Chapter II Buttercup
[ Capitulo 2 Botón de Oro ]
[ The Lightning Thief ]
Percy POV'S
Tuve sueños rarísimos. Todos llenos de animales de granja que querían matarme y otros tantos que me pedían comer.
Debí despertarme varias veces y volver a dormir o desmayarme, no estoy muy seguro, todo estaba borroso. Escuche varias conversaciones, pero nada me pareció tan interesante por que terminaba dormido de nuevo.
La primera vez que me desperté, recuerdo estar recostado en una cama un poco suave y a una persona dándome de comer en la boca. Era una papilla, pudín o algo así, lucía un poco extraña y me negué a comerla al principio, apretando los labios. La persona me susurro algo y detecte que era una chica.
Una chica bonita.
Muy, muy bonita de hecho. Con cabello rubio muy largo como la princesa de Disney Ranpunzel.
-Vamos, sabe bien -me dijo con voz suave y meneo la cuchara frente a mí, como le das de comer a un bebé. No reconocí esa voz y tampoco a ella. Su voz era extraña, bueno su acento era el extraño, la entendí a la perfección, pero tenía un acento británico mezclado con el americano-. Abre grande.
-¿Qué...? -la pregunta quedo en el aire, la garganta me dolía y no pude articular bien mi pregunta. La vista se me nublaba por momentos.
-Medicina o algo así -me respondió-. Come, te dará fuerzas.
-No.....-ella suspiro y me froto la cuchara en los labios. Me llegó un olor extraño, pero lo poco que se me pego en los labios sabía a maíz o algo así.
-No esta feo ¿verdad? -No, no lo estaba-. Entonces come, solo un poco ¿por favor?
Hice lo pedido y me dejé alimentar mientras esa chica me arropaba mejor, me sentí un poco extraño, ninguna niña tan bonita de mi edad me ha tratado con tanta amabilidad en toda mi vida. Mastique ¿El pudín? Me supo a palomitas de maíz con mantequilla, muy calentito y reconfortante, busque otra cucharada y la rubia me sonrió mientras me la daba. A lado de la niña que me alimentaba, estaba otra niña, aunque ambas eran rubias lucían muy diferentes.
Esta segunda niña rubia tenía un aspecto más atlético y rudo, me intimido un poco, no me intimido más solo por que no podía verla bien.
-¿Qué va a pasar en el solsticio de verano? -me pregunto acercándose. La otra niña pareció regañarla, dijo algo y la niña intimidante se alejo.
-¿Qué...? -pregunte medio adormilado.
-¿Qué esta pasando? ¿Qué han robado? Solo tenemos unas semanas. -Se que me perdí parte de sus preguntas o eso creo, por que no entendí casi nada.
-Lo siento.....no se....-conteste, mi vista se nublaba de nuevo.
Escuche un poco de ruido y la chica de rizos se alejo hasta la puerta, mientras la otra me metía una gran cucharada en la boca, callándome. Me perdí en mis pensamientos mientras me alimentaba.
La segunda vez que me desperté, estaban las dos mismas niñas frente a mi cama. Esta vez lucían un poco más nítidas. Una rubia atlética con rizos que leía un libro y la otra que usaba una especie de bata de enfermería y estaba de espaldas haciendo alguna cosa. También tenía el cabello rubio, pero mucho más largo, lacio y frondoso, me recordó un poco al cabello de Rapunzel, por que le llegaba hasta debajo de la cadera en color mantequilla. La luz del sol le llegaba en la espalda y todo su cabello parecía brillar. Estaban discutiendo, la del cabello largo bonito regañaba a la otra de rizos.
Que bonito, peleando mientras yo me muero. Pensé irónicamente mientras ondeaba entre el sueño y el mundo de los vivos. Pronto me quería quedar dormido otra vez.
-¡Ya basta! No es el momento. ¿No ves como esta? -le dijo la niña de cabello bonito a la otra-. Si no vas a ayudarme, entonces vete.
La otra niña gritó otra cosa en un lenguaje extraño y salió azotando la puerta. La de cabello dorado se volteó suspirando y me sonrió. Me sentí un poco nervioso, las niñas no suelen sonreírme.
-Yo.....-ella se me acerco y me aleje por instinto.
-Shhh descansa -me dijo y empezó a acomodar algunas cosas a mi alrededor. Ya estaba casi dormido cuando note que estaba cambiando las almohadas o las fundas, no estoy seguro.
Cuando desperté por tercera vez (ya se, es estúpido que me despierte y duerma tantas veces sin cobrar conciencia del todo) distinguí un cuarto, no había rastro de las dos niñas que me estaban haciendo compañía antes. El sol me daba casi en la cara y me pase las manos recordando conciencia y sentándome.
-Cuidado -me dijo una voz a mi lado. Grover.
-Grover -dije sin creerlo- ¿estas bien?
Recordé un poco de lo que paso. Me atormentaron todas las imágenes y pase saliva con dificultad. Mierda. Grover me dio una caja de zapatos, en ella se encontraba el cuerno del Minotauro. Comenzó a agradecerme por salvarlo y yo solo pude concentrarme en su camisa y en el lugar a mi alrededor.
-El minotauro....-Grover se escandalizó y me interrumpió.
-No digas su nombre -asentí confundido.
-El hombre mitad toro, así es como lo llaman en los mitos griegos ¿verdad? -Grover me asintió con la mirada baja, parecía cansado y triste.
-Has estado inconsciente dos días ¿recuerdas? -Bueno, acabo de enterarme que fueron dos días, pero sí, se que estuve inconsciente un tiempo.
-Mi mamá......¿de verdad ella....? -no pude completar la frase, no tuve el valor.
-Si, lo siento mucho Percy -Grover suspiro-. Soy el peor sátiro del mundo.
-No ha sido tu culpa. -Le dije, dudo que sirva para hacerlo sentir mejor.
-Si lo es, se supone que debí protegerte. -Se agarraba el cabello con frustración y me miro muy triste.
-¿Mi madre te lo pidió? -controle el temblor en mi voz, pensar que nuestra amistad era una mentira me dio nauseas. Perder a mi madre y a mi mejor y único amigo me dio nauseas.
-No, ella sabía que te estábamos vigilando, pero no hablábamos en persona. Es mi trabajo como sátiro, bueno, lo era. -La pena en su voz era evidente.
Iba a decirle algo, pero las nauseas y el mareo regresaron. Grover se apresuro a sentarse a mi lado y pasarme un vaso con un popote.
-No te esfuerces mucho, toma esta. -Lo hice.
El sabor me sorprendió, pensé que sabría a jugo de manzana y en lugar de eso, el liquido sabía a galletas calentitas con trocitos de chocolate y no cualquier galleta, es el sabor de las galletas que prepara o bueno, preparaba mi madre en casa. El sabor me reconforto y sentí un calor intenso, como una recarga, una recarga de energía en todo el cuerpo. Todavía me siento un poco triste, sentí como si mi madre me hubiera dado una galleta igual a cuando era pequeño. El recuerdo me hizo sonreír.
-¿A que sabe? -me pregunto. Sonó tan curioso que me sentí mal.
-Perdón, debí dejarte un poco....
-Oh, no es eso -rio-, solo tengo curiosidad.
Le dije a que me sabía y él bajo la mirada triste.
-¿Cómo te sientes? -me pregunto el sátiro.
-Podría lanzar a Nancy Bobofit a cien metros de distancia. -respondí y Grover asintió.
-Eso esta muy bien -sonrió-. Vamos, hay alguien que te esta esperando.
-Espera -Grover me miro-, había alguien aquí....una niña como de mi edad, rubia.
Grover se quedo en silencio.
-¿Una chica rubia?
-Si, rubia. Su cabello es como dorado o color mantequilla. Se parece un poco a Ranpunzel -dije, esperando que esa comparación la hiciera mas fácil de reconocer. Por que se que vinieron a verme dos rubias.
-¿La de cabello largo y bata? -asentí sonrojado, Grover sonrió y soltó un bufido divertido-. Percy, no te aconsejo que intentes algo con ella. Acabaría contigo igual que un insecto.
-¿Eh? ¿Cómo dices? -pregunté confundido.
-Te clavaría una flecha en la cabeza o te daría unos buenos golpes.
-Solo quiero saber su nombre -insistí. Grover seguía con esa sonrisa divertida en sus labios.
-Ayla. -Contesto Grover-. La chica por la que preguntas, se llama Ayla. Puedes verla muy seguido aquí en la enfermería. Trabaja aquí.
Así que Ayla. Es un bonito nombre, algo raro, pero bonito.
-¿Dónde esta? -La verdad quiero disculparme, lucí como un idiota al negarme a comer y ser tratado como un bebé.
-En un rato la vas a ver -bueno, eso esta bien para mí-. Pero de nuevo, no te aconsejo que la hagas enojar. No si no quieres acabar atravesado por una flecha o por una espada.
Avanzamos por el lugar y me di cuenta de lo bonita que era la vista. El césped fresco, una playa a unos metros y un bonito campo de fresas. Grover me guió por la que llamó "la casa grande" hasta que estuvimos frente a unas personas. Se trataba de un señor regordete que parecía un bebé, un bebé viejo, como los de las pinturas renacentistas, esos ¿Cómo se llaman? ¿Palbulines? No, eran querubines. Usaba barba y su cabello era negro y rizado, bajo el brillo del sol me pareció que lucí, incluso algo morado como el vino tinto. A su lado estaban las dos chicas rubias que vi en la enfermería y el señor.....¿el señor Bruner?
Cuando vi que, en vez de piernas y una silla de ruedas, el señor Bruner tenía todo el trasero y patas de un caballo, juro que pensé que estaba entrando en una dimensión paralela o que todavía estaba dormido. Explicarme lo que es un equino, me hizo volver a la realidad y también hubo algunas presentaciones y más explicaciones.
-Percy, que bueno que ya despertaste -me sonrió el antiguo señor Bruner, cuyo nombre al parecer era Quirón-. Ya somos cuatro para el pinacle.
Me ofreció una silla a la derecha del señor querubín, quien me miro con los ojos inyectados en fastidio y cansancio.
-Bueno, supongo que tendré que decirlo -gruño arrastrando las palabras, parecía estar borracho-. Bienvenido al campamento mestizo o lo que sea. Ya está, ahora no esperes que me alegre de verte. ¿Sabes jugar?
Con algo de vergüenza le confesé que no se jugar. El hombre me explico las reglas rápido y con desesperación, seguro ansioso de que yo me largara lo más rápido posible de su vista. Bueno, tampoco es que yo tenga muchas ganas de estar aquí con él.
-Vaya, muchas gracias -moví la silla un poco lejos de él. Ya se que no nos vamos a llevar muy bien.
-Ayla, Annabeth -llamó Quirón, las dos chicas rubias dieron un paso adelante, estaban de pie frente a la mesa-. Percy, esta es Ayla Brown -señalo a una de ellas, la de cabello largo-, la jovencita que cuido de ti mientras estabas inconsciente. Y esta es Annabeth Chase, ella les hizo compañía.
Las dos eran muy diferentes, aunque ambas fueran rubias. Annabeth es la de cabello rizado y corto hasta los hombros. Es un poco más alta que yo y tiene un aspecto atlético y ojos grises muy intimidantes, por su bronceado, me recordaba a una surfista californiana. Ella me miro con los brazos cruzados y el ceño fruncido, como si me estuviera analizando o apunto de aplastar a un insecto, me saludo con un leve asentimiento, como un soldado. Pase saliva con nervios.
A la otra la reconocí de inmediato. Ella fue quien me dio de comer. Mis mejillas ardieron de solo recordar como me comporte, como un bebé malcriado. Ayla parecía más tranquila, aunque también se veía muy fuerte, solo era un poco más bajita que yo. Su cabello es lacio, ligeramente ondulado y grueso, de un color mantequilla que resplandecía bajo el sol. Tiene unos ojos color celeste, tan celestes que resaltaban con solo mirarla, el cielo no era tan celeste como sus ojos, al verlos, solo pude pensar en el hielo o en los ojos de los albinos. No se por que, solo verla me recordó al oro o a la mantequilla.
-Bienvenido al campamento, Percy. -Me dijo con su inusual acento. Sus ojos eran grandes y delicados, con pestañas muy rubias, parecían ojos tristes a pesar de que me sonreía. Como los ojos grandes y tristes que pintaban en los cuadros de la época victoriana-. Me llamo Ayla Brown. Soy una de las encargadas de la enfermería, espero no verte por ahí tan seguido.
-Ayla, Annabeth. Vayan a ver si Percy ya tiene listo su lugar para dormir.
-Claro. -Respondieron ambas.
Annabeth paso por mi lado con indiferencia y el ceño fruncido, su hombro choco con el mío y me hizo retroceder un paso. Estaba siendo un poco agresiva en estos pocos segundos de interacción, tal vez esta molesta conmigo por que se peleo con Ayla y creo que fue mi culpa.
Hablando de la reina de Roma, Ayla paso por mi lado con una expresión tranquila, trate de no mirarla, por que aún me siento avergonzada por la escena con el pudín o esa cosa. Antes de alejarse sentí su mano sobre mi hombro y la miré sorprendido.
-No se si lo sepas -comenzó-, pero cuando duermes babeas. Tuve que cambiar tus fundas al menos dos veces. -Dicho eso se alejo, su cabello ordenado detrás de ella como una cola de sirena o un velo.
-¿Eh? -me quede en shock y me sonroje, maldición, ahora tengo que agregar una cosa más a mi lista de momentos que me avergonzaron frente a la chica que me cuido.
Al parecer sería un largo primer día.
.....
Mi vida dio un giro tan drástico, que parecía una maldita telenovela de esas que veía mi vecina a todo volumen y con las que llora a mares.
Los dioses existen, todos esos mitos son reales y coexisten en la tierra, los dioses se mudan de lugar en la tierra cada tanto. Hay un velo extraño que oculta todo lo mitológico de un ojo humano normal y todo eso. El campamento esta protegió por un pino mágico o una cosa así, que antes era la hija prohibida del señor de los cielos y cuando murió fue transformada en un pino. Eso también, los tres dioses principales habían prometido no tener más hijos, y obviamente el señor "me gustan todos" lo rompió. El director del campamento es el dios del vino y mi profesor es un centauro, mi mejor amigo es una cabra y mi madre esta...bueno, muerta. Mi vida si que daba cambios inesperados.
En cuanto me repuse de todas estas nuevas noticas. Quirón me llevo a dar un paseo o un pequeño recorrido. Me explico que nosotros los campistas estamos encargados del campo de fresas y que es una cualidad del directo. Al parecer su presencia vuelve locas a las fresitas y las hace crecer más rápido. Funciona mejor con el vino, pero le prohibieron cultivar uvas para crearlo, así que cultiva fresas y esa es nuestra coartada y medios de ingreso. Una locura tras otra. Pasamos por una increíble cacha de voleibol y recorrimos las cabañas, todas estaban alineadas como en forma de la letra "U" y todas tenían diseños y esencias diferentes. Quería seguir viendo el partido, pero Quirón tenía otros planes, pues me llevo a otro lado. Bajamos por una colina y note a las dos rubias en frente a una de las cabañas. La cabaña que más parecía una cabaña normal. Todas las demás son un poco curiosas.
-No castigarán a Grover ¿verdad? No fue su culpa, fui yo el que me escapé cuando le prometí dejarlo llevarme a casa.
-Me temo que no es mi decisión, es desición del consejo y esta ya era su segunda oportunidad.
Eso me dejo confundido, pero trate de no demostrarlo.
-¿Está seguro? -Quirón asintió.
-Grover es muy soñador y aún es joven, no dudo que le den otra oportunidad.
-¿Cuántos años tiene? -casi me muerdo la lengua cuando me lo dijo.
-Veintiocho.
-¿Qué carajo....? -carraspeé corrigiendo mi lenguaje cuando vi como me miro Quirón con desaprobación-. ¿Y sigue en sexto?
-Los sátiros crecen mucho más lento que los humanos normales. Grover ha sido el equivalente a un chico de secundaria por los últimos seis años.
Sentí pena por el que consideraba mi mejor amigo. Quirón me siguió dando un recorrido y explicándome algunas cosas sobre el campamento, que si no ir al bosque sin un arma, que si las clases de griego, que si las clases de aquello, un montón de cosas que bailaban en mi cerebro sin establecerse en su lugar. Voy a culpar a mi THDA de esto y no a mi mismo por no prestar bien atención.
Llegamos a una de las cabañas. Annabeth sostenía un libro y lo hojeaba con calma, trate de leer el titulo, pero no entendí ni una sola palabra, luego capte que el libro no estaba en español, estaba en griego. Notando mi mirada, cerro su libro y me miro seria. Ayla se caminaba a unos pocos metros dando vueltas en círculos y refunfuñaba en voz baja, como peleando con ella misma. Parecía un león enjaulado o un conejito desesperado por saltar.
-Jovencitas -tan pronto escucho la voz de Quirón, Ayla se calmo y camino a nosotros sonriendo-, tengo clase de arco para profesores en un rato, ¿pueden encargarse de Percy?
-Claro, nosotras nos encargamos -dijo Annabeth.
-Quirón, yo podría.....-fue interrumpida.
-No, Ayla tu ya disté una clase en la mañana -ella hizo un puchero y asintió-, cabaña once, buena suerte, Percy. Estas en tu casa.
No me sentí así.
Observe el exterior de la cabaña con curiosidad, parecía...linda, supongo. Salí de mi ensoñación cuando alguien tomo mis hombros y me dio un empujón suave. Se trataba de Ayla y me sonrió.
-Vamos, no tenemos todo el día, niño babeante. -Fruncí el ceño ante el apodo y ella me sonrió traviesa.
Iba a responderle, pero justo Annabeth abrió la puerta y pude ver la cabaña once. La cabaña del dios Hermes estaba llena de gente, y me refiero a de verdad, mucha gente. Las literas estaban llenas, había mochilas y cosas regadas por todos lados y casi todo el espacio del suelo estaba ocupado con sacos para dormir y maletas. Más que una cabaña, me recordó a un centro de evacuación. Quirón no entro a la cabaña, pero todos al verlo hicieron una pequeña reverencia y pusieron atención.
Vaya.
-Bueno, Percy, te veo a la hora de la cena -y se fue a todo galope. Casi desee ser un equino también. Luego recordé que un trasero como ese no cabe en un escusado y se me pasaron las ganas.
Observe a todos los chicos, eran altos, casi todos eran atléticos y tenían una mirada en los ojos que no me decía si me estaban observando o esperando a vaciarme los bolsillos. Al entrar me tropecé, escuché a Annabeth bufar y Ayla me abrazó por los hombros para levantarme y les sonrió a todos.
-¡Hola, chicos! -grito. Muchos de los chicos presentes suspiraron al verla ¿Cómo no hacerlo? Era muy bonita-. Les traigo carne fresca -me señalo palmeando mis hombros-. Trátenlo bien.
-Este es Percy Jackson -dijo Annabeth-. Percy, te presento a la cabaña once.
-¿Normal o por determinar? -preguntó un chico en una de las literas, parecía un mono araña, pues estaba acostado de cabeza como Spiderman.
-Por determinar. -Informó Ayla con una cara avergonzada. Todos se quejaron al mismo tiempo. Pero un chico rubio camino hasta mí.
Es alto y de cabello rubio. ¿Todos son rubios aquí o que? Con ojos azules y sería my popular si no fuera por esa grotesca cicatriz que le llegaba desde el ojo hasta cerca de la mandíbula. A pesar de su intimidante aspecto, me sonrió.
-Hola. -Me saludo y yo solo salude con la mano. Me siento un poco, inquieto.
-Este es Luke -nos presento Annabeth, algo en su voz se escuchaba diferente y sus mejillas estaban sonrosadas, noto mi mirada y carraspeó-, será tu consejero por el momento.
-¿Por el momento? -¿Es que me iban a transferir o algo así? Estoy harto de los viajes y de caminar, me quiero sentar, maldita sea. Se que soy un poco muy holgazán, esta bien, no me molesta para nada. Este holgazán sólo quiere holgazanear.
-Eres un por determinar -me explico Luke-, aún no saben en que cabaña ponerte, así que de momento estas aquí. La cabaña once acoge a todos los recién llegados, todos los viajeros o visitantes. Nuestro padre es, evidentemente, Hermes dios de los viajeros. Este es tu lugar.
Mire el saco de dormir doblado en el suelo. No había nada ahí que señalara que ese pequeño rincón era mío, ni una mochila o mi nombre. Nada, como si no existiera, como si no estuviera aquí. Solo el cuerno del minotauro y pensé en dejarlo ahí. Pero recordé que Hermes también es el dios de los ladrones
-¿Y cuanto tiempo voy a estar aquí? -pregunté un poco ansioso, sentí como que me iban a asaltar o sacar la stripes y reemplazarlas con cualquier cosa que traficaran en cualquier momento. Todo quedo en un silencio muy incómodo.
-Hasta que determinen, es obvio. -Respondió Ayla.
-¿Y eso cuanto tardara? -de nuevo reino el silencio incomodo, de pronto todos se rieron y yo mire hacia abajo ¿Qué era lo gracioso?
-Vamos, Percy-me dijo Ayla tomando mi muñeca. Su mano es suave y su piel es incluso más blanca que la mía-, Annabeth y yo te mostraremos la cancha.
-Ya la he visto -declaré, pero esos ojos me dijeron un "se que ya la viste, nos vamos" así que la seguí sin hacer preguntas, parecía ser lo mejor.
Ayla parecía ese tipo de persona al que debes escuchar sin dudar.
Ayla me jalo de la muñeca y tiro de mí hasta salir de la cabaña y cerrar la puerta, aún podía escuchar el ajetreo dentro de la cabaña, pero sirvió para relajarme, no note que me sentía tan tenso ahí dentro. Unos metros más adelante me soltó y se paro frente a mí.
-Tienes que esforzarte más Jackson -me dijo-. Entonces lo lograras.
-¿Qué? ¿Lograr que?
-No me creo que pensara que eres el elegido. -Annabeth se agarro el puente de la nariz con desespero, estaba por decirme algo, pero Ayla le dio una mala mirada, Annabeth pareció entender, pues se retractó y retrocedió. Pero yo no.
-¿Qué te pasa? Yo no hice nada, solo maté un estúpido minotauro..... -los ojos grises de la niña se llenaron de rabia.
-¡No hables así! -me grito-. ¿Sabes cuantos chicos en este campamento desearían tener la oportunidad que tu tuviste?
Ayla retrocedió un poco y note que sus manos comenzaron a temblar. Ignore eso por un momento, estoy ocupado con otro asunto. Estoy acostumbrado a pelar con la gente.
-¿La oportunidad de que te maten? -ella gruño.
-¡La oportunidad de probarte a ti mismo! Probar tu valía, ¿para que crees que entrenamos tanto? -negué con la cabeza.
-Mira, si ese era el real Minotauro....el del mismo mito. -Me interrumpió.
-¿Quién más seria? -ella miro de reojo a su amiga, quien seguía mirando a un lado, como perdida en sus pensamientos.
-Pues solo hay uno ¿verdad? -me miro como si me creyera idiota.
-Si.
-Pero lo mato ese tipo....Teseo...hace un montón de siglos ¿no? -. Annabeth suspiro y toco el hombro de su amiga, trayéndola a la realidad.
Ayla parecía temblar y Annabeth le susurro algunas cosas al oído, luego de eso, la rubia suspiro y me dio una mirada de cansancio.
-Los monstruos nunca mueren Percy, pueden matarse, pero no mueren -me dijo-. Sólo se van por un tiempo. Por toda una vida si tienes suerte. Pero no mueren. Siempre regresan.
-¿Quieres decir, que si matará a uno....? -la pregunta quedo en el aire, ella asintió.
-Si, esa fu....digo. Tu maestra, ella sigue hay afuera, lo único que hiciste fue hacerla enojar y mucho.
Bien, estoy perdido, quiere irme a casa. Ah es cierto, ya no tengo.
-Casi la llamas algo, es una furia ¿No? Las torturadoras de Hades. -Ayla me tapo la boca con su mano y me miro seria. Y ambas rubias miraron el suelo, como si temieran que la tierra se fuera abrir y tragarnos enteros.
-No digas sus nombres, los nombres dan poder -arqueé una ceja con fastidio. Su mano se sentía cálida en mi piel, como el sol en un día de primavera-. Cuando las nombramos, les decimos "las benévolas"
Luego de eso me aparto la mano, su toque fantasmal me persiguió unos segundos.
-¿Existe algo que podamos nombrar sin que aparezcan los truenos?
Creo que no supieron que decirme. Así que cambie mi pregunta.
-¿Por qué hay tanta gente en la cabaña once? Ya no hay espacio. Hay muchas camas vacías en las demás. -Señale las otras cabañas.
-¿Acaso no entiendes? ¿Eres idiota o algo así? -Ayla le puso una mano en el hombro a su amiga y esta gruño cruzándose de brazos.
-No se elige la cabaña Percy -me respondió Ayla, sería, pero tranquila-, la cabaña se asigna por quienes son tus progenitores. De tu madre o de tu padre.
Me miro como si esperara que le respondiera. Lo pensé un momento y luego hable.
-Mi madre es Sally Jackson. Trabaja en la tienda de caramelos de la estación Grand Central. Bueno, ahí trabajaba. -Todavía no puedo creer que esto sea verdad.
-Siento lo de tu madre. De verdad -sus manos temblaron un momento, pero me miro a los ojos-, pero no me refiero a eso. Me refiero a tu padre.
-Murió, nunca lo conocí. Mi madre dice que se perdió. -No conté lo demás, no se me hizo necesario.
-Tú padre no esta muerto -me dijo esta vez Annabeth.
-¿Cómo puedes decir eso? ¿Acaso lo conoces? -me enoje ¿Cómo se atreve a cuestionar lo que le estoy diciendo?
-No, pero te conocemos a ti. -Respondió Ayla.
-Mentira. -Bufé.
-Mira, voy a dártelo así -Ayla se paro frente a mí como una maestra o una profesional dando una clase-, puedo apostar que te han echado de un montón de escuelas.
Me sorprendí y boqueé incrédulo.
-Estoy cien por ciento segura que te diagnosticaron dislexia o THDA o quizás las dos. -Me tragué mi vergüenza y sentí mis mejillas estar rosadas.
-¿Y eso importa? -Me sentí avergonzado con la idea. Sería un idiota aquí también.
-¿Cómo que "eso importa"? -Preguntó Annabeth.
-No tienes de que preocuparte. Todos aquí lo padecemos es normal -me contó y eso me alivio un poco-. La dislexia es por que tu mente esta preparada para leer el griego. No para este idioma. El THDA son tus reflejos de batalla, ves demasiado no demasiado poco. Tus sentidos son mejores que los de un humano normal. Sin ellos considérate muerto.
-Por supuesto que los doctores quieren medicarte. La mayoría son monstruos que quieren matarte o comerte entero. -Me dijo Annabeth.
Eso es asqueroso. Comer niños, que asco.
-Hablas como si.....-me interrumpió.
-¿Me hubiera pasado lo mismo? Sí, fui diagnosticada con los dos cuando tenía como cinco años. Percy, a todos aquí nos sucedieron cosas parecidas. Somos iguales.
-Pero eso no me hace uno de ustedes. -Ella rodó los ojos y note que su paciencia se estaba agotando.
-Tú lo sabes bien. Somos mestizos, mitad mortales, mitad......-Negué.
-No, yo no soy así. -Suspiro.
-Si no fueras como nosotros, la ambrosía y el néctar te habrían matado y tampoco habrías sobrevivido al minotauro. Es evidente que eres uno de nosotros.
-¿Eh?
-La comida y bebida que te dimos en la enfermería. Un humano normal habría muerto, se te habría quemado todo el cuerpo y tu sangre....
-¡Está bien! Ya capte el mensaje -ella me miro cautelosa-. Eso significa que, de no haber sido como ustedes, ¿esa cosa me habría matado? ¿Así nada más?
Ayla palideció, como si la idea le aterrara.
-Bueno, si -contesto temblorosa.
-Pero eso nunca pasa. Siempre tenemos la razón. -Contesto Annabeth en su lugar.
-Y de equivocarse habrían matado a una persona. -La chica de ojos celestes, Ayla, me rodó los ojos con un poco de diversión.
-Ya estabas casi muerto cuando llegaste de todas formas. -Se encogió de hombros, mirándome con un destello de diversión.
-¿Y? -Pregunté confundido con su mirada.
-Técnicamente, solo habríamos acelerado el proceso. -Sonrió socarrona y me envió un escalofrío en la columna, ya no había rastro de esa niña que tembló hace pocos minutos.
Oh dios mío. Eso fue aterrador.
Entonces una voz exclamó:
-Pero si es un novato. -Dijo una chica corpulenta de la cabaña cinco y venía con varios de sus hermanos y hermanas, avanzaban con paso lento y divertido.
Como si yo fuera su nuevo juguete.
-¿Por qué no te vas a pulir tu lanza o algo así? -Le dijo Annabeth.
-Seguro, señorita princesa -el apodo hizo que las mejillas de Annabeth se colorearan de rojo, pero un rojo de furia-. Para atravesarte con ella el viernes en la noche.
Todos sus secuaces rieron por su chiste. Annabeth estaba roja hasta las orejas y parecía tentada a lanzársele encima a esa tal Clarisse.
-¡Erre es korakas! -replico Ayla y de algún modo entendí lo que dijo "Vete a darle de comer a los cuervos" en griego. Aunque me dio la impresión de que era un mejor insulto por la reacción de la cabaña cinco.
-Los vamos a pulverizar. -Gruño Clarisse caminando hasta Ayla. Clarisse era más alta que Annabeth yo y Ayla.
Pero la rubia de ojos celestes pálidos no retrocedió. Plantó bien los pies y miro hacia arriba con un aire de confianza y superioridad. Una sonrisa apareció en sus labios. Todo en ella gritaba que quería provocarla y lo estaba logrando.
-Quiero verte intentar. -Le dijo con voz tan suave, que cualquiera que no hablara nuestro idioma, pensaría que le esta diciendo algo lindo.
A Clarisse le tembló el párpado y se giro hacia mi.
-¿Y este enano? -Me ofendí. Lo admito, pero si estoy un poco bajito. No para mi edad, pero si comparado con los chicos y chicas del campamento. Pero solo un poco, tampoco soy un enano.
-Es Perseus Jackson -dijo Ayla-. Percy, esta es Clarisse, cabaña cinco, hija del dios Ares. -Yo parpadeé haciéndome el que estaba pensando.
-¿El dios de la guerra? -Clarisse me miro mal.
-No, el dios de los malditos pasteles. Si el dios de la guerra, estúpido ¿Algún problema? -Replico con desdén.
-No, es solo que -también sonreí-, eso explica el mal olor.
Clarisse gruño y Ayla se tapo la boca ocultando su carcajada, ahora era Annabeth quien la miraba mal y con preocupación. A los segundos, la rubia no pudo más y estallo en carcajadas mientras se sostenía el estomago y se apoyaba en el hombro de Annabeth.
-Tenemos una ceremonia de iniciación Pressy. -Ayla dejo de reír de golpe.
-Es Percy ¿no sabes escuchar? ¿o es que hay demasiada soberbia y ego metidos en tus oídos y no te dejan escuchar bien? -Eso la hizo enfurecer más.
-Lo que sea. Ven te la mostrare -Annabeth se adelanto y se paro frente a ella-. Quítate de en medio sabelotodo -la hizo a un lado.
-¡Hey! -reclamo Ayla- ¡Basta!
Ayla parecía firme, pero la quito con mucha facilidad del medio. Tampoco quiero su ayuda, soy el nuevo y tengo que ganarme mi reputación. No me importa molerme a golpees con alguien, lo hice en el pasado. Participe en varias peleas en mis antiguas escuelas, una de las tantas razones por las que me expulsan de cada colegio que piso.
Le lance a Ayla mi cuerno de minotauro y me prepare para pelear. Cuando me di cuenta, me había arrastrado a los baños de las chicas. Lance puñetazos y patadas, tampoco soy bueno peleando, aunque lo hice muchas veces antes. Clarisse era muy fuerte y no me soltaba. Escuche como Annabeth y Ayla gritaban mientras me seguían. A pesar de ser el baño de niñas, olía asqueroso, como cualquier baño publico. Si aquel era el baño de los dioses, me imagino que pueden pagar por algo más decente para sus hijos, es decir, hello. Si yo tuviera hijos no les dejaría un baño como ese.
Las amigas de Clarisse se reían junto a ella. Intenten encontrar fuerza, pero no me salía de ningún lado.
-Si, seguro este derroto al minotauro y es material de los tres grandes -se burlo la hija de Ares- seguro el minotauro se murió de risa al verte.
Ayla y Annabeth llegaron a toda prisa. Ayla parecía muy preocupada y miraba la escena apretando el cuerno de minotauro que le di a cuidar, Annabeth parecía confusa, como I trata de buscar que hacer.
Clarisse intentó empujarme la cabeza a la taza. Apestaba a aguas oxidadas y bueno, otras cosas asquerosas. Luche por mantener mi cabeza lejos y viendo esa agua asquerosa, fue que me decidí. No dejaría que me hicieran eso ni en broma.
Entonces ocurrió algo extraño. Sentí como un tirón de tripas, un revoltijo extraño, no parecido al dolor de estomago, solo un tirón raro. Oí como las tuberías crujían y se estremecían. Clarisse también lo escuchó, por que me soltó el cabello, estaba confundida tanto como yo. Un chorro de agua salió disparado del escusado y realizo un arco perfecto por encima de mi cabeza y se dividió en varios chorros que mojaron a Clarisse y sus amigas con agua de retrete. Yo me caí de espadas, escuchando los quejidos de Clarisse y sus amigas.
Me voltee justo cuando el chorro les dio directo en la cara, con tanta fuera que cayeron sentadas al suelo entre gritos y maldiciones. Ella se resistía dando manotazos, pero la presión del agua era fuerte. Las regaderas también entraron en funcionamiento y todas ellas se encargaron de mojar y arrinconar a esas chicas en una esquina, hasta que terminó sacándolas del baño.
En cuanto se fueron, el tirón en mis tripas desapareció y mire a mis lados impresionado. El baño entero estaba inundado Ayla y Annabeth seguían en la puerta y estaban tan impresionadas como yo y muy mojadas, goteaban agua a de la cabeza a los pies y sus cabellos se habían aplanado. Mojado, el cabello de Ayla parecía ser mucho más largo. Por suerte ellas no fueron empujadas por el agua, se encontraban bien.
Mire a mi alrededor y note que estaba sentado en el único espacio seco del baño y que no tenía ni una gota de agua en el cuerpo o la ropa. Había un circulo a mi alrededor, como un escudo o una cosa así. Estaba completamente seco.
-¿Cómo has...? -Annabeth no termino su pregunta, pues su amiga la tomó de los hombros zarandeándola de un lado a otro con una enorme sonrisa en la cara.
-Guau....eso.....-Suspiro Ayla, me preocupo que estuviera molesta- ¡Eso si que es otra onda! -Gritó emocionada, Annabeth trataba de sostenerse de la pared, pues su amiga no dejaba de zarandearla por el brazo y saltar como un conejito emocionado.
-Yo no fui....no se como....-Eso no le importo a Ayla, quien corrió hasta mí y comenzó a zarandearme ahora a mí. La pequeña rubia tomo mi brazo y me jalo de delante hacia atrás, como un muñeco de trapo.
Annabeth seguía en silencio y con la mirada perdida. Su amiga, por el contrario, era un caos de emoción.
Soltó mi brazo por un momento y sonrió, su cabello se pagaba a su cuello y a los laterales de su cara, enmarcando su rostro en forma de corazón. De esta forma, con el cabello húmedo y oscurecido por el agua, sus ojos resaltaban todavía más. Me lanzó mi cuerno y tuve que atraparlo en el aire, pues ella sostuvo mis hombros con ambas manos y comenzó a saltar, mover mucho los pies y darme golpecitos emocionados impulsándose de mí. Admito que dolió un poco, pero su emoción me dio risa y me hizo sonreír. Era divertido, jamás vi a alguien estar tan feliz a mi alrededor.
-¡Claro que fuiste tú! ¡Fue fantástico! Tú te agachaste y pensé "oh no, tragara agua de escusado en su primer día" y entonces ¡BAM! El agua sale disparada y ¡BOOM! Todas las tuberías y regaderas exploran, luego ¡ZAS! Clarisse y sus amigas salen arrastradas por el agua como peces arrastrados por una cascada -por cada palabra onomatopeya, ella hacía mímica de explosiones y manos mágicas-. Y luego nosotras nos vimos arrastradas con tu agua sucia, seguro apestamos ¡Pero eso no importa! Estuviste genial, bien hecho.
-Oigan, tenemos que irnos. -Nos dijo Annabeth. Ayla suspiro, en ese suspiro se fue toda su energía.
-Oh claro -se calmo de la nada, no parecía que hace pocos segundos iba a dejarme sin hombros de la emoción-. Síguenos, Percy. -Me dio unas palmaditas amistosas en el pecho.
Desconcertado, las seguí. Clarisse estaba fuera del baño, ella y sus amigas se escurrían la ropa y tosían por tragar agua. Los ojos de Clarisse me centraron y gruño.
-Eres hombre muerto. -Me dijo con voz furiosa.
-Cállate o quieres que te de una golpiza. -Amenazo Ayla con tono divertido.
-Silencio, cara bonita. -Gruño Clarisse y Ayla se llevo las manos al pecho, como si estuviera conmovida.
-¿Crees que soy bonita? Aww eso es tan tierno, muchas gracias por el cumplido Clarisse.
La hija de Ares gruñó furiosa.
-¡Eso no importa! Barbie cabeza hueca. -La señalo con furia.
-Vamos, Clarisse, resolvamos esto de forma civilizada -Annabeth hablo como la voz de la razón. Yo soy lo más alejado a eso y por el comportamiento de Ayla en el baño, me pregunto si acaso esta un poco loca-. Resolvámoslo en la captura de bandera el viernes ¿o es que tienes miedo? -Annabeth acuso con diversión.
-Van a morder el polvo, voy a pulverizarte, enano. -Gruño Clarisse antes de irse a pasamos furiosos, seducida por su séquito.
-Vaya ¿Y estas que se creen? ¿las princesas de Disney? -Contuve una risa escandalosa al escuchar el comentario sarcástico de Ayla.
Annabeth se mantuvo callada unos momentos, casi pude ver los engranajes moviéndose en su cabeza. Intercambio algunas miradas cómplices con Ayla y luego conmigo, aunque no entendí nada. Luego sonrío satisfecha. Esa sonrisa no la entendía, pero Ayla si la entendió, por que recargo todo su cuerpo en mí costado derecho y su codo en mi hombro con confianza y le sonrió a Annabeth.
-¿En que estas pensando Beth? -Pregunto con una sonrisa socarrona. Annabeth le sonrió presumida.
-Tengo una teoría y quiero comprobarla -dijo, Ayla sonrió-. Y también estoy pensando, que necesitamos tu ayuda Percy, para capturar la bandera ¿se apuntan?
-Cuenta conmigo -dijo Ayla y me miro con expectativa, su cabello aún goteando se me pego en el brazo al estar tan pegada a mí-. ¿Qué dices Jackson, te apuntas?
Al ver esos ojos verme con diversión y la sonrisa confiada de Annabeth. No pude evitar pensar que esto sería más complicado de lo que sonaba.
...
Segundo capítulo publicado. Qué emoción.
Pienso escribir los cinco libros y los publicare en esta misma historia, ya termine el primer libro y voy a la mitad del segundo. Cada libro tendrá, creo que más o menos diez a quince capítulos.
Agregaré nuevos personajes y, como pueden notar, los capítulos no serán solo narrados por Ayla, nuestra protagonista, también serán narrados por Percy. Aunque descuiden, los capítulos son narrados, en su mayoría por Ayla.
¿Qué tal les pareció este cap? ¿Les gusto? Por que a mí me gusto mucho como quedó.
Espero que sí les haya gustado. Publicaré el tercer capítulo en un rato.
Estaré publicando cada Lunes y Jueves. Se que hoy es viernes, pero ayer olvide publicar los caps jaja, esa es mi justificación. No sucederá de nuevo a menos que pase algo muy importante para evitarlo.
No se olviden de votar, comentar y compartir esta historia, me ayudarían de mucho, enserio.
Bueno, sin más que decir, se despide, su autora.
Au Revoir.
:D
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