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ꗃ🔪𖥦DOS

¿En qué momento todo había escalado hasta este punto? Estaba sentado en la silla de mi escritorio escribiendo en una libreta datos sobre Dallia mientras ella me los contestaba echada en mi cama.

— ¿Nombre completo?

— Kang Dallia.

— ¿Fecha de nacimiento?

— 13 de junio de 1998. — Asentí y estaba a punto de escribir, hasta que me acordé de algo: la carta que había aparecido junto a su cuerpo. —

—¿Qué ponía? — Dije saltando a ese tema repentinamente. —

— ¿Qué ponía el qué? — Dijo mirándome extrañada. —

— La carta, con la que apareció tu cuerpo. — Dallia suspiró al escucharme. —

— No lo recuerdo muy bien, pero simplemente era una carta con fotos mías desprevenida decoradas con corazones, y luego había una nota en la que estaba escrita una declaración de amor, una idiotez, no me ha dejado en paz desde que empezamos al instituto. — Dijo tumbándose en mi cama y mirando hacia el techo. —

— ¿No te ha dejado en paz? ¿Le conoces? ¡Eso podría ser una pista! — Dallia negó. —

— No le conozco, es un admirador secreto, bueno, no lo llamaría admirador como tal — Frunció el ceño. — Lo llamaría más bien acosador, lleva enviándome cartas desde primero y estamos en cuarto. Al principio eran más gentiles y amables, pero al ver que no me interesaba en ello se empezó a obsesionar.

— ¿Nunca reconociste la letra? Puede que haya sido alguien de tu clase o de la mía.

— Puede ser, y no, la letra era muy rara, como si supiera intencionadamente que la reconocería, así que parecía cambiar su forma de escribir solo para mandarme cartas, ahg, que odioso.

Mordí mi labio intentando pensar en alguien pero ninguna persona podía venirme a la mente, así que me rendí.

— Bueno, dejemos eso de lado por ahora y sigamos con las preguntas.

— ¿Qué más quieres saber?

— ¿Estado civil?

— En una relación ahora, solo para ti. — Dijo para mirarme con una sonrisa coqueta y guiñarme el ojo, yo solo reí. —

— Creo que con eso está bien por ahora. — Dije cerrando mi libreta. —

— ¿Sabes llorar y actuar bien? Tienes que verte afectado, se supone que tu novia ha muerto. — Oh, cariño, tendría que haberme visto ayer por la mañana al llegar a clases, pensé, aunque solo me limité a asentir. —

— En el colegio iba a teatro, no te preocupes.

— Que mono — Dijo con una sonrisa, yo solo pude devolvérsela con las mejillas algo rojas. — Creo que si nos hubiéramos conocido en vida nos hubiéramos llevado muy bien.

— ¿Tú y yo? No creo, tus hobbies no pegan con los míos y nuestros pensamientos tampoco.

— ¿Y cómo sabes eso? No me conoces del todo, además, los polos opuestos se atraen.

— Eso solo funciona en parejas.

— Nunca he especificado a qué me refería. — Se sentó en la orilla de mi cama y se cruzó de piernas inclinándose hacia mí. —

— Bien, creo que esto ya es bastante, deberíamos ir ya. — Dije algo nervioso cambiando de tema mientras me levantaba para coger mi chaqueta del perchero. —

— Los hombres sois todos tan predecibles. — Dallia se puso de pie resoplando. —

— ¿A qué te refieres? — Me giré a mirarle extrañado. —

— Nada, olvídalo, algún día lo comprenderás — Se puso a mi lado. — ¿Vamos? — Yo asentí. —

Odio mentir, y cualquiera que me conozca lo sabe, pero ahí me encontraba, en frente de la comisaría a punto de cometer un acto que probablemente violaba varias leyes.

La gran idea de Dallia para poder ver bien su cuerpo era hacerme pasar por su novio, y lo que no supiera de ella, me lo chivaría, total, nadie podía verla o escucharla, solo yo.

— Relájate, te estoy dando permiso para esto, sino, pensaría que eres un rarito. — Dijo Dallia detrás mío mientras se cruzaba de brazos, yo solo suspiré y entré a la comisaría. —

El hombre de la recepción me miró con curiosidad y yo tragué saliva.

— ¿Te puedo ayudar con algo muchacho?

— Quiero...Quiero verla. — Dije, sin explicarme demasiado. —

— ¿A quién? — Me miró más extrañado que cuando ya había entrado. —

— A Kang Dallia, ella...Es, bueno, era mi novia. — Apreté mis labios y miré hacia otro lado intentando llorar y parecer dolido. —

— Lo estás haciendo bien, sigue así, ya lo tienes en el bolsillo. — Dijo Dallia al lado mío con una sonrisa satisfecha. —

— ¿Kang Dallia? No tenemos constancia de que ella tuviera más gente cercana que sus padres y amigos.

— Sí, lo sé, es solo que nadie sabía que estábamos juntos, teníamos miedo de decirlo, pero puede preguntarme cualquier cosa sobre ella, la responderé para que pueda probar que soy cercano a ella. — Le miré, una pequeña lágrima cayó por una mejilla, bien Minho, todos esos años de teatro habían servido para algo. —

— Está bien, necesito dos datos de prueba para que puedas pasar: su fecha de nacimiento y su documentación. — Yo asentí. —

— Su fecha de nacimiento es el 13 de junio y su documentación es 123456-1234567. — El señor miró por su ordenador y asintió para luego mirarme. —

— Bien, sígueme, chico. — Se levantó de su silla tomando una tarjeta y empezó a andar, en cuanto me dió la espalda esbocé una sonrisa de alivio, estaba jugándome un todo o nada. —

— ¡Bien! Dios, te amo, te besaría ahora mismo si no fuera un fantasma. — Dijo Dallia dando saltos de felicidad, aunque yo solo decidí ignorar ese comentario, me estoy imaginando demasiadas cosas, bastante tengo con que un fantasma me hable. —

Andamos hasta llegar a unos pasillos algo oscuros, estaban llenos de ventanas con habitaciones de cuerpos tapados, hasta que llegamos a la ventana que daba a la habitación de Dallia.

— Aquí está. — Dijo el hombre mirando el cuerpo de Dallia, al igual que yo. —

— Podría...ya sabe, ¿decirme la causa de muerte o enseñarme el documento de su muerte? — El señor me miró y asintió para irse de mi lado hacia una habitación. —

— Dios...Es perturbador, mirar tu propio cuerpo sin vida. — Dijo mirando su cuerpo el cual yacía tumbado en una mesa metálica y estaba tapado del pecho a los tobillos con una tela blanca. —

— Aquí tienes, muchacho, si tienes alguna duda avísame. — El policía me entregó unos papeles para verlos mientras yo los hojeaba con él a mi lado. —

— Gracias.

Estrangulamiento con una cuerda, por la espalda, carta junto al cuerpo de la víctima, esta contenía varias fotos de la víctima desprevenida en el ámbito escolar: fotos en clase, en la cafetería, llegando a clases...Además de aquello la carta también contenía una nota escrita a mano:

"¿Por qué eres así? Ignoras mis cartas, flores, citas, yo lo hago TODO por ti, me aseguro de que estés protegida desde que entraste aquí. ¿Tanto importa nuestras diferencias? Por favor Dallia, no me hagas pensar otras cosas, me estás volviendo loco."

DATO IMPORTANTE: Las fotos que se encontraban dentro de la carta parecían haber sido sacadas de las cámaras de vigilancia del instituto.

Observé un poco más los documentos y se los entregué al policía.

— Está bien, y muchas gracias, realmente necesitaba esto. — Dije suspirando, el hombre me dió unas amigables palmadas en la espalda. —

— No te preocupes muchacho, los primeros amores son los más difíciles y más si ha terminado así, mucha suerte. — Yo asentí una vez más y me despedí del hombre para salir de aquel lugar. —

— Así que eso ponía, no recordaba eso como tal. — Dijo Dallia andando algo perdida en sus pensamientos, al igual que yo en los míos. —

— Tiene que ser alguien que sepa demasiado de informática o tenga acceso fácil a los ordenadores del instituto. — Dije mirando al frente. —

— Club de informática, ¿o es demasiado cliché? — Dallia me miró. —

— Suena bien, ¿sabes de alguien que estuviera interesado en ti y que fuera a ese club? — Me giré a mirarle, la calle estaba vacía así que no había mucho problema en que pareciera que hablaba solo. —

— Han Jisung de 3C según rumores. — Se encogió de hombros. —

— Trataré de hablar con él mañana, podría intentar apuntarme a ese club.

— Es una buena idea.

— También deberíamos ver las demás cartas que recibiste, ¿dónde están?

— En mi casillero, pero no tengo las llaves por obvias razones, así que deberás arreglártelas con una horquilla y suerte. — Yo suspiré y rasqué mi nuca pensando en cómo lo haría, pero por ahora, eso tendría que averiguarlo mañana. —

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