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Durante una terrible noche de lluvia bíblica, en la cual Kyung MiSeon no pegaba ojo a causa de su llanto, un sonido extraño proveniente de la puerta principal la alertó.

Ella, temerosa por su vida pero extremadamente valiente, se encaminó hasta la planta baja a oscuras para enfrentar a quien fuere que estuviera queriendo entrar a su humilde hogar, ubicado en medio de la nada.

MiSeon tenía ventaja, pues a pesar de estar a oscuras, se sabía su casa de memoria para estos mismos caso, además, sabía exactamente dónde atacar pues ella, era enfermera. Antes de salir de su habitación, tomó la pistola que tenía en su mesita de noche.

Los truenos y el sonido de los rayos cayendo, le daban al momento una impresión más parecida a la de una película de terror, pero en esta “película” MiSeon no sería la víctima. Al llegar al piso de abajo, dando pisadas precisas sobre la madera del suelo para que ésta no suene, tomó lugar en una esquina dándose cuenta de que ya habían abierto la puerta.

Su respiración se aceleró al distinguir el cuerpo de un hombre alto y musculoso cerrar la puerta con cuidado, lo vió encaminarse cojeando rumbo a la escalera, pero se detuvo en seco y la respiración de él se cortó al darse cuenta de que había alguien apuntándolo con un arma cuando ella le sacó el seguro, y que la bala iba a atravesar justo su cráneo.

Él sonrió de lado y se movió lentamente sosteniéndose del sillón con una mano mientras con la otra se sostenía un costado, tosió.

—Cariño —Dijo sin poder—, adoro que me enfrentes, pero una bala más en mi cuerpo y te quedas viuda. —Trató de reír, pero comenzó a toser sintiendo demasiado dolor.

Un rayo cayó en alguna parte e iluminó el lugar como mismo alumbró el cielo, permitiendo que la chica y aquel hombre se vieran cara a cara. Ella, asombrada, bajó el arma que empuñaba entre sus dos manos.

—¿JungKook? —Al mencionar ese nombre su voz se quebró.

—El mismo. —Soltó el aire fuertemente.

Ella, tras dejar caer el arma en el suelo, se acercó y le pegó en el pecho mientras lloraba.

—¿Por qué apareces hasta ahora? —Decía mientras le pegaba. JungKook logró sostenerla de las muñecas y la acercó para abrazarla, dejó un beso en su cabeza escuchándola llorar.

—Perdóname bonita —Le susurró con los labios pegados en la cabeza de ella. La separó sosteniendo sus hombros—. Pero estaba trabajando, ya sabes y te juro que ahora mismo me encantaría escucharte parlotear alterada y luego arreglarnos teniendo un buen sexo per-

—¿Sangre? —Dijo ella mirando sus manos. Lo miró sintiendo que su vida se iba tal y como la sangre emanaba del cuerpo de él.

—Ah, eso... —Dijo él—. Yo-

—¿Viniste aquí, como las otras veces, solo a que cure tus heridas? —Inquirió ella con lágrimas en sus ojos—. ¿Después te irás y luego de meses volverás con más heridas? —Dijo, repasando las escenas en su cabeza de todas las veces que había pasado lo mismo.

Él negó.

—Esta vez-

—Esta vez no será igual. —Lo interrumpió mirándolo con ira en sus ojos—. Eso dijiste la vez pasada, y las otras siete veces antes de esa.

—Señora Jeon... —Dijo él con sus ojos cerrados, la sangre se le estaba llendo más rápido que las otras veces y su paciencia también—, si sigues con el berrinche, me voy a morir y te quedarás viuda. —Volvió a intentar bromear, pero ésta vez sin darle ningún tipo de risa, aquello le salía natural.

—Me vale un jodido carajo Jeon JungKook, —Lloró—. Es más...

La vió con intención de quererse sacar el anillo pero con una de sus manos atrapó las de ella y la atrajo hacia su cuerpo, tomó sus rosados labios con los suyos de forma brusca y ella lo empujaba sin obtener que se alejara, ya que él era demasiado fuerte. Pero cuando creyó que MiSeon estaba cediendo, dejó de presionarla y MiSeon aprovechó aquello para zafarse y estamparle una cachetada en la mejilla.

JungKook solo cerró los ojos y apretó su mandíbula tratando de aliviar el escozor en su mejilla.

—Ha mejorado su agilidad y precisión señora Jeon.

—Jeon JungKook, camina antes de que te pegue un tiro en esa maldita cabeza tuya.

—Me encantaría ver eso. —La retó, pero ella solo lo ignoró sintiendo su sangre hervir.

Ese hombre era imposible, no sabía cómo había llegado a aceptar casarse con él.

Bueno, sí sabía.

Disfruten~~~

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