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Arisha y HongJoong llacían en una burbuja gigante suspendida en el aire, practicamente a cinco metros del trono de agua donde Eric permanecía la mayor parte de su tiempo.

La chica de cabello claro se mostraba roja. Llevaba sus manos de manera desesperada a su garganta, y poco a poco iba perdiendo fuerza. Ni sus palabras querían salir.
Segundos después el joven capitán se le unió. No podían respirar.

Eric al notar aquello soltó un suspiro pesado y profundo a la vez.

Ay, no sean dramáticos. Es magia, el aire entra. — Informa el dios de los océanos desde su solio. La manera en la que estaba sentado no era muy elegante. De hecho, nada en él representaba elegancia, en vez de eso, él se veía como un adolescente normal en el mu do terrestre. Quizás lo único que lo diferenciaría de uno es su capacidad de respirar bajo el agua y la corona que adornaba su negra cabellera.

Bueno, lo intentamos — dijeron los prisioneros al unísono.

Este es su castigo por intentar robarle a un Dios. En especial tú, linda humana, me hiciste creer que estabas interesada en mi para luego engañarme.

En una burbuja gigante Eric mantenía a sus prisioneros, y aunque tenía otros métodos para encerrarlos y castigarlos ese era su favorito, no solo se veía bien, también podía vigilarlos él mismo.

La puerta del fondo se abrió, dejando ver a dos chicas, una de tez morena con cabello blanco y la otra de tez blanca con cabello color castaño. Ambas con la piel descubierta, lo único que llevaban sobre sus cuerpos eran un par de mini blusas con un mal dobladillo, y restos de trozos de tela colgar por sus caderas. Por suerte su cabello exageradamente largo cubrían zonas importantes de su anatomía.

horror — dice Arisha desde la burbuja para luego darle la espalda a las jóvenes desconocidas.

Maravilloso — musita HongJoong examinandolas, ganándose una mirada extraña de la capitana rival.

Eric los miró de reojos, para él los dos eran una pareja divertida.  No descansaban de las peleas,  y el hecho de que a Arisha le enoje todo lo que HongJoong hace lo vuelve más cómico.

— ¿Pasa algo.

Mi Dios, pasa todo. Perdimos la costa del Mar Celeste, no hay vida en la región, incluyendo a varias especies. — informa la chica de cabello blanco.

Encontramos a ballenas sin vidas, y con ellas muchos animales más — Ahora habló su compañera.

¿Pero cómo es eso posible? — cuestiona Eric sin respuesta alguna. Eso sí que lo había impactado.

En la costa del Mar Celeste los hombres pescadores trabajaban duro de sol a sol para abastecer a sus familias. Ahora solo tendrían una preocupación más en sus hogares. Sin mencionar el hecho de que las criaturas acuáticas también morían.  ¿Que se supone que tendría que hacer?

Las dos hermosas chicas intercambiaron miradas para posteriormente argumentar sus sospechas.
Creemos que se trata de magia. Y debido a su rapidez, no es magia blanca.

¿Magia, eh?— Eric caminaba de un lado hacia el otro para luego repetirlo sin detenerse — ¿Y... ya pensaste en piratas? Quien sabe que monstruosidad hacen esos sucios en mis aguas —   señala con palabras a los únicos piratas en el lugar.

— ¿Disculpe? Nosotros sólo navegamos en la aguas buscando riquezas —  Se defiende Arisha completamente indignada.

— ¿Insinúas que miento? Vamos, pregúntale a tu novio todo lo que hacen mientras "solo navegan" — articuló Eric haciendo comillas con sus dedos.

Antes de que Arisha interviniera nuevamente, HongJoong decidió hacerlo primero.
La verdad es que él tiene razón, hacemos muchas cosas, como sacrificio de animales y de humanos y todo tipo de necesidades — el capitán sonreía de una manera peculiar, con ojos ligeramente caídos y labios curvados hacia un solo lado. Se notaba a leguas que si disfrutaba de ser un pirata.

Que asco — dice Arisha.

Eric solo asentía con la cabeza, y él sabía que no eran lo único que hacían los piratas. El mar diariamente se manchaba de sustancias y objetos de piratas, poniendo en riesgo a muchos animales y a toda criatura que habite en dichas aguas.

La cuestión es que nosotros no somos responsable de este incidente — habla HongJoong.

No creo que su presencia aquí sea una coincidencia. 

Señor — intervino la chica de piel morena — creo que ellos no mienten.

Aquellas palabras captaron toda la atención del Dios de las aguas. Si no eran los piratas los responsables ¿entonces quién era?

Encontramos un cadáver — continuó la chica.






Habían pasado semanas desde que Chanhee ofreció sus servicios a la chica rubia que lloraba a su hermano.  Él anhelaba con todas sus fuerzas ser padre, y al principio no le importaba quien fuera la madre de su futuro hijo, por supuesto eso cambió cuando Sol llegó a aquella sala buscando ayuda. También sabía lo justo que estaba siendo cuando le pidió aquello a a cambio.

Por otro lado pensaba en Yeriseth, quien aún seguía enojada con él, y posiblemente lo esté durante un largo tiempo. Pero lo que más le da vueltas en la cabeza eran las palabras de YoungHoon cuando mencionó que le pediría a Yeriseth su descendencia. Odiaba que la diosa del amor se encaprichara con él,  como él solía decir, pero el hecho de verla con YoungHoon le resultaba molesto.

— ¿Estás interesado en Yeriseth, YoungHoon? — cuestiona SunWoo como si pudiese leer los pensamientos de él.

A este punto todos se encontraban donde Hyunjae, el trayecto había sido agotador, por lo que decidieron descansar en uno de los salones antes de ir a por su objetivo.

Todas las miradas estaban puestas en YoungHoon esperando una respuesta de su parte. Incluso Hyunjae y Kevin sentían curiosidad.

— ¿A mi? Por supuesto que sí, es la diosa del amor, su atractivo físico me ha enamorado — admite YoungHoon.

¿Solo su físico? No te puedes enamorar así — objetó Chanhee.

Si, si puedo.

El dios del sol muerde su labio inferior conteniendo su enojo. No podía creer que algo como eso lo pusiera de esa manera. Y SunWoo pareciera que lo disfrutaba por la manera en que sonreía.

Un segundo, ¿Yeriseth y tú tienen un romance?— cuestiona Hyunjae aún sorprendido.

Es complicado. Ya hay que pensar en la descendencia.

Oh, entiendo ¿y eso le enoja a él? — Dice Hyunaje señalando a Chanhee.

Olvidaba lo directo que era su amigo, nunca tuvo pelos en la lengua para decir las cosas, no importa la poca confianza que tuviera, Hyunjae hablaba sin tener un límite.

SunWoo explotó en risas contagiando a los demás,  a excepción de Chanhee, quien se levantó de su asiento.

— Voy a ver como sigue Sol —  comenta el Dios del sol para luego perderse por los pasillos.

El día era caluroso, el sol brillaba con intensidad, y no era necesario una explicación para saber el por qué. 

Sol se encontraba descansando en una de las habitaciones,  se había desmayado antes de llegar a la fortaleza, sus piernas flaqueaban kilómetros antes, por lo cual no fue sorpresa su desmayo. Y aunque él ofreció ayudarla, ella se negó argumentando que se encontraba bien.

— ¿Quién te pudo hacer esto? —  susurra Chanhee ya en la habitación.

Estaba tan cerca de su rostro que podía ver con perfección cada una de las largas pestañas de la chica.

Mi Dios, lo siento, pero...

— Ya verás a tu hermano después,  primero descansa.

— Pero... — volvió a decir la pelirrubia con poca fuerza.

— Tranquila, tienes que verte bien para tu hermano.

Mi Dios, él está detrás de usted.

Efectivamente si estaba detrás suyo, con una reverencia leve, vestía como un rey, tan reluciente cual diamante.

(...)

  ¿Él es el famoso YunHo? Pensé que estaba en una celda con cadenas en sus muñecas, eso me dijeron — afirma SunWoo examinando al joven cazador.

Lo estaba, pero hice que Hyunjae lo liberara —  admite Kevin orgulloso de si mismo Sabía que no era malo.

¿Pero qué le pasó a su voz? — cuestiona Sol preocupada por su hermano, este último solo baja su cabeza incapaz de dar explicaciones.

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