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17.¡Yo te mato, Suni!

Hoy debía trabajar así que me encontraba en el Seven Eleven tras el mostrador junto a JungKook. Casi siempre nuestros turnos coinciden, por desgracia. 

—Hola señora, ¿qué desea?—escuché la voz de JungKook atendiendo a un cliente y me llamó la atención el estante que tenía una hilera vacía.

Fui al pequeño almacén para sacar una caja llena de las galletas de chocolates que debía colocar. Al salir, la señora ya no estaba, ahora ocupaban su lugar Yoongi que sujetaba de la mano a Suni. Sonrío al verla y corre hacia mí para, como siempre, abrazar mis piernas.

—Y una vez más, lo prefiere a él—bufa Kook y rio agachandome para besar la mejilla de la pequeña.

—Yo lo que creo es que está enamorada de él—habla Yoongi—. Hasta yo me siento celoso aveces. En las noches ya no puede dormir sin su buenas noches, cuando ¡siempre! se duerme luego de mi beso—resalta la palabra siempre y se cruza de brazos. Volví a pararme derecho para continuar con mi trabajo.

—Papá, quiero una de esas galletas—señala la que tengo en la mano y se la entregué a mi amigo.

—¿Cómo estás tan seguro de qué se la compraré?—pregunta frunciendo el entrecejo.

—Vamos, no te hagas. Le das todo lo que pide—nuevamente continué colocando los paquetes en la estantería.

—Eso suena a que es malo lo que hago.

—Tranquilo hombre, es normal cuando la madre no está—trata de tranquilizarlo JungKook.

—¿Creen que lo hago para que no extrañe a su madre?—pregunta preocupado y maldigo en susurros a JungKook. Miré al más enano y sonreí.

—Suni no necesita a su madre cuando te tiene a ti. Todos sabemos que no era la indicada para criar a una criatura tan tierna como lo es ella—fijé mi vista en la niña que miraba los pequeños libros infantiles que vendíamos—. Por algo ganaste el juicio.

—Tienes razón—asiente tratando de creer sus palabras.

—Papá, recuerda para que vinimos—habla Suni haciéndonos dejar la conversación, para nada agradable, que teníamos.

—Cierto. Saben que mañana es el cumpleaños de la ratona, por lo que vinimos a comprar algunos dulces.

—¿Y por qué aquí? Hay tiendas más grandes—dije dejando la caja vacia tras el mostrador. Luego la desecharía.

—Yo quise venir aquí—sonríe inocente y todos asentimos.

—¿Está mal que nos tenga tan enamorados a los tres?—pregunta mi compañero de trabajo.

—Yo creo que un poco sí—Yoongi tomó la pequeña mano de su hija y comenzaron a caminar por el establecimiento buscando que comprarían.

De repente la puerta es abierta y miré para ver a nuestro próximo cliente, fruncí al entrecejo al ver esa cabellera púrpura. ¿Qué hacía ella aquí?

—¿Ahora nos sigues?—pregunté sin aguantar mis palabras, ella suelta una carcajada seca y me mira con una mueca.

—Será ustedes a mí. Vivo a dos cuadras de aquí—camina hacia nosotros.

—Trabajamos aquí hace mucho, es imposible que no te hubiéramos visto antes—responde JungKook arrecostando sus brazos al mostrador quedando encorvado.

—No lo es, siempre voy a la gasolinera que está en la esquina de mi casa, pero hoy no tenían las patatas que me gustan—explica.

—Las patatas están por ahí—señalé el estante que las tenía y Ashlyn asiente para caminar hacia el. Imité la posición de JungKook para poder hablar en susurros.

—Yo digo que contrató un detective privado para saber donde estaremos—susurra mirándola—. ¿Crees que sepa dónde vivimos? Seguro tiene hasta los números de nuestras tarjetas de crédito—rodé los ojos por sus ocurrencias.

—Tal vez dice la verdad—elevé mis cejas y giré mi rostro para coincidir mis ojos con los de mi amigo.

—Ella es una arpía, no puede ser tan sencillo...—alguien lo interrumpe.

—Estoy justo aquí—enderezamos nuestros cuerpos y la vemos frente al mostrador mostrando su mano con el paquete de patatas en el—. Juro que no hice nada de eso. No hay más competencias hasta el próximo mes. Deberían relajarse—dejó la bolsa sobre el mostrador y miré a JungKook con ganas de matarlo.

—¡Tíos!—el grito de Suni nos hace salir de nuestro trance—. Queremos todo esto—viene corriendo hacia nosotros con un montón de bolsas en sus pequeños brazos y Yoongi venía detrás con un montón más.

—¿No crees que es demasiado?—pregunto asustado por su salud estomacal. Vi a Ashlyn y estaba sonriendo ante la imagen, se agachó y tomó unas cuantas bolsas para dejarlas en el mostrador.

—Gracias—muestra sus pequeños dientes y nos vuelve a mirar a nosotros.

—Ratona, tendrás mal de estómago—dice JungKook.

—Entonces necesitamos más personas para que puedan comer—responde como si fuera obvia la solución. Miró a la chica de su lado—. Tú eres Ashlyn, ¿verdad?—pregunta y abrí los ojos a más no poder, miro a Yoongi y estaba apretando los labios para aguantar la risa.

—Sí lo soy—asiente—. ¿Cómo me conoces?

—Tío Tae siempre pone videos tuyos—responde inocente y JungKook comienza a reír. Le doy un codazo en la barriga para que se calle—. Bueno, eso da igual. Mañana cumpliré 5 años—muestra los cinco dedos de la mano que tiene desocupada.

—No puedo creer que solo tengas cinco años—se hace la sorprendida y sonreí por la imagen que estaba viendo.

—Lo sé, tío Tae también dice que me veo muy grande para mi edad—sonríe con superioridad—. Como decía, como eres amiga de mis tíos y yo no tengo amigas aquí—hace un puchero—, ¿quieres venir a mi cumpleaños?—vuelvo a abrir los ojos a más no poder y nuevamente JungKook comienza a reír como chiva loca, y obviamente le volví a dar un codazo ganándome que él me lo devuelva en la costilla.

—Cariño, eres una ternura, pero no creo que a tus tíos le agrade la idea—responde apenada y los ojos de Suni comienzan a cristalizarse.

—¿Tíos?—nos mira y traté de girar el rostro para no caer ante sus encantos.

—¡Está bien!—grita JungKook y le doy otro codazo—. ¡Para ya con el bracito, me dejarás un moretón!—me da un empujón y Yoongi finalmente deja de aguantar la risa.

—Bueno, Tae—me llama Ashlyn.

—¿Sí?—pregunto recuperando el equilibrio.

—¿Me envías luego la dirección?—asentí y deja dinero sobre el mostrador para tomar su bolsa. Se despide con un movimiento de mano y sale del local.

—¡Yo te mato, Suni!—no pude evitar gritar y la niña me mira con miedo.

—No le hables así—me regaña Yoongi y traté de tranquilizar mi respiración.

—¿Te das cuenta de lo que has hecho?—pregunto como si fuera obvia la respuesta—. Invitaste al diablo a nuestra casa. ¡No se invita al diablo a nuestra casa!—chillo y la pequeña comienza a reír.

—A los amigos tenlos cerca, pero aún más a tus enemigos—responde y fruncí el entrecejo sin creer lo que había acabado de escuchar—. ¿Es así papá?—se gira para ver a su progenitor.

—Sí, ratona—responde.

—Se nos había olvidado que es una pequeña genio—JungKook da unos golpecitos en mi hombro y comienza a pasar por la máquina todo lo que compraría nuestro amigo para la celebración de su hija.

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Ya canso con mis agradecimientos, pero es que en dos días hemos subido más vistas que en casi un mes. Por lo que estoy bastante emocionada. Gracias.

@PurpleSandra02, fuera💜

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