Para: Jeon Jungkook

Asunto: Min Yoongi y la Hye de dos piernas.

Sé que te dije que algún día te lo contaría, pero no se me da muy bien expresarlo con palabras en el aire. Supongo que siempre se me ha dado mejor plasmarlo por escrito para poder ver bien qué estoy diciendo, cómo y si es eso exactamente lo que quiero decir. Para que quede perfecto. Mi terapeuta, Sang, me lo recomendó cuando empecé la terapia y nunca he dejado de hacerlo.

Creo que, en realidad, si no me siento con la fuerza de decirlo es porque nunca he hablado de Min Yoongi en voz alta desde el accidente. No diciendo su nombre ni nada de lo que pasó, al menos. Siempre le he escrito. Era para él y para mí a la vez. Siempre le llamo, le acuso, le maldigo. Pero nunca se lo digo a los demás para que entiendan, porque no espero que lo hagan. Porque puede parecer una tontería, pero sé que Min Yoongi lo hizo todo peor. Que fue mi destrucción.

Quizá, antes de empezar a contar las cosas desde el inicio, como se suele hacer, debería contarte qué me pasó el otro día en el ascensor. Sé que tú lo tenías claro, al menos la parte médica, la que cualquier persona podía ver. Porque sí, me dio un ataque de ansiedad. Porque soy claustrofóbica y porque su presencia me agobia y me hace recordar demasiado. Y llevaba cuatro años sin verle.

Cuando le vi sentí que retrocedía en el tiempo. Fue como meterme de lleno en esos ojos de gato y volver a recordar todo: nuestra relación, como acabó y la fiesta. Sí, tu fiesta. Y pensar en ese momento siempre me agobia. Siempre me parece que no hay aire suficiente en el mundo para que yo pueda respirar al recordarlo. Todo parece más pequeño y yo un poco más encerrada en ese momento.

Pero para contarte la fiesta, ese lapso de tiempo en el que no estaba contigo pidiéndote alcohol, necesito contarte por qué lo necesitaba.

Empecé a salir con Min Yoongi cuando tenía 16 años. Mi primer novio. Nos enamoramos (o más bien, debería decir que yo me enamoré) a base de comer sándwiches en una esquina del patio en la hora de ciencias. El primer día yo me salté la clase porque volví del médico y no quería entrar con ella empezada, pero me le encontré a él. Una sombra negra que mordía un sándwich con asco mientras escuchaba música a todo volumen desde sus auriculares extragrandes. Esos que dicen con solo mirarlos: no molestar.

Yoongi también me vio en ese momento y me dedicó la misma expresión de asco que al sándwich. Pero a mí me pareció interesante. Supongo que por aquel entonces me atraía el peligro, lo misterioso y desconocido. A mis amigas les gustaban esos tíos y salían con ellos, así que yo tenía que estar a la altura.

Al día siguiente me salté la clase a propósito para estar con él. Y como no tenía los cascos, intenté hacerme la desinteresada y la borde y me senté a su lado pasando deliberadamente de él hasta que me habló. Fue una técnica magistral, lo sé.

Después de un trimestre entero saltándome ciencias tenía que presentarme a la recuperación, pero conocía a Min Yoongi a la perfección (o eso creía) y él me conocía a mí.

No perdimos mucho el tiempo, la verdad. Éramos jóvenes y estábamos ansiosos todo el tiempo, así que la mayor parte de los días nos enrollábamos en los lavabos de tíos, en el cuarto de la limpieza o incluso en la biblioteca cuando Yoongi robaba la llave a escondidas. Ahora sé que, aunque yo le di todo (mi primer beso, mi primera vez y mi corazón entero), para él estaba siendo uno de los mejores entretenimientos del curso. Y yo, que estaba ciega de amor y de placer después de haberlo experimentado, creía que me quería como yo a él.

Jimin siempre desconfió de él. Fue mi mejor amigo desde el instituto y nunca me falló. Ni un segundo. Pero cuando te dicen que estás equivocada, que tus ojos no están viendo lo que tú ves, desconfías. Porque, ¿cómo no vas a estar segura, segurísima, si tus sentidos no mienten? Si tu corazón late tan desbocado tiene que ser por algo.

Tendría que haber confiado en Jimin.

Incluso cuando Yoongi decidió presentarme como su novia o invitarme a follar en su casa. Porque al final todo se limitaba a eso: follar, contarle mi día y que él se desahogase con mi cuerpo. Pero yo pensaba que eso era amor. Que me escuchaba cuando le contaba que Jennie, mi mejor amiga desde primaria, estaba dejándome de lado por su nuevo novio.

Y claro, lo hacía. Pero no era para reconfortarme o contarme su opinión, sino para indagar sobre ella. Porque yo, en el fondo, había empezado a aburrirle. Me había enseñado todo lo que sabía en el sexo y, como mi experiencia empezó y acabó con él, no podía aportarle nada nuevo.

Un día mi burbuja de felicidad (porque hubo momentos bonitos, claro. Quizá en algún punto Yoongi sí que llegó a sentir algo por mí. Cariño, quizá, porque no es una persona que se apegue a nadie) explotó. Fui al baño de chicas y me encontré a Yoongi empotrando a Jennie contra la pared. Jamás voy a olvidar los gemidos de ella o la cara de placer que tenía él en ese momento.

Me cabreé, monté una pataleta y lloré. Jimin me consoló y me dijo que tenía que dejarle. Que lo sabía todo el mundo, que Yoongi era así: no podía mantener su polla quieta para una sola persona. Pero yo me planteé perdonarle. Lo pensé de verdad. Olvidar que mi mejor amiga me había traicionado. Que mi novio lo había hecho también. Fingir que no había pasado nada, que todo era como antes.

Porque quería volver a ser feliz y porque el dolor me estaba consumiendo el corazón y mis sentimientos. Así que, ¿no era mejor olvidarlo y volver al punto de partida?

No, no lo era. La solución nunca es perdonar a alguien que te infravalora, y Min Yoongi lo hizo. Aunque nunca me di cuenta, ni si quiera después del accidente.

Después de pillarle por segunda vez con ella, me rendí. Lloré y sufrí más intentando olvidarme de una persona que ya ni me recordaba ni me necesitaba en absoluto.

Estuve dos meses echa una mierda, sinceramente. Solo me quedaba Jimin, pero tenía la sensación de que, igual que habían hecho dos de las personas más importantes de mi vida, él también se iría. Se cansaría. Le dejaría de importar.

Supongo que esto te hace entender un poco cómo llegué a tu fiesta. Jimin me obligó a ir para despejarme y dejar de lamentarme. Pero él no sabía que Yoongi estaba ahí y cuando me di cuenta... Necesitaba el alcohol. Fue la única solución que encontré para no salir de ahí. No quería hacerlo, por si también perdía a Jimin. Y, aunque me arrepiento de muchas cosas de ese día, no me arrepiento de haberte conocido. No creo que pueda hacerlo más.

En realidad, aunque tú me diste el soju, siempre le culpé de lo sucedido a él. Porque me pasé bebiendo y acabé en un armario encerrada con Yoongi con un ataque de ansiedad por la claustrofobia. Y si no hubiese estado ahí, si no me hubiese engañado, no hubiese acabado follando con él una última vez en la habitación de arriba (quizá debería pedirte perdón, no sé ni cuál era, solo recuerdo lo que sentí). Si hubiésemos estado juntos, quizá no me habría marchado después del sexo. No habría buscado a Jimin para irme porque había vuelto a caer ante sus encantos. Y Jimin, que había bebido, no me habría llevado a casa borracho.

Tampoco me hubiese echado a llorar en el coche. Ni le hubiese contado mis lamentos, ni lo insignificante que me sentía. Ni él me hubiese acabado confesando que estaba enamorado de mí. Ni habría desviado la mirada de la carretera porque yo no pude responderle, porque no sabía qué decir sin sentir que se alejaría de mí para siempre. Y si nada de eso hubiese pasado, el coche no se habría estrellado contra el lado del copiloto y yo no habría perdido mi pierna.

Si lo lees así, seguramente pienses que era inevitable. Que pasó porque tenía que pasar, pero yo siempre he intentado buscar un culpable. Alguien que movió los hilos del destino para terminar de arruinar mi vida quitándome una pierna, seguridad y amor propio. Que me quitó todo lo que tenía. Y esa persona siempre fue Min Yoongi.

Por eso no soy capaz de mirarle y no recordar todo lo que pasó. No puedo verle como te miro a ti, que me haces olvidar con cada caricia que esa noche fue la peor de mi vida. Tampoco puedo verle como a Jimin, que sé que estuvo ahí hasta que ninguno de los dos pudimos más. Porque, en realidad, la culpa del accidente siempre la tuvo Min Yoongi. Por aparecer en mi vida con esos enigmas en los ojos y esas promesas de que era 'el indicado'.

Ahora sé que nunca lo fue, porque lo eres tú. Porque contigo estoy viviendo cosas nuevas y descubriendo lo que es de verdad el amor.

No sé si esto responde a todas las dudas que tienes al respecto, pero después del accidente... Solo hubo dolor. Nunca pude aceptarme después de eso, aunque tú ahora lo hagas. Aunque ames cosas de mí que yo no creo poder amar nunca.

Y por eso, te quiero.

Por enseñarme, quererme y aceptarme.

Por hacerme olvidar.

Siento decírtelo así, pero ya te digo que no soy buena expresándoselo al aire.

Atentamente: tu novia, la superviviente Hye.

PD: Ven a hacerme el amor, no quiero estar triste.

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¡Hola!

Sé que es un capítulo un poco más corto y "raro" (más que nada porque es un monólogo al final), pero hace unos cuantos (muchos) capítulos alguna de vosotras me dijo que le gustaría saber más del pasado de Hye y Yoongi y me pareció que era un modo curioso de ponerlo. Por supuesto, sobra decirlo, pero esto es como Hye lo vivió, y a Hye todavía le falta un poco de metamorfosis.

¿Habéis podido superar a los chicos ayer en los Grammy? Yo ya os digo que no. Pero es que a ninguno. Fatal, pero bueno.

Aquí me infarté yo.

Y aquí Kim Namjoon y Park Jimin dieron un golpe en la mesa y me infartaron también porque saben que su poder de wreckeo es grande.

Y ya paro porque si no estoy fangirleando hasta 2050. Gracias por vuestras felicitaciones y por leerme cada semana <3

¡Hasta el lunes! Os leo <3

PD: menos el "para" y el "asunto" el contenido del capítulo va todo en cursiva. Lo he intentado corregir para que Wattpad no me lo cambie, pero aviso por si ocurre.

PD2: Me he dado cuenta de que en el capítulo de la semana anterior yo estaba especulando sobre BTS en Españita y al final es una realidad :'). Voy a hacer todo lo posible por ir, os mantendré informadas <3