|Cuentos de Dioses|
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⁽ˡᶤᵇʳᵒ ᵈᵉ ᶜᵘᵉᶰᵗᵒˢ ᵈᵉ ᴹᵉˡᶤᵃᶰ⁾

EL ALMA BLANCA

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Después de la caída del corazón al mundo mortal, Pathereus reunió a sus hijos en el templo del santuario. Esperó a que Chalantia y Ziretaxei dejasen de quejarse sobre la atadura que los uniría indefinidamente, a que Belluthe y Atheexa dejaran de reírse de ellos y a que el resto de sus hijos se detuvieran de expresar en voz alta su preocupación sobre el corazón perdido en el mundo mortal.

Ya que el bullicio no sesó, suspiró profundamente y automáticamente sus doce hijos se quedaron en completo silencio, mirándolo expectantes.

"—Como saben, cuando un objeto divino cae en el mundo mortal, ningúna deidad perteneciente al santuario sagrado puede regresar ese objeto. El corazón deberá ser regresado al santuario por un mortal.—miró seriamente a cada uno de sus hijos.-Lo he ocultado en el mundo mortal y lo he hechizado para que no caiga en manos equivocadas. Es responsabilidad de todos ustedes buscar un alma digna de encontrar el corazón, lo suficientemente pura y buena como para no usar el corazón para el mal, egoísmo o beneficio propio; el alma que ustedes elijan deberá de traer paz y bien a su mundo.

»La elección les tomará cientos de años, deberán ser lo más minuciosos posibles, cada vez que un alma llegue al inframundo deberán conocer cuantas vidas ha vivido y cómo fue en cada una. Nacen almas nuevas cada 100 años, así que deberán revisar cada una de ellas. Todos buscarán al alma más pura que encuentren entre las almas viejas, las nuevas, las perdidas, las vivas y las que esperan su reencarnación. Entonces, cuando la encuentren, prepararán el mundo para su llegada, cuando renazca  y sea el tiempo, el camino al corazón llegará a ella, entonces sabrá cómo romper el hechizo y poseer la magia del corazón para cumplir su destino y hacer el bien, hasta que sea momento de regresar el corazón al santuario."

Después de las palabras de su padre, los Dioses decidieron comenzar con la larga y exhaustiva búsqueda de un alma digna de poseer el poder de un Dios.

La mayor parte de la búsqueda recayó en Epistarum y Chrone;
Ya que al ser Diosa del inframundo, podía ver la constitución de cada una de las almas, cuanto dolor, sufrimiento, alegria, bondad o maldad poseían cada una de ellas.
Y él, al ser la deidad del tiempo, podía ver el pasado de todas y cada una de las vidas de las almas

Tal y como su padre dijo, ningún alma era lo suficientemente pura como para creer que usaría apropiadamente el poder del corazón, cada vez que sus hermanos presentaban ante Epistarum un alma que había sido buena en su última vida, siempre encontraba algo malo en alguna de las vidas pasadas; y cuando no había nada malo en las vidas pasadas, Chrone observaba el futuro más acertado del alma y encontraba algo malo.

Pasaron cientos y cientos de años hasta que finalmente, en el año 1474 un alma tan brillante como la luz, llegó al inframundo.

Epistarum y Chrone ya habían visto millones de almas perdidas en el pasado, pero jamás una que brillase de esa forma.

Parecía ser bastante prometedor, pero la cosa con las almas perdidas era que la mayoría de ellas habían sufrido en su vida anterior lo suficiente como para perderse en el camino al inframundo y vagar por la tierra en busca de algún ser querido o alguna respuesta que los dejase terminar finalmente con el dolor de esa anterior vida.

Todas las almas perdidas que Epistarum había visto, siempre estaban llenas de tristeza y rencor, pues sus muertes normalmente eran bastante grotescas.

Pero, cuando Epistarum tocó el alma, no encontró malicia, ni un solo rastro de rencor u odio... lo único que pudo ver al tocar el alma fue el recuerdo de unos bellos y brillantes ojos azules, tan azules como el hielo debajo del mar, unas pestañas largas y pálidas del color de la nieve.
Epistarum pudo sentir lo que sentía el alma al recordar ese par de ojos. Felicidad, amor, paz, un poco de nostalgia pero la sensación de amor y alegria era tan inmensa que la pasó por alto, incluso escuchó la risa de dos personas.

—No tiene recuerdos, más que unos ojos que le llenaban el corazón de calor y felicidad—le informó a Chrone con una sonrisa.—Es un alma relativamente nueva...solo vivió su primer vida, después de su muerte terrenal estuvo perdido por 1,020 años.

Ante las palabras de Epistarum, Chrone también tocó el alma, intentando ver su pasado, aunque vio lo mismo que la Diosa, unos ojos y escuchó un par de risas. Al no encontrar rastro de maldad en su pasado (por no tener recuerdos) decidió ver su futuro.

Encontró los mismos ojos, escuchó las mismas risas, solo que esta vez pudo ver un trono, el fin de una guerra de siglos, la felicidad de un pueblo, el término de una condena hacia los humanos, el amor y confianza pura que la gente sentía hacia él y la paz que se sentía al observar a dos dragones en el trono.

—Es esta.—declaró en voz alta.—Y debe pertenecer a la dinastía Ryuulkig para que el destino que vi se cumpla. (el animal y escudo de los Ryuulkig siempre ha sido un dragón)

Epistarum lo miró sorprendida, pero no perdió más el tiempo, reunió a sus hermanos para comunicarles la noticia, después de que Chrone les mostrase el futuro que vio, todos los Dioses estuvieron de acuerdo en preparar todo para que el alma blanca pudiese renacer y hacer verdad su destino.

La forma de los Dioses de avisarle a los mortales que el elegido había sido encontrado, se le ordenó a Belluthe regresar los dragones a la vida en Ryuulken.

Los Dioses tardaron 63 años planeando minuciosamente cada diminuto detalle para que el alma pudiese renacer apropiadamente, se ganase el favor y amor del pueblo, fuera seguido por todo un reino, derrocara a uno de los peores reyes de Luthier (su padre)  y cambiase drásticamente la imagen que todos tenían de los Ryuulkig, terminaría pacíficamente dos guerras que iniciaron hace más de mil años, liberaría a las parejas condenadas a muerte solo por amarse, iniciaría la eliminación de la esclavitud y sería el rey más grande, justo y amado de toda la historia.

Todo estaba preparado para ese brillante futuro.

El 13 de diciembre del año 1530 llegó, el día en que el príncipe destinado a la grandeza renacería.
Todos los Dioses miraron su nacimiento desde la distancia, sin poder evitar un poco la emoción, incluso Chalanthia que decía odiar a los humanos, se encontraba emocionada  por el nacimiento.

Pero, cuando su alma se entrelazó con su cuerpo mortal, nadie pensó que sus genes heredarían el don perdido de la dinastía Ryuulkig. En ese instante el destino que alguna vez le perteneció, cambió radical y completamente.

El cuerpo terrenal de Keres le entregó 'el fuego del dragón' que no había aparecido en casi dos siglos, pero, le quitó a su madre y a la vez la vida llena de dicha que pudo haber tenido.

Entonces, los Dioses solo pudieron mirar con frustración la forma en que una búsqueda de 1,020 años y un plan perfeccionado durante 63 años se arruinó en tan solo 10 minutos, cambiando el brillante destino de Keres por uno tan oscuro que podría ser el causante del fin de la raza humana.

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•Chrone no es un Dios.

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K opinan?

Soy la única que se siente mal por Keres? Jsjs pobrecito):

Y eso que a penas lo conocemos por encima:/

De quien creen que sean los ojos de la memoria del alma de Keres?

•no es Llyr, porque él es rubio, no albino.
•no es Eykhe porque a pesar de tener cabello entre gris y blanco, sus pestañas son negras y sus ojos no son de un tono azul tan claro.