Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

- 47 -

El tiempo siempre ayuda. A sanar, a hacer las cosas más soportables... Y a pensar.

Quince días puede ser una cantidad de tiempo insignificante, pero han servido para mucho. Quince días menos de la vida de Ahn. Quince días más de reflexión. Quince días menos de angustia. Quince días más de estar a su lado. Pero, sobre todo, han sido quince días que nos han hecho cambiar un poco nuestra mentalidad.

La situación no es fácil para ninguno, pero Jungkook estaba intentando cargar con tantas cosas que, cuando fui a ver a Sang, después de mi sesión él también entró a hablar con ella. Creo que salió un poco mejor, porque desde entonces sonríe un poco más y disfruta más de lo que le rodea.

Hoy es el gran día para Ahn: el de su cumpleaños número veintitrés. Nadie lo dice, pero todos sabemos que va a ser el último. Creo que por eso ella lleva semanas planeándolo y nosotros pensando qué podemos hacer por ella. Quiero que lo disfrute, que si va a ser una de sus últimas vivencias, que al menos sea feliz. Los demás deben de pensar como yo, porque nadie ha puesto objeciones al plan. No es gran cosa, porque consiste en cenar y luego irnos de fiesta, pero dado que las veces que hemos ido de fiesta las cosas no han salido del todo bien (sobre todo teniendo en cuenta la última), a nadie le hace especial ilusión. Bueno, a nadie no; a ella sí. Por eso esta vez va a salir bien.

El tema de los regalos también es complicado, porque ella insistió en que no quería nada, pero para mí era importante darle algo, así que terminé el cuadro, que ahora reposa sobre la cama, cubierto por una bolsa de tela que ha dibujado Jungkook para ella. Ha escrito su nombre y ha puesto un montón de símbolos que cree que la identifican. La verdad es que ha quedado preciosa.

No sé si los demás tendrán pensado regalarle algo, así que hemos decidido ir a entregarle lo que hemos hecho una hora antes de la quedada. El ropero luego suele ser bastante caro, y no queremos que cargue con el lienzo por todo Seúl.

Me he puesto un vestido negro con falda de vuelo que tiene brillantitos y unos tirantes finos, así que lo he acompañado de una chaqueta del mismo color porque en la calle todavía hace frío. También me estoy maquillando, aunque no suela hacerlo a menudo, porque sé que ella se fija en esos detalles y que le gusta ver que me arreglo y que me siento más cómoda conmigo misma. La prueba viviente es que el único toque de color es el de mi pierna, que destaca considerablemente sobre todo lo demás.

—¿Estás lista?

—Un segundito —le digo a Jungkook mientras abro los labios en una o perfecta para poder delinear mejor el contorno. Solo que según lo estoy haciendo, sus manos se posan en mi cintura y sus labios en mi nuca. Evidentemente, me descentro y se me sale todo el pintalabios por la mejilla. Sé que lo ha visto, porque noto su risa en mi cuello, erizándome de pies a cabeza—. Mira lo que has liado.

—¿Yo? Si no he hecho nada.

—Tocarme —espeto, antes de dejar el pintalabios sobre el lavabo. He dejado ahí también el agua micelar y unos discos de algodón por si acaso, así que me apresuro a intentar quitarme el desastre.

—No te he tocado las manos.

—Ya, pero me pongo nerviosa igual.

Jungkook se vuelve a reír antes de moverme con sus manos para girarme y que pueda enfrentarle.

Está muy guapo. Se ha separado el pelo de la cara (por desgracia, se lo cortó hace un par de días porque dice que así puede manejarlo mejor, pero me encantaba como le quedaba larguito) para dejar un poco de su frente al aire, y lleva una camisa blanca con el cuello desabotonado y una americana de color morado oscuro encima. Aunque lo que hace que esté más precioso es la sonrisa que tiene en la cara cuando quita una de las manos de mi cintura para cogerme el algodoncito.

—Trae, que te lo quito yo.

—¿También se te da bien desmaquillar?

—Es lo que mejor se me da —dice, antes de centrar su mirada en mis labios. Cuando alza un poco el disco desmaquillante para quitarme el exceso, creo que es por eso, pero me retracto cuando siento sus labios sobre los míos. Por como se mueve, sé por qué ha dicho que es lo que mejor se le da, y es que no creo que quede ni una gota de pintura en su sitio después del morreo.

Pero me da tan igual que llevo mis manos a su cogote para poder acariciar los pelitos (muy muy cortos) que tiene. Él sigue con una de las suyas en mi cintura y la otra sujetando el disco desmaquillante, que no tarda en caerse al suelo cuando el beso se vuelve más urgente y su lengua intenta provocarme. Y como siempre, respondo a su provocación enredándola con la mía hasta que nos quedamos sin aire y sus labios empiezan a recorrer mi mandíbula con besos pequeñitos.

—Jungkook, no tenemos tiempo para esto...

Tras un último beso (que se detiene un rato más de la cuenta) cerca de mi oreja, mi novio inspira y se separa para mirarme a los ojos.

—Ya, pero quería... besarte. Estás preciosa.

—Tú también —respondo con una sonrisa. Luego alzo la mano y la llevo a sus labios para intentar quitarle el pintalabios—. Pero mira la que has liado.

—Te dije que soy el mejor desmaquillando. Ahora no te queda nada.

—Bestia —susurro, antes de darle un último pico—. Déjame que te lo quite y nos vamos. No más besitos hasta que no estemos en la fiesta, ¿vale?

—Morreo en las baños, me gusta la idea.

—Imbécil —le digo, dándole un golpe en el hombro. Su risa en ese momento me hace muy muy feliz.

—¿No te gusta mi propuesta?

—Me encanta, pero venga, que llegaremos tarde.

Mi novio asiente y al final me deja quitarle la pintura de los labios antes de que yo haga lo propio con mi boca, que es un desastre por su culpa. Por suerte, como sabe que no vamos a poder controlarnos, se va para que pueda terminar de maquillarme y, cuando estoy impecable, salimos a la calle agarrados de la mano. Ha decidido ser él quien lleve la bolsa y el lienzo, que carga con extrema delicadeza para que no sufra daños.

La residencia de Ahn está a unas cuantas calles de distancia, así que vamos dando un paseo hasta allí. No hemos estado muchas veces, pero nos sabemos su número de habitación, así que directamente subimos para llamar a la puerta y darle la sorpresa. Aunque, cuando abre, creo que los sorprendidos somos nosotros.

—¡Chicos! Venís muy pronto, ¿no? Todavía queda un rato hasta las siete.

—Ya, es que... Queríamos darte una cosa —digo.

—¡Os dije que nada de regalos! Pero venga, pasad; no os voy a dejar en el pasillo.

Cuando entramos, yo me dedico a observar mejor lo que se veía desde fuera. Porque Ahn lleva solo una camisa por encima que no parece suya y tiene el pelo extremadamente revuelto. No hay que ser un genio para saber qué ha estado haciendo, sobre todo si observas sus sábanas revueltas, pero la duda es: con quién.

—Felicidades —le dice mi novio con entusiasmo, y ahí miro en su dirección para ver como la abraza.

—Gracias, ratilla —le dice, apretándole con fuerza antes de que se separe.

—¡Felicidades, Ahn! —le imito yo, antes de acercarme a ella para abrazarla tal y como ha hecho Jungkook. Mi amiga me corresponde, dejándome sentir su calor rodearme y el olor floral de su colonia. Aunque claro, no me pasa desapercibido que huele un poco como el resto de la habitación—. ¿Quién ha sido el afortunado?

—¿Eh? —pregunta, separándose de mi cuerpo. Cuando le miro a la cara, la veo muy radiante y con cierto rubor en sus mejillas.

—No te hagas la loca, Ahn.

—¡No lo hago! Venga: enseñadme qué habéis traído, que tengo que ducharme —espeta. Jungkook en ese momento se acerca con la bolsa con nuestros regalos y se la tiende. De fondo no me pasa desapercibido el sonido de la ducha, así que, sea quien sea el afortunado, tiene que estar ahí dentro—. ¡Esto lo has hecho tú! —dice, señalando a mi novio—. Mira que tienes talento, tío... Me encanta —responde con una sonrisa sincera, antes de sacar mi lienzo de la bolsa—. Me has... dibujado.

—Sí —admito un poco avergonzada.

—¿Te gusta?

Ahn asiente como puede, porque veo que se le han llenado los ojos de lágrimas. Por eso se lanza a mí para volver a abrazarme; para poder ocultarlas. Yo le correspondo e intento que no se desborde mi propia cascada.

—Muchas gracias, Hye. Es muy bonito.

—No hay de qu...

—Ahn, ¿tienes tú mi camis...?

Las palabras de Taehyung (porque es su voz, estoy segura) se cortan cuando ven la escena frente a sus ojos. Ahn le escucha, claro, porque se apresura a separarse de mí antes de enjugarse un poco las lágrimas y mirarle.

—Sí, la tengo yo. Voy a la ducha y te la tiro ahora para que te la pongas —dice sin mirarnos en absoluto a Jungkook y a mí—. Vosotros quedaos aquí, que tardo nada.

—Oye, pero...

Sin emitir ni una sola palabra más, se mete dentro del baño y, a los segundos, la camisa sale disparada. Por suerte, Tae tiene reflejos, porque la coge al vuelo antes de que la morena cierre la puerta del baño.

Yo miro a mi novio, que tiene los ojos gigantescos mientras mira a su hyung, atando cabos.

—Tú... ¿no eras gay? —pregunto confundida. Es algo que creo que todos pensábamos, por eso nunca se lo cuestionamos.

—Bisexual —me corrige—. Sentaos si queréis. Dice que no tarda, pero suele ser más lenta de lo que se cree.

—¿Nos vas a explicar esto?

—Por eso os digo que os sentéis —dice después de asentir. Yo miro a la cama, que es lo único que veo disponible, pero claro, está toda revuelta porque acaban de follar y... Bueno. Jungkook creo que piensa lo mismo, porque se sienta de inmediato en la única esquina que parece intacta (con la colcha todavía estirada) y palmea sus piernas para que me siente encima. Lo hago sin rechistar, porque no sé qué tipo de fluidos puede haber por el resto de la cama y porque así puedo sentir sus manos en mi cintura de nuevo. Y su barbilla en mi hombro.

—¿Has dejado a tu novio? —Tae, ya completamente vestido, asiente y mueve toda la ropa que hay en la silla a la mesa para poder sentarse ahí y mirarnos a la cara mientras tanto.

—Es una tregua, en realidad —admite, crujiéndose los dedos—. Bogum sabe que le quiero, pero también sabe que la quiero a ella.

—¿La quieres?

No puedo dejar de hacer preguntas, pero es que no estoy entendiendo nada. Es como descubrir de repente que todo lo que creías era una mentira. Porque el amor de Ahn no estaba tan perdido como creía todo el mundo, ni Tae era tan gay como pensábamos. Por eso asiente con pesar.

—Al principio pensé que había tiempo, y que no podía dejarle a él aunque sintiese algo por ella, así que me conformé siendo su amigo.

—¿Sabías que a ella le gustabas?

—Me lo dijo —admite. Tiene sentido, porque Ahn es de las que dice ese tipo de cosas—. Y también entendió que quería a mi novio, pero jamás... Jamás me dijo lo que le pasaba.

—Lo del VIH —interviene Jungkook por primera vez, y Tae asiente.

—Y ahora... No podía hacernos esto —responde con los ojos anegados en lágrimas—. Sé que cuando ella se vaya, Bogum va a estar ahí, porque me lo prometió, pero no quiero que se vaya.

Alargo mi mano para sujetar la suya con fuerza, intentando animarle algo, por poco que sea, y Tae me dedica una de sus sonrisas cuadradas.

—¿Él... te animó? —Tae asiente—. Entonces es un buen chico.

—Lo es —admite—. Pero me gustaría que no tuviese que serlo. Que se hubiese cabreado mucho si le hubiese dicho que quería estar con ella. Me gustaría no haber tenido que decirle que se... que se...

—Lo entiendo.

No dejo que lo diga, porque sé que es duro. Jungkook no es capaz de decirlo en voz alta, aunque yo sí que pueda hacerlo. Y sé que Namjoon tampoco, por muy realista que sea. Porque duele, y decirlo en voz alta es hacerlo realidad.

—Está feliz —dice Jungkook—. La estás haciendo feliz.

—Todo lo que puedo —responde, llevándose la mano que no estoy sujetando a sus ojos para eliminar una lágrima rebelde que se le ha escapado—. Quiero estar hasta el final. Que cuando se vaya... Lo haga con una sonrisa.

—Estoy segura de que lo va a hacer —le aseguro. Y solo espero que la que se le pone a Tae en ese momento, con el tiempo acabe siendo más grande.

—Bueno, chicos, ¡ya estoy lista! ¿Nos vamos?




Ahn salió a la calle con un vestido rojo que la hacía brillar más de lo que lo suele hacer de normal. Aunque quizá no fuese el vestido y lo era que iba agarrada del brazo de Taehyung, que se recompuso a tiempo para poder dedicarle su sonrisa más brillante.

Los demás se dieron cuenta, pero no hicieron preguntas. Solo vi a Jimin abrir los ojos de más cuando los vio besarse en el restaurante, y luego observé la sonrisa que le dedicó a Ahn cuando esta le miró. Mi amigo vino acompañado de Hobi, que esta vez se abrió un poco más a todos; parece una persona bastante buena y amable, y eso es justo lo que Jimin necesita. Quien también vino acompañado fue Namjoon, aunque bueno, últimamente siempre lo hace. Creo que lo suyo con Jin va más en serio que nunca, porque les veo más juntos que separados (y es raro, porque el único que vive en mi edificio es Namjoon).

Comimos un montón de carne, arroz, pasta y comida riquísima, y la morena se encargó de pagarlo todo; aunque nos pareció un poco injusto decidimos darle el capricho. Y siendo sincera, después de la comilona, todos estábamos mucho más alegres y dispuestos a irnos de fiesta.

Ahora estamos ahí, en el local en el que tantas cosas han pasado. Donde besé a Jungkook por segunda vez. Donde me masturbó la primera. Donde le besó Ahn. Donde Namjoon conoció a Jin. Donde caí antes de que me rescatasen. Y aunque han pasado cosas malas, sé que también las ha habido buenas; que todas las decisiones que tomamos cegados por el alcohol también nos han hecho estar aquí hoy y que no es del todo malo. Al menos, creo que no lo es mientras Ahn me intenta enseñar a hacer twerk, con Jungkook y Tae mirándonos a escasos metros de distancia. Mi novio tiene una sonrisa muy bonita, a la que se le une su eterno rubor cuando Tae, siendo todo un payaso, decide mover su culo como la morena. Ella se ríe mucho, tanto que tengo que sujetarla para que no se caiga al suelo (porque ha bebido un poco más que yo, que he decidido compartir un cubata con Jungkook para no pasarme con el alcohol), pero luego se envalentona y se acerca a su novio (o lo que sea) para comerle los morros y restregarse mucho contra él, que parece encantado por la situación.

Namjoon y Jin se quedan en la barra. Nam seguro que le está soltando una de sus charlas filosóficas que le vienen a la mente cuando está un poquito pedo, porque su novio enseguida se levanta para arrastrarle a la pista. Mi amigo, que tiene dos pies izquierdos, se niega al principio, pero cuando la cumpleañera va al rescate de Jin, que le suplica con la mirada que le ayude, no puede resistirse.

Jimin y Hobi bailan con gracia cerca de nosotros, y mi amigo sonríe de verdad. Sin alcohol, sin droga... Lo sé porque yo misma he visto cómo se pedía una Coca-Cola light en la barra; nada más.

Al final, no sé cómo lo hago, pero Jimin, Ahn y yo acabamos perreando entre nosotros mientras la morena nos da indicaciones muy concretas para hacerlo bien. Jimin, al ser bailarín, lo borda, pero yo parezco una especie de pato, aunque cuando se lo menciono a Jungkook diga que lo estoy haciendo estupendamente. Claro que le parece que lo hago todavía más cuando, al sonar una lenta, es su cuerpo contra el que me pego. Ni siquiera esperamos al baño de la discoteca para morrearnos, pero a estas alturas creo que lo está haciendo todo el mundo.

No sé quién me separa de ahí (yo no, desde luego, porque estaba muy a gusto), pero acabo sujetando a Ahn de las manos, que bota al ritmo de una canción más movida. Al final, terminamos rodeadas por todos los demás, que se unen a los botes de Ahn. Yo no sé si seré capaz de saltar con la prótesis, así que me limito a fingir que lo hago, agachándome un poco antes de volver a levantarme.

—Gracias —nos grita Ahn entre el bullicio de la multitud, por lo que suena muy bajito. Su sonrisa es gigantesca y las lágrimas de sus ojos sé que son de alegría, así que lo único que hago es darle un abrazo, al que se unen los demás. Y ella está en el centro de todos nosotros, como si fuese la pieza más importante, la central. La que nos mantiene unidos y a la que hay que proteger a toda costa.

Y sé que en cierto modo es así, porque el motivo de que estemos todos reunidos hoy aquí, pese a todo, es ella. Siempre ha sido ella.



La fiesta del Xperience de esa noche es la única que recuerdo positivamente. La única en la que sé que no hubo drama más allá del alcohol que se quedaba impregnado en nuestra ropa. Del maquillaje corrido por la risa. Del dolor de pies (o de pie, en mi caso) por no parar de bailar. Porque por una vez fuimos uno por ella, que pudo disfrutar sin pensar en los demás, solo siendo feliz por tenernos allí.

Y sé que cuando Ahn se vaya, lo seguiré conservando como uno de los mejores recuerdos que tengo de ella.

Me gustaría que mis ojos pudiesen haberlo grabado para reproducirlo cada vez que la eche en falta, pero al menos he podido vivirlo. Y estoy agradecida por eso y por haberla conocido.

----

Hiii!

Capítulo un poquito más corto pero importante al fin y al cabo. Como veis los niños van avanzando poquito a poco y Tae ha tomado una decisión. ¿Os lo esperabais? ¿Qué pensáis sobre todo esto? 

Os quedan tres capitulinchis solo (lágrimas), pero, como siempre, pese a todo el drama espero que os esté gustando <3

Y hoy no tengo mucho más que decir, así que me despido hasta el próximo lunes. Como siempre, os leo <3


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro