tres
──Hola. ──saludó Mina tomando por la cintura a su novia y plantando un suave beso sobre los labios contrarios.
Esperaba una respuesta cálida como suele hacerlo Nayeon, pero esta vez fue diferente, pues Im había rodeado su cuello y aprisionó con mayor fuerza sus labios, evitando que pudieran separarse.
En cierto punto, Mina frunció el ceño desconcertada por el brusco movimiento de los labios de Nayeon y su agarre posesivo.
Al cabo de unos segundos, se separaron. Los labios de la japonesa se sentían más húmedos e hinchados gracias al frenesí con el que fueron devorados por su novia.
──¿Tenías muchas ganas de ese beso, eh? ──preguntó Mina en broma pasando la yema de su dedo por la comisura de los labios ajenos. Nayeon se encogió de hombros bateando sus pestañas inocentemente.
──Digamos que esta mañana alguien se fue sin siquiera darme un beso de despedida, no me pude resistir.
Mina rió bajito y bajó la mirada tomando las manos de Nayeon. ──dije que te le recompensaría luego, pero eres muy impaciente por lo que veo.
──¿Qué tal si mejor entramos al auto y vamos a casa para que me recompenses por dejarme a medias? ──Nayeon comenzó a jugar con los botones de la blusa de la más alta y esta miró atenta cada movimiento con una sonrisa ladina. ──¿qué dices? ──el tono de su voz fue más seductor y bajo, y aunque algunas personas que pasaban por ahí les miraban raro, a ninguna de ellas le importó en lo más mínimo, pues sus ojos quedaron centrados únicamente en la otra.
El estómago de Mina rugió levemente y fue algo que solo pudo escuchar ella, gracias a ello, creyó que sería buena idea jugar con su novia y molestarla un poco. ──me encanta la idea ──dijo tirando de la blusa de esta y pegándola a su cuerpo, las manos de Nayeon se posaron sobre su pecho y esperanzada a un siguiente movimiento mordió su labio ansiosa. Mina se acercó a su oido, su respiración provocó que la piel del cuello de la mayor se erizara ante la sensación cosquilleante. Y entonces susurró:──pero me temo que muero de hambre y necesito comida urgente.
──¡Me puedes comer a mí! ──respondió casi al instante la mayor, y en seguida tapó su boca con vergüenza al notar como un par adultos mayores que pasaban en ese instante las miraron asombrados.
Mina rió. ──buen intento linda, pero en serio, espero que haya algo delicioso en casa. ──le guiñó un ojo pícara y Nayeon resopló. Mina la apartó y abrió la puerta del auto para entrar.
──Ugh, ¿Es enserio?
Mina asintió e hizo un ademán con sus manos para indicarle que también debía entrar.
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