El Ghoul Que Estás Buscando (Versión en Español)
Si hay algo que deberías saber sobre Jonathan Friedman, es que él absolutamente ama, adora, y casi alaba la temporada de Halloween —y sí, leísto eso bien, la temporada, porque la celebración durante de agosto hasta octubre en su mundo. Lo otro, es que él es un enorme nerd. No tan solo en la manera estudiosa y tradicional, sino también de la manera ridícula y chistosa —aunque ligeramente tierna. Juntar estos dos aspectos de su personalidad hace que las cosas se vuelvan... interesantes. Pongámoslo así.
Como su mejor amiga, ya me acostumbré a sus tonteras. Hubo un año en el que se vistió de Conde Drácula y se negó a beber cualquier líquido que no tuviera un color rojo por la semana completa anterior a Halloween. También hubo un año en el que fingió estar poseído en clases y que terminó siendo tacleado por uno de nuestros aterrados compañeros de clase, un atleta de dos veces su tamaño. Ni mencionemos la vez en la que él apagó todas las luces del vestuario de los hombres, cerró la puerta con un golpe, y tocó la canción de Freddy Krueger a través de unos parlantes, haciendo que todos los chicos adentro gritaran a todo pulmón, o se cayeran al suelo riéndose de su estupidez.
Él ya ha visitado mi casa vestido como el Doctor Frank-N-Furter más veces de las que puedo contar. Se sabe todo el guion de la película de Beetlejuice, de inicio a fin. Intentó hacer crecer a un mostacho para que pudiera parecerse a Gomez Addams, pero de alguna manera sólo terminó regresando en apariencia a los peores años de su pubertad.
Hay demasiados ejemplos para que yo los cite aquí, pero con estos, creo que puedes hacerte una idea del tipo de persona que él es. Loco, pero en una buena manera. Molesto, pero de una forma divertida. A veces hasta te da un poco de vergüenza el tenerlo cerca, a veces te sientes tan orgullosa de él que puedes estallar. En general, un chico único y especial. Y por eso, lo amo. No apesar de su lado raro, sino gracias a él. Lo amo tanto como él ama todo lo que es "asustador" —o sea, mucho.
Así que, cuando la competencia de disfraces de Halloween que mi colegio hacía anualmente llegó, y en vez de recibir una nota genérica de alguno de mis colegas, avisánsome que habían sido seleccionados por los profesores para trabajar conmigo, yo me encontré con un papel diminuto en mi casillero, rellenado con una pequeña lista de pistas sobre mi pareja misteriosa, yo no me reí.
Porque de inmediato supe que tenía que ser John.
Conocía a mi nerd favorito muy bien y sabía sobre su cercanía con los profesores, especialmente con aquellos que organizaban el evento. No había duda alguna en mi mente sobre ello; él los había convencido a dejarnos ser colegas en el concurso. Este era uno de los muchos beneficios de ser un "buen muchacho", supongo. Recibes ayuda de profesionales para realizar tus tonteras.
Las pistas que él anotó también eran extremadamente cursis, y su mala caligrafía me resultó imposible de no reconocer. Sin embargo, decidí seguirle el junto, porque encontré su táctica de hablarme tierna:
"1- El Ghoul que estás buscando arde bajo la luz del sol y la encuentra mortal." (John es pálido como una hoja de papel y adopta un color rojo tomate luego de caminar treinta minutos al aire libre).
"2- El Ghoul al que buscas vive en un castillo antiguo, cerca de un lago." (La casa de sus padres fue construida en los 70's y posee una gran piscina en su patio trasero).
"3- El Ghoul al que buscas hoy lo encontrarás en esta fortaleza, en la torre norte, observando desde las alturas a la tierra y a los mortales abajo." (John es un artista y pasa mucho tiempo encerrado dentro de la sala de artes de nuestro colegio, localizada en parte norte de la última planta del edificio).
"4- El Ghoul al que buscas es alguien a quien ya conoces." (Se explica solo).
"5- Tienes veinticuatro horas para descubrir quien es.
Suerte, mi princesa <3."
Dios.
Él es un idiota.
Pero en fin, lo amo.
Ahora, me resulta un poco obvio que él hizo este desafío fácil de propósito. Él quería que yo lo resolviera rápido, y que lo encontrara pronto. Así que amplié mi sonrisa, sacudí mi cabeza y caminé hacia el lugar en el que lo encontraría, de acuerdo a la nota. Una vez llegué ahí, hallé a la puerta de la sala de artes ya abierta.
John estaba apoyado contra el escritorio del profesor, vestido con un atuendo victoriano, cuyas telas se dividían en la mitad; un lado estaba deshilachado, roto y manchado con sangre falsa, y el otro se veía caro y refinado, completamente impecable. Alrededor de él, colgando del techo y de las paredes, habían telarañas hechas con algodón, y recortes de calabazas sonrientes. Sobre las mesas, fantasmas hechos con papel maché. Un esqueleto de plástico también había sido secuestrado del laboratorio de ciencias, y estaba sujetando un letrero con la frase "¡Felicitaciones! ¡Venciste el desafío!", escrita con su letra temblorosa y torcida. Todo se veía increíblemente fantástico.
—Sólo para aclarar las cosas, ¿estoy hablando con el Doctor Jekyll o el señor Hyde ahora mismo? —le pregunté, admirada por su presentación.
—Ninguno de los dos. Ahora mismo hablas con John —Él sonrió—. Llegaste aquí más temprano de lo que yo había esperado.
—Te conozco mejor que a mí misma, tonto. Claro que llegué aquí temprano. Ahora... ¿me puedes decir sobre qué se trata todo esto?
Él caminó hacia mí. Fue entonces cuando noté que estaba sujetando algo en su mano izquierda.
—Bueno... siempre me dijiste que querías que alguien te declarara su amor de una manera grande, así que hice todo esto... para pedir que salgas conmigo.
—¿Que salga contigo? —Mis cejas se levantaron contra mi voluntad. Mi mandíbula casi se cayó, pero mi sonrisa logró mantenerla unida a mi cara.
—Sí... —John tragó en seco—. Me preguntaba, si por una noche, ¿te gustaría ser la Sally para mi Jack? —Y fue entonces cuando logré ver lo que él estaba sujetando: una caja oscura de terciopelo. Cuando la abrió, reveló un pequeño murciélago de plata, colgando de una cadenita. Era un collar—. ¿Te gustaría ir al baile de Halloween conmigo? Además de hacer lo del concurso, claro.
Yo no pude reaccionar por un minuto. Y cuando lo hice, me reí.
—¿Puedes imaginarte lo que pasaría si después de que hicieras todo esto te dijera que no?
—Me d-dolería oírlo, pero puedes... —él comentó, apurado, y pude notar lo mucho que se estaba esforzando en parecer cómodo con la idea.
Para calmarlo de que aquella no era mi intención, rodeé su cuello con mis dos brazos.
—Me encantaría ir al baile contigo —Y entonces, hice algo que nunca antes tuve el coraje de hacer. Miré a sus labios. Mordí a los míos. Y él se inclinó adelante, pero no tocó mi boca. Estaba esperando por una señal de que aquello era lo que yo quería—. ¿Puedo?...
—¿Besarte?
Cuatro años de amistad. Todos conduciendo a este preciso momento. Y ambos logramos arruinarlo al preguntar lo mismo, al mismo tiempo.
Al menos logramos reírnos de nuestro desliz.
—Sí —yo murmuré—. Sí puedes besarme.
Y de ese día en adelante, el Halloween también se volvió una temporada completa para mí.
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