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Cuando me he despertado un poco desorientada, tenía un mensaje de Jungkook diciéndome que tiene turno de mañana en la cafetería, así que no vendrá a clase. Otra vez.

Sé que es un mensaje de lo más normal, pero ahora, con los sucesos de ayer desdibujándose en mi cerebro, no estoy tan tranquila como cuando fui a su habitación con un ansiolítico en el cuerpo. A veces me viene a la cabeza su herida y sé que no se dio con un mueble, pero tampoco puedo atar cabos para saber qué ha pasado. Y no le veré hasta por la tarde para cerciorarme de que está perfectamente. Quizá es por eso por lo que todavía estoy un poco nerviosa. Por lo que busco en los cajones de mi mesilla hasta dar con la caja de pastillas.

No quiero tomar más, pero no puedo negar que son una ayuda cuando estoy muy mal, y últimamente tengo más recaídas de las que me gustaría, así que decido meterlas en la mochila con el resto de cosas que me llevo a clase. Por si acaso.

Aunque espero ser lo suficientemente fuerte para no tomar más, en cuanto llego al ascensor y me encuentro a Min Yoongi saliendo de él, con la cara más hecha un cuadro que la de Jungkook, empiezo a pensar que no tengo tanta fuerza de voluntad.

Me apresuro a entrar en el ascensor tan pronto como le veo salir (porque no quiero que me encierre ahí de nuevo con él), pero las puertas no se cierran tan rápido como para no escucharle.

—Dile a tu novio que tiene buen revés —suelta, con su tono monótono, antes de irse.

No me hace falta pensar más, la verdad. Sabía que Jungkook no se había dado con un mueble, pero, por alguna razón, decidió no contarme que la causa de sus heridas fue la misma que la de mis ataques de ansiedad. Quizá para evitar la angustia que me entra en ese mismo momento.

"Respira. Recuerda tus ejercicios de respiración. Las pastillas siempre son la última opción".

El aire de Seúl me ayuda un poco con mi cometido, la verdad. Y cuando, después de un trayecto interminable, llego a clase y me encuentro con Ahn, creo que la morena puede ayudarme un poco a controlarme a mí misma. A seguir fingiendo que todo está bien, aunque solo sea delante de ella.

—¿Y Jungkook? —pregunta, como cada día. Hoy se ha traído su ordenador: raro. Más raro aún que no pare de teclear, pero no fisgoneo en su pantalla.

—Tenía turno en la cafetería —respondo, sacando el mío. Y entonces caigo: el trabajo de Teoría del Arte. Mierda.

Miro mi reloj y calculo que tengo unas dos horas, si en vez de copiar apuntes me dedico a hacer el trabajo, para terminarlo y entregárselo al profesor. Vamos, que voy fatal.

—¿No se suponía que era un trabajo para compaginar con las clases?

—Ya, yo tampoco lo entiendo —comento, distraída, mientras abro un archivo de Word a toda prisa y el correo, donde deberían estar las notas que me pasó ayer Taehyung.

—Oye, ¿estás bien? Te noto acelerada.

—No he hecho el trabajo de Teoría del Arte —comento, con rapidez. Me va el corazón muy deprisa.

—¿No te fuiste ayer para eso? —pregunta mi amiga, levantando una ceja. Asiento rápido y ella mira, nada disimulada, lo que hago en el ordenador—. ¿Pasó algo?

—Me llamó mi madre —miento—. Y luego fui a cenar y... se me hizo tarde. ¿Puedes copiar? Voy a intentar acabarlo en esta clase.

—Claro, nena —dice, pero su ceño se frunce un poco—. Dime si necesitas ayuda.

Yo asiento y me intento poner manos a la obra. Pero sigo tan distraída que, cuando acaba la clase, no he conseguido rellenar más de tres folios. Mi cabeza no para de dar vueltas a Jungkook y a Yoongi, de uno a otro, y eso no me ayuda nada a darle coherencia a las notas de Tae. Sé, cuando mando el trabajo al profesor dos minutos antes de que entre por la puerta de clase, que probablemente no haya dicho nada con sentido. Que el beso de Klimt me recordó demasiado al beso forzado que me dio Yoongi ayer y que haya expuesto más mi opinión sobre consentimiento que sobre lo que pienso de la pintura.

Pero respiro aliviada, porque, aunque mal (como casi todo en mi vida), al menos está entregado. Y puede que no tenga un diez, pero tampoco tendré un cero.

Ahn me da la razón cuando le comento lo que he hecho y me dice que ella no hubiese rellenado ni una porque no es capaz de trabajar bajo presión. Pero sus palabras no consiguen tranquilizarme del todo el resto de la clase, y entonces sé que es porque, al igual que a Jungkook, a mí el trabajo de Teoría del Arte no me importaba tanto. Que en la escala de problemones este es un problemita. Al menos si lo comparo con mi ansiedad, Yoongi o la paliza que se dio ayer con mi novio.

En realidad, creo que lo que más me preocupa es lo último, porque sé que fue por mí.

Jeon 007 Jungkook

¿Qué tal llevas los golpes?

12:05

Bueno, miento. Lo que más me preocupa es su salud. Puede que los golpes no sean muy graves, pero si se peleó con Yoongi seguramente sus secuelas estén más en su cabeza que en su cara.

Jeon 007 Jungkook

Ya duelen menos. Gracias, enfermera Hye 😘

¿Tú qué tal estás? ¿Has descansado? Te quedaste frita en nuestra habitación.

12:30

Miro todo lo disimuladamente que puedo el móvil, aprovechando que Ahn está copiando diligentemente esta clase también. No sé cuánto se me notará, pero en mi cerebro está muy claro que un montón, porque estaba ansiosa por su respuesta.

Me muerdo las uñas al leerlo, porque sus palabras me dicen que sabe que algo me pasa, aunque ha intentado disimularlo.

Quiero dejar de preocupar a todo el mundo. Poder solucionar todos mis problemas por mí misma. Sufrir yo, y nadie más.

Jeon 007 Jungkook

Sí, he descansado. Gracias por llevarme a mi habitación 🥰

¿Y el mueble con el que te diste? ¿Sigue en pie?

12:32

Fue con una mesa.

Al parecer es más fuerte que yo, porque no se cayó nada al suelo, solo me rebotó en la cara.

Menos mal que estabas ahí para curarme.

12.33

Sí, menos mal.

Bueno, te dejo trabajar. No quiero distraerte.

12:35

Vale.

Luego te veo, fresita 💜

Te quiero.

12:36

Me quedo un rato de más mirando su último mensaje, pero, aunque tengo mis pulgares sobre la pantalla táctil del móvil, se quedan estáticos, sin poder escribir esas palabras que sé que quiere que escriba. Ya lo he hecho antes, así que no debería ser tan difícil. Pero lo es, así que acabo soltándolo, con el chat todavía abierto, encima de mis muslos.

El profesor está al fondo de la clase dibujando cosas en la pizarra. Mis pensamientos tienen un volumen tan alto en mi cerebro que ni si quiera me puedo concentrar en sus palabras, solo en las mías. Las que me dicen que me ha mentido, y que yo tampoco le he dicho toda la verdad.

Las que me dicen que no hay modo de que manteniéndonos secretos esto vaya a funcionar.

Las que me dicen que tengo que guardarme las cosas si no quiero perderle.

Que tengo que ser valiente por él.

Jeon 007 Jungkook

Te quiero.

12:50








—¿Va a dejar de ser el menú de la cafetería algún día una mierda? Lo dudo.

Ahn bufa mientras pasea la mirada por las bandejas de cáterin del comedor. La verdad es que la entiendo, hoy han apostado por un menú que parece más de hospital que de comida típica de aquí. Hay col hervida y muchas cosas healthies. Hasta el pollo está insulso: hecho a la plancha, sin gracia.

—A ti te gusta este tipo de comida —le digo, y ella suelta la bandeja con un dramatismo exagerado encima de las barras que hay enfrente del expositor antes de mirarme.

—Me gusta para mantener mi línea y sí, de vez en cuando es buena para desintoxicarse de azúcares e hidratos. Pero ¿sabes esas veces que necesitas meterte una buena hamburguesa entre pecho y espalda porque has tenido un día agotador? Bien, pues hoy era uno de esos días.

—Podríamos haber salido a comer fuera.

—Nah, ya no da tiempo —confiesa, después de pensárselo un rato—. Además, tendríamos que haber avisado a Jimin y todo.

Empuja con asco su bandeja y yo la sigo. Elige la col hervida que, a mi parecer, es lo que peor pinta tiene de todo. Yo pido kimchi casi sin pensarlo.

—Siempre podemos esperarle fuera de la cafetería.

—Ya me he mentalizado para comerme esta mierda de comida, así que mañana nos saltamos la dieta, ¿vale?

—Eras tú la que quería una hamburguesa...

—No me lo recuerdes, Hye. Que entonces vomito.

Yo me río y escojo el pollo, que espero mezclar con el kimchi para que esté menos terrible. Ahn hace lo mismo, pero lo suyo sí que no tiene arreglo, aunque creo que es perfectamente consciente de eso. No me hace falta nada más que mirarla a la cara cuando nos sentamos en una mesa vacía (que hoy se nos quedará grande, porque Jungkook no ha venido y Tae nos ha dicho que venía a comer más tarde) para reafirmarlo. Mi plato, en realidad, no está tan mal. Pasable.

Aun así, no digo nada, porque Ahn se está comiendo su col como si fuese el funeral de su mascota. Por eso cuando una bandeja impacta en la mesa con fuerza ambas pegamos un bote.

—Joder, Jimin. Un poco de respeto: estoy de luto.

—¿Por qué?

Lo dice muy rápido, moviendo las cosas de la bandeja a la mesa con rapidez. Como si estuviese hiperactivo por alguna razón. También sonríe todo el tiempo y, aunque últimamente lo hacía más, me resulta muy rara su actitud.

Se me hace un nudo en el estómago.

—Porque mi cuerpo se ha perdido una maravillosa hamburguesa— responde mi amiga, removiendo la comida de su plato.

—¿Hoy no llevas lentillas? —le pregunto. Normalmente lleva unas de color gris que le hacen la mirada muy bonita, pero hoy la noto muy oscura, casi como si no tuviese iris.

—Sí, ¿no se ven? A lo mejor se han movido.

Ahn me mira alzando las cejas, preguntándome con ese gesto qué narices le pasa a Jimin.

Cuando mi amigo se lleva el dedo al ojo se queda a medio camino, mirándolo como si tuviese un alienígena en lugar de mano. Lo mueve de un lado a otro, pero su mirada sigue estática en el centro, donde tenía antes el dedo. Y luego empieza a intentar coger algo en el aire.

—¿Jimin estás....?

Pero mi pregunta queda en el aire porque Jimin cae contra el respaldo de la silla y empieza a moverse entre espasmos, con los ojos cerrados.

Me quedo estática, mirándole sin entender si está intentando gastarnos una broma o le está pasando algo de verdad. Porque no quiero que sea lo segundo. Pero Ahn es más rápida que yo y se levanta de la mesa corriendo para abrirle los ojos.

—Mierda... ¡Hye, llama a una ambulancia! —dice, deprisa, empezando a toquetearle por todas partes. No sé lo que está haciendo ni por qué sus músculos pueden moverse, porque yo no puedo hacerlo.

Me tiemblan los palillos en la mano y dejo de respirar. Aunque lo intento, de verdad que lo hago. Mi cerebro no para de mandar órdenes a mis manos para que cojan el teléfono y marquen el número de emergencias. A mis pulmones para que respiren.

Pero no puedo.

—¡Ayuda, llamad a una ambulancia!

La escucho gritar, pero no puedo hacer lo que pide. Y eso me hace ahogarme más y más.

—¡Hye, por favor, ayúdame!

Y aunque intento decírselo, solo consigo llevarme la mano al pecho y mirarla con horror. Porque yo también necesito ayuda.

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¡Hola!

Sé que es corto y probablemente os deje un poco en shock o en drama, pero no me matéis. Se viene una etapa un poco turbulenta (o sea, más) y esto es el principio.

Especial mención a Ami19nm para que no me mate por meterle drama a Jiminie.

Y no tengo mucho más que decir hoy. No sé si podré, pero lanzo la pregunta por si os gustaría o no (para que veáis que no soy tan mala gente). ¿Queréis que suba el siguiente esta semana (jueves/viernes, depende de cómo gestione todo lo que tengo que hacer esta semana)?

También deciros que estoy ya en la recta final de la historia así que es probable que, cuando la tenga acabada, pueda subir un par de capítulos por semana como hice con Focus en su día. Hay dramita, pero espero que os guste.

Os leo <3

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