28.Tus berridos me dejarán sordo
Miré fijamente a JungKook y él sonríe contento.
—No me mires así, das miedo—digo.
—Me gusta darte miedo—sigue con su sonrisa y giré mi rostro para ver a Suni, tenía la misma sonrisa.
—¡Suni, no!—chillé.
—Me gusta sonreír así—rodé los ojos y me levanté del sofá. Parecen el gato de Alicia en el país de las maravillas.
—Me voy.
—¿Irás a ver a Ashlyn?—pregunta de repente Yoongi y lo miro frunciendo el entrecejo.
—¿Qué?—no comprendía.
—Dijiste que irías hoy—camina hacia mí cruzado de brazos.
—Oh, iré más tarde.
—Entonces no sales de aquí—hice una mueca con mi labio—. Sólo puedes si irás a su casa.
—Vale, iré—me rendí y cuando me iba a ir JungKook camina junto conmigo hacia la entrada—. ¿A dónde vas?
—Contigo—dice como si nada.
—No quiero que vayas conmigo, JungKook—trato de hablar lo más calmado posible.
—¿Tienes auto?—pregunta Yoongi.
—No.
—¿Y sabes conducir una moto?—JungKook me muestra sus llaves.
—Tampoco.
—Entonces JungKook irá contigo—sonríe el rubio.
—Puedo tomar un taxi—propongo.
—¿Y poder mentir acerca de lo que hiciste al salir por esa puerta?—Yoongi la señala—. Ni hablar. Además, no sabes donde vive. JungKook, llevátelo—el señalado asiente y me toma de los hombros para empujarme hacia la salida.
—Sé caminar, gracias—logro que me suelte y lo seguí hasta la entrada del edificio donde abordamos su motocicleta.
Me pasé toda la noche creando planes para librarme de ir en su búsqueda y ahora me encontraba de camino directo hacia satanás. JungKook al parecer sabía el camino hacia su casa por lo que llegamos en poco tiempo. Nos detuvimos frente a una pequeña casa de un piso, tenía una pequeña cerca en el frente como todas. Eso es lo malo de New York, se debe vivir en casas pequeñas pegadas una a las otras o en apartamentos.
—¿Qué esperas para bajarte?-mi acompañante me saca de mis pensamientos—. ¿Una invitación?—bufé y bajé del vehículo—. Suerte—sin decir nada más se larga y me deja con la boca abierta.
Caminé hacia la puerta principal y solté aire unas cuantas veces antes de tocar. Las manos y las piernas me temblaban, me siento patético. La puerta se abrió sin previo aviso y vi la cabellera de la chica, ya tenía un poco la raíz negra, así que ese es su color natural.
—¿Qué haces aquí?—pregunta frunciendo el entrecejo.
—Oh, ¿vives aquí?—me hago el soprendiendo—. Juro que no tenía ni idea.
—Claro—asiente—. Te gusta tocar las puertas de las casas para ver quién sale—se cruza de brazos.
—Me descubriste, no le digas a nadie—trato de bromear y sonrío. Ella seguía seria.
—¿Me dirás que quieres o debo cerrar la puerta en tu cara?—solté un suspiro.
—Solo vine a hablar.
—¿Sobre qué? Si estás tratando de que te deje ganar en la próxima competencia, te veo muy mal—rodé los ojos.
—Dejemos las competencias a un lado por ahora—sugerí y ella asiente. Se mueve a un lado.
—Entra—hice lo que me dijo y cerró la puerta tras de mí—. Puedes sentarte–volví a hacerle caso tomando asiento en una butaca—. Ahora habla.
—Siempre pensé que tendrías un apartamento súper pequeño, solamente tú...—me interrumpe.
—¿Qué te hace pensar que no vivo sola?—se sienta en la butaca frente a mí.
—No sé, es una casa pequeña, pero aún así te debes sentir muy sola—gira la cabeza unos segundos para volver a mirarme a los ojos.
—¿Podemos centrarnos en lo que viniste a hacer? No quiero alargar esta charla más de lo necesario—pasé ambas manos por mi rostro estresado. Ni tenía pensado en lo que le diría, no sé por dónde empezar. Es más, ¿qué hago aquí?
—No sé que decir—hablé sincero.
—Entonces es mejor que te vay...—la interrumpo.
—¡No!—alcé un poco la voz—. Supongo que lo primero que debo hacer es pedir disculpas.
—Supones bien.
—Vale, lo siento—me mira sin gota de gracia cuando se dio cuenta que no hablaría más.
—¿Ya?—asentí como respuesta—. ¿Te crees que te aceptaría solo eso porque tienes una cara bonita y escucharlo salir de tus labios le provocaría espasmos a cualquiera?—parpadeo varias veces por lo que escuché—. Basta de creer que por ser tú todo es más fácil-se levanta de su asiento.
—¿Eso es que no me perdonas?—también me levanto quedando más cerca.
—¡Claro que no!—grita.
—Tus berridos me dejarán sordo—protesto tocando mis orejas.
—¡¿Ahora son berridos?!—sigue gritando—. Bien que ayer querías que te hablara.
Cerré los ojos unos segundos tratando de centrarme en la misión. No se supone que deberíamos estar discutiendo. Abrí los ojos y la miré sonriendo, ella frunce el ceño por eso.
—Perdón, por todo. Por molestarte, por dejarte como una mentirosa, por siempre terminar discutiendo. No te conozco prácticamente y me tomé la libertad de juzgarte.
—Me juzgaste mal—mentalmente estuve de acuerdo.
—Perdóname, por favor. Sé que si nos lo proponemos podemos formar un buen equipo—se acerca a mí.
—¿Crees que te perdonaré con una disculpa tan básica?
—Cuento con eso—suelto una carcajada y logro hacerla sonreír.
—Te perdono. Pero no quiere decir que seamos mejores amigos por siempre.
—Nunca te quise de amiga, así que me parece bien-me acerco a ella.
—¿Así que qué quieres?—se acerca haciendo que nuestros cuerpos rozaran algo.
—Creo que es mejor enseñartelo—puse mi mano en su mejilla para acercarla a mi rostro.
—¡Ashlyn!—gritan de repente y ella se separa en cuestión de milisegundos dándome un empujón—. Esto es un estafa, ¡10 dólares una caja de chocolates!—la chica siguió gritando y finalmente se dejó ver—. ¿Ashlyn?
—Sandra, te presento a Tae—la chica tenía cabello negro, parecía más alta que Ashlyn y los rasgos de sus rostros eran bastante similares.
—¿Sandra?—pregunto frunciendo el entrecejo.
—Hola—sonríe inocente—. Un gusto conocerte, jamás escuché de ti en mi vida, adiós—habla rápido y se va corriendo hacia no sé donde.
—¿Es quién creo que es?—le pregunto a la de pelo púrpura.
—Es mi hermana, ¿sabías de ella?—se hace la desentendida.
—Sabes a lo que me refiero—esperaba una respuesta de ella.
—¡No tienes derecho a meterte en mi vida!—grita de repente y hago una mueca por no comprender nada—. Vete de mi casa—me da un empujón y ahora si estoy más confundido—. Supongo que nos veremos en la competencia—sonríe y me jala hasta la puerta principal—. Hasta pronto—la abre y me lanza prácticamente afuera—. Adiós—cerró la puerta en mi cara.
¿Qué acaba de pasar?
_____
Odio cuando Wattpad se pone loco. Había editado el capítulo listo para ser publicado y de repente cuando lo voy a hacer ¡se bloquea!. Salí de la app y cuando entro ¡no me dejaba ver el capítulo!. En fin, que tuve que volverlo a hacer.
Espero les guste.
@PurpleSandra02, fuera💜
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