pelear. —dijo Bellamy.

—Nosotros tampoco.

—De acuerdo, ven conmigo. —le indicó a Collins— Vosotros quedaos, que no os vean. —les dijo Monroe y a Sterling— Si se pone feo, acabad con los terrestres —Lynette y Kenneth no tardaron en apuntar a los chicos tras ese comentario, siendo frenados por Lía, quien les dio una mirada de advertencia—, pero no disparéis al que lleva el reloj y la pulsera, ¿oído?

—Oído.

—Oído. ¿Qué pasa con Murphy? —preguntó la chica.

—Eso, ¿me dais un arma ya? —una pequeña sonrisa afloró en el rostro de la rubia, adoraba que su hermano nunca perdía el sentido del humor ni en la peor de las situaciones.

—Algo parecido. —tras su respuesta, el pelinegro lo agarró por la chaqueta y tiró de él.

Los tres terrestre observaban con detenimiento los movimientos de los adolescentes, intentaban entender que era lo que estaban planeando hacer.

Escucharon el sonido de algo chocándose contra sí y vieron como John chocaba dos piedras, tratando de llamar la atención del terrestre, consiguiéndolo al instante.

El terrestre se acercó con cautela hacia el lugar de donde salía el sonido. Al llegar al lugar donde se suponía que estaba el chico escondido, este ya no estaba.

El hombre miró a todos lados sin bajar la guardia, sin dejar de escuchar el repiqueteo de las piedras. Cuando se dio la vuelta, Bellamy ya estaba ahí listo para golpearlo, dejándolo inconsciente al instante.

Ripaheda, ¿qué hacemos? —preguntó Kenneth, pero la abogada no tenía respuesta alguna. Simplemente no tenía palabras.

—Esperemos a ver que hacen, sigámoslos. —le respondió Lynette por ella, ganándose una sonrisa de agradecimiento por parte de la Skaikru.

Finn salió de su escondite y se acercó al cuerpo del terrestre, sacándole el colgante donde se encontraba el reloj del padre de Clarke.

—Hay que esconderlo en algún sitio. —dijo el Blake.

—Conozco uno perfecto. —tras la respuesta del caminante, los cinco adolescentes empezaron a caminar por el bosque, sin saber que tres terrestres los seguían desde las sombras.

Thalía no sabía que hacer ni que pensar. Estaba demasiado perdida. Sabía que tenía que mantener la cabeza fría y que ya no era la joven y amable abogada que defendía a los criminales.

Necesitaba aclarar su mente.

Los Skaikru llegaron a un búnker del cual los Trikru no tenían idea de su procedencia. Entraron junto al terrestre y cerraron la puerta, dejando fuera a los guerreros.

Los minutos pasaban y los tres chicos estaban empezando a impacientarse. Una rama crujió cerca de ellos, por lo que los tres se levantaron del suelo y se pusieron en posición con sus espadas en mano.

Alguien con una capucha de color azul apareció frente a ellos. Al sacarse la capucha, la Murphy pudo ver a Alanna con una pequeña sonrisa en su rostro, haciendo suspirar a los tres.

—Lanna, ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar en TonDC? —le preguntó Ripaheda guardando su espada.

—¿Y vosotros no deberíais estar con el resto del grupo de exploradores? —preguntó de vuelta. La verdad es que tenía un punto— ¿Qué hacéis aquí?

—Espiar a unos Skaikru que han capturado a Delano. —contestó el guerrero sin despegar su vista de la puerta del búnker.

—Y, ¿está...?

—Sí, Alanna, Bellamy esta con ellos. —el tono de la rubia fue cortante, sin querer darle mucha más importancia al tema.

Su corazón dio un vuelco en su pecho cuando escuchó un disparo proveniente del búnker. La cara y la sensación que recorrió el cuerpo de todos fue unánime.

Los cuatro terrestres sacaron sus espadas y se colocaron en los arbustos más cercanos a la puerta del búnker, esperando a algún otro tipo de actividad por parte de alguno de los Skaikru.

Cuando la puerta fue abierta, todos se pusieron en posición de ataque, esperando a las órdenes de su comandante.

Lía vio salir de primero a Finn, su cara estaba inexpresiva, literalmente no mostraba ningún tipo de emoción, y eso ya la puso alerta. Detrás de él siguieron los otros cuatro chicos, todos demostraban cierta sorpresa, como si hubiesen visto algo inesperado.

Esperaron a que los Skaikru se alejaran lo suficiente para que no notaran su presencia y para que pudieran salir con tranquilidad.

La abogada lideraba la fila, bajando con la máxima precaución las escaleras de aquel antiguo búnker.

Su cara cambió a una de sorpresa total cuando se encontró la estampa frente a ella.

Escuchó el jadeo de la peliblanca detrás de ella, pero no se molestó ni en girarse. Guardó su espada y se agachó frente al cadáver de Delano.

Yu gonplei ste odon... —murmuró.

Yu gonplei ste odon. —repitieron los tres chicos detrás de ella.

—Fue disparado... —murmuró la Murphy hasta que todas las piezas conectaron en su cabeza como si fuese un puzzle.

Finn. Él había disparado. Y él sería el que pagaría por ello.

La Skaikru se levantó del suelo y se giró para mirar a los tres guerreros. La peliblanca tenía la mirada en otro sitio, nunca le habían gustado los muertos. Lynette y Kenneth mantenían su mirada con la de su comandante, pero de vez en cuando la pelirroja desviaba su mirada al cuerpo.

—De esto ni una palabra a nadie, mucho menos a Lexa. —les dijo.

—Pero, Thalía...

—No os estoy preguntando —la cortó—, es una orden, ¿queda claro? —los tres asintieron— ¿Queda claro? —volvió a preguntar elevando la voz.

—Sí, Ripaheda. —le respondieron los tres a la vez.

—¿Qué hacemos con el cuerpo? —preguntó Kenneth.

—Dejadlo aquí. Será mejor no tocar nada. —los guerreros asintieron— Deberíamos volver, pronto se hará muy tarde y debemos volver con el grupo de exploradores.

Los cuatro salieron del búnker sin decir ni una palabra. Pero había algo que Lía tenía muy claro ahora.

Todo iba cambiar. Pero para mal.

guau, no me puedo creer que haya actualizado JSKAJKAAK

siento la demora, pero es que llevo más de un mes con un bloqueo muy heavy, además de que ahora he empezado las clases y tengo mucho menos tiempo libre

prometo tratar de actualizar lo antes posible y ya no hay nada más que decir

recordad que os amo y cuidaos mucho <3

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