☆ | Capítulo 5
Capítulo +18: Contenido sensible
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Minari 💘
Minari: ¿Ya terminaste? Si es así, aún puedes venir conmigo a ver la película.
(19:20)
Chaeyoung sonrió, abriendo el chat de la mayor.
A lo lejos Yong la miraba con rabia....
Chaeyoung: Puedes venir Minari, acabo de terminar.
(19:21)
Mina: Voy en camino~
(19:21)
— Que bueno que terminamos el trabajo
— la voz del chico la sacó del celular.
— Si, solo debemos repartirnos nuestras partes. Te envié el pdf, puedes revisarlo en tu correo y decidir tu parte — sonrío Chaeyoung.
El chico se levantó del escritorio. Al levantarse pasó a tirar un cuaderno de la pelinegra.
— Oh, Chaeyoung, lo lamento.
— No te preocupes — sonrío. Chaeyoung se acercó y agachó para recogerlo.
En eso Yong le dio un suave golpe al trasero de Chaeyoung, eso claramente había sido apropósito.
— ¿Qué haces? — preguntó incómoda, alejándose del chico.
— No podía desaprovechar la vista — el chico rápidamente avanzó, acorralando a Chaeyoung en una esquina. — Eres hermosa — la respiración de la menor se aceleró y sus ojos comenzaron a picar. Yong agarró el mentón de la menor, mirándola con hambre.
— Por favor, aléjate...— su voz débil lo decía todo. Apoyo las palmas de sus manos en el pecho del chico, haciendo fuerza para alejarlo.
— Déjame disfrutar un poco más, nadie lo notará. ¿Lo ves? Todos están concentrados en lo suyo
— la mano libre del chico recorrió una de las piernas de la menor, apretando gustosamente su muslo, subiendo un poco más hasta su short.
— ¿Qué pasaría si yo bajara esto? ¿Me encontraría con unas lindas bragas, Chaeyoung-ah? — preguntó con voz arrastrada en el oído de la menor.
Lágrimas se acumularon en los ojos de la menor, maldiciendo internamente que no podía hacer nada. Estaba en shock, no le salía la voz. Chaeyoung sintió el agarre invasivo de Yong y su cuerpo se paralizó. Su respiración se volvió errática mientras luchaba por procesar lo que estaba sucediendo. Por un instante, la biblioteca pareció desvanecerse a su alrededor, dejándola sola con su miedo y desesperación.
Pero entonces, algo en su interior se encendió. Cerró los ojos, inhaló profundamente, y al exhalar, reunió toda la fuerza que pudo.
Levantó su rodilla y la dirigió con toda su fuerza entre las piernas de Yong.
El chico dejó escapar un gruñido ahogado, su rostro contorsionándose de dolor mientras se tambaleaba hacia atrás, llevándose las manos a la entrepierna.
— ¡Maldito asqueroso, no te me acerques más!
— gritó Chaeyoung, con la voz rota, mientras retrocedía unos pasos, sus piernas temblando pero decidida a escapar.
Sin perder tiempo, salió corriendo de la biblioteca, ignorando las miradas sorprendidas de los estudiantes que presenciaron la escena.
A sus espaldas, la bibliotecaria y algunos otros intentaron acercarse a Yong, pero la actitud intimidante del chico los hizo dudar. Nadie parecía saber qué hacer.
Al llegar a la salida del edificio, Chaeyoung se apoyó contra la pared, su pecho subiendo y bajando mientras trataba de controlar su respiración. Pero no pudo. Las lágrimas comenzaron a caer sin control, y un nudo en la garganta le dificultaba tragar.
Con manos temblorosas, sacó su teléfono del bolsillo y buscó el número de Mina.
— ¿Chaeng? — La voz cálida de Mina resonó al otro lado de la línea, pero Chaeyoung no pudo responder de inmediato.
— Estoy frente a la universidad... Por favor, ven rápido — un sollozo escapó de sus labios.
El tono quebrado de su voz hizo que Mina reaccionara de inmediato.
— Ya voy, estoy llegando.
Chaeyoung colgó y se dejó caer lentamente al suelo, escondiendo el rostro entre sus rodillas mientras el llanto la sacudía. Su pecho dolía, como si el aire no pudiera llenar sus pulmones. Se sentía destrozada, rabiosa e impotente a la vez.
No pasaron ni cinco minutos cuando el auto de Mina apareció frente a la entrada. Chaeyoung se levantó rápidamente, secándose las lágrimas con torpeza, y subió al auto sin mirar a la mayor.
— ¿Chaeyoung? — Mina la miró con preocupación, intentando entender qué sucedía, pero la menor simplemente mantuvo la vista baja, abrazándose a sí misma.
El silencio entre ambas era abrumador. Mina sabía que algo grave había ocurrido, pero también sabía que no podía forzarla a hablar. Respiró profundamente, intentando mantener la calma, y volvió su atención a la carretera.
Tras unos minutos, Mina dejó caer una mano suavemente sobre el muslo de Chaeyoung, comenzando a acariciarlo con delicadeza.
— Todo está bien, Chaeng.
La menor reaccionó al instante, apartando la mano de Mina con un movimiento brusco.
— No hagas eso.
La frialdad en su voz hizo que Mina retirara la mano de inmediato, confusa y preocupada.
— Chaeyoung... — intentó hablar, pero la menor no la dejó terminar.
— ¡No toques mi pierna, Mina! — gritó de repente, las lágrimas cayendo nuevamente.
— ¡No ahora!
Mina frenó el auto bruscamente y estacionó a un lado de la carretera. Giró hacia Chaeyoung, su rostro lleno de preocupación y seriedad.
— ¿Qué pasó? — preguntó con voz suave, pero firme.
Chaeyoung mordió su labio, temblando mientras trataba de encontrar las palabras. Finalmente, su voz se quebró completamente.
— Ese enfermo me tocó... — confesó entre sollozos. — Me acorraló en la biblioteca y... trató de...
Mina sintió cómo una ola de ira la atravesaba. Su mandíbula se tensó mientras sus manos apretaban el volante con fuerza.
— ¿Qué? — Su voz era apenas un susurro, pero el enojo latente era evidente.
Chaeyoung cerró los ojos con fuerza, como si revivir el momento la lastimara aún más.
— Me dijo cosas horribles... y trató de bajarme la ropa — las lágrimas comenzaron a caer con más fuerza. — Yo no pude hacer nada, Mina. Me quedé paralizada...
— No fue tu culpa. — Mina la interrumpió, inclinándose hacia ella y tomando su rostro entre sus manos. — Nada de esto fue tu culpa, Chaeyoung. Ese imbécil no tenía ningún derecho a hacerte eso.
— Pero yo... — Chaeyoung negó con la cabeza, el llanto haciéndola temblar.
Mina no pudo contenerse más y la envolvió en un abrazo firme, sosteniéndola como si quisiera absorber todo su dolor.
— Estoy aquí, Chaeyoung. Ya no estás sola. Nadie te va a lastimar otra vez.
Chaeyoung se aferró a Mina, hundiendo el rostro en su cuello mientras su cuerpo temblaba con cada sollozo.
— Me sentí tan indefensa, Minari...
— Lo sé, preciosa — Mina susurraba, acariciando su cabello. — Pero yo me encargaré de que ese idiota pague por lo que hizo. Si se te vuelve a acercar o incluso te ve, créeme que al día siguiente no estará vivo.
La menor lloró en sus brazos durante largos minutos, liberando toda la rabia y el dolor que había estado acumulando. Mina no dejó de consolarla, sus caricias suaves y sus palabras tranquilizadoras ayudando a calmarla poco a poco.
Finalmente, Chaeyoung levantó la cabeza, sus ojos rojos y húmedos pero con un poco más de paz.
— ¿Podemos ir a casa? — preguntó en voz baja.
— No quiero ir al cine.
Mina asintió, limpiándole las lágrimas con sus pulgares antes de encender el auto nuevamente.
— Vamos a casa, Chaeng.
El resto del camino fue silencioso, pero Mina mantuvo una mano sobre la de Chaeyoung, un gesto de apoyo que la menor no rechazó.
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