18.¡Felicidades!
Comencé a escuchar ruidos raros fuera de mi habitación por lo que decidí que era momento de levantarme y dejar de hacerme el dormido. Me coloqué un pulover para luego salir y fruncir el entrecejo al ver a a Yoongi sobre una silla colocando globos rosados en una columna.
—¿Me preparaste una fiesta?—pregunto caminando hacia él.
—No seas tonto, es para Suni—responde bajando de la silla.
—Creí que seríamos solamente nosotros. Y Ashlyn—escupo con rabia su nombre.
—Como si es solo ella con un ratón. Es mi hija, se merece una fiesta—levanté las manos para hacerle entender que me rendía. Nos dirigimos hacia la cocina.
—¿Y dónde está la pequeña?—abrí el refrigerados para sacar la caja de leche.
—Le pedí a JungKook que la sacara un rato hasta que tuviéramos preparado todo—asentí y me senté en la mesa para comenzar a degustar los cereales que estaban en un bol—. Son míos—quita rápidamente lo que pensaba comer.
—¿Y yo que comeré?—hago un puchero.
—Tienes manos, prepárate algo—lo miré mal, luego me paré para buscar algo que devorar—. Por cierto, necesito que te apures, debes ir a recoger el pastel de Suni.
—¡No!—protesto—. Odio tomar taxis.
—Tranquilo, tengo ese problema resuelto—guiña un ojo y camina para desaparecer de mi vista, cuando estaba decidido a comer me vuelve a hablar—. Por cierto, deberías aprender a conducir.
—Sé jugar videojuegos de carreras, es suficiente para mí—rueda los ojos y se vuelve a ir. Además, tener un coche en New York es el dinero peor gastado del mundo.
Al terminar de desayunar y dejar todo en su lugar, fui hacia mi habitación para tomar una ducha rápida y lavar mi boca. Escuché como el timbre comenzaba a sonar y me vestí corriendo para ir a atender. Por lo que veo, Yoongi no lo haría.
—¡Ya va!—grité molesto cuando el sonido del maldito timbre no paraba. Abrí la puerta sin esperar lo que pronto verían mis ojos.
—Hola—muestra una sonrisa de labios apretados. ¿Si ella se siente incómoda qué queda para mí?
—Pensé que te había dicho que sería más tarde—apoyé mi mano al marco de la puerta.
—Oh, mmm—suelta un suspiro—, Yoongi me escribió y dijo que necesitaba que estuviera aquí antes—fruncí el entrecejo—. Sé que para ti es tan raro como para mí, pero sinceramente no quiero estropear los sentimientos de una niña—si supiera el plan de esa niña.
—Se llama Suni—informé.
—Lo sé, tu amigo me lo dijo. En verdad, hablamos bastante sobre ella—suelta una carcajada incómoda y miré sus manos, sujetaba una caja—. Esto es un pequeño obsequio. Supe que el juego Sugar era para ella y decidí ir a una tienda de manualidades que trabaja bastante rápido, y pedí que hicieran un peluche idéntico al original del juego—me entrega la caja y volví a fruncir el entrecejo—. ¿Está mal?
—En realidad, es un gesto bastante lindo—asentí aprobando lo que estaba sucediendo—. Pasa—me hice a un lado para dejarla entrar.
—Wow, no me imagino vivir en un lugar así—habla impresionada al ver todos los artículos caros de mi sala.
—Es bastante increíble—cerré la puerta. Jamás me imaginé que podría tener una conversación con ella sin terminar pensando en matarla, esto es algo irreal.
—¡Al fin llegas!—el enano rubio corre hacia nosotros y saluda a Ashlyn con un beso en la mejilla—. Necesito que lleves a Tae a comprar el pastel para Suni. No lo encargué antes por lo que deberan escogerlo ustedes, confío en sus gustos.
—¿Yo?—pregunta la peli-purpura sin comprender la petición de mi amigo.
—Dijiste que tenías auto, ¿no?
—Sí, sí tengo pero...—Yoongi la interrumpe.
—Ese es el único requisito, ¡contratada!—chilla—. Tae paga—me da un empujón hacia la salida y lo miré mal. No pensaba cuestionar nada, se le veía estresado. Dejé el regalo sobre el sofá y salí de ahí en compañía de mi rival.
El camino hasta la pastelería más cercana fue bastante tranquilo y callado. Sólo se podía escuchar la música proveniente del estéreo. Entramos al local y me dirigí hacia el mostrador donde se veían las tartas.
—Creo que deberíamos comprar esta—giré mi rostro para verla y estaba señalando una rosa.
—Oh no, creo que mejor esta—señalo la cubierta de chocolate.
—Vi bastantes globos rosas en tu apartamento, creo que esta le gustará más—se cruza de brazos.
—Gracias, pero es mi sobrina. Creo que sé que le gustará—también me cruzo de brazos y ella suelta una risa tonta.
—¿Discutiremos por una tarta? Definitivamente hay algo mal entre nosotros—me señala con el dedo índice y luego a ella—. Tienes razón, es tu sobrina, sabes lo que le gusta—comienza a caminar por el lugar y se detiene frente al estante con los panqueques.
—Hola—saludo a la dependiente—, ¿cuánto cuesta esa tarta?—señalo la que quería comprar.
Al finalizar la compra volvimos hacia mi edificio. Cuando bajé del auto vi la moto de JungKook aparcada en la entrada, miré rápidamente a mi acompañante con los ojos mas abiertos de lo normal.
—¿Qué sucede?—pregunta cerrando el auto.
—JungKook está aquí, debemos correr—la tomé del brazo con la mano que tenía desocupada y comenzamos a correr, yo con cuidado de que la tarta no se cayera.
Comencé a tocar el botón del elevador para que abriera, pero estaba siendo usado.
—Tal vez deberíamos esperar—sugiere.
—No puede llegar y no ver la tarta—la volví a tomar de la mano y la llevé hacia las escaleras para comenzar a subir hasta el 8vo piso que era donde obviamente se encontraba el penthouse—. Me falta el aire.
—¡Pues no hables para que aguantes más!—seguí jalandola, ya no sé cuántos pisos habíamos subido. Finalmente se acabaron las escaleras y vi la puerta de mi apartamento. Corrí hacia el y escuché el sonido del ascensor, se había detenido en éste piso. Abrí la puerta y entré junto a Ashlyn.
—¡Ahí vienen!—grité para informarle a Yoongi y cuando pude detallar todo el lugar vi a Suni parada al lado JungKook—. Oh.
—¡Felicidades!—grita de repente Ashlyn soltándose de mi agarre para elevar las manos con emoción.
—¿Entonces quienes eran los del ascensor?—pregunté para mí.
—Seguro era el elevador cerrándose—responde Yoongi y asiento comprendiendo.
—¿Tío, no me vas a felicitar?—recién caí en lo que debía hacer y le entregué la caja con la tarta a Yoongi para correr hacia mi sobrina y abrazarla con fuerza.
—Felicidades, ratona—me levanto con ella en brazos y comienzo a girar haciéndola reír.
—¡Para, para!—grita con dificultad y le hice caso.
—¡A comer!—gritó JungKook quitándole la caja a Yoongi para dirigirse a la cocina.
—¡Antes debemos cantar felicidades!—grita Suni corriendo tras él.
—Casi me desmayo por nada—me mira mal la de cabello púrpura y luego desaparece por el mismo lugar que antes lo hicieron mi amigo y sobrina.
—Los vi tomados de la mano—se burla Yoongi aguantando la risa.
—No me molestes—me fui tras los demás. Al llegar aún no habían sacado la tarta—. Espero te guste, la escogimos con mucho amor—dije y ella asiente sonriente. La abrí con cuidado e increíblemente no tenía ni un rasguño, soy experto cuidando tartas.
—¡Es rosa!—grita emocionada la pequeña cuando la saqué para ponerla sobre la mesa adornada de globos y sus juguetes más pequeños. Vi a Ashlyn y tenía el entrecejo fruncido.
—¿Te gusta?—pregunto ignorando al demonio.
—¡Me encanta!—grita emocionada aplaudiendo. Con el rabillo del ojo volví mi atención a la mayor y estaba sonriendo viendo lo que pronto comeríamos, yo también sonreí.
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