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Comenten mucho xfa 🥺
Eso es lo que me hace querer seguir con mis historias.

🫀🫀🫀
—L l y r—

Bajó tranquilamente por la escalera, iluminando su camino con una vela, la colgó del poste frente a la celda y miró a Mavra.

Estaba sentada en el piso, abrazando sus piernas en un intento por mantener el calor, con la manta tirada al otro lado de la celda, debajo de la ropa que le había entregado y junto al plato lleno de comida que le habían llevado la noche anterior.

Llyr suspiró.

De verdad no entendía cual era su problema...entendía que estuviera enojada con él por quitarle su collar, pero no tenía porque pasar hambre o frío.

-Te traje el almuerzo.-informó en voz baja, mientras abría la celda bajo la mirada molesta de Mavra.-No puedes seguir sin comer, lo sabes, ¿no?

La pelinegra simplemente lo miró en completo silencio, deseando que su mirada pudiese matarlo.

-¿Por qué no te pusiste la ropa que te di?-preguntó, dejando el plato con camarones frente a ella.-Estamos en medio del mar y es invierno ...hace mucho frío.-dijo lo obvio.

La chica permaneció en completo silencio, apoyando su frente contra sus recientes rodillas, Llyr apretó con fuerza los labios al notar la ligera forma en que sus brazos temblaban, a penas era perceptible.

-¿Cuanto tiempo estuviste en el agua?-preguntó en voz baja, mirando los dedos heridos y aún abiertos de la chica.

No hubo respuesta.

-Mira, si quieres que te saque de la celda vas a tener que hablar.-dijo serio, mirándola con los brazos cruzados, esperando a que respondiera.

La menor simplemente enterró sus uñas aún manchadas de sangre en la piel de sus piernas. Sus horribles piernas humanas.

El rubio suspiró pesadamente de nuevo, recargándose contra los barrotes.

-No me gusta tenerte aquí abajo como a un animal...-Su mente divagó rápidamente. Incluso el animal de la tripulación tenía la libertad de andar por donde quisiera. Agitó ligeramente la cabeza, alejando esos pensamientos -Pero no te conozco, no confío en ti, no se si eres una loca maniática.

Mavra levantó inconscientemente la mirada, con el ceño fruncido en confusión. Nunca había escuchado esa palabra. Maniática .

-Y pedirte una promesa seria muy imbécil, no somos niños.-continuó hablando.-Si quieres ir a la cubierta y sentir el sol de nuevo tendrás que pedírmelo, no puedo leer mentes.

Mavra rodó los ojos con molestia.

-Claramente.-susurró la menor.-Sino sabrías lo mucho que quiero hacerte daño.

Llyr suspiró, sonriendo ligeramente de lado.

-Agradezco tu sinceridad.-dijo divertido, Mavra lo miró incluso más molesta.

No podía creer que se burlara de ella. Ese estupido pirata.

Aunque Llyr solamente bromeaba en un intento por ser agradable, claro que no sabía que Mavra lo tomaría como un insulto.

-Escucha...-susurró Llyr, mirándola nuevamente serio.-Te llevaré a la cubierta, para que puedas respirar aire fresco, sentir el sol o lo que sea...pero tendrás las manos atadas hasta que decida que no eres peligrosa, ¿entendiste?-dijo, cruzándose de brazos.

Mavra lo miró fijamente a los ojos, apretando los dientes con fuerza.

No podía evitar pensar que aquel 'trato' no era tan malo...ahí abajo era oscuro, no se sentía ninguna corriente de aire, hacía frío y estaba encerrada en una celda sucia y asquerosa, juraba haber escuchado animales chillar por ahí.

Odiaba no poder ver en la oscuridad, los humanos eran tan inútiles.

Si el pirata la llevaba arriba estaría rodeada de desagradables humanos...pero podría escuchar, oler, ver y sentir la brisa del mar; podría mirar el cielo y el sol calentaría su cuerpo.

A pesar de su disgusto, asintió lentamente, apretando sus labios.

-Bien, ponte la ropa para que pueda atar tus manos.-ordenó en voz baja, pero sin perder su tono autoritario.

-No voy a usar esa ropa de pirata.-declaró seria. Llyr rodó los ojos cansado.

-Si quieres ir medio desnuda no voy a intervenir.-murmuró aburrido.-Levántate entonces...

Mavra observó cómo tomaba la larga y gruesa cuerda que colgaba de la pared, suspiró y lentamente intentó ponerse de pie, apoyando su mano sobre el pequeño catre.

Sus temblorosas piernas no sostuvieron su peso por mucho tiempo, haciéndola caer sobre sus rodillas. Bufó, volviendo a intentarlo.

Llyr la miró en silencio, la forma en que abría demasiado sus piernas y las puntas de sus pies apuntaban hacia el otro, mantenía sus rodillas semi dobladas y sus piernas temblaban ligeramente mientras se agarraba con fuerza de la pared y el catre...le recordaba a  Melian cuando aprendía a caminar.

-Parece que estuviste en el agua bastante...-susurró.-¿Necesitas ayuda?

La chica simplemente le gruñó, mirándolo molesta con los dientes apretados.

Intentó dar un paso, pero en cuanto perdió el contacto con la pared detrás suyo, su cuerpo se dirigió nuevamente al piso.

Por mero instinto, Llyr se adelantó y la sostuvo por los brazos, evitando su caída. El rubio suspiró, tomándola de ambas manos.

-Apóyate en mi, ¿de acuerdo?-murmuró.-¿Cuanto tiempo pasaste junto a la roca?

Mavra ni siquiera lo miró cuando respondió entredientes.

-Mucho tiempo.-mintió.
Solo había pasado casi dos días ahí y a pesar de que habían sido unas infernales 40 horas, no había forma de que a un humano se le olvidara como caminar...O eso suponía ella. Así que eligió una respuesta sencilla que explicara el porqué de su torpeza al caminar.

-De acuerdo...-suspiró Llyr, mirándola con una pequeña sonrisa.-Esto será como aprender a caminar de nuevo ¿bien?-Mavra asintió, mirando fijamente sus manos llenas de artilugios brillantes.-Las puntas de tus pies deben de apuntar hacia mi...

Lentamente y apretando con fuerza las manos de Llyr, Mavra logró seguir la indicación del humano, con sus piernas temblorosas por aquella nueva sensación tan extraña de cargar su propio peso.

-Estira las piernas, no dobles las rodillas Mavra.-murmuró Llyr, mirando las piernas de la menor, llenas de moretones y uno que otro tatuaje.-Ahora enderézate, no te inclines al frente, eso te hará caer.

Con algo de infantil temor por caer nuevamente al piso, Mavra apretó las manos de Llyr con tal fuerza que sus brazos temblaron y el pirata sintió sus uñas enterrarse en su piel. A Mavra ni siquiera le importó el dolor de sus dedos abiertos o la puñalada en su palma que el mismo Llyr había ocasionado.

En cuanto estuvo de pie, miró al frente, sorprendiéndose al notar que el pirata era alto, tanto que tenía que elevar la mirada para ver su rostro.

Pero no lo hizo, mantuvo su mirada al frente, mirando el pecho descubierto del hombre.

-Ahora te soltaré...-avisó sutilmente, deshaciendo lentamente el agarre de sus manos, Mavra lo apretó con fuerza, lo miró y negó rápidamente.

El no pudo evitar sonreír casi con ternura.

-Esta bien, no te caerás, yo te sostendré si es el caso, pero creo que lo harás muy bien...-animó dulcemente, como si hablara con su hijo. Mavra bajó la mirada a sus manos, sintiendo como la soltaba lentamente.-Te soltaré y tu darás un par de pasos hasta mi...¿de acuerdo?

Mavra asintió.

Llyr la soltó, dio un largo paso hacia atrás y miró expectante a Mavra, que miraba atentamente sus pies y el suelo. Estiró las manos a sus lados, equilibrándose, dio un corto paso y contuvo el aire hasta que su pie se apoyó completamente en la madera húmeda, lentamente dio un segundo paso y después un tercero; mientras ella avanzaba Llyr caminaba de reversa, sin dejar de vigilarla hasta que finalmente se detuvieron en la puerta de la celda. Él la tomó por los brazos mientras sonreía.

Mavra lo miró rápidamente y para su propia sorpresa, ella se encontraba sonriendo abiertamente, tenía una sonrisa tan preciosa como el resto de su ser. Juró que sus bellos ojos brillaron como si de estrellas se tratasen.

-Lo hiciste.-murmuró sonriente, Mavra asintió emocionada, como una niña pequeña, bajó ligeramente la mirada hasta las clavículas de Llyr, más específicamente en su collar que el pirata le había robado y ahora vestía como si fuera de su propiedad.

Entonces, su bonita sonrisa desapareció abruptamente al igual que el brillo de sus ojos y el ligero tono rosado que había teñido sus mejillas.

El gesto molesto regresó rápidamente a su rostro y alejó de un manotazo las manos de Llyr, rasguñándolo.

-¡Oye! ¿que demonios sucede contigo?-preguntó desconcertado, mirándola con el ceño fruncido.

-No me toques, maldito pirata asesino.-gruñó furiosa. Tomando con fuerza el barrote de la celda.

Llyr rodó los ojos mientras soltó un bufido.

-De nuevo con eso, ¿eh?-murmuró, desenredando la soga.-Supongo que si tendré que atarte.

-Sorpresa, sorpresa, un humano inmovilizando a lo que le tiene miedo.-dijo venenosa, estirando sus brazos frente a él, esperando a que los atase.-No es una pelea justa cuando uno tiene una ventaja tan grande como lo es la libertad.

Llyr comenzó a atar sus muñecas, no sin darle un pequeño y detallado vistazo a las palabras ilegibles a lo largo de ellas. Se preguntó a qué reino pertenecería ese idioma.

-Bien...porque no pienso pelear contigo.-murmuró, comenzando a atarla con la gruesa soga.

-¿Tienes miedo de que yo gane?-Llyr la miró divertido.

-¿En serio?-preguntó incrédulo.-Soy mucho más grande y fuerte que tu, podría hacerte daño; lo que no planeo hacer. No peleo con mujeres que no saben usar un arma.

-Las armas son de cobardes.-murmuró, mirando fijamente el apretado nudo que hacía el pirata con la soga.

-Mavra, ¿por qué en el nombre de los Dioses quieres crear problemas? Intento ser amable contigo.-dijo serio, mirándola fijamente a los ojos.

Joder, esos ojos, eran la luz y la oscuridad, el día y la noche, las estrellas y el cielo nocturno.

Y los ojos de él, eran tan bonitos que solo hacían a Mavra odiarse por admirarlos, tan azules como su hogar, tan claros como el cielo en una mañana despejada, con pestañas doradas como los rayos del sol, tan hermosos.

-Los piratas no son amables, son humanos horribles y despreciables que deberían morir por todo el daño que hacen.-murmuró entre dientes, sintiendo sus ojos cristalizarse.

-Bueno, entonces estarás feliz cuando te deje en Eptum, no tendrás que viajar más con los despreciables piratas.-murmuró molesto.

-Muy feliz de no volver a ver tu estupida cara de asesino y ladrón.-respondió mordaz.

-Excelente.-murmuró, caminando rápidamente hacia la escalera, olvidando completamente que tenía agarrada la punta de la soga en su puño, al dirigirse molesto a la salida jaló a Mavra con él.

La menor tropezó con sus propios pies, cayendo al suelo.

El rubio se giró rápidamente hacia ella, la miró a ella y después a la cuerda en su propia mano. Apretó los labios con remordimiento y culpa.

-Lo siento...olvidé que...

-Cállate pirata.-gruñó, levantándose lentamente, de la forma en que él le había enseñado.

Llyr suspiró, mirándola caminar lenta y cuidadosamente hacia él, hacia la escalera que llevaba a la cubierta.

Realmente no sabía porque lo odiaba tanto. Si, todos le tenían resentimiento a los piratas, pero ella parecía odiarlos con todas sus ganas.

🫀🫀🫀

K opinan?

Adoro esta nueva experiencia ptm 🙊

Btw, ya están leyendo Charmolipi? 🥺🖤

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